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JORDI SOLÉ: ❝Hay un momento en novela negra, en el que siempre vas a tener que traicionar a la realidad❞

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Hace unos días conversé telefónicamente con Jordi Solé. Era la primera vez que hablaba con este autor catalán, que acaba de publicar La noche de Damballah. Periodista de profesión y colaborador de medios como El Periódico de Cataluña, La Vanguardia, El Independiente o la revista Fotogramas, también ha sido redactor en jefe de la revista Fantastic Magazine y director de la revista Club Disney. Pero al margen de la prensa escrita y de su participación en televisión, a Solé lo que más le gusta es escribir. Por eso, se ha alejado un tanto del periodismo y se ha centrado en su gran pasión, la literatura.

Jordi Solé es autor de cuentos y novelas. Como os digo, su última publicación ha sido La noche de Damballah, que ha editado la editorial Alrevés. Y, en relación a esta última obra, estuvimos conversando hace unos días.


Marisa G.- Jordi, un placer saludarte. Es la primera vez que hablo contigo. No había leído nunca una novela tuya. Estoy en ello. Y me gustaría hacerte preguntas, sobre esta nueva novela, sobre La noche de Damballah. No sé muy bien cómo se pronuncia, si acentuando la última sílaba o no.

Jordi S.- Yo siempre digo Damballah.

M.G.- Antes de empezar a hablar del libro y como no te conozco, he estado mirando tu trayectoria y veo que es larga y fructífera. Has hecho un poco de todo, prensa escrita, televisión, radio y en cuanto a literatura, has escrito novelas y relatos. Eres una persona polifacética.

J.S.- Se  hace lo que se puede.

M.G.- Sí, pero te has llevado mucho tiempo trabajando en periodismo. ¿Estás ahora más centrado en literatura o el periodismo lo sigues manejando?

J.S.- El periodismo, por desgracia, muy poco. Hace como más de una década que descubrí que más que contar la realidad, prefería inventármela. Me pasé a la ficción y, aunque al principio hice cositas, me he ido desvinculando. Y ahora soy un fósil del periodismo.

M.G.- Bueno, esta novela, La noche de Damballah, es una novela negra. Sin embargo, has tocado otros géneros también. No siempre te has centrado en lo negro.

J.S.- No. He hecho novela histórica. He hecho novela juvenil, lo que lo que se dice young adult. No me gusta la idea de encasillarme en un género. A mí me gusta contar historias, historias que me interesen. Y eso puede ser tanto en novela negra como novela histórica. Me encantaría escribir un western. No lo iba a leer nadie, pero yo me lo voy a pasar teta. (Risas)

M.G.- (Risas) Pero, la novela negra parece ser ese género que está desbancando a todos los demás, ¿no? Parece que cada vez está escalando más en esa pirámide de los géneros literario.

J.S.- La novela negra tiene la suerte de tener un lector muy fiel, muy, muy apasionado, que si consigues gustarle, te sigue mucho. Hay muchos autores que encuentran un filón con un detective novela tras novela. Hay un montón de eso, ¿no? Quizás en otros géneros eso no se da tanto. Pero sí es un género en auge y además lo entiendo, porque a mí me encanta. 

M.G.- Es un género muy entretenido y más con el estilo de vida que llevamos hoy en día, pues cuando uno llega a casa, cansado de todo, lo que más le apetece, es una historia que te atrapa desde el principio.

J.S.- Sí, básicamente. Mientras que las cosas malas les ocurra a los de la novela,...

M.G.- Es verdad. Tú estás seguro sentado en el sillón de tu casa.

Bueno, centrémonos en La noche de Damballah. Jordi, aclárame algo porque no sé si estoy equivocada. Esta novela realmente se publicó ya en catalán y estamos ante una edición castellano. ¿No es así?

J.S.- Sí, sí, sí, es así. Creo que se publicó en el 2015. Es una novela que, cuando la escribí, quedé muy contento de cómo me había quedado. Pero luego, durante la pandemia, con eso de que no tienes nada que hacer y empiezas a mirar cosas, le echo un vistazo y me di cuenta de que, o me había equivocado en su momento o había aprendido mucho en ese tiempo. Vi que la novela tenía mucha capacidad para mejorar. Y aprovechando el tiempo de la pandemia, pues le eché horas y horas y creo que la mejoré mucho.

El reto estaba en ver si podría publicarla. En catalán ya estaba muerta. Pero quería ver si la historia tenía o no recorrido en castellano. Y la verdad es que la primera editorial donde la presenté la aceptó de manera muy entusiasta. Estoy contento.

M.G.- ¿Pero la has tenido que retocar mucho? No sé cuál ha sido exactamente el trabajo.

J.S.- Bueno, arreglé alguna escena. Arreglar un texto casi siempre es cortarlo. Escribes un texto con diez mil palabras y cuando le echas un vistazo, le quitas mil. Y si le echas otro vistazo, le quitas quinientas más. Y si le das otro vistazo, le quitas trescientas cincuenta más. Y cuando el texto en vez de tener mil, pues tiene ochocientas o setecientas palabras es mucho mejor que antes. Y eso le hacía falta a esta novela.

M.G.- En esta novela, narras el crimen y la posterior investigación de una mujer nigeriana que aparece muerta en la zona franca de Barcelona y que parece ser víctima de rituales de vudú. ¿Cómo surge la idea de escribir esta novela? ¿Por qué se te ocurre la historia de una mujer muerta, de una prostituta nigeriana, en estas condiciones?

J.S.- Pues mira, volviendo al periodismo. Vi un reportaje de TV3 que se llamaba Ivie Okundaye, una chica de carreteraEmpezaba con el hallazgo de una de una prostituta nigeriana que había sido atropellada cerca de la frontera con Francia. La habían dejado muerta al lado de una cuneta y ahí se había quedado. Ni ritual vudú ni nada. Era simplemente un atropello que nadie reconoció y que quedó impune. Pero a la periodista de TV3 que dio la noticia, le impresionó mucho y empezó a tirar del hilo. Se enteró de quién era la chica y siguió investigando. Al final fue a Nigeria, habló con su familia, y ahí descubrió el lazo que existe entre la prostitución nigeriana y el vudú, que parece que sea una cosa de películas, pero que es una religión que existe y en Nigeria está muy, muy, muy presente en la vida de la gente. Entonces lo que descubrió con asombro fue que las chicas nigerianas cuando van a partir de su país para ser explotadas sexualmente en Europa, se les hace un ritual vudú antes, y se les cuenta que se quedan con su alma o con una parte de su alma. Y ellas, como creen mucho en eso, tienen mucho miedo. Por tanto, cuando llegan aquí, a diferencia de casi todas las otras chicas de otras nacionalidades que tiene que tenerlas encerradas, custodiadas, vigiladas, porque si no se escapan, a las nigerianas las pueden dejar tranquilamente sueltas, porque ellas van a volver todos los viernes a pagar su canon, porque tienen miedo de lo que les puede hacer el brujo si no lo hacen. Cuando me enteré, me pareció que ahí tenía una novela. Y así nació la idea de La noche de Damballah.

M.G.- El tema del vudú es algo que resulta original, sobre todo en nuestro país. Sabemos que se practica en otros países, pero encontrar que alguien realice ritos de vudú aquí en España puede dar un toque de originalidad a la trama.

J.S.- Sí. A mí el vudú siempre me ha dado mucha cosita. No es que crea en él, pero es aquello de haberlas haylas. El vudú es algo que siempre he mirado de lejos y con respeto. Y me parecía que meterlo en una trama de novela negra le daba un toque sobrenatural al tema que me gustaba mucho. Siempre intenté tratarlo en la novela de una forma que tú pudieras decidir si eso funcionaba, si era casualidad, o si era por otro motivo. Nunca queda claro en la novela qué sucede exactamente.


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 se escuchan con menos nitidez, pero mejora inmediatamente]


M.G.- ¿Y te has tenido que informar sobre cómo se desarrollan este tipo de rituales, qué elementos se utilizan,...? Tengo noticias pero, como esto nos coge un poco lejos, escuchas campanas pero realmente no sabes muy bien cómo va.

J.S.- Sí, sí, me informé un poco, claro. Pero, lo que pasa es que hoy en día hay una herramienta fantástica, que es Internet.

M.G.- Claro.

J.S.- Ahí se puede encontrar casi.  Entre lo que me contó Anna Teixidor, la periodista que hizo el reportaje en TV3, más lo que yo busqué por aquí, por allí, por allá, puedes reproducir un ritual de una manera más que convincente.

M.G.- La víctima de esta novela, si no me equivoco, y si no lo pronuncio malamente, se llama Gbemisola Shotade o algo así, ¿puede ser?

J.S.- Sí, sí,...

M.G.- Tiene 19 años. ¿Qué sabemos de la víctima?

J.S.- Pues, es un encanto de chica. Se ha matriculado en una academia de peluquería. Se ha echado un novio, que no es que sea nada del otro jueves, pero que suponemos que para ella es bueno y, en fin, es una chica que quiere escapar del mundo en el que está atrapada y buscar suerte en otra plataforma. Pero eso lo pagará caro.

M.G.- Pues le tocara investigar la muerte de esta chica a un investigador, un policía un tanto peculiar, que se llama Lluís Artigas. Digamos que rompe un poco los esquemas de lo que estamos acostumbrados a ver en un personaje, en un policía de novela negra, porque tiene luces y sombras.

J.S.- Cuando te planteas un protagonista de novela negra, la verdad es que, casi seguro, alguien lo habrá utilizado antes que tú, porque protagonistas de novela negra los hay de todas las maneras. Flacos, gordos, limpios, sucios, calvos, negros, morenos, rubios, simpáticos, bordes,... de todas las maneras. Es un poco difícil crear algo diferente. Intenté hacer el mío de una manera que resultase creíble. No quería hacer ni un tipo que fuese bueno, ni que fuese malo, sino que fuese todo lo contrario, una persona. Intenté darle matices para que cada uno saque sus propias conclusiones sobre si Artigas es un buen tipo o un cabronazo.

M.G.- De todas maneras, es de nuevo cuño, ¿no? Quiero decir, solamente protagoniza esta novela concreta. No es un personaje de saga, como hemos comentado o no sé si tiene pensamiento de volverlo a utilizar...

J.S.- Ah... Aims. (Ríe)

M.G.- ¿Estamos estropeando algo? (Risas)

J.S.- Pudiera ser... Déjame que no conteste a eso.

M.G.- Venga, lo dejamos en el aire. Sigamos entonces hablando de otro personaje que también es muy importante en la novela. Me refiero a la periodista. En novela negra es muy común esta relación policía-periodista. No siempre se llevan bien, porque, en fin, sabemos que a veces los periodistas, con tal de hacerse con la noticia, se inmiscuyen en el trabajo de la policía. Y, por su parte, la policía trata de esquivar a la prensa. En este caso la periodista es Mónica Vidal. ¿Cómo es la relación entre Artigas y Vidal?

J.S.- Pues como has contado tú. Es una relación de amor-odio, digamos. Mónica tiene relación con otras novelas que yo he escrito. Es la biznieta del protagonista de tres novelas, de la serie de tres novelas que escribí antes de esta. Yo quería forjar mi propio universo pero claro, no podía llevar al protagonista de esas novelas porque había nacido en 1800 y pico a la época actual. Y entonces me salió esta bisnieta. Además, me salió una pistola que a su bisabuelo le regala Buffalo Bill, y que ha ido pasando de mano en mano en su familia. Esta pistola llegará a Mónica y en la novela juega un papel muy importante. De esa manera, Mónica es el puente que existe entre esta novela y otras novelas mías y que me ha servido para forjar mi universo.

De todos modos, es un personaje que igualmente debería haber estado en el libro porque es como el contrapunto de Artigas, aunque igualmente ella es una persona que tiene muchos demonios y está siempre acomplejada por el hecho de haber tenido una madre y un bisabuelo que han sido gente muy importante en el periodismo. Ella tiene talento, pero no ha tenido la suerte que han tenido ellos. Ella es un pez pequeño que busca su lugar en el mundo. Ella quiere demostrar que es tan válida como fueron otros. Hay un momento en el que alguien le ofrece un buen trabajo en un periódico importante y consigue traer una buena historia, ¿y qué mejor historia que la del asesinato de una chica en Barcelona?

M.G.- Le tienes especial cariño a este personaje, porque te he leído decir en alguna entrevista que para ti, quizás sea la gran protagonista de la novela.

J.S.- ¿Mónica? Sí. Mónica va a volver a salir. Ya ha salido en una novela posterior. Mónica y yo volvemos a encontrarnos seguro.

M.G.- Jordi, también es muy habitual que los autores utilicéis la trama para hacer crítica social, para denunciar. Entiendo que, a lo mejor en este caso, y tratándose de una prostituta, has podido usar la novela para hacer algún tipo de crítica.

J.S.- Sí, claro. Creo que uno de los grandes atractivos que tiene la novela negra es la facilidad para hacer crítica social. Cuentas una historia de gente del lumpen, de gente que no son afortunados, que viven un poco al margen y, retratando a estos personajes, retratas un poco cómo es la sociedad hoy en día. Es muy fácil hacer crítica. Bueno, más que fácil es necesario.

M.G.- La víctima aparece en la zona franca de Barcelona. La ciudad juega un papel importante. Creo que no muestras esa Barcelona turística, sino la otra cara de la ciudad. 

J.S.- No. Es evidente que no muestro la Barcelona que se quiere mostrar en los folletos turísticos. Todas las ciudades tienen esa otra cara, -Nueva York, Londres, París, Madrid,- a donde no irías nunca. Yo no muestro la Barcelona de la Villa Olímpica, la de la Rambla, la de los lugares bonitos, sino la otra Barcelona, la que es mucho más oscura.

M.G.- ¿Y tiene bastante protagonismo? Quiero decir, ¿el lector va a recorrer buena parte de la ciudad, aunque sea en esas zonas más oscuras?

J.S.- Sí, sí, sí, sí. Mira, esa fue una de las cosas que cambié en la versión en castellano. Cuando aparece el cadáver en la zona franca, en la primera versión, no busqué un lugar concreto. Sin embargo, en la segunda descubrí un faro que aún existe, donde antes era un lugar muy popular donde la gente iba a bañarse. Pero luego, con el desarrollo del puerto de Barcelona, se quedó en un rincón. Hoy día nadie va, es un lugar perdido, pero el faro sigue ahí. Me pareció que tenía cierto encanto para situar el hallazgo de la víctima.

M.G.- Jordi, sabemos porque lo has comentado, que sobre el tema del vudú te asesoró la periodista que hizo el reportaje, que también has usado Internet. Tú eres periodista, con lo cual tienes tablas en esa cuestión. Pero, en una novela negra, en la que hay una investigación criminal, siempre hay un protocolo policial. En este sentido, ¿te ha ayudado alguien? ¿Te ha asesorado alguien sobre la manera de desarrollar esos protocolos?

J.S.- La verdad es que, en este caso, no. No he visto ningún caso parecido. Cuando estuve trabajando en la novela, no encontré un caso real parecido en ninguna parte. Pero creo que eso no es ningún problema porque, al final, cuando haces ficción, está muy bien ser lo más próximo a la realidad que puedas, pero hay un momento en novela negra, en el que siempre vas a tener que traicionar a la realidad para que esa novela funcione mejor. De manera que tampoco eché de menos. 

M.G.- Pues ya para finalizar, me llama muchísimo la atención la cubierta. Bueno, la cubierta no, perdona, me refiero al título. A ver, la cubierta es espectacular  porque, la verdad, mirar a esta chica asusta un poco. Pero me gusta el título muchísimo. Me parece como muy exótico, ¿no? Lo de La noche de Damballah... No sé si puedes aclararnos un poquito de dónde viene ese título.

J.S.- Mira, eres la primera persona que me lo pregunta.

M.G.- ¿Sí?

J.S.- Cuando me hacen una entrevista, pienso, ¿por qué nadie me pregunta quién es Damballah? 

M.G.- (Risas) Pues ya has encontrado a la primera persona que te pregunta.

J.S.- Te aplaudo con las orejas. (Risas).

Mira, Damballah es como el equivalente de un ángel en la religión del vudú. El dios del vudú se llama Bondye. Es un dios muy, muy, muy críptico. Un dios al que no es nada fácil acceder, con el que es muy difícil relacionarse y entenderlo. Hay una serie de intermediarios entre lo que sería el hombre y Bondye, que se llaman loas. Damballah es uno de esos loas. Cada loa tiene sus características y sus especialidades, digamos. Y yo me quedé con Damballah. Pero sería eso, un equivalente a un ángel en la religión vudú.

M.G.- Qué interesante. Bueno, Jordi, no tengo más preguntas que hacerte. Te agradezco muchísimo que me hayas atendido. Espero poder hablar contigo en la próxima novela y ya veremos si aparece de nuevo Artigas o no.

J.S.- (Ríe) Vale, de acuerdo.

M.G.- Lo dejamos aquí. Un saludo desde Sevilla, Jordi.

J.S.- Gracias. Un saludo.


Sinopsis: Madrugada, Zona Franca de Barcelona. En la radio del coche patrulla de Lluís Artigas suena un 10-50: «Alguien la ha palmado». La víctima resulta ser una joven nigeriana brutalmente asesina siguiendo lo que resulta ser un ritual vudú. Artigas, un agente quemado y bajo sospecha de ser corrupto, emprenderá una inesperada búsqueda de los responsables de este crimen. Su única aliada será Mónica Vidal, una periodista que necesita una historia como el aire que respira y a quien también asedian sus propios demonios.

En La noche de Damballah, una novela magistralmente escrita, con un ritmo endiablado, con el pulso narrativo de los clásicos del género, con el tono irónico y la mirada dura, cínica a veces, incisiva siempre de los mejores narradores de la novela negra más descreída, más callejera, Jordi Solé nos muestra una Barcelona esquinada y grasienta por la que pululan personajes en los que no siempre reparamos, encabezados por un policía, Lluís Artigas, llamado a convertirse en mítico antihéroe, y nos confirma a su autor como una de las voces más sobresalientes de nuestro panorama narrativo.


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