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SANTIAGO VERA: ❝Es bonito que te comparen con un autor como Stephen King❞

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En 2022, Santiago Vera publica La vida secreta de Sarah Brooks, editada por Ediciones B. En su momento la leí y la disfruté bastante (puedes leer mi reseña aquí). En aquella novela, Vera narraba la historia de una joven que aparece muerta en un bosque. Los hechos ocurrían en Stoneheaven, un pueblo estadounidense, totalmente ficticio. Con una galería amplia de personajes, con muchos secretos que ocultar, y una ambientación que atrapaba al lector, el autor debutó con buen pie en el thriller. 

La última muerte en Goodrow Hill es el nuevo trabajo de Santiago Vera. Nuevamente editada por Ediciones B, el autor vuelve a presentarnos una novela donde reina el misterio, con una muy buena ambientación, y en la que el pasado regresa para atormentar el presente de los protagonistas. 

Hace una semana pude conversar con Santiago telefónicamente. Os dejo con nuestra conversación. 

[Fuente: web editorial] 

Marisa G.- Santiago, un placer saludarte de nuevo. Nosotros ya hablamos por teléfono con Sarah Brooks. No sé si lo recuerdas.

Santiago  V.- Sí, hace ya un añito largo.

M.G.- Exactamente. En aquella ocasión sí me dio tiempo a leer la novela antes de la charla. Con esta, estoy en los inicios porque se me ha juntado mucha lectura, pero sí tengo un montón de preguntas que hacerte, así que, si te parece, empezamos.

S.V.- Muy bien.

M.G.- Santiago, La vida secreta de Sarah Brooks funcionó muy bien y gustó mucho. A mí particularmente me gustó bastante. Eso tiene un lado muy positivo pero, por otro, genera presión a la hora de escribir la segunda porque te obliga a mantener el nivel o a superarlo. ¿Cómo has enfrentado a esa presión?

S.V.- Bueno, hay que coger el toro por los cuernos. Es verdad que tenía bastante presión auto-impuesta por las buenas reseñas que había obtenido con mi primera novela. Quería que los lectores tuvieran de nuevo una nueva novela que, como tú dices, estuviera como mínimo al mismo nivel y si podía superarlo, pues mucho mejor. Es una presión que te auto-impones como autor y que, a veces, te saca de quicio, porque tú quieres ofrecer lo mejor, quieres dar lo mejor, y quieres que cuando los lectores cojan de nuevo tu novela, digan: ¡ostras, se ha superado! Ahí estaban los miedos pero creo que hemos conseguido una buena novela y creo que los lectores van a disfrutar. Por lo que sé, están disfrutando bastante.

M.G.- Yo también lo sé, porque he hablado con lectores que ya la han leído y he leído varias reseñas. La inmensa mayoría opina que ésta es incluso más adictiva que la anterior. ¿Por qué crees que es así? ¿Qué elementos tiene esta novela para convertirla en más adictiva, a tu juicio?

S.V.- Es una novela que tiene, más o menos, unas ciento cincuenta páginas más que la anterior y creo que tiene elementos que quizá no se vean en otros libros, en otras novelas del género. Como Sarah Brooks, tiene muchos personajes pero quizá haya más secretos. No solo se centra en un crimen, sino que hay tres crímenes, tres sucesos que ocurrieron en el año 95. El secuestro de un niño pequeño de siete añitos. La desaparición de un joven adolescente y, por último, el asesinato de un hombre.

Todo esto ocurre en Goodrow Hill, en un pueblecito. Veinticinco años después de aquellos hechos, el jefe de la policía todavía no ha resuelto ninguno de los tres casos. Parece que en los mismos está envuelta una pandilla de amigos, entre los que figura la propia hija del jefe de policía. En el año 95, estos amigos eran adolescentes y tuvieron que ver con lo que ocurrió. Veinticinco años más tarde, el pasado vuelve. 

Además creo que la novela no tiene clichés. Es una novela que, bueno, a pesar de investigarse un crimen, no vamos a encontrar al típico policía atormentado de algunas novelas negras.

Creo que hay muchos elementos que le dan mucha vida al libro y también al lector. La trama va saltando hacia atrás, al pasado, después al presente. Veremos los puntos de vista de todos los personajes. Todo esto creo que genera mucha adicción. 

M.G.- Entiendo que, de alguna manera, te las habrás apañado para que los tres casos estén relacionados.

S.V.- Sí, así es, así es. Cuando escribo una novela, trato de que todo esté relacionado. Los personajes, unos con otros; las situaciones del pasado con el presente, e incluso con el futuro. En este caso, los tres sucesos que ocurrieron en el 95 tienen relación. Y están vinculados a esa pandilla de amigos que eran adolescentes en aquel momento.

M.G.- Pasado y presente, de tal modo que la novela se articula en dos tiempos. Vas jugando con los hechos del pasado que se van a ir alternando con la investigación en el presente. 

S.V.- Sí, así es. El libro empieza con un prólogo en el que ocurren los hechos en el año 95 y después ya pasamos al presente. He jugado del mismo modo que hice con La vida secreta de Sarah BrooksEn aquella novela, el pasado se veía a través de flashbacks o de recuerdos que Sarah iba escribiendo en su diario secreto. En esta novela, iremos dando saltos al pasado y se van intercalando con los sucesos del presente. Al final, se terminará sabiendo la relación que tiene todo. 

M.G.- Cuentas en Agradecimientos que la idea de esta novela surge un poco a raíz de un escritor de cómics, si no he entendido mal.

S.V.- Sí, sí, sí. Hay dos cuestiones. Tenía muchas ganas de ponerme a escribir después de La vida secreta de Sarah Brooks, pero no sabía exactamente por dónde empezar. Tenía una ligera idea, pero no sabía cómo hacerlo. Fue cuando ocurrieron dos cosas curiosas. Por un lado, un día estaba delante del ordenador y llamó al timbre un repartidor de Amazon para traerme un paquete. Ese fue el detonante. Pensé en escribir una historia en la que el personaje principal recibía un paquete, conteniendo una fotografía de su pandilla. 

Y luego, como tú dices, hay un escritor de cómics que me gusta mucho [se refiere a Al Ewing]. Unos días antes de ponerme con esta novela lo estuve leyendo y me dio un par de ideas. Las apliqué a la novela y creo que ha quedado muy chulo. 


[Si prefieres oír nuestra conversación, dale al play]


M.G.- Leyendo la sinopsis, en la que se menciona la pandilla, se me vino a la cabeza otra historia con otra pandilla que tiene que ocultar un secreto. Y en la misma sinopsis se menciona una obra de Stephen King. 

S.V.- Sí, así es. Es evidente que me gusta muchísimo Stephen King. Lo leo desde hace muchos años. También me gustan mucho las películas y las series en la que hay un grupo de chavales protagonistas. 

Lo curioso es que escribí la novela y fue mi editora la que me dijo que le recordaba al relato El cuerpo de Stephen King, de la que hicieron una película. Hasta ese momento, yo no había visto la película. Debía ser la única que me quedaba por ver. Después sí pude verla y me gustó mucho. Tiene un aura o algo similar. Es bonito que te comparen con un autor como Stephen King. 

M.G.- De esta novela se comenta que hay referencias a la previa, a Sarah Brooks. Has introducido  pequeños guiños aunque no es necesaria haberla leído para leer esta.

S.V.- No, no, no. Siempre digo que mis novelas se pueden leer de manera independiente. En esta novela hay tres referencias al libro anterior, que espero que los lectores de Sarah Brooks lo descubran. 

Mis novelas están ambientadas en un mismo universo. Mi intención es que unas hagan referencias a las otras pero que se puedan leer de forma independiente, sin hacer spoilers.

M.G.- Y en ese universo que estás comentando, los escenarios tienen un papel importante. Lo vimos en Sarah con Stoneheaven, ese pueblecito que te inventaste, un lugar recóndito rodeado por un bosque. En esta novela repites fórmula con la localización del escenario.

S.V.- Sí, sí, sí. A mí me gusta ambientar las historias en pueblecitos pequeños o entidades pequeñas. Como la jugada me salió muy bien con la anterior, quise mantener la misma línea.

Goodrow Hill es otro pueblecito rodeado de montañas, al que se accede por una carretera de curvas. Suele haber mucha niebla, mucha lluvia. Luego hay varios elementos, como la presa, un puente muy característico del pueblo, y unas minas. La ambientación es otro personaje que forma parte del libro. Seguimos un poquito la línea de la anterior novela. Creo que queda muy bien porque el lector se sumerge de cabeza en la historia.

M.G.- Pero tú no te inspiras en ningún pueblo, ¿no? En ninguno de Estados Unidos para crear esto o aquello. Todo sale de tu imaginación, ¿verdad?

S.V.- Así es. He visto muchas películas y muchas series donde los protagonistas visitan pueblecitos pequeños, de la América rural. No he querido coger ningún pueblo que ya exista. He preferido sacarlo todo de mi imaginación. Tanto Stoneheaven en la primera novela, como Goodrow Hill, o como Harmony que será el pueblo de la próxima. Son pueblecitos que salen completamente de mi imaginación. Eso me ayuda a no limitarme y a poder poner cualquier paraje o elemento que quiera, sin tener que estar pensando en si existe o no. Yo lo saco todo de mi mente, lo traslado al papel. Es algo que me gusta mucho. Y a los lectores, aunque sean pueblos ficticios, les parece que existen de verdad.

M.G.- Pueblos ficticios de más allá de nuestras fronteras. Lo comentamos la vez anterior, prefieres ubicar la trama de tus historias fuera de nuestro país.

S.V.- Exacto. Es lo que me gusta. Me parece que es hacerlo un poquito diferente. Hay muchos autores españoles que ambientan sus novelas en España. Yo me voy un poquito más lejos, a Estados Unidos, aunque sean pueblos inventados. Me da mucha libertad porque no tengo que estar atado a nada.

M.G.- Tiene muchísimos personajes esta novela. Por los comentarios que te he leído en redes sociales, te defines como un autor que se deja llevar mucho. Es decir, no eres ese tipo de autor que, hasta que no lo tengas todo determinado, no te sientas a escribir.

S.V.- No, para nada, para nada. Siempre dicen que hay dos tipos de autores: los de mapa y los de brújula. Los de mapa hacen sus esquemas, ponen post-it, y quieren tenerlo todo antes de empezar a escribir. Yo soy todo lo contrario. Empiezo a escribir y me dejo guiar por la historia. Me dejo llevar por lo que en ese momento se me ocurre, porque me llevan los personajes. Hay historias que surgen de repente y, a veces, me llevan un poco de cabeza. Pero es divertido. Me gusta y me siento cómodo haciéndolo así. No soy de ir apuntando todo, hacia dónde voy a ir, porque prefiero que la historia me sorprenda.

M.G.- Pero sí tendrás que hacer un perfil psicológico de los personajes y, manejando a muchos, debe ser un trabajo complicado.

S.V.- Es complicado porque hay muchos personajes y cada uno tiene su personalidad, sus anhelos, y sus sentimientos. Lo que pasa es que yo no me detengo en exceso en perfilar a cada personaje porque me resulta muy sencillo meterme en la piel de cada uno. Si hay un personaje que siente mucho amor o mucho odio, cuando lo estoy escribiendo es como si estuviera dentro de ellos. Sé cómo sienten o cómo actúan. Creo que los escribo con el corazón, con mis propios sentimientos. No me hace falta tanto estudiar cómo tiene que ser una personalidad, porque al ponerme en su piel prácticamente me sale de manera innata.

M.G.- Sé que hay un personaje que ha gustado muchísimo a todos los lectores. En cuatro o cinco reseñas, se menciona el personaje de Helen, la hija del policía que lleva la investigación y que fue miembro de aquella pandilla. ¿Por qué crees que los lectores se han quedado más impactados con ese personaje?

S.V.- La verdad es que me sorprende porque no me lo esperaba. Como todos los personajes, todos tienen su pasado, y todos tienen una personalidad que ha ido cambiando al cabo de los años. Helen, aparte de investigar y de ser la hija del jefe de la policía, también tiene sus secretos y su historia detrás. Como esta novela tiene muchos giros, y cada personaje da muchas sorpresas, las que puede darle Helen al lector son muy chulas. Creo que es eso lo que más fascina a los lectores de Helen que, al ser una chica más o menos normal, tenga algo detrás. Es lo que pasaba en La vida secreta de Sara Brooks con Clarisse que, parecía que no tenía nada entre comillas, y luego su historia gustó muchísimo a los lectores, y se convirtió en uno de los favoritos.

M.G.- Vas alternando voces narrativa. Hay que decirles a los lectores que va a encontrar una primera persona, en la voz de Markie, uno de los protagonistas principales. Y luego tendremos un narrador omnisciente que es el que nos va contando el resto. Vas jugando con las dos voces.

S.V.- Así lo hice también en mi primera novela y funcionó muy bien. Me gusta mucho ponerme en primera persona porque vas explicando un poco cómo avanza la historia del protagonista, cómo se van sucediendo los hechos desde su punto de vista. Pero después, pues cuando usas una tercera persona también es muy chulo porque lo conoces todo y tienes toda la información y puedes dar detalles que, quizá en primera persona, no podrías. Esa combinación también ayuda a que a que el lector se enganche, a que haya distintas formas de ver la novela,  de ver lo que está ocurriendo. Creo que eso al lector le gusta también.

M.G.- Recuerdo que, con Sarah Brooks, era muy fácil imaginarse el pueblo, muy fácil imaginarse las calles por la que los personajes andaba aquel, bosque con aquel árbol, y aquella casa donde vivía aquel personaje. Era todo muy visual. Entiendo que sigues el mismo estilo en esta novela, con lo cual una llega a pensar que este tipo de trama encajaría muy bien en un formato audiovisual.

S.V.- Pues sí, así es. Ya me lo dijeron con la anterior y en este caso no es diferente. Tienes razón en lo que comentas. Escribo de manera muy visual. Nada más coger el libro, con las primeras páginas, ya puedes ver a los personajes en tu mente, ver las calles, el pueblo, todo. Es como si estuvieras viendo una película. Mucha gente que ya se lo ha leído me ha dicho que este también es madera de serie o película. La verdad es que es una alegría. Ojalá podemos verlo en pantalla algún día.

M.G.- Pero no te han lanzado el anzuelo todavía, ¿no?

S.V.- De momento, no. Acaba de salir. Vamos a ver si llega mucha gente y cambia el viento.

M.G.- Los lectores dicen que tu libro se devora, a pesar de que tiene setecientas páginas. Hay algunos que incluso aseguran que se lo han leído en tres días. En alguna ocasión, cuando he hablado con algún autor, me ha confesado que les da cierta rabia ver cómo los lectores leen un libro en pocos días cuando a ellos les ha llevado, mínimo, un año escribirlo. No sé qué piensas al respecto.

S.V.- Bueno, yo soy un tipo de lector muy lento. He de reconocer que a mí un libro de trescientas páginas me puede durar todo el mes. Pero sí tengo lectores que me han dicho que se lo han leído en tres o cuatro días. Yo lo escribí en un año y medio. Es chulo que un lector te diga que lo ha leído en poco tiempo porque eso te indica que has escrito algo que engancha mucho, que los lectores disfrutan, y que no lo pueden soltar. Para mí es una alegría. Pero sí que es verdad que también está la otra cara de la moneda, pero bueno, es parte del proceso. 

M.G.- Por lo que me has dejado vislumbrar en este rato de charla creo que estás ya enredado en una tercera novela. ¿Quizá la veamos en 2024?

S.V.- Vamos a intentarlo. Por ahora, llevo más o menos la mitad escrita y a ver qué tal va. Mi intención es terminarla, como mínimo, antes de que finalice el verano. Voy a poco a poco y si podemos verla en 2024, yo encantadísimo.

M.G.- Bueno, Santiago, no te quiero robar más tiempo. Espero que para la tercera novela no hablemos por teléfono sino que nos podamos ver en persona.

S.V.- Ojalá. Estaría bien desplazarse a Sevilla. Por ahora vamos a visitar Valencia, Madrid y quizá podamos seguir ampliando horizontes. 

M.G.-  Muy bien, pues aquí estaremos esperándote. Te agradezco mucho que me hayas atendido y espero poder hablar con la próxima.

S.V.- Muchas gracias.

Sinopsis: Goodrow Hill podría parecer uno de esos lugares apacibles que han vivido tiempos mejores, pero este pequeño pueblo oculto entre la espesura del bosque tiene escrita en su pasado una historia llena de secretos que todos preferirían olvidar.

Hace veinticinco años de aquel caluroso verano en el que un grupo de adolescentes mintió para ocultar algo que ningún adulto debía conocer. Veinticinco años desde que un hombre murió, un niño fue secuestrado y un joven desapareció. Ni siquiera el rugido constante de la presa, que acompaña siempre a los habitantes de Goodrow Hill, logra borrar lo que ocurrió, y menos aun cuando unas extrañas fotografías y una nueva muerte reabren el misterio.

Tras el éxito de La vida secreta de Sarah Brooks, Santiago Vera se consagra como uno de los autores más brillantes del thriller actual. Con esta novela nos traslada a un mundo que a ratos recuerda al de la película Cuenta conmigo, basada en El cuerpo de Stephen King, y que seducirá a los lectores de Joël Dicker y Javier Castillo.



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