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PABLO ALAÑA: ❝Las historias que me gusta escribir son las que me gusta leer❞

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Pablo Alaña contactó conmigo vía mail hace unos meses. Autor de La sospecha eterna, en aquel correo electrónico me comunicaba que su novela había alcanzado el Premio València de Narrativa en castellano 2022 que concede la Institució Alfons el Magnànim. Abogado de profesión y natural de Castellón de la Plana, Alaña reside en Cantabria, y es en esta comunidad autónoma en la que ubica la trama.

Desde la recepción de aquel correo sentí curiosidad por esta novela, la primera del autor (la primera que escribe y la primera que publica). Sentía que se presentaba ante mí una historia de las que me gustan. Tenía buen pálpito y mi intuición no ha fallado.La sospecha eterna es una buena novela, buenísima si tenemos en cuenta que es lo primero que escribe Pablo Alaña. Cuenta con una trama a la que no le falta el suspense y los puntos de misterio, un desarrollo sin fisuras, y una galería de personajes bien construidos. Pero mientras os cuento mis impresiones de esta novela, tuve la ocasión de conversar con Pablo, vía Zoom. Ahí os dejo nuestra charla.

[Fuente: web editorial]
Marisa G.- Pablo, un placer saludarte desde Sevilla. ¿Tú estás por el norte? ¿Estás por Cantabria, si no me equivoco?

Pablo A.- Santander, efectivamente.

M.G.- Santander. Bueno, pues vamos a hablar de tu primera novela publicada, La sospecha eterna. Pensaba haberla terminado antes de esta conversación, pero he tenido muchísimo trabajo. Voy por la página trescientos. Ya me queda poco y la estoy disfrutando muchísimo, así que, te tengo que felicitar porque me parece que está muy bien escrita y con una trama muy interesante.

P.A.- Pues, muchas gracias. Te queda la recta final, ya.

M.G.- Me queda lo más interesante, seguramente.

Esta es tu primera novela, pero me imagino que llevarás escribiendo mucho tiempo, y seguro que tienes por ahí escondido en el cajón algún que otro borrador.

P.A.- Pues no, no tengo más borradores de novelas, la verdad. Bueno, a ver, a lo largo de los años sí que he hecho algún ejercicio, pero casi más de práctica que de realmente plantearte escribir una novela concebida como un todo. Son inicios que uno tiene y luego dejas inacabados. Pero no tengo borradores completos de novelas. Esta es la primera y la primera que tuve la decisión de decir: oye, vamos a hacer una novela de verdad. Y bueno, con la suerte de que ha sido publicada, por lo cual muy feliz.

M.G.- Publicada y premiada porque te llevas el premio Valencia Nova de Narrativa en Castellano 2022. Cuéntame por qué decides presentarte a este premio y cómo fue enterarte de que eras ganador.

P.A.- Pues la decisión de presentarme al premio fue, por un lado, por motivos temporales. Por esa fecha tenía el borrador, más o menos, terminado. Me enteré del premio y me pareció una buena opción, por lo que representa el premio, por la fama que tiene, la categoría. Pensé en probar suerte, ¿por qué no? Y el hecho de ganarlo, te puedes imaginar, siendo la primera novela, que te den esa noticia. Además me pilló en mitad de una reunión.

Es una anécdota que cuento, a veces. Estaba de reunión de trabajo en una empresa. Yo sabía que el premio se fallaba ese día. No creía que me fueran a llamar. Y nada, estaba en mitad de la reunión, que además éramos bastantes abogados. Era una reunión con bastante gente. Me empezó a sonar el móvil. No suelo salirme de las reuniones, pero ese día tuve que hacerlo. Salí al pasillo y cuando me dieron la noticia, fue algo maravilloso. De los mejores momentos de mi vida, la verdad.

M.G.- Claro, además un premio en cuyo jurado hay autores muy conocidos que escriben este género, como es Susana Martín Gijón o Pere Cervantes. Es un premio y un jurado referente en el género.

P.A.- Sí, sí, el jurado es inmejorable. Eso es una alegría adicional del premio. Que escritores renombrados, como son ellos, opinen que tu obra es merecedora del premio, es una alegría doble. Para mí fue algo maravilloso.

M.G.- Y si tuvieras que contar a los lectores qué historia van a encontrar en esta novela, al margen de lo que se dice en la sinopsis, ¿tú qué aportarías?

P.A.- Bueno, con el peligro que entraña incurrir en posibles spoilers, yo les diría que se van a encontrar una novela diferente, en el sentido de que no es un policíaco al uso, pero tampoco es una novela judicial. Se combinan géneros aunque es verdad que, desde mi punto de vista, lo que predomina es el policíaco. También tiene cierto carácter de thriller. Mucha gente que ya lo ha leído me dice que tiene esa sensación de pasar una página tras otra, de querer saber qué viene después. 

También es una historia no solo de trama, no solo de asesinatos, sino que cuenta con unos personajes con cierta complejidad. La novela no se queda en el misterio sino que va un poco más allá. Plantea el drama humano que supone verse acusado de haber asesinado a alguien, sin que se desvele si es culpable o no, y lo que representa también el ser amigo de la persona que es sospechosa. Con el matiz de que, no solo se trata de una relación personal sino que también hay una relación profesional, ya que uno de los personajes es abogado y amigo de la persona acusada. Vamos a ver cómo se relacionan los dos personajes, las dudas que tiene la protagonista. En definitiva, cómo lo gestionan ambas. Es algo que va más allá de la trama y que me parece que puede aportar un punto adicional al lector que se anime con la novela.

M.G.- Irene es la principal sospechosa de un crimen. Ella tiene una historia pasada que ya descubrirá el lector. Clara es su abogada y es la que tiene que realizar esta investigación, ejercer más el papel de agentes de la autoridad, de la guardia civil, de la policía. Yo no sé en qué esfera del derecho te mueves, pero ¿hay inspiración real?

P.A.- Me dedico principalmente al derecho mercantil y al derecho penal, pero no al derecho penal de los asesinatos, sino al derecho penal económico. Por lo tanto, no hay una historia basada en hechos reales. No es el caso. Sin embargo, y siendo abogado, sí te sirves de esos conocimientos y esas experiencias que tienes en los juzgados para construir la trama, dotarla de cierto realismo, sin incurrir tampoco en tecnicismo ni en rollos jurídicos o legales, que es algo que a mí, cuando estaba construyendo la novela, me preocupaba. Esto es una novela, no un tratado de Derecho y tiene que ser entretenida, obviamente. Sí tiene una parte jurídica, en el sentido de que quien la escribe es un abogado, pero hasta ahí. Quiero dejar claro que no es una novela de abogados ni para abogados, sino que la gente se va a encontrar un policíaco entretenido.

M.G.- Sí que lo es. Esta es tu primera novela. Eres abogado y la protagonista es abogada. Entiendo que tenías claro que, para meterte en este jardín por primera vez, tenías que moverte en un terreno que manejaras bien.

P.A.- Sí, sí. Cuando eres autor novel, debutar en un terreno que, más o menos, conoces o, por lo menos, conoces algunos de sus elementos, facilita la labor porque, al final, te ahorras cierta tarea de documentación y te puedes centrar más en construir los personajes, en su psicología, en ver cómo avanza la trama, cómo se relacionan los personajes con la trama. No recuerdo quién recomendaba pero leí en su día que, si quieres escribir tu primera novela, no hagas experimentos raros. Es mejor empezar con algo que, más o menos, puedas dominar para no complicarte, y luego ya irás avanzando en tu trayectoria profesional como escritor.

M.G.-La protagonista principal, o uno de los principales, es Clara Caballero, una abogada. ¿Por qué elegir la voz de una mujer?

P.A.- Es algo que me han preguntado mucho y hay varias razones. La primera es porque la trama me lo pedía, por esa relación que Clara tiene con la sospechosa. En este caso, quería que fuese una mujer. Me parecía que la relación entre mujeres iba a funcionar mejor que una relación hombre-mujer, u hombre-hombre. Y luego, por otra, porque otra crítica que he leído es que los escritores noveles tienden a construir un alter ego o a basarse en sus propias experiencias, que el protagonista tenga las mismas características que el escritor, ¿no? Es decir, que no se es capaz de construir un personaje diferente a ti o que tome cierta distancia. Por eso pensé que, si el protagonista iba a ser abogado, y encima hombre, la gente se iba a pensar que era yo. Así que me dije que mejor poner a una mujer. Es difícil meterse en la piel de una mujer pero bueno, me pareció un reto.

Y luego hay otro motivo más. Aunque se está invirtiendo la tendencia, en la novela negra, tradicionalmente, el protagonismo lo ocupaban los hombres. Los hombres como investigadores y las mujeres como víctimas. Pero ahora, hay muchas más novelas protagonizadas por policías, guardias civiles o lo que sea, que son mujeres. En este caso, me parecía interesante plantear a una abogada como protagonista que, por determinados motivos, acaba investigando por su cuenta también.


[Si prefieres oír nuestra conversación, dale a play]

[Nota: El sonido del vídeo no es muy bueno; a mí se me escucha muy bajito,

 aunque a Pablo se le oye perfectamente, y eso es lo importante]

M.G.- En cualquier caso, Clara tiene una mano derecha, un joven que se llama Tomás, que además es un personaje que va cobrando fuerza a medida que avanza la historia. Él está en los inicios de su carrera pero se vuelve una persona muy resolutiva y muy eficiente.

P.A.- Sí, es una de las cosas con la que más he disfrutado. Además de construir la trama en sí, me ha gustado forjar la relación entre ellos dos, como un binomio. Algunos me han dicho que son como Sherlock y Watson. Tampoco son exactamente así, porque es un poco lo que dices. Ella es una abogada ya con cierta trayectoria, con cierta fama. Él está empezando. Al principio está un poco más cohibido, tiene más dudas, se deja un poco guiar por ella, pero luego él tiene su intuición. A veces, la intuición no está basada en los conocimientos que uno tiene, jurídicos o de cualquier rama. Es algo con lo que se nace. Me pareció interesante plantearlo así. Son dos personajes con los que me he entretenido mucho. Cada uno tiene su personalidad diferente, algo que a mí me preocupaba mucho. Cada uno tiene su voz, sus rasgos, sus reacciones ante los mismos hechos. A veces, viven lo mismo pero tienen reacciones diferentes, como las tendría cualquier persona en la vida real. No todos pensamos igual ni reaccionamos igual. Y eso era en lo que más me centraba a la hora de ir redactando la novela, a la hora de ir escribiéndola.

M.G.- Irene Arias es la supuesta criminal, la supuesta sospechosa y ejecutora de los crímenes que se cometen en la novela. Es una mujer a la que parece que le persiguen los infortunios, porque hay una historia pasada ahí en la que no debemos entrar. ¿Qué nos puedes decir de ella?

P.A.- Podemos decir un poco lo que viene en la sinopsis, que al final es una profesora de un centro universitario que está en Comillas, Cantabria.

M.G.- Que es real, por cierto.

P.A.- Sí, es real y muy bonito. Es muy aconsejable visitarlo porque era un antiguo seminario y es espectacular. Está en lo alto de una colina y las vistas son maravillosas.

El marido de Irene, al regresar a casa, ve a su mujer en el jardín junto a un cadáver. Ella niega que tenga nada que ver. Dice que ha sido algo fortuito, que se ha encontrado ahí. A partir de ese momento, se inicia toda la trama. El problema con el que se encuentra Clara, la abogada, es que hay una historia pasada de Irene, con otro crimen con el que estuvo vinculada de alguna manera. Y bueno, arrastra esa sospecha que recayó sobre ella porque el caso no se resolvió. Todo esto es lo que activa un poco uno de los temas principales de la novela y el título de la misma, la sospecha, las apariencias, esa confianza o esa falta de confianza, según lo que uno piensa que ha hecho el otro.

Además, la historia está ambientada en un pueblo de dimensiones más o menos reducidas, donde al final, las reacciones y las suspicacias se pueden magnificar.  Y bueno, ese es un poco el contexto en el que se ubica a Irene Arias.

M.G.-  ¿Y has encontrado dificultad a la hora de construir personajes femeninos? ¿Podrá ser una opción igualmente viable en las próximas novelas que escribas?

P.A.- No, la verdad es que no. No he encontrado dificultades especiales. Una vez que te metes en el personaje, te haces una idea de cómo puede pensar y lo vas desarrollando. No descarto seguir con personajes femeninos en el futuro. Me ha gustado trabajar con personajes femeninos, aunque es verdad que también hay masculinos en la novela, y también tienen su peso.

M.G.- Sí, porque Clara tiene compañeros de trabajo, como los socios del bufete donde ella trabaja. Y por su parte, Irene tiene un marido. Con esto de que hay compañeros abogados, periodistas, o profesores en la novela, ¿te has inspirado en las personas de carne y hueso que te rodean?

P.A.- Como tal, no. Pero bueno, algún rasgo sí que coges y construyes personajes que toman rasgos de diferentes personas que conoces en la vida real. Eso, en alguna ocasión, sí lo he hecho, pero reconocible como tal, no hay ninguno.

M.G.- Como dijiste antes, la novela no es ningún tratado de Derecho, porque no entras en explicar, con detalles técnicos, cómo se mueve el mundo de los abogados, cómo llevan a cabo la defensa de sus clientes. En este campo, imagino que no te ha hecho falta mucha documentación porque es tu vida, pero claro, hay una investigación criminal, policíaca, está la guardia civil por medio, con sus protocolos. Ahí sí te han echado un cable.

P.A.- Sí, ahí sí que tuve que preguntar porque, aunque con algunas cosas sí que estás familiarizado, desde el punto de vista del proceso penal, para la labor policial sí he necesitado aclaración. En este caso, recurrí a una persona que trabaja en la Guardia Civil, que me atendió muy amablemente. Hice una lista con muchas preguntas sobre protocolos, sobre plazos, sobre cosas que suelen hacer y me vino muy bien. Tampoco me obsesiona el hecho de ser súper fiel a lo que sucede en la realidad, pero es positivo respetar cierto grado de verosimilitud, sin incurrir en tecnicismos ni hacer girar la trama en torno a eso.

M.G.- Clara y Tomás, cada vez que interrogan a Irene, no tienen muy claro que ella les esté contando toda la verdad. A veces sospechan y no le dan demasiada confianza a las palabras de Irene. Siempre me he preguntado cómo puede alguien defender a una persona sabiendo, o sospechando a ciencia cierta, que el defendido es culpable. Los abogados debéis entrar ahí en un conflicto moral. A mí me costaría mucho defender a alguien sabiendo que es culpable.

P.A.- Bueno, en la novela hay dos cosas. Por un lado, esa duda de defender a alguien que pueda ser culpable. Depende cómo lo analices. En teoría, en nuestro sistema todo el mundo tiene derecho a defenderse y a ser defendido por un abogado. Si nadie quisiera hacer ese trabajo, al final, lo que sucedería es que, si una persona le dice a su abogado que es culpable, se quedaría sin abogado, algo que no es deseable. Creo que, cada uno, como profesional, debe tomar sus decisiones y, desde luego, todo el mundo tiene derecho a que le defienda un abogado. Y ahí es cuando entra la otra cuestión. Clara y Tomás, a veces dudan de Irene, de que les esté contando la verdad. Esto también pasa en la vida profesional. A veces, estás hablando con tu cliente y sabes que lo que te está contando no es así. Hay abogados que prefieren que el cliente les mienta y abogados que prefieren que se lo cuenten todo. Creo que esto último es lo mejor, saber la verdad y luego, con toda la información, ya decides qué hacer. Cada uno tiene su método.

M.G.- De todos modos, eso es un papelón. Es decir, saber la verdad y tener que defenderlo.

P.A.- Sí, sí, sí, es un papelón. Clara es algo que se plantea. Se pregunta si Irene le está mintiendo o no. 

M.G.- Santander tiene protagonismo en la novela, tanto la ciudad como los pueblos de alrededor, porque Comillas también tiene mucha presencia en la historia. Describes los espacios con detalle. Conozco Santander, conozco Comillas, conozco este edificio del que tú hablas, que es la universidad. Es agradable porque permites que el lector dé un paseo. Imagino que para los de allí será mucho más agradable todavía.

P.A- Sí, eso también me lo han comentado muchos. Hay gente que me ha dicho que hay muchos detalles pero sin generar aburrimiento. No son grandes párrafos descriptivos, pero con un poquito que vas introduciendo en cada párrafo, te lleva por la historia y es como si estuvieses allí. Hay gente que me ha dicho que ha visitado Comillas muchas veces pero que nunca se habían dado cuenta de que el cuartel de la Guardia Civil está en el paseo marítimo, frente a la playa. Bueno, es algo que, como lector, me gusta, así que, como escritor también voy haciendo uso de lo que me gusta leer. Porque, las historias que me gusta escribir son las que me gusta leer. Cuando lees una novela de misterio, o de lo que sea, y te hace viajar del salón de tu casa a otro país, a otra ciudad, a otro tiempo, eso me gusta. Es lo que he intentado hacer y, como encima, conozco la zona, tenía que hacerlo. No iba a desaprovechar esa oportunidad.

M.G.- No, claro que no. Además, Santander es bonita y Comillas es preciosa. Bergara será otro de los puntos geográficos que aparecen en esta historia. Si no me equivoco, creo que es un lugar al que llegaste de casualidad. Es decir, lo introduces en la novela porque conoces Bergara a raíz de un viaje, ¿no?

P.A.- Sí, sí, lo conocí durante un viaje y me pareció que encajaba también en el ambiente en el que se mueve la novela.

M.G.- ¿Y cómo estás viviendo la promoción? Esa es otra de las facetas de los escritores. El escritor está solo en su casa, escribiendo pero, cuando publica, se tiene que enfrentar a los lectores, a la prensa,... ¿Cómo estás viviendo el momento?

P.A.- Pues, la verdad que disfrutándolo mucho. Es otra faceta, efectivamente. Esto no tiene nada que ver con escribir, pero yo estoy muy contento. Disfruto mucho de cada presentación, de cada entrevista. Me gusta conocer a la gente que te lee, que te da su opinión en directo, o a gente que todavía no lo ha leído, pero que te escucha y se interesa. Es agradable ver a la gente que ha venido a verte, que sale contenta, ha pasado un buen rato e incluso tiene interés por lo que cuento. La verdad es que es muy reconfortante. Como escritor, me parece una gran experiencia. Hay gente que me dice que estaré ya aburrido de que me pregunten por la novela, pero no. A mí me podéis seguir preguntando. Con todo lo que he deseado este momento, poder convertirme en escritor, no me canso de presentaciones, de hablar con los lectores. Estoy feliz, la verdad.

M.G.- Pues eso se agradece mucho, porque a los lectores nos encanta hablar con los autores. El contacto con el autor, a veces, te hace percibir la obra desde otro punto de vista. No sé si a ti, como lector, te ha ocurrido algo así. Lees una novela y después escuchas al autor, y te cambian todos los matices que habías percibido.

P.A.- Sí, sí, sí, me ha sucedido alguna vez y también me ha sucedido a la inversa. Tú tienes tu novela, obviamente, sabes lo que quieres transmitir, lo que has pensado, pero a veces también algún lector te sorprende con alguna apreciación que te hace. Por ejemplo, en la novela hay varios sospechosos, pues algún lector ha visto como sospechoso algún otro personaje que ni yo mismo había pensado. 

M.G.- Yo he ido anotando en una libreta mis sospechosos. Es una novela que te invita a hacer cábalas y a intentar averiguar por dónde van los tiros.

P.A.- Sí, hay cierta inspiración en Agatha Christie, una invitación a investigar. Es una escritora que descubrí hace muchos años, de pequeño. Te entran esas ganas de ser Poirot y ver si te anticipas y adivinas quién es el asesino. A mí eso me encanta y es algo que he intentado hacer en esta novela. No recuerdo en qué novela lo leí pero a veces ella introduce una lista de posibles sospechosos. Es algo que me hizo gracia, y hay una página en mi novela en la que uso ese recurso, como para repensar todo lo que ha ocurrido en la historia.

M.G.- Agatha Christie es, entonces, un referente para ti. No sé si tienes algunos más.

P.A.- A Agatha Christie hace mucho que no la leo. Las lecturas que uno hace cuando es niño marcan más que cualquier otra que pueda hacer de más mayor, porque dejan un poso. El primer libro que leí de ella fue Muerte en el Nilo. Ella es uno de mis referentes a nivel de novela policíaca. Y luego también Conan Doyle me gusta mucho. 

Sobre autores actuales, leo de todo. No podría decir una persona en concreto porque me gusta cambiar mucho de género y de autor. No soy el típico que solo lee del género del que escribe. Me gusta mucho variar y cambio de una novela que es narrativa dura a una histórica, a un thriller psicológico, a una novela negra. Además,  como lector y como escritor, te enriquece ir variando de género y de autor. Aprendes cosas, porque esto es un aprendizaje constante al final.

M.G.- No sé si te has embarcado en algún otro proyecto o, por ejemplo, si alguna vez se te puede cruzar cambiar de género, ya que cambias de género como lector.

P.A.- Pues tengo en mente una segunda novela. De momento, seguiré en el género de misterio. Como escritor, la experiencia me ha gustado y tengo esa tendencia. Me gusta irme al género de misterio, aunque como lector explore otros ámbitos. Y ya veremos, ya veremos si luego me aventuro en algún otro género.

M.G.- Bueno, ya lo iremos viendo. Yo sí te reitero que me está gustando muchísimo. Me ha sorprendido muchísimo la prosa, la verdad. Me parece como muy elegante y muy cuidada. Muy sorprendida por la trama, una novela muy entretenida. Te felicito y te agradezco mucho, Pablo, que me hayas atendido.

P.A.Nada, gracias a ti por leerla. Gracias por invitarme a esta entrevista, que la he disfrutado mucho y estamos en contacto. Espero tu valoración final cuando llegues a la última página.

M.G.- Muy bien, pues te mando un saludo de Sevilla y nos vemos más adelante, ¿vale?

P.A.- Muchas gracias, Marisa. Un placer. Gracias.

M.G.- Hasta luego, Pablo. Adiós.


Sinopsis: Santander, 13 de noviembre de 2019. 

Nada más iniciar su jornada laboral, la abogada penalista Clara Caballero recibe una noticia perturbadora: su amiga Irene, una dulce profesora universitaria, ha sido detenida en el pueblo cántabro de Comillas. Es la única sospechosa del asesinato de un hombre al que nadie parece conocer. 

Convencida de que se trata de un error, Clara asume su defensa. Sin embargo, su confianza no tarda en desvanecerse cuando descubre que el marido de Irene la sorprendió en el jardín del domicilio familiar arrodillada junto al cadáver y empuñando el arma del crimen. La situación se complica todavía más cuando advierte que el asunto podría estar relacionado con la muerte violenta de la anterior pareja de Irene hace casi seis años, un caso que no se consiguió resolver. A partir de ese momento, Clara no podrá evitar preguntarse quién es realmente Irene. 

Atenazada por las circunstancias, deberá investigar por su cuenta para averiguar la verdad. Ya no se trata de defender a su amiga, sino de encontrar al responsable de los asesinatos.  

Una novela ambientada en un entorno en el que las apariencias son, a menudo, más importantes que la realidad.  

 


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