Editorial: Versátil Ediciones
Premio Valéncia Nova de Narrativa
en Castellano 2022
Fecha publicación: noviembre, 2022
Precio: 18,50 €
Género: suspense
Nº Páginas:360
Encuadernación: Tapa blanda con solapas
ISBN: 978-84-18883-38-5
Autor
Pablo Alaña (Castelló de la Plana, 1991) vive desde los ocho años en la ciudad de Santander, donde trabaja como abogado.
Ha publicado dos monografías de temática jurídica y dedica parte de su tiempo libre a su auténtica vocación: la escritura.
La sospecha eterna, ganadora del Premio València Nova en su edición de 2022, es su primera novela.
Sinopsis
Santander, 13 de noviembre de 2019.
Nada más iniciar su jornada laboral, la abogada penalista Clara Caballero recibe una noticia perturbadora: su amiga Irene, una dulce profesora universitaria, ha sido detenida en el pueblo cántabro de Comillas. Es la única sospechosa del asesinato de un hombre al que nadie parece conocer.
Convencida de que se trata de un error, Clara asume su defensa. Sin embargo, su confianza no tarda en desvanecerse cuando descubre que el marido de Irene la sorprendió en el jardín del domicilio familiar arrodillada junto al cadáver y empuñando el arma del crimen. La situación se complica todavía más cuando advierte que el asunto podría estar relacionado con la muerte violenta de la anterior pareja de Irene hace casi seis años, un caso que no se consiguió resolver. A partir de ese momento, Clara no podrá evitar preguntarse quién es realmente Irene.
Atenazada por las circunstancias, deberá investigar por su cuenta para averiguar la verdad. Ya no se trata de defender a su amiga, sino de encontrar al responsable de los asesinatos.
Una novela ambientada en un entorno en el que las apariencias son, a menudo, más importantes que la realidad.
[Información tomada directamente de la web de la editorial]
La sospecha eterna es la primera novela de Pablo Alaña, un joven abogado, nacido en Castellón de la Plana, pero afincado en Santander. Es la primera novela que escribe, la primera novela que publica y la primera que obtiene un premio, el Premio València Nova de Narrativa en Castellano 2022. Y no me extraña que se haya alzado con este galardón porque la novela bien lo merece. Tampoco me extraña que, si sigue por esta línea, vuelva a ser un autor premiado. Sin duda, a mí me ha convencido totalmente. Máxime cuando resulta que es lo primero que escribe (eso me confesó en la entrevista que puedes leer aquí). Ni siquiera tiene intentos previos guardados en un cajón, sino que se ha lanzado a la piscina con esta novela para luego subirse al pódium. Bien que me alegro. Así que, desde ya, y antes de entrar en materia, os tengo que decir que La sospecha eterna es muy recomendable y que merece la pena su lectura. Os cuento un poco más.
Clara Caballero es una joven abogada, que ejerce en Santander.Trabaja en un bufete en el que predomina la presencia masculina, pero es buena en su trabajo y se la tiene en consideración.Robledo Abogados, despacho sito en el número 21 de la Calle Hernán Cortés de Santander, está formado por el fundador del bufete y su equipo. Antonio Robledo fundó la firma hace quince años y a ella se unió en calidad de colaborador y socio, Fernando Álvarez, juez en el País Vasco que decidió dejar la judicatura para volver a su tierra natal como abogado. Hoy día, compagina su labor como defensor con las tareas propias de un afamado escritor. Tras ellos, Virginia que se encarga de las labores administrativas, la propia Clara y Tomás Herrero, un joven de veintiocho años que ha sido la última incorporación.
La vida de Clara transcurre entre los pasillos y las salas de los juzgados. Su vida da un vuelco cuando descubre que su mejor amiga, Irene Arias, ha sido acusada de asesinato. No da crédito. Irene es una profesora universitaria, esposa y madre de un niño de siete años. Su perfil no encaja con el de una asesina pero todos los indicios apuntan a que ella ha cometido el crimen. Y es que su marido, Diego Hermosilla, gerente de un hotel, la sorprende en el jardín de su casa, arrodillada junto al cadáver y empuñando un cuchillo. ¿Quién es la víctima? Se trata de Pedro Ortega, un periodista de investigación, de la publicación El Norte. Pero Irene se aferra a su inocencia, alegando que ella no tiene nada que ver, que no ha matado a nadie, y que todo es un malentendido. Ni siquiera su marido la cree. Asustada y sin saber qué hacer, Irene pide a Clara que se haga cargo de su defensa y no solo eso, sino que también averigüe la verdad. En este trance, la propia abogada tendrá sus dudas con respecto a la inocencia de su amiga y eso la coloca en una situación comprometida.¿Irene miente? ¿Se vale de la amistad que hay entre ellas para ocultar su culpabilidad? Para destapar la verdadera identidad del asesino, Clara contará con la ayuda de Tomás, el joven abogado del bufete, de esos que están todavía por pulir, que se conocen bien la teoría pero necesitan coger tablas. Tomás será un gran escudero en la empresa que Clara tiene que acometer.
A todo ello se une un asunto del pasado que viene a echar más leña al fuego sobre la propia Irene. La profesora universitaria ya estuvo involucrada en otro asunto peliagudo seis años atrás. Hubo otro crimen no resuelto en el que ella fue también sospechosa. ¿Están ambos casos relacionados? ¿Acaso Irene es un lobo con piel de cordero? No os quiero contar más detalles sobre la trama de esta novela. Solo os diré que la historia tiene bastante más complejidad de la que, a priori, podríamos pensar, pues Pablo Alaña enlaza pasado y presente, y pone sobre la mesa a una serie de posibles sospechosos, adentrando al lector en el divertido juego del whodunit que tanto usaba Agatha Christie en sus novelas. ¿Averiguará Clara quién mató a Pedro Ortega? Para averiguarlo tendrás que leer la novela.
Qué me ha gustado de esta novela.
Voy a ser muy concisa. TODO. La sospecha eterna es de esas novelas a las que no le puedo poner ninguna pega. Bueno, para ser exactos hay un minúsculo detalle que, teniendo en cuenta el global de la historia, pasa muy desapercibido. En líneas generales, solo puedo decir que me ha gustado mucho la trama. Es decir, me ha gustado mucho la historia pero también cómo se desarrolla, de qué manera Alaña va desgranando los hechos para que vayan aumentando la intriga y la curiosidad del lector. Me he pasado buena parte de la lectura haciendo cábalas sobre la identidad del asesino y aunque tenía varios personajes en el punto de mira, no llegué a acertar. Cuando me lo vi venir fue justo cuando el autor expone sobre la mesa las claves necesarias para que atemos cabos y ahí sí, ahí ya vi quién era el criminal y solo puedo aplaudir a Pablo. Creo que este joven y prometedor escritor tiene mano a la hora de urdir la historia, a la que no le he encontrado ningún fleco suelto. Es más, os tengo que confesar que me pasé de lista pues pensé que, en un momento dado, Alaña había cometido un resbalón de más enjundia. Que tampoco hubiera pasado nada porque el que tiene boca se equivoca, y más en el caso de ser una opera prima, pero son cosas que afean. Y resulta que no. No había error. A medida que fui leyendo la novela tuve que reconocer que ni siquiera aquello había sido un despiste por parte del autor, sino que aquel detalle que a mí me había chirriado estaba ahí era por algo. Así que, más aplausos para Pablo.
Por otra parte, al tratarse de un thriller jurídico, por aquello de que está protagonizado por abogados, y teniendo en cuenta que el autor ejerce como tal, cabría pensar que la trama está llena de tecnicismos y procedimientos que se nos escapan. Nada más lejano de la realidad. Pablo Alaña sí expone cómo se lleva a cabo una defensa, cómo se realizan los interrogatorios, cuáles son las prácticas que se llevan a cabo en dependencias judiciales, o cómo procede la Guardia Civil en un caso de asesinato, pero en ningún momento se excede y hace un ejercicio de exhibición. Alaña explica lo estrictamente necesario para que el lector se sitúe, y cuando entra en detalles, lo hace de tal modo que, con cuatro pinceladas, podemos entender perfectamente.
Clara Caballero y otros personajes
Como he comentado, Clara es una joven abogada, especialista en casos fiscales, bien considerara en su bufete. Tiene treinta y tres años y, aunque ha mantenido relaciones sentimentales, su trabajo está por encima de todo. Tanto es así que, al inicio de la novela, la veremos en plena ruptura. Después de un tiempo de convivencia ha decidido poner punto y final a su relación con Ricardo. Él quería un compromiso que ella no estaba dispuesta a darle.
«No le faltaba razón: mi profesión me estimulaba bastante más que él». [pág. 18]
Y esto que parece únicamente un detalle insignificante, también tendrá su importancia porque la ruptura de Clara con Ricardo generará en la abogada cierta inquietud y repercutirá en la investigación que desarrolla.
Clara está bien dibujada. Es digno de mención también el hecho de que el autor haya elegido una voz femenina para narrar esta historia. Me decía Pablo en la entrevista que optó por alejarse de un perfil masculino para evitar cualquier conexión con su persona. Y tengo que decir que ha conseguido crear un personaje muy creíble y con el que empatizamos desde el inicio.
Por otra parte, el escudero de Clara será Tomás. Me ha gustado mucho cómo Pablo usa a este personaje para mostrar la dureza de esta profesión si quieres llegar a algo. Tanto Clara como él mismo están muy comprometidos con su trabajo y no les importa echar más horas de la cuenta. Pero en el caso de Clara, ella ya tiene forjada una reputación y además, en estos momentos, no tiene pareja. Sin embargo, Tomás tiene que compaginar su trabajo con la relación que mantiene con su pareja y más de una vez lo veremos haciendo difíciles ejercicios de equilibrio. Eso le otorga al personaje no solo credibilidad sino también humanidad.
Además, incluso los personajes más secundarios están bien trazados y tienen una personalidad muy definida y verosímil. Se mueven, actúan, conversan e interactúan con solvencia, convirtiéndose en puntales de la historia. Porque el elenco de personajes se va ampliando a medida que vamos leyendo. Se irán incorporando nuevos nombres que contribuirán a dar más complejidad a la historia, hasta llegar incluso a desencuentros familiares, de los que mejor no os cuento nada.
Escenarios
Cantabria será la Comunidad Autónoma en la que se desarrolla la acción. Más concretamente en las localidades de Santander y Comillas.Pablo Alaña da la importancia justa a los escenarios, detallando brevemente los lugares por los que transitan los personajes. Para los que vivan en la zona, les será muy fácil reconocer los lugares. También lo será, aunque no con el mismo nivel de profundidad, a los que hayamos visitado tanto una ubicación como otra, pues el autor hace un barrido por los edificios más importantes de ambos lugares.
Más allá de Santander y Comillas, y con menor importancia, el pueblo de Bergara, en el País Vasco, también tendrá su protagonismo.
Estructura y estilo
Escrita en primera persona, en la voz de Clara, que ejerce el doble papel de protagonista y narradora, la novela se compone de un total de cuarenta y un capítulos numerados, manteniendo un equilibrio entre diálogo y narración. Debo decir que la acción se desarrolla a lo largo de un mes, iniciándose en noviembre de 2019. También tengo que señalar que el primer capítulo es introductorio, unas cuantas páginas iniciales nos van a adelantar parte de la trama, finalizando en un punto de tensión. Esta cuestión hay que tenerla muy en cuenta porque, a partir del capítulo segundo, la acción se retrotrae y nos situaremos en un punto cronológico concreto, exactamente diez horas antes de los hechos que se narran en el capítulo uno, y a partir de ahí, la acción comenzará a correr en sentido lineal.
La prosa de Pablo Alaña es impecable. Da gusto leer esas líneas en la que predomina un léxico elegante. El autor tiene un estilo muy cuidado y se nota a leguas que es un gran lector. Su forma de narrar está muy trabajada, tras la cual se percibe que se ha esforzado en la elección de términos que den belleza al texto.
«Al aproximarnos al lugar, sorteamos a dos hombres que fumaban a la entrada de una chocolatería, arrebujados en un saliente que goteaba jirones de la tormenta». [pág. 9]
Poco más os puedo decir, más que reiteraros que me ha gustado mucho leer La sospecha eterna, una novela que explora cuestiones como la sombra de la duda, la culpabilidad, las relaciones de amistad o la dificultad de tener que defender a alguien a quien no se cree totalmente. Bien escrita, bien urdida, con buenos personajes, La sospecha eterna apunta ser el inicio de una fructífera carrera como escritor y espero que Pablo Alaña lo consiga. Muy recomendable.
[Fuente: Imagen de la cubierta tomada de la web de la editorial]
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