Autor
Nací en Madrid el 10 de mayo de 1990. Soy estudiante de Economía, a falta de cinco asignaturas para licenciarme en la especialidad de Análisis Económico. Estudié en el Liceo italiano de Madrid hasta que mis padres me mandaron interna a un colegio de Londres, Woldingham School, donde me enamoré de la ciudad. Cuando volví a España, a regañadientes, terminé el bachillerato y me encontré en el viacrucis de no saber qué hacer. Después de barajar las opciones de estudiar Arquitectura, Ingeniería Industrial, Moda e incluso Derecho, acabé donde estoy metida ahora. Hice una incursión en el mundo del teatro, abrí un blog de relatos (Migas de locura) y luego llegó la pasión por la cocina con Miss Migas, guiada por el buen hacer de mi madre. Gracias a eso, MasterChef llegó a mi vida y la revolucionó entera.
Sinopsis
¿En qué se parece esta novela a un roscón de Reyes?
En que los dos son deliciosos y tienen sorpresa.
Entusiasta, temperamental y con un talento fuera de lo común para la cocina, Silvia tiene muy claro lo que quiere: abrir un pequeño obrador de repostería con el que ganarse la vida.
Pero tiene todavía más claro lo que no le gusta: no entiende la moda de los cupcakes («esas magdalenas raras», que diría su abuela), no va a enredarse en una relación amorosa (para eso ya está su amiga Casilda) y, desde luego, no piensa presentarse nunca, jamás, ni de broma, a uno de esos concursos de cocina de la televisión.
Sin embargo, Silvia descubrirá que el camino hacia los sueños tiene desvíos inesperados.
¿A quién no le gusta la cubierta de esta novela? No cabe duda de que este libro entra por los ojos y que en cuestión de diseño han hecho un buen trabajo. Todos esos pequeños y apetitosos cupcakes orlando la portada llaman irremediablemente la atención. Pero como no solo de pan vive el hombre, habrá que echar un vistazo a la historia que nos presenta Clara Villalón.
Por la sinopsis y la entrevista que publiqué ayer (puedes verla aquí), os habréis hecho una idea sobre el argumento de este libro.
Silvia es una jovencísima repostera, puntillosa y especialmente perfeccionista que comparte con su creadora algunos aspectos de su vida y algunos rasgos de su personalidad. Silvia adora los caballos, cuya montura debe abandonar por un tiempo debido a una enfermedad. Es en ese momento cuando, de manera casual, Silvia llega al mundo de la repostería y lo hace para quedarse.
Hija de un matrimonio muy activo (su padre trabaja en el extranjero y su madre es una periodista que recorre medio mundo) y hermana de tres chicos (Andrés, Pablo y Edu), estudió Derecho y fue en los años de facultad donde conoció a Casilda (o Cass). Aunque esta última siguió el rumbo de la toga, Silvia cambió pronto las leyes por los fogones. Tiene una ilusión, abrir un obrador de repostería.
Su amiga, Cass, es hija de una familia bien avenida. Vive en «la casita de la piscina» de la enorme mansión familiar por lo que se puede medio decir que está independizada. Pero en su vida no todo es de color de rosa y eso que la familia cuenta con una cuenta bancaria voluminosa que si no resuelve todos los problemas, al menos los suaviza bastante. Cass no atina en asuntos de corazón. Pasa de una relación a otra y siempre acaba con el corazón hecho añicos. Muy enamoradiza por naturaleza parece que no tiene buen ojo para fijarse en los chicos y ahí está Silvia que le servirá de paño de lágrimas.
Silvia cuenta además con otra amiga más, Alicia. A pesar de la fuerte relación que la une a Cass, Silvia considera que Alicia es su mejor amiga, aunque apenas se vean pues Alicia trabaja para una gran multinacional y no tiene tiempo nada más que para su trabajo.
Poner en marcha un obrador de repostería no es tarea fácil. No sólo basta con tener una buena clientela sino que también es necesario realizar una inversión para encontrar un local adecuado y habilitarlo. Lo primero que hace falta es cash, algo de lo que Silvia carece. Cass en su afán de ayudar le sugiere dar clases de cupcakes en su propia cocina, habitáculo que rara vez ella usa y aunque Silvia aborrece los cupcakes, sabe que no le queda opción.
Y así, abriendo un taller de cupcakes, es como Julián, Menchu, sus nietos gemelos, Ana, Lucía y Alicia entran en la vida de Silvia. Con ellos compartirá una tarde a la semana y prepararán deliciosas recetas de cupcakes. Algunos serán dulces y otros salados, como los propios alumnos del taller, aunque más que salado, hay algún que otro alumno que le sale bastante amargo.
El proyecto de abrir su rincón culinario e independizarse sigue creciendo día a día. Encontrará obstáculos en el camino pero tras una caída, volverá a levantarse con más fuerza. Le saldrán mil y un encargos, conseguirá colaborar en uno de los más prestigiosos cathering de la ciudad, el de Sabrina Deli, participará en el concurso el Cupcake de Oro, y diversas historias más que definitivamente la conducirán al amor.
El amor. Sí, El Club del Cupcake contiene una historia romántica con mucho humor, pero también resalta muchos valores a tener en cuenta. La amistad, la fe en uno mismo, la lucha por los sueños, el no desistir, la constancia, la persuasión, la familia,... son todos ingredientes del pastel que nos presenta Clara Villalón.
El libro cuenta con once capítulos de corta longitud y todos ellos comienzan con la receta de un cupcake. Para las negadas en la cocina como yo, ver el listado de ingredientes y pasos a seguir en esas recetas es algo que asusta pero Clara nos comentó que si seguimos el proceso de elaboración con calma y paciencia, no son complicados de hacer.
Con un estilo muy fresco y muy juvenil, como su propia autora, nos adentramos en una historia sencilla y entretenida. Con esta novela, Clara Villalón solo ha pretendido endulzar la vida del lector, sumergiéndolo en una historia sin demasiadas complicaciones ni expectativas. Un argumento que simplemente nos ayude a evadirnos durante unas horas de la realidad. La verdad es que es una novela, que por su frescura y su liviandad, se lee casi del tirón y al final una termina mirando la vida con ojos de azúcar glass.
El Club del Cupcake es una novela para todos los gustos, quizás más encaminada a las lectoras pero sin llegar al chick-lit. Una lectura amena y entretenida que te durará en las manos apenas el tiempo necesario para que suba un soufflé.
Por si yo no os lo he contado lo suficientemente bien, aquí os dejo a Clara para que os lo explique ella mejor.
Por la sinopsis y la entrevista que publiqué ayer (puedes verla aquí), os habréis hecho una idea sobre el argumento de este libro.
Silvia es una jovencísima repostera, puntillosa y especialmente perfeccionista que comparte con su creadora algunos aspectos de su vida y algunos rasgos de su personalidad. Silvia adora los caballos, cuya montura debe abandonar por un tiempo debido a una enfermedad. Es en ese momento cuando, de manera casual, Silvia llega al mundo de la repostería y lo hace para quedarse.
Hija de un matrimonio muy activo (su padre trabaja en el extranjero y su madre es una periodista que recorre medio mundo) y hermana de tres chicos (Andrés, Pablo y Edu), estudió Derecho y fue en los años de facultad donde conoció a Casilda (o Cass). Aunque esta última siguió el rumbo de la toga, Silvia cambió pronto las leyes por los fogones. Tiene una ilusión, abrir un obrador de repostería.
Dibujo de Patricia Dubreuil |
Silvia cuenta además con otra amiga más, Alicia. A pesar de la fuerte relación que la une a Cass, Silvia considera que Alicia es su mejor amiga, aunque apenas se vean pues Alicia trabaja para una gran multinacional y no tiene tiempo nada más que para su trabajo.
Poner en marcha un obrador de repostería no es tarea fácil. No sólo basta con tener una buena clientela sino que también es necesario realizar una inversión para encontrar un local adecuado y habilitarlo. Lo primero que hace falta es cash, algo de lo que Silvia carece. Cass en su afán de ayudar le sugiere dar clases de cupcakes en su propia cocina, habitáculo que rara vez ella usa y aunque Silvia aborrece los cupcakes, sabe que no le queda opción.
«Cupcakes. No me lo podía creer. Iba a dar un curso relacionado con aquellos pastelitos de colores que había probado por primera y única vez en Londres y que tuve que tirar a la basura tras el primer bocado. Eran insípidos, grasientos y, aunque muy bonitos, se apelmazaban en la boca como si me hubiese comido tres polvorones seguidos».[pág. 35]
Y así, abriendo un taller de cupcakes, es como Julián, Menchu, sus nietos gemelos, Ana, Lucía y Alicia entran en la vida de Silvia. Con ellos compartirá una tarde a la semana y prepararán deliciosas recetas de cupcakes. Algunos serán dulces y otros salados, como los propios alumnos del taller, aunque más que salado, hay algún que otro alumno que le sale bastante amargo.
El proyecto de abrir su rincón culinario e independizarse sigue creciendo día a día. Encontrará obstáculos en el camino pero tras una caída, volverá a levantarse con más fuerza. Le saldrán mil y un encargos, conseguirá colaborar en uno de los más prestigiosos cathering de la ciudad, el de Sabrina Deli, participará en el concurso el Cupcake de Oro, y diversas historias más que definitivamente la conducirán al amor.
El amor. Sí, El Club del Cupcake contiene una historia romántica con mucho humor, pero también resalta muchos valores a tener en cuenta. La amistad, la fe en uno mismo, la lucha por los sueños, el no desistir, la constancia, la persuasión, la familia,... son todos ingredientes del pastel que nos presenta Clara Villalón.
El libro cuenta con once capítulos de corta longitud y todos ellos comienzan con la receta de un cupcake. Para las negadas en la cocina como yo, ver el listado de ingredientes y pasos a seguir en esas recetas es algo que asusta pero Clara nos comentó que si seguimos el proceso de elaboración con calma y paciencia, no son complicados de hacer.
Con un estilo muy fresco y muy juvenil, como su propia autora, nos adentramos en una historia sencilla y entretenida. Con esta novela, Clara Villalón solo ha pretendido endulzar la vida del lector, sumergiéndolo en una historia sin demasiadas complicaciones ni expectativas. Un argumento que simplemente nos ayude a evadirnos durante unas horas de la realidad. La verdad es que es una novela, que por su frescura y su liviandad, se lee casi del tirón y al final una termina mirando la vida con ojos de azúcar glass.
El Club del Cupcake es una novela para todos los gustos, quizás más encaminada a las lectoras pero sin llegar al chick-lit. Una lectura amena y entretenida que te durará en las manos apenas el tiempo necesario para que suba un soufflé.
Por si yo no os lo he contado lo suficientemente bien, aquí os dejo a Clara para que os lo explique ella mejor.