Año: 2013.
Nacionalidad: Española.
Director: Jesús Monllaó.
Reparto: José Coronado, Julio Manrique, David Solans, María Molins, Jack Taylor, Helena de la Torre, Abril García, Mercè Rovira.
Género: Thriller. Intriga.
Sinopsis: Nico Albert es un adolescente de carácter muy peculiar, inteligencia excepcional y una única obsesión: el ajedrez. Sus padres, preocupados por la anómala actitud de su hijo, contratan al psicólogo infantil Julio Beltrán. A través de la terapia y de la afición común al ajedrez, Julio se adentrará en el inquietante mundo de Nico y en las complejas relaciones de esta familia aparentemente normal.
La película que os traigo hoy está basada en la novela de Ignacio García-Valiñol titulada Querido Caín.
Algunos podrían pensar que estamos ante una «españolada», una de esas películas de nuestra industria de poco presupuesto, con un argumento flojo, alguna cara conocida y poco más que rascar y en verdad Hijo de Caín cuenta con todos esos elementos pero también con algunos más. Es cierto que es española, más concretamente catalana de ahí que su título original sea Fill de Caín y que algunos actores interpreten su papel en catalán de lo que luego os hablaré. También es muy probable que no haya contado con un gran presupuesto, pero el argumento tampoco es que requiera grandes artificios. Y no falta una cara muy conocida, la de José Coronado, lo que puede dar cierto respaldo al guión. En cuanto a la fuerza o debilidad del argumento, ese es un debate en el que me adentraré en un momento.
En Hijo de Caín tenemos a una familia catalana de buena posición.Carlos Albert (José Coronado) y su esposa Coral (María Molins) viven junto a sus dos hijos Nico (David Solans) y Diana (Helena de la Torre) en una casa lujosa y moderna, enclavada sobre un acantilado con unas impresionantes vistas al mar. Diana, de unos seis años, es una niña de aspecto angelical. Rubia y candorosa es el ojo derecho de su padre. Carlos se desvive por ella y la llena de atenciones. Por otra parte, Nico es el adolescente conflictivo. Se comporta de manera desafiante, es un provocador nato que roza casi la violencia. Quizás podríamos pensar que siente celos de su hermana pequeña porque el padre vuelca todo su amor en ella dejando de lado al adolescente pero la cosa no va por ahí, porque Nico también adora a su hermana pequeña y el padre hace todo lo posible por acortar distancias con su hijo sin lograr el éxito. ¿Cuál es el problema entonces?
Aunque la relación de Nico con su madre no fluye en armonía se ve a leguas que su padre es el destinatario de todo el rencor y odio que emana de su interior. ¿Cuál es la razón que se esconde tras esa aversión tan virulenta? Ahí radica el secreto y lo único que se nos desvela es que ese padre, en un momento dado, se autoinculpa de la actitud de su hijo, hecho que deja una puerta abierta a la especulación. El comportamiento del joven se recrudece. Cada vez crea más problemas, tiene más conflictos con su entorno más inmediato y los padres desesperados acuden a un psicólogo infantil, Julio Beltrán (Julio Manrique), quién intentará adentrarse en la mente de Nico aprovechando la obsesión que el muchacho siente por el juego del ajedrez, actividad en la que el psicólogo es casi un maestro.
Esta es la base sobre la que se asienta este largometraje con el que debuta el director Jesús Monllao, unos padres que tienen que hacer frente a un fuerte conflicto interno y a un hijo que los tiene completamente anulados. Los minutos de metraje van pasando sin que en la pantalla ocurra algo que realmente nos inmute. El joven va de trastada en trastada, cada vez peor y asistimos a la desesperación de su familia pero poco más. Sin embargo, hete aquí que algo se mueve. La aparición de unos dibujos de Diana rompen la planicie argumental y comenzamos a entender el por qué del comportamiento de Nico. El espectador se posiciona, toma partido y comienza a atar cabos. ¿Venganza? Es posible pero cuando ya tenemos un planteamiento en mente nos vuelven a dar otro quiebro hasta llegar al final.
Nico es un gran artífice, una mente maquiavélica que planifica, orquesta y ejecuta. Su poderosa inteligencia le permite construir una estrategia sin fisuras como las que elabora frente a un tablero de ajedrez. Establece conexiones y zancadillea a quien supone un obstáculo hacia su objetivo. La envidia nunca fue una buena amiga.
La verdad es que más de la mitad de la película transcurre en un estado demasiado plano y aunque la acción nos tenía que haber zarandeado muchos minuto antes, considero que hay que darle una oportunidad al desarrollo del argumento. No quiero decir que se trate de un cinta de grandes sorpresas que dejan al espectador boquiabierto. Aunque reconozco que en algún momento solté un exabrupto, el devenir de los hechos se va más o menos intuyendo pero eso no quita que no tenga su punto de suspense y de intriga. Entonces, ¿flojea el argumento o no? Se podría decir que se retrasa demasiado el efecto y que quizás no lo explota debidamente.
Por otra parte, hay conexiones entre personajes que asoman como un simple adorno, de pasada, sin relevancia alguna, cuando se podría haber exprimido más esa cuestión, haberla llevado más lejos, provocando una nueva vuelta de tuerca. Además, entre padre e hijo quedan cabos sueltos que no termino de atar. ¿Por qué se autoinculpa el padre? Y por último, algunos detalles que me han parecido metidos con calzador.
Con la temática de Hijo de Caín se han rodado otras muchas películas, con desarrollos más o menos diferentes pero sí con la misma base, la de un hijo con una clara tendencia hacia el mal. Se me viene a la mente El buen hijo (1993) interpretada por Macaulay Culkin u otra más reciente Tenemos que hablar de Kevin (2011) ambas, cada una en su época, bastante recomendables. No son las únicas. Basta rascar un poco en la filmografía para encontrar otras muchas similares, algunas más inquietas que otras, pero por regla general con un aceptable nivel de suspense.
En cuanto al reparto y a las interpretaciones no puedo decir mucho. Ninguno de los actores o actrices me ha emocionado especialmente ni siquiera José Coronado. Me gusta mucho este actor, pero en este caso no me ha parecido que su papel haya estado muy logrado, salvo en escenas muy puntuales como la del fotograma mostrado. Su interpretación me ha recordado muchísimo a la que ya realizó en La vida de nadie, otra también muy recomendable. No sé, sus gestos, sus expresiones, sus poses,... en algunas escenas me pareció muy artificial y en otras demasiado visto.
Nico es la oveja negra y como tal le toca reflejar el mal adoptando un semblante serio, una actitud fría ante la muerte y una mirada taciturna. Solans debuta en esta película como actor y ya he leído por ahí que puede que le caiga el Goya al mejor actor revelación pero en lo que a mí respecta, su interpretación no me ha calado mucho.
En cuestiones técnicas tengo argumentos a favor y otros en contra. A favor, la banda sonora, de la mano de Ethan Lewis Maltby, me ha gustado muchísimo, muy premonitoria. Creo que suple a la perfección las carencias que presentan algunas escenas y fortalece la tensión de otras.
En contra, el doblaje. Vale que la película tenga financiación catalana y quieran barrer para casa, pero se nota mucho en qué momento la película ha estado rodada en catalán o qué actor/actriz ha interpretado en dicha lengua para posteriormente ser doblado al castellano. Las piezas no encajan. Las voces no empastan bien con la escena y eso me ha provocado un claro efecto de rechazo que me ha costado superar.
En definitiva, Hijo de Caín es una película entretenida con sus dosis de intriga y suspense, a la que tienes que dar cierto margen (quizás demasiado) para que el argumento te sacuda. Es una buena alternativa para pasar el rato, para uno de esos domingos navideños en los que el frío hiela fuera y se nos apetece estar resguardados y calentitos. Si puedes, te animo a verla porque tampoco pierdes tanto.
Mi puntuación es la que sigue:
Y como siempre os dejo con el trailer:
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Y como siempre os dejo con el trailer: