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OCHO APELLIDOS VASCOS (COMEDIA - 2014)

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Ocho apellidos vascos

Año: 2014.

Nacionalidad: Española.

Director: Emilio Martínez Lázaro.

Reparto: Dani Rovira, Clara Lago, Carmen Machi, Karra Elejalde, Alfonso Sánchez, Alberto López, Aitor Mazo, Lander Otaola.

Género: Comedia Romántica.

Sinopsis: Rafa (Dani Rovira) es un joven señorito andaluz que no ha tenido que salir jamás de su Sevilla natal para conseguir lo único que le importa en la vida: el fino, la gomina, el Betis y las mujeres. Todo cambia cuando conoce a una mujer que se resiste a sus encantos: es Amaya (Clara Lago), una chica vasca. Decidido a conquistarla, se traslada a un pueblo de las Vascongadas, donde se hace pasar por vasco para vencer su resistencia. Adopta el nombre de Antxon y varios apellidos vascos: Arguiñano, Igartiburu, Erentxun, Gabilondo, Urdangarin, Otegi, Zubizarreta e incluso Clemente.


[Información facilitada por Filmaffinity]




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Recuerdo que cuando empezaron a anunciar esta película en televisión me sorprendió la anticipación. Si no me equivoco fue allá por enero y aún faltaban dos meses para su estreno en los cines. El trailer prometía una película muy divertida, con buenos golpes de humor pero, en ocasiones, los trailers suelen destripar tanto las comedias que cuando las ves en el cine resulta que ya has visto lo mejor. En este caso, Ocho apellidos vascos contaba además con la presencia de Alfonso Sánchez y Alberto López, dos actores, productores, directores muy conocidos en Sevilla, que habían empezado haciendo sus pinitos con pequeños sketchs que colgaban en Youtube con miles y miles de visitas. Tras comprobar la aceptación entre el público y hacer algún que otro espectáculo en bares de copas, se lanzaron al cine con la película El mundo es nuestro. Todo esto me quedaba muy cerca. Alberto López es (o era) vecino mío y en más de una ocasión coincidí con él en la misma cola del super y la película El mundo es nuestro se rodó íntegramente a escasos metros de mi casa. Aún así, que anuncien una película con tanta anticipación me sonaba extraño y pensé que estaban jugando con las expectativas del público. 

Llegó el día del estreno y las salas se llenaron. Habían dado el gran campanazo. Todo el mundo me contaba lo divertida que era, lo que se habían reído, lo bien que lo habían pasado. Yo aún no me había decidido a verla pero sabía que tarde o temprano lo haría. Y aprovechando uno de eso miércoles de cine rebajado me dispuse a ello.

Rafael Quirós (Dani Rovira) es sevillano, de gomina en el pelo, polo de marca, bético hasta la médula, fan de Los de Río y amante de su tierra («Como Sevilla no hay ná», que diría él).



Por su parte Amaia (Clara Lago) es una joven vasca cuyas amigas le hacen la jugada de su vida. Le han organizado una despedida de soltera en el lugar de la tierra que más aborrece, Andalucía. Para colmo la han vestido de flamenca y la han llevado a un tablao para celebrar la pérdida de su soltería algo que no ocurrirá porque el novio, Antxón, ha roto con ella y de lo dicho nada de nada. 

Dos polos totalmente opuestos, no solo en carácter y personalidad sino también en situación geográfica. Pero un breve altercado tras unos chistes algo desafortunados y unas cuantas copas de rebujito consiguen que Amaia termine en casa de Rafa. Cuatro besos, dos achuchones y a dormir. Sin embargo, el amor entra en escena, al menos entra en la vida de Rafa que se queda prendado de la cenicienta vasca que huye sin decir ni pío a las claritas del día, dejando atrás su bolso con toda la documentación. 

Rafa se nos ha enamorado y sin el beneplácito de sus dos amigos, Curro (Alfonso Sánchez) y Joaquín (Alberto López), marcha a Argoitia (Guipúzcoa) para devolverle a Amaia sus pertenencias. Lo que allí le ocurrirá es el cuerpo de este largometraje. Una comedia de enredo con un constante tira y afloja que nos hará disfrutar. Una sucesión de gags, algunos más brillantes que otros, que desentumecerán nuestra mandíbula con risas y sonrisas. Una madre postiza, Merche (Carmen Machi), un suegro marinero y un tanto bruto, Koldo (Karra Elejalde), un grupo de radicales, un par de ertzaintzas,... mucha simpatía y ocho apellidos vascos: Gabilondo, Urdangarin, Zubizarreta, Arguiñano Igartiburu, Erentxun, Otegi y Clemente. Bueno, lo de Clemente está por ver. 

Ocho apellidos vascos juega mucho con la dualidad, con la contraposición de caracteres, de estilos de vida, de forma de pensar, de modo de vestir,... y con muchísimos tópicos. Ni todo sevillano es como se presenta, ni tampoco lo es todo vasco, pero eso sí, desde siempre, tanto unos como otros, hemos tenido colgando varias etiquetas. En cualquier caso, no debe haber ofensa ni molestia alguna porque esta película está hecha con humor y desde el humor. Interpretarla de otro modo sería, a mi juicio, un estúpido error. Otra cosa es que no te haga gracia los gags o que las situaciones no te parezcan divertidas. Eso es distinto. 

En cuanto al reparto, caras conocidas. A Dani Rovira lo sigo en la serie B & B, junto a Belén Rueda, Gonzalo de Castro y Fran Perea entre otros. Me gusta mucho este malagueño. Me parece natural, fresco, espontáneo y sencillo. Tanto en esta película como en la serie interpreta el papel de tontorrón simpático al que se le coge cariño inmediatamente y aunque lo hace tremendamente bien, espero que no se encasille. 

Clara Lago también me suele gustar. Creo que es una mujer camaleónica que puede dar más de sí. La he visto bien haciendo de niña pija o de más macarra, como es el caso de esta película. Lo que ocurre es que su compañero Dani la eclipsa un pelín, muy ligeramente,  porque sobre él recae la parte más cómica del guión y eso es una baza con la que él juega. En cualquier caso, hacen buena pareja que funciona bastante bien para los planteamientos del guión.

Karra Elejalde, para mí un gran actor. He visto muchos de sus trabajos y no recuerdo decepción ninguna. Habrá papeles que me hayan gustado más que otros pero desde Vacas (1992) junto con Carmelo Gómez con el que ya repitió en Días contados (1994), pasando por Airbag (1996), Los sin nombre (1999), Novios (1999), Año Mariano (2000), Marujas asesinas (2001), Nos miran (2002),... y otras tantas lo he visto tanto en papeles más serios como en otros más cómicos y lo visto hasta ahora me gusta. En esta ocasión, Elejalde interpreta a un padre sorprendido de que su hija haya retomado el contacto con él después de seis años de desconexión. La alegría que siente se desborda hasta el extremo de querer controlarlo todo y recuperar el tiempo perdido. Me he divertido mucho con sus textos.

En cuanto a Carmen Machi, ¿qué decir? No sé si la crítica la considerará una buena actriz o no pero a mí me gusta su trabajo. Lo paso bien viéndola tanto en la pequeña como en la gran pantalla y con eso me basta.

Sobre el dúo sevillano, Alberto López te arranca una sonrisa nada más asomar en escena y es que él le ha puesto siempre mucha pasión a todos sus textos. Sin embargo Alfonso Sánchez no me ha terminado de convencer. 

Otro detalle a destacar es la fotografía. Nada más que con las escenas aéreas de Sevilla que acompañan los créditos la balanza se inclina positivamente pero es que además, todo los paisajes del norte son preciosos. Los pequeños pueblos con sus pequeñas plazas, el mar, las playas, los montes verdes, las recónditas ermitas,... Siempre queremos aquello que no tenemos. Me gusta mi tierra pero si tuviera que abandonarla algún día sin pensarlo me iría al norte. Soy una enamorada de la cornisa cantábrica.

Las localizaciones de Ocho apellidos vascos se mueven entre Sevilla y las localidades de Getaria, Zarautz, Leitza, Zumaia y la playa de Itzurun, por citar algunas. Preciosos parajes con los que dan ganas de hacer las maletas y alejarse del calor infernal que ya comenzamos a sentir aquí. 

Antes de concluir esta reseña y dejaros mi puntuación, me gustaría comentar algo que no suelo pasar por alto en las películas. Suelo ser muy puntillosa cuando me siento a ver cine y si veo algo que no encaja con el sentido común lo critico. En este caso se producen algunas situaciones que no tienen mucha lógica pero no me quiero poner tiquismiquis. La película me ha hecho pasar un buen rato y aunque es cierto que esperaba algo más (fruto de las altas expectativas con las que me enfrenté a ella), no puedo negar que me he reído. He escuchado todo tipo de opiniones. Desde gente que la ensalzan y te incitan a verla como si no hubiera un mañana, a otros que se han sentido totalmente decepcionados. Yo no me posiciono ni en un extremo ni en el otro. Para mí, Ocho apellidos vascos es una película divertida, con sus golpes de humor que te harán reír, con un elenco de actores y actrices que lo hacen bien. Sin rasgarme las vestiduras, la recomendaría. 

Así que mi puntuación es:




Ah... y ya está prevista Ocho apellidos catalanes.

Trailer:







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