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ENTREVISTA a AGUSTINA GUERRERO (Diario de una Volátil)

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Autora


La Volátil es en realidad Agustina Guerrero, diseñadora gráfica, ilustradora y treintañera, nacida en una pequeña ciudad de Argentina, Chacabuco.

Agustina reside en Barcelona, España, desde hace ya más de doce años. Trabajó como diseñadora gráfica durante un tiempo, hasta que decidió dedicarse a la ilustración. 

En 2011 abrió su blog autobiográfico Diario de una Volátil, que alcanzó miles de seguidores en pocos meses y obtuvo un éxito inmediato en las redes sociales. En 2013 publicó Nina, diario de una adolescente (Montena), que ya ha sido traducido a varias lenguas.

Cuando alguien le pregunta de qué vive, a veces, lo cuenta haciendo dibujitos. 



Sinopsis


Cosas que sientes y no puedes contar.... como un te quiero, así, de repente. Cosas que te dan vergüenza, miedo, pereza... como colgar la colada con los calcetines emparejados. Cosas que te hacen sonreír, reír, llorar... como un lunes cualquiera sin café y sin amor. Un mundo entero de detalles chicos y grandes que hablan de ti, de mí y de todos nosotros.

La Volátil, una treintañera con camiseta de rayas que ve el mundo muy a su manera: aquí está por fin, y ha venido para quedarse.

[Información facilitada por la editorial]



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La semana pasada os hablaba de la novela gráfica Diario de una Volátil con la que tanto me reí (puedes leer la reseña aquí) y hoy os traigo la charla que mantuve con su autora, Agustina Guerrero, durante la Feria del Libro de Sevilla. Agustina es argentina aunque reside en España hace más de una década. La conversación fluyó acunada por ese acento tan maravilloso que los caracteriza. 

Marisa G.- Agustina, ¡cuánto me ha gustado tu libro! Yo es que adoro los cómics y las novelas gráficas. Soy fan incondicional de Quino y Maitena. Al ver tu libro es inevitable pensar en ellos, no sé si para ti han sido fuente de inspiración.

Agustina G.- Pues sí. Quino fue lo primero que mamé de pequeña. No entendía la mayoría de las viñetas pero mis tías tenían muchos de sus libros y cuando iba a su casa me entretenía viendo los dibujos y los detalles más que la historia en sí. Quino es hablar con palabras mayores. En cuanto a Maitena, también es un claro referente para mí. Ella ha abierto el camino a la nueva generación de ilustradoras y ha sido la pionera en mostrar una mujer más real, con sus problemas, que sus preocupaciones,... Creo que ella ha creado una empatía especial con el público que las nuevas generaciones seguimos arrastrando.

M.G.- ¿Y no es curioso que los tres seáis argentinos? ¿Qué tiene el aire de allí que produce magníficos ilustradores? 

A.G.- No sé. Quiero creer que todo es casualidad. El otro día me preguntaban por qué la mayoría de mis seguidores son de Latinoamerica, viviendo yo aquí en España. Es muy curioso. No sé por qué será. No sé si hay algo en mi tipo de humor, en mi estilo,... pero conectó con más gente de Sudamérica y no tengo una explicación lógica para eso.

M.G.- Diario de una volátil parte en principio de un blog pero he leído por ahí que antes del blog te ocurrió algo tremendo que dio origen a todo esto.

A.G.- Sí, sí, sí... (Risas). Hay un antes y un después en mi vida a partir de ese momento. Yo la Volátil la tenía como diario íntimo que no tenía intención de mostrar porque era algo para mí, personal. Y un día llego a mi casa y me encontré que me habían robado todo. Por aquel entonces yo estaba trabajando en un cuento infantil en el que había invertido los últimos cuatro meses más un montón de ilustraciones que tenía en el ordenador con el que trabajaba. Se lo llevaron todo. El ordenador, un montón de cosas personales,... Todo revuelto, como en las películas. Solo me dejaron un ordenador viejo y una carpeta azul donde tenía las viñetas de la Volátil. Entonces, con lo poco que me habían dejado, decidí mostrar aquellas viñetas sin imaginarme a lo que llegaría hoy. Abrí el blog y empecé a colgar una viñeta, luego otra, otra,... La gente lo empezó a compartir y se fueron uniendo. Yo todavía alucino. A veces me pasa que cuando pienso mucho las cosas, no funcionan tanto y si lo hago al revés es cuando mejor me sale.

M.G.- En el fondo le tienes que estar agradecida a los ladrones.

A.G.- Síííííí,... ¡Gracias!

M.G.- El ordenador no apareció, ¿no?

A.G.- No, no. ¡Lo tuve que seguir pagando durante seis meses sin tenerlo! (Risas)

M.G.- ¡Madre mía! Pero mira así nace tu blog. Fíjate que últimamente me encuentro que bastantes libros nacen teniendo un blog como origen. Da la sensación de que los blogs se están convirtiendo en una plataforma importante.

A.G.- Creo que las redes sociales ayudan a llegar a mucha gente de manera inmediata y, por otra parte, permiten a las editoriales no tener que arriesgar tanto frente a lo que van a publicar. Tener seguidores es un indicio de que el contenido interesa y que, por tanto, puede funcionar como libro. Es un buen sistema para venderte. Yo le debo todo a Facebook porque a partir de ahí me contactaron desde la editorial, me salieron muchos trabajos....

M.G.- Agustina, ¿y a ti te viene lo de dibujar desde pequeña?

A.G.- Para nada. Hace siete años yo no sabía dibujar nada de nada.

M.G.- ¿En serio?

A.G.- Sí, sí... De pequeña sí que dibujaba pero como puede dibujar cualquier niño. Y ahí me quedé. Luego empecé a estudiar diseño gráfico. Tenía una asignatura que era dibujo artístico y que me pareció super aburrida y la llevaba fatal,... Pero admiraba mucho a la gente que cogía un boli y en dos minutos hacía algo maravilloso. ¡Qué envidia! Yo quería hacer algo así y como soy cabezona, estuve seis meses o así recopilando información, viendo los ilustradores, las técnicas, los estilos y empecé a guardar en una carpeta todo lo que me parecía interesante. Me empapé de imágenes hasta que al cabo de un tiempo hice el primer dibujo que es muy similar al que aparece en la portada del libro. La elegí por hacer un homenaje a ese primer dibujo que me animé a mostrar y del que me sentí orgullosa. Luego vino un camino duro en el que tuve que encontrar mi estilo, probar técnicas,... y se aprende a dibujar dibujando.

M.G.- Pues yo pensaba que la gente que dibuja tan bien nacen sabiendo dibujar. Y no. Resulta que tú te has hecho ilustradora a base de practicar y de tu esfuerzo.

A.G.- Yo creo que nadie nace sabiendo dibujar. Se nace con la pasión por algo, con las ganas,... pero nada más. Cualquier ilustrador que sea bueno ha tenido su proceso y seguramente sus primeros dibujos han sido malos y ha tenido que ir trabajando como en cualquier profesión.

M.G.- Me estás dando esperanzas. ¡Todavía puedo aprender a dibujar!

A.G.- ¡Claro que sí! Coge un boli e inténtalo. 

M.G.- ¡Qué fácil parece! (Risas).

Oye Agustina, tu primer libro fue Nina, diario de una adolescente. Imagino que iría en la misma línea, mostrando la vida cotidiana de una chica joven, ¿no?




A.G.- Sí. Cuando me llamó la editorial pensé que era para publicar la Volátil pero no. Era un sello juvenil que publica libros para jóvenes de ocho a doce años y querían que construyera un personaje adolescente. Claro, tenía que retroceder a la adolescencia y encima los de ahora no son como los de antes, pero luego me di cuenta que hay cosas que no cambian: el primer amor, las peleas con tus padres, los miedos,... Creo que lo que cambia es lo que se puede tocar y la manera de comunicarse, pero los de hoy siguen sufriendo por las mismas cosas que antes.

M.G.- Los problemas siguen siendo los mismos aunque en otro entorno.

A.G.- Sí... De todos modos me pareció muy difícil dirigirme a un público tan joven con el que me tenía que limitar en un montón de temas hasta el punto de que la editorial descartó algunas viñetas porque eran más propias para adultos.

M.G.- Y si le tuvieras que explicar a un lector qué va a encontrar en tu libro, ¿qué le contarías?

A.G.- La finalidad de este libro es incitar a la gente a destacar las cosas cotidianas del día a día. A mí no me pasan cosas increíbles todos los días: me levanto, me ducho, trabajo, voy al súper, hago la comida,... ¿Qué saco de eso? No todos los días son maravillosos pero hay que valorar las pequeñas cosas, de barrer el suelo hasta estar con mi pareja en el sofá porque, al fin y al cabo, esas son las situaciones mayoritarias. La importancia que tienen los detalles pequeños es muy grande y la Volátil me ayudó a valorar todas esas cosas y a no dejarlas pasar.

M.G.- Estoy de acuerdo, es lo que tú dices, el día está lleno de pequeñas cosas que no vemos porque vamos a la carrera todo el santo día.

A.G.- Mira, en octubre tuve la suerte de que me convocaran para una conferencia en México y también di clases en la universidad. Tenía un curso de diez horas para recrear el proceso de una viñeta. A los estudiantes no le podía pedir que me escribieran una historia maravillosa. Lo que hice fue pedirles que me redactaran lo que habían hecho el día anterior y todos sacaron una viñeta de algo que, en principio, era un hecho insignificante. Las había mejores y peores pero todos tenían algo que contar. Esa es la finalidad de este libro. En cada día hay alguna historia que contar...

M.G.- Aunque pase desapercibida.

A.G.- Sí, exacto.

M.G.- Y las ideas para las viñetas Agustina, ¿te centras en tu propia vida o también observas la vida de la gente de tu entorno?

A.G.- Yo siempre voy con una libretita donde anoto todo lo que me parece interesante. Prácticamente es todo autobiográfico porque yo necesito vivir las situaciones. En cualquier caso, sí observo mucho a mis amigas, a mi pareja y cada situación puede ser objeto de una viñeta que luego pulo y desarrollo. En otras ocasiones, es al revés, la idea no está pero la busco. Por ejemplo, esta...



M.G.- Entonces, ¿la Volátil eres tú?

A.G.- Bueno, ahora ya tiene su propia personalidad.

M.G.- ¿Y por qué "la Volátil"? ¿Por qué ese nombre?

A.G.- Porque cuando tenía el diario íntimo me gustaba identificarla con una característica mía más que con un nombre propio. A mí siempre me dijeron que soy bastante soñadora, con los pies en el aire, que vivo en la luna,... y me pareció gracioso ponerle como nombre esa característica. Y al no tener nombre se puede entender como una mujer universal.

M.G.- Me comentas que la Volátil ya vuela sola. ¿Cómo la defines entonces? Aparte de soñadora... ¿cómo es?

A.G.- Efectivamente ya hay distancia entre ella y yo. Ha ido creciendo y cambiando. En las primeras viñetas era más ingenua, más dulce y ahora se está convirtiendo en una desquiciada y me gusta más, es más cruda. Yo creo que ella lo tiene todo más claro que yo.

M.G.- En una situación en concreto, ¿tú te preguntas cómo actuaría la Volátil?

A.G.- Sí, pero lo hago inconscientemente. Cuando creo una viñeta, a lo mejor yo no reacciono como reacciona ella pero sí me gustaría reaccionar así. En cierto sentido ella me ayuda a aplicar sus actitudes a mi día a día. Me cuesta hacerlo porque no soy tan positiva como ella pero me ayuda a verlo todo de otra manera.

M.G.-  Pero tendréis cosas en común, ¿no?

A.G.- El novio. (Risas)

M.G.- (Risas) El personaje de la gorrita.




A.G.- No, verás, aunque yo diga que hay distancia entre las dos, si nace de mi mano, de mi cabeza, ella es lo que yo pienso, quizás de una manera exagerada y distorsionada. Pero, quiera o no, está muy ligada a mí y a mi manera de ver las cosas y de pensar.

M.G.- ¿Y tú crees que a los hombres les puede venir bien tu libro como, digamos, manual de instrucciones?

A.G.- Esto sí me lo dicen. Me gusta mucho cuando vienen hombres y me dicen que se sienten identificados con el personaje masculino. La Volátil no es solo mi universo femenino ni es un libro solo para mujeres. El hombre también se pude sentir identificado con la mujer que aparece en el libro. Hay temas, como la regla y tal, con las que solo se identificarán las mujeres pero el libro es mucho más amplio que todo eso. Y también en cuanto a edades. A veces me han venido señoras de setenta años para que les firme el libro y me dicen que igualmente se sienten identificadas con tal o cual viñeta. 

M.G.- Es un libro muy universal entonces.

A.G.- Sí, pero cuando lo lancé no pensé a qué público iba a llegar... De todo esto te das cuenta luego.

M.G.- ¿Y qué proyectos tienes para más adelante?

A.G.- Me gustaría retomar el libro que me robaron y el año que viene, si me da tiempo, me gustaría lanzar otro de la Volátil pero ya novela gráfica.

M.G.- Bueno, esto está catalogado como novela gráfica, pero cómo lo etiquetas tú, ¿como un cómic? ¿Qué diferencia habría?

A.G.- Yo creo que esto es un cómic. Lo que quiero para el libro siguiente es que tenga principio y fin, que se lea en un orden. Porque en este libro, si te fijas, las páginas no están numeradas porque puedes abrir por donde quieras y comenzar a leer en la página que quieras. 

M.G.- Entiendo.

Agustina vas a presentar el libro esta tarde en FNAC. He visto en internet que en la presentación que se hizo en Barcelona, coincidiste con Enric Pardo.

A.G.- ¡Ay, qué mono! Sí. 

M.G.- Nosotros lo conocimos la semana pasada. Fue un placer charlar con él, tan dulce y encantador.

A.G.- Es un amor, sí. Yo lo conocí el día anterior a la presentación y luego coincidimos en Sant Jordi y es un encanto.

M.G.- ¿Y cómo enfocas la presentación de esta tarde?

A.G.- No sé, vamos a ver... Espero que venga gente, espero firmar,... En las presentaciones me gusta contar lo que la gente no ve, el making-off, cómo surge, lo que me estás preguntando tú. Eso la gente no lo conoce y me gusta hablar de lo que ocurre detrás de las bambalinas.

M.G.- Seguro que sale bien. Agustina no tengo más preguntas que hacerte. Yo he disfrutado mucho leyendo tu libro, me he reído un montón y espero poder seguir haciéndolo con los libros que vayas publicando.

A.G.- Muchas gracias por todo.

Y hasta aquí el rato que compartimos juntas hablando de esta singular mujer, la Volátil, que será para mi una nueva compañera de viaje. Para concluir, mirad que dedicatoria más molona. ¡Me encanta! 








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