Carla Montero (Madrid, 1973). Comencé mi carrera literaria con la novela Una dama en juego (DeBolsillo, 2012), que obtuvo el Premio Círculo de Lectores de Novela en el año 2009. Después, me adentré en el mundo del expolio nazi de obras de arte con la novela La Tabla Esmeralda (Plaza & Janés; DeBolsillo, 2013), una historia que ha conquistado a miles de lectores en España y ha sido traducida a varios idiomas. Mi tercera novela, La piel dorada, nació frente a un cuadro en el Museo del Prado y ante la mirada llena de secretos de una modelo desde el lienzo. Con esta historia he querido explorar una figura tan desconocida como fascinante, la de la modelo de arte: ¿quién era?, ¿por qué posaba desnuda?, ¿por qué vivía la límite de la moralidad de su época?, ¿cuáles eran sus sueños?... Escribirla ha sido un viaje maravilloso, emocionante, revelador y aleccionador. Ahora, estoy deseando compartir con mis lectores tales sensaciones a través de la historia de Inés, una mujer muy especial.
Una trepidante y arrebatadora historia que tiene como protagonista a una misteriosa joven que nos descubre, con su carácter adelantado a su tiempo, el fascinante mundo de las modelos de arte de principios del siglo XX. Pero sobre todo, una mujer que con su cuerpo y su rostro inspiró a quienes la conocieron. Una mujer de la que todos los hombres anhelaron conquistar la piel pero sólo uno llegó a desnudar el alma.
Si alguien me preguntase quién es Inés, no dudaría en la respuesta. Ella es el arte. Arte en cada uno de sus movimientos, en cada uno de sus gestos, en cada instante de su existencia. El arte que estremece y sublima el espíritu, que agita las emociones. La obra de arte más hermosa. Inés.
En 1904 tienen lugar en Viena una serie de asesinatos que conmocionan a la inestable sociedad del imperio. Todas las víctimas son modelos de artistas, mujeres jóvenes y hermosas, de dudosa reputación, que pertenecen a La maison des manequins, una organización creada por la amante y musa de uno de los pintores más afamados de la ciudad: la bella y enigmática Inés.
De la noche a la mañana, Inés se convertirá en la principal sospechosa de los asesinatos. Pero no es la única. El detective Karl Sehlackman se adentrará en la vid de lujo y de arte de la Viena de Fin-de-Siécle y en los bajos fondos de un imperio decadente con la intención de desentrañar el caso más difícil de su carrera policial, ya que los principales sospechosos son su gran amigo de la familia, el príncipe Hugo von Ebenthal, y la mujer de la que se ha enamorado irremediablemente.
[Información facilitada por la editorial]
La Feria del Libro de Sevilla aún sigue dando sus frutos y es durante aquellos días tuve la oportunidad de conocer a muchos autores y charlar con ellos sobre sus obras. Hoy os acerco a Carla Montero, la autora que ya nos conquistó con Una dama en juego y La Tabla Esmeralda. Ahora nos pone sobre la mesa la historia de una mujer, Inés, una modelo de artistas en la Viena de principios del siglo XX. Esto es lo que nos contó sobre La piel dorada:
Marisa G.- Carla, un placer hablar contigo de tu nuevo proyecto. La piel dorada es tu tercera novela. Ya has recorrido un camino desde que publicaste Una dama en juego en 2009. Me gustaría saber cómo ha sido ese camino, cómo te haces escritora.
Carla M.- Me considero muy afortunada y muy privilegiada. Es un mundo en el que nunca había pretendido estar y siempre digo que soy escritora por accidente más que por vocación, porque a mí me encanta escribir y contar historias pero lo de publicar ya era otra cosa. Siempre me ha dado mucha vergüenza y pudor. Con Una dama en juego me llevé diez años sacándola y metiéndola en el cajón. Era como un juguete para mí y me podía haber llevado así toda la vida, pero por cuestiones de azar y porque al final me animó mi marido, me presento al premio Círculo de Lectores y lo gano. Jamás pensé que pudiera ganarlo. Y así entro en este mundo editorial que es tan desconocido realmente. Cuando lo ves desde fuera lo ves tan cerrado y tan misterioso, pero a mí me ha dado muchas satisfacciones. Afortunadamente he contado con el apoyo de los lectores desde la primera novela, ha ido en aumento, he estado rodeada de personas que me han ayudado muchísimo, siempre he estado encantada con mis editores,... Luego La Tabla Esmeralda ha funcionado muy bien, la editorial ha apostado mucho por esta novela y eso es fundamental.
M.G.- Y en La piel dorada, ¿qué va a encontrar el lector?
C.M.- Una vez más lo que va a encontrar es una gran variedad de ingredientes que ahora te contaré, pero realmente, si tú quitas estos ingredientes, lo que encuentras es una historia humana. Una historia de personas dentro de un determinado contexto histórico, en un determinado escenario y a ver qué pasa, a ver cómo se emocionan, cómo reaccionan, odian, aman, sienten,... En definitiva, cómo ven la vida. Esa es la base y los ingredientes son el leit motiv de la novela. ¿Por qué me pongo a escribir esta historia? Pues porque lo que quiero es hablar de la figura de la modelo de artista.
Un día, delante de un cuadro de Picasso, me pongo a hacerme una serie de preguntas mirando la imagen de una mujer haciendo malabarismos sobre una gran bola y en ese momento me pregunté quién sería aquella mujer, por qué decidió posar para Picasso, cuál es su historia personal,... Preguntas sobre la figura tan desconocida y tan anónima como es la de la modelo y que sin embargo, han influido mucho en el arte. Me pareció que era una temática interesante para llevarla a una novela.
La acróbata de la bola |
Un día, delante de un cuadro de Picasso, me pongo a hacerme una serie de preguntas mirando la imagen de una mujer haciendo malabarismos sobre una gran bola y en ese momento me pregunté quién sería aquella mujer, por qué decidió posar para Picasso, cuál es su historia personal,... Preguntas sobre la figura tan desconocida y tan anónima como es la de la modelo y que sin embargo, han influido mucho en el arte. Me pareció que era una temática interesante para llevarla a una novela.
M.G.- En cierto modo es un homenaje a esas mujeres tan desconocidas.
C.M.- Exactamente. Además es que son figuras complejas. Hoy en día una modelo tiene su glamour pero en esa época no. Ellas eran mujeres que estaban al margen de la sociedad y que por el hecho de desnudarse delante de un hombre se convertían en prostitutas. Nadie apreciaba ese supuesto valor que aportaban al arte. Así que sí, es como un homenaje e intentar reivindicar ese papel que hoy en día ya nadie les discute pero que entonces ni siquiera se les reconocía.
M.G.- Tu novela ofrece varias tramas. Por un lado está la parte histórica con ese retrato de la Viena de la época, una trama romántica, una trama policíaca con la investigación de unos asesinatos,... A tu juicio, ¿qué parte destaca más?
C.M.- Yo casi diría que ninguna. A mí lo que me gusta es mezclar varios ingredientes e intentar equilibrarlos, de manera que al final, no hay ninguno que sobresale con respecto a los demás. La historia de amor tiene un peso importante, la trama policíaca también,... y el contexto es fundamental porque existe un análisis de una época, de una sociedad, entonces no hay ninguna que sea predominante sobre las demás. Para mí también es un ejercicio el hecho de intentar equilibrarlas para que nadie pueda venir a ponerme la etiqueta tal o cual. Con La Tabla Esmeralda me pasó igual. La pregunta del millón era: «Bueno y entonces, ¿esto qué género es?». No, es que no pertenece a ningún género. Casi acuñé el término de «novela cocktelera» acordándome de las palabras de Umberto Eco cuando, recién publicado El nombre de la rosa, le preguntan que qué es lo que había que hacer para escribir un bestseller y él ni corto ni perezoso respondió que era tan fácil como meter en una cocktelera un poquito de intriga, un poquito de romance, un contexto histórico, algo de violencia, sexo... agitas y ¡listo! Ya tienes el bestseller. Ojalá fuera tan sencillo porque entonces todos aplicaríamos la receta. Pero lo que sí es cierto es que para mí es como una cocktelera. El bestseller es una novela con muchos ingredientes en el que ninguno predomina y que atrae gran variedad de lectores precisamente por eso.
M.G.- Una novela que se amolda a un gran sector de los lectores y que satisface las necesidades lectoras de muchos.
C.M.- Eso es. Y es que a mí también me pasa. A mí como lectora me gusta encontrarme gran variedad de cosas en los libros. Igualmente leerme una novela romántica pura y dura me puede parecer un poco pesado pero que tenga su puntillo romántico me gusta.
M.G.- Viena tiene un papel importante en la novela. Cuando pensamos en esa ciudad tendemos a imaginar grandes edificios, una vida social maravillosa llena de música y esplendor. Pero tú reflejas una Viena más decadente, te sumerges en los barrios más pobres y muestras el lado más oscuro de la clase alta, unos ambientes en los que hay reuniones en fumaderos de opio, orgías,...
C.M.- Viena es una protagonista más del libro. La ciudad en sí misma adquiere un papel bastante interesante. Aunque yo ya había la había sacado en otro libro, cuando decido situar la trama de la novela en Viena y empiezo a investigar me di cuenta que hay muchos clichés en torno a esta ciudad, que tenemos una idea muy enconsertada y romántica con esos palacios, la ópera,... Toda esa imagen que se ofrece con las películas de Sisí. Pero Viena es y fue muchísimo más. En 1900 Viena era la capital de un imperio en plena desintegración con una fuerte crisis política, social, económica, con muchísimas tensiones entre todos los estratos de la sociedad que va a dar lugar a esa Viena un tanto oscura y marginal incluso. A la ciudad llegan muchas personas en busca de una vida mejor, que no la encuentran porque se topan con dificultad para encontrar trabajo, con salarios ínfimos. Todo esto lo que genera son altísimos índices de criminalidad, de prostitución,... Esto por un lado pero por otro, también vamos a observar la decadencia de la aristocracia que ve como van perdiendo privilegios en favor de una burguesía cada vez más pujante, más creciente, y que comienza a dominar los poderes sociales.
Y lo que comentas sobre los fumaderos de opios, las orgías, incluso esas reuniones para hacer espiritismos,... esto era así. No me lo inventado yo.
M.G.- Y las escuelas de arte privadas para dar cabida a la mujer en las artes plásticas, esa escuela que funda una de las protagonistas, ¿esto también era así ¿Existían estas escuelas?
C.M.- Sí, pero no eran exclusivamente para mujeres. Es verdad que había academias de arte privadas que se salían un poco de las normas y los convencionalismos de las escuelas de arte estatales. Aquellas academias eran más flexibles, de mentalidad más abierta, donde podían acudir tanto mujeres como hombres para dibujar desnudos, algo que no se le consentía a la mujer en las estatales.
M.G.- El arte es un punto de referencia para ti porque en tu anterior novela también lo tocas.
C.M.- Es que a mí el arte mi inspira muchísimo. Detrás de cada obra de arte hay siempre una historia que se desconoce o te puedes inventar. El tema del expolio nazi que traté en La Tabla Esmeralda me parecía un tema apasionante y tampoco muy tratado por la literatura. Bueno, ahora está de moda...
M.G.- Sí por la película Monuments Men.
C.M.- Eso es pero hubo una época en la que era un tema muy desconocido. Para mí era muy interesante porque es que llega hasta nuestros días. Parece que el expolio se acabó en 1945 y no, todavía seguimos dándole vueltas al tema con cuadros que siguen desaparecidos, con noticias que narran que se han encontrado un montón de piezas robadas en el apartamento de un señor en Munich,... Y en el caso de La piel dorada pues igual. Esa chispa que surge del arte para mí es fundamental porque yo creo que no deja indiferente a nadie.
M.G.- Y hablando un poco de la estructura de tu novela, vas alternando capítulos y lo haces haciendo uso de dos voces narrativas diferentes, ¿por qué?
C.M.- Pues lo hago por dos motivos. A mí me gusta usar la primera persona porque me permite una narración mucho más íntima, me permite penetrar en el personaje a mayor profundidad pero el problema es que te limita mucho porque solo tienes una visión y además, en caso de una trama policíaca, aunque yo no me considero escritora de novela negra, me vi muy limitada. Por eso decido alternar con la tercera persona para estar allí donde no llega el personaje que narra en primera persona.
M.G.- También he notado que, cuando nos vamos acercando al final, vas acortando los capítulos como si quisieras de ese modo dar más agilidad a la trama.
C.M.- Sí, para empujar al lector hacia el final. A veces el arranque puede resultar un poco lento en las novelas pero hay que tener en cuenta que los principios tienen que situarte, tienes que conocer a los personajes, tienes que establecer las relaciones entre ellos,... Todo esto te exige a un ritmo de narración algo más lento porque si no, los libros no serían libros sino guiones de cine. Pero sí, como tú dices, cuando vas llegando al final, la cosa se acelera bastante.
M.G.- Y haces una cosa en el libro que me gusta mucho. No solamente vas alternando los capítulos en tercera y en primera sino que, de vez en cuando, nos pones en cursiva los pensamientos del asesino y el lector va haciendo sus cábalas. Para no ser escritora de novela negra, como me has dicho antes, juegas muy bien al despiste. En mi caso pensaba que ya había cazado al asesino y luego tenía que cambiar de opinión. Me tenías desorientada.
C.M.- (Risas) Es que utilizo recursos muy básicos como los que aparecen en las novelas policíacas clásicas, aquellas de Agatha Christie. Si te fijas en esas novelas siempre hay un grupo de sospechosos, un detective y un crimen. Y el truco del autor es sembrar la duda sobre todos los sospechosos, del tal manera que no sabes quién es el asesino hasta prácticamente las últimas páginas.
En cuanto a introducir la voz del asesino me parecía un ejercicio interesante y además es que, a mí no me gustan las novelas policíacas en las que, en las dos últimas páginas, conoces al asesino, sus motivaciones, su historia... Yo he preferido dar información en pequeñas dosis, que el lector supiera desde el primer momento que se encuentra ante una mente perturbada, con muchísimos traumas,...
M.G.- Y hablando de los personajes, Inés es el alma mater de la novela. ¿Cómo es esta mujer
C.M.- Inés representa mi aproximación a la figura de la modelo. Es una mujer muy misteriosa porque para mí, la figura de la modelo esa así. Desconocemos cómo es su historia y de igual modo, las personas que rodean a Inés desconocen hasta de dónde viene, quién es. La admiramos, la envidiamos pero no sabemos quién es, tan solo su nombre. A lo largo de la novela iremos desentrañando esos misterios en torno a Inés, que es paralelo a desentrañar los misterios en torno a la modelo. ¿Qué pasa? Pues que no se cierra totalmente el personaje. A veces me han dicho algunos lectores que no terminan de comprenderla y no me extraña porque a mí me ha pasado. Yo no he podido comprender totalmente a las modelos. No he podido dar ese último paso para saber sus motivaciones, cómo se veían a sí mismas. No he encontrado ningún testimonio en primera persona de ellas. ¿Se consideraban prostitutas? ¿Pensaban que influían en el arte de alguna manera? ¿Por qué posaban desnudas? ¿Era su medio de vida o había otras razones? Ese último paso no lo he podido dar y al final Inés sigue conservando su parte de misterio.
M.G.- Y otro de los personajes, el príncipe Hugo von Ebenthal, creo que lo perfilas como una víctima de su posición social.
C.M.- Sí, efectivamente. Por un lado, Hugo representa esa aristocracia decadente que te comentaba antes, esa aristocracia que se está resquebrajando y ve cómo pierde sus privilegios y él mismo se siente víctima de su posición social, le pesa el título, el nombre, lo que eso le obliga a aparentar ser,... Y al final acaba medio desquiciado.
M.G.- Tiene una forma de ser que no puede exteriorizar.
C.M.- Claro, no puede porque está sometido al corsé de su clase. Hay que tener en cuenta también que, en aquella época, la influencia paterna era tremenda. De hecho es uno de los asuntos en los que se focaliza Freud cuando hace el estudio de la psicología humana. Al final todos estamos muy sometidos a lo que han hecho nuestros padres y eso es lo que le pasa a Hugo. Él está muy marcado por lo que su padre quiera que sea, por lo que le exige,... y él no quiere aceptarlo y permanentemente se quiere rebelar contra eso, lo que le genera no pocos conflictos.
M.G.- Y Karl, el investigador, ¿bebe de algún otro investigador que haya dado la literatura?
C.M.- No, no, no... Con Karl lo que quería crear es el anti-investigador. De hecho la novela empieza diciendo que él no es buen policía y lo repite constantemente. En cierto modo Karl es víctima de sus circunstancias, ya no tanto de su época o de su clase. Él pensó que su vida podía ir encaminada por esos derroteros y se da cuenta de que la situación realmente le desborda y es que es el anti-investigador. No es capaz de resolver el crimen. El crimen se resuelve casi por casualidad y no porque él aplique sus pericias como investigador. Y no, no se inspira en ninguno de los investigadores que conocemos. Además es que yo no quería que fuera como los que ha dado la literatura y he estado toda la novela luchando para que no se pareciera a ninguno. Los investigadores quieren ser muy buenos en lo suyo...
M.G.- Y ser muy perspicaces y él no lo es en absoluto.
C.M.- No, no para nada. Es que se le van todos los detalles del crimen.
M.G.- Pero me da pena porque aunque, al final reconduce su vida, me da la sensación de que es el gran perdedor de toda esta historia.
C.M.- Sí pero es un perdedor convencido.
M.G.- Resignado.
C.M.- Sí, él renuncia a cosas importantes en su vida y lo asume como tal. Sí es un perdedor pero un perdedor que encuentra su camino.
M.G.- Creo que tu novela se presentó en Viena, en los escenarios que plasmas en la novela. Tuvo que ser una experiencia alucinante, ¿no?
C.M.- Una gozada. La oficina de turismo de Viena se volcó en la organización del viaje. Nos prepararon un tour recorriendo los escenarios que salen en la novela, descubriendo también esa Viena más desconocida y alejada de los clichés. Fue un privilegio poder presentarla allí.
M.G.- Y Carla, yo no suelo hacer estas preguntas a los autores pero es que he visto una entrevista tuya en la que comentas que tienes cuatro hijos, ¿cómo te apañas para escribir? ¿Dónde queda esa supuesta soledad que necesita el escritor? Porque con cuatro hijos y no serán muy mayores...
C.M.- (Risas) Bueno, la mayor tiene doce años y de ahí para abajo. Pues, de noche y quitándome horas de sueño. La noche es buen momento para escribir independientemente de tus circunstancias familiares, porque no suena el teléfono, no llaman al timbre, no hay tráfico en la calle,... y mis niños están dormidos. Además es que soy poco maniática a la hora de escribir. Si necesito mi espacio, mi escritorio, mi horario, mi... No, no podría hacerlo. He aprendido a robar minutos y a adaptarme a las circunstancias para poder ser disciplinada en la escritura.
M.G.- Pues muy bien Carla, no tengo más preguntas que hacerte. Sé que vas a presentar la novela el sábado en la Feria del Libro,...
C.M.- Sí, a ver qué tal sale.
M.G.- Saldrá bien seguro.
C.M.- Con estas cosas nunca se sabe. A mí como me parece tan increíble que la gente se movilice en torno a un libro. Es algo que no acabo de creerme.
M.G.- No, pero a los lectores les gusta ver a los autores en persona. Porque además cambia mucho la perspectiva. Oír a los autores hablar de sus libros enriquece mucho más su obra.
C.M.- Sí y también puede resultar interesante las motivaciones, el por qué se crea un personaje y no otro,...
M.G.- Seguro que sale muy bien. Yo te voy a dejar descansar. Te agradezco muchísimo que nos hayas atendido y espero verte con la próxima novela.
Y hasta aquí la entrevista que Carla nos concedió. Creo que todo lo que nos contó sobre su novela La piel dorada añade más interés aún a un argumento que viene cargado con todos esos ingredientes que ella ha incorporado a su cocktelera particular.
Espero que os haya gustado.
Espero que os haya gustado.