Editorial: Ediciones B.
Fecha publicación: 2014.
Nº Páginas: 304.
Precio: 18,00 €
ISBN: 978-84-666-5432-6
Autora
Mercedes Pinto Maldonado nació en Granada en 1961 y reside en Málaga desde hace veinte años. Estudió medicina en las universidades de Granada y Málaga, pero lo dejó para dedicarse a la literatura. Está casada y tiene tres hijos. Según sus propias palabras, escribe desde que aprendió; pero fue hace diez años cuando se dedicó a publicar uno de sus manuscritos, El talento de Nano, novela juvenil editada en 2005. Dos años más tarde publicó la novela histórica La última vuelta del scaife y en 2012 Maldita y Pretérito imperfecto, ambas incluidas en el género trágico romántico. La novela policíaca El fotógrafo de paisajes ha sido su última publicación. En la actualidad, todas sus obras están publicadas en digital.
Sinopsis
La pequeña Lucía nace con poco más de dos kilos en el seno de una familia marcada por el odio y los secretos. La muerte de su madre la deja a merced de su tiránico padre, un terrateniente que la llama Maldita y la condena a vivir apartada de todos en una miserable casucha.
El encierro hace de ella una criatura especial, tan inteligente como incapaz de relacionarse con el mundo exterior. Solo cuenta con el apoyo del joven Ángel, el único que se atreve a entrar en su pequeño y triste universo.
Ella no lo sabe aún, pero su misión en la vida consiste en deshacer los entuertos creados por su poderosa familia.
¿Logrará Maldita volver a ser la luminosa Lucía? Crecer en el lado más oscuro del mundo y encontrar la luz: eso es esta novela
[Información facilitada por la editorial]
Que levante la mano quién no conozca a Mercedes Pinto Maldonado. ¿Tú? Ea!, castigado de cara a la pared.
Y es que Mercedes Pinto Maldonado es un ejemplo de esos autores que luchan con uñas y dientes para hacerse hueco, para adelantar puestos, porque cree en sí misma y en su trabajo y por eso es muy conocida entre nosotros. No es la única que está al pie del cañón. Sirvan estas palabras para reconocer su empeño y el de otras compañeras suyas como Pilar Muñoz, Cita Franco, Mónica Serendipia, Mayte Esteban, Raquel Antúnez,... entre otr@s.
Admiro la tenacidad de estas mujeres que hacen malabarismos para atender todas las parcelas de su vida sin dejar de lado su ¿afición o vocación? Yo no tendría ni fuerzas ni valor y eso que adoro la literatura hasta niveles preocupantes.
Pero vayamos al grano. Siempre que me encontraba en vuestros blogs con la cubierta de Maldita en la que asoma esa niña pequeña de mirada recelosa tenía la misma sensación. Sentía que esa pequeña tenía algo que contarme. Por eso, cuando el libro me llegó a casa, apenas dejé pasar el tiempo para escucharla.
Maldita narra la difícil vida de Lucia, una pequeña que nace dentro de un núcleo familiar roto, donde reina a sus anchas la desconfianza, el rencor, la amargura, la pena y la tristeza. Un entorno complicado en el que conviven el matrimonio compuesto por Diego y Adela. Él es un hombre zafio y rudo, un capitalista en una pequeña localidad rural donde todos lo respetan e incluso temen. Ella es una mujer bella, joven que a causa de un desafortunado incidente se ve sumida en la más absoluta soledad y tristeza cuando siempre había sido alegre, coqueta y charlatana. La noche y el día. Tal luctuoso acontecimiento provoca un cataclismo que distanciará a Diego y a Adela para siempre porque en la mente de él pervive una escena incapaz de digerir. Un pajar, Adela y otro hombre en situación sospechosa. Que ella anuncie su embarazo poco tiempo después no traerá nada bueno ni a su vida ni a la de su retoño.
Lucía nace con un padre que la desprecia, con una madre que fallece durante el parto y con una abuela, Carmen, que será su primer consuelo. Desheredada de todo cariño paterno y repudiada en grado sumo, la pequeña vivirá recluida, en silencio y apartada de los ojos de los demás, construyendo un pequeño mundo en el que tendrá el apoyo de su abuela hasta que esta fallece, pero no quedará desamparada. Lucia, inteligente y avispada, sabrá valerse por sí misma mientras que los residentes del cortijo próximo no le quitan ojo. Luisa y su marido Juan junto a su hijo Juanito y a un sobrino de nombre Ángel, ambos de diez años de edad, constituirán su mundo más cercano con sus luces y sus sombras. Por su parte, Pedro, el mejor amigo de Diego y el único que es capaz de hacerle frente, cuidará a su modo de la pequeña Lucía. Motivos tiene.
La vida pasa, los años se suceden, Lucía crece y el mundo sigue girando. Viviremos esta historia que se inicia con el nacimiento de la pequeña hasta llegar a su edad adulta. Pero seguir comentando más el argumento sería contraproducente. La trama de Maldita está tejida con hilos que componen complejos trenzados y que nos llevan a recovecos y rincones donde sabremos las enrevesadas relaciones que unen a sus personajes y sus más profundos secretos. En ocasiones habrá que retornar hacia atrás en el tiempo para descubrir quién es Juanito o Diego, qué sentimiento anida en el corazón de Pedro, dónde está la madre de Diego o qué justifica el comportamiento de cada uno de los personajes.
Maldita es una historia donde los amores asoman en sus distintas facetas. Los hay correspondidos y sinceros, los hay truncados y malogrados, los hay recelosos y vengativos. Allá donde mires habrá una historia en la que el amor tiene cabida en mayor o menor medida.
El perfil de los personajes dibujados por Mercedes es claro, definido y de corte maniqueo. Es del todo inevitable sentir apego por la pequeña Lucía. El lector la contempla como una oveja entre lobos que se vale únicamente de su inteligencia para sobrevivir en un ambiente gélido y solitario. Lucía es feliz en su mundo, con su pizarra con la que se comunica, con sus libros, sus cuadernos y su violín. Más allá de las cuatro paredes que la cobijan el mundo le produce pavor, de ahí que ni siquiera asome la nariz por la ventana.
Inevitable también es manifestar un profundo rechazo por los personajes más maquiavélicos a cuya cabeza se encuentra Diego. La dureza de su corazón, su tiranía, su incapacidad por reconocer sus errores, el trato tan mezquino que procesa a los demás,... hacen de Diego un ser despreciable y déspota. Me ha producido una repugnancia tal que en numerosas ocasiones he deseado que le pasase algo horrible. Cierto es que se crió sin la figura de una madre, en torno a la cual gira un misterio, y con un padre del que aprendió la tiranía de la que hace gala. En él se cumple la máxima De tal palo, tal astilla.
En cuanto al resto de los personajes, Pedro, Luisa, Juan, Ángel, Juanito,... se posicionan claramente en un lado u otro. Especialmente complicada es la relación que une a estos dos últimos, los primos Ángel y Juanito, entre los que siempre ha habido rencillas, celos y encontronazos. Ambos se disputan el cariño de Lucia aunque cada uno tendrá unas intenciones muy distintas.
En cuanto al resto de los personajes, Pedro, Luisa, Juan, Ángel, Juanito,... se posicionan claramente en un lado u otro. Especialmente complicada es la relación que une a estos dos últimos, los primos Ángel y Juanito, entre los que siempre ha habido rencillas, celos y encontronazos. Ambos se disputan el cariño de Lucia aunque cada uno tendrá unas intenciones muy distintas.
Sin que la autora nos desvele el lugar y el tiempo en el que el argumento de su novela transcurre, resulta evidente que estamos ante un entorno rural, uno de esos pueblos recónditos de la geografía española en los que aún pueden llegar a ocurrir hechos dramáticos incomprensibles. Tal es así que, inmersa en la lectura de Maldita me venía a la mente esas películas que recrean tragedias y dramas rurales por cuestiones de lindes, herencias, cuernos o faldas. Disputas que aparentemente podría resolverse de un modo más civilizado pero que terminan acabando en un baño de sangre. No voy a mencionar ningún título por no establecer paralelismos innecesarios pero estoy segura que muchos podréis adivinar de qué filmes hablo.
En cuanto al contexto temporal, igualmente el lector tiene la certeza de que todo ocurre muchos años atrás pues el tipo de vida y los detalles que vamos encontrando desperdigados a lo largo de la novela nos hacen pensar que Lucia y su familia vivieron en los años cincuenta.
En cuanto al contexto temporal, igualmente el lector tiene la certeza de que todo ocurre muchos años atrás pues el tipo de vida y los detalles que vamos encontrando desperdigados a lo largo de la novela nos hacen pensar que Lucia y su familia vivieron en los años cincuenta.
Un detalle curioso. Llegando casi al desenlace, Mercedes Pinto desvía en ocasiones la mirada del lector y la aleja del núcleo argumental para profundizar ligeramente en otros personajes que no tienen un peso específico en la novela pero que contribuyen a enriquecerla. Así el lector es momentáneamente apartado del epicentro y da la impresión de que la autora pretende frenar nuestro avance, demorarnos intencionadamente, como si quisiera darnos un respiro antes de la escena final. En ningún caso ese alejamiento supone un incordio para el lector pues lo que nos cuenta sobre esos otros personajes es igualmente interesante.
Estructuralmente Maldita está compuesta por un determinado número de capítulos sin numerar y sin título. Narrada en tercera persona por un narrador omnisciente nos permite zambullirnos de lleno en la mente y el corazón de los personajes, algo fundamental en un argumento que está lleno de secretos, emociones y resentimientos. No me he encontrado un ritmo frenético. Todo transcurre con calma y de manera pausada de tal modo que el lector puede ir digiriendo los distintos acontecimientos que se producen casi continuamente.
Llegados a este punto tengo que reconocer que la lectura de Maldita ha sido muy gratificante. A mi modo de ver Mercedes ha sido capaz de recrear un ambiente rural oclusivo en el que los secretos anidan en cada familia pero que hay que mantener ocultos a toda costa porque «Las cosas que no se cuentan no han pasado» [pág. 211]. Me ha gustado mucho enfrentarme a esta tragedia donde al final, por qué no decirlo, vencen los buenos. Después de vivir junto a Lucía terribles acontecimientos, de verla tan pequeña y desvalida, en manos ajenas la mayor parte del tiempo, rodeada de algunas personas tan dañinas, encontrarte con un final rosa es justo y necesario. Me he dejado muchas cosas atrás porque en Maldita se masca la tragedia en cada página pero sería un crimen, nunca mejor dicho, contaros más allá de lo que ya he dicho. En su lugar os invito a descubrir esta novela.
Mercedes Pinto es poliédrica, le gusta tocar todos los palos, como decimos en el sur. Una vez experimentado su drama, estoy convencida de que terminaré por probar su historia y su intriga. Muchos ya lo habéis hecho y el resultado parece ser más que satisfactorio.
Llegados a este punto tengo que reconocer que la lectura de Maldita ha sido muy gratificante. A mi modo de ver Mercedes ha sido capaz de recrear un ambiente rural oclusivo en el que los secretos anidan en cada familia pero que hay que mantener ocultos a toda costa porque «Las cosas que no se cuentan no han pasado» [pág. 211]. Me ha gustado mucho enfrentarme a esta tragedia donde al final, por qué no decirlo, vencen los buenos. Después de vivir junto a Lucía terribles acontecimientos, de verla tan pequeña y desvalida, en manos ajenas la mayor parte del tiempo, rodeada de algunas personas tan dañinas, encontrarte con un final rosa es justo y necesario. Me he dejado muchas cosas atrás porque en Maldita se masca la tragedia en cada página pero sería un crimen, nunca mejor dicho, contaros más allá de lo que ya he dicho. En su lugar os invito a descubrir esta novela.
Mercedes Pinto es poliédrica, le gusta tocar todos los palos, como decimos en el sur. Una vez experimentado su drama, estoy convencida de que terminaré por probar su historia y su intriga. Muchos ya lo habéis hecho y el resultado parece ser más que satisfactorio.