Buenos días. Hace unas semanas colgaba la siguiente invitación en facebook:
La editorial presentaba la novela Memorias de un sinvergüenza de siete suelas de Ángela Becerra que, si no me equivoco, fue publicada a principios del año 2013. Desconozco los motivos por los que se celebraba ahora el acto de presentación de un libro que muchos ya habéis leído y cuyo argumento transcurre en mi ciudad:
Sevilla se paraliza cuando Francisco Valiente, un triunfador hecho a sí mismo y que consiguió tener a toda la ciudad rendida a sus pies, muere de forma repentina. Su funeral congrega a las personalidades sociales y políticas más importantes del lugar mientras su mujer y su eterna amante van desgranando la vida del difunto. Lo que no imaginan ninguna de las dos es que él también las está viendo, y que tendrá mucha voz en su propio entierro.El lector disfrutará con las peripecias vitales de este casanova moderno que encontró en el cortejo una inagotable fuente de diversión. Cada vez que una mujer caía en sus redes, se compraba un pavo real para celebrarlo. En su fantástica casa hay miles de ellos para desesperación de su esposa que, una vez muerto Francisco, tiene previsto liquidarlos a todos.
Por las reseñas que he leído y la información que facilita la editorial («Vuelve Ángela Becerra con una divertida historia actual sobre el amor, la fidelidad y las trampas del corazón»), parece un libro divertido y lleno de humor, sin embargo, lo que se habló durante la presentación no tuvo nada de gracia.
El acto, celebrado en el precioso patio del Consulado de Italia, estuvo conducido por Ricardo Castillejo, un periodista y comunicador de los medios locales. Arropando a Ángela Becerra, estuvieron Flor de Torres, Fiscal Delegada de Violencia a la Mujer de Andalucía y Consuelo Alcalá, tertuliana, escritora y ex mujer del torero Jaime Ostos, una mujer que ha hecho pública la situación de malos tratos que vivió durante su matrimonio.
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| De izquierda a derecha: Flor de Torres, Ángela Becerra, Ricardo Castillejo y Consuelo Alcalá |
Como podéis entender y teniendo en cuenta quiénes eran los asistentes, la temática de la que se habló durante esta presentación distaba mucho de ser divertida.
Flor de Torres ostenta un cargo muy importante en lo que a violencia de género se refiere. Su intervención fue tremendamente interesante aportando datos y comentando cuestiones que giran en torno a la violencia contra la mujer. Comentó sus impresiones sobre la novela, hablando de las dos mujeres protagonista, de su forma de pensar, de encarar su vida con Francisco, comparándolas con muchas de las mujeres que por desgracia protagonizan trágicas noticias de violencia de género.
Por su parte, Consuelo Alcalá comentó que la lectura de esta novela le hizo recordar muchas cosas sobre su pasado. Explicó situaciones de su vida personal tan delicadas que yo no me atrevo a reproducir aquí. Según sus palabras, se casó virgen y tonta, aguantando un matrimonio que pensó que era para toda la vida. Sobre el personaje masculino de la novela, Consuelo comentó que son seductores que no se quieren a sí mismos y por lo tanto no quieren a los demás. A su juicio, los tres personajes principales de esta novela son víctimas de una sociedad demasiado estrecha.
A pesar de un trasfondo triste y lleno de sufrimiento para algunos personajes, ella recalca que el libro está lleno de humor y recomienda su lectura.
Como colofón, tomó la palabra Ángela Becerra, quien destacó que lo más importante de la novela son los seres humanos. Ella se considera una enamorada del ser humano. «Cuando nacemos, nacemos limpios pero la misma vida nos acaba distorsionando». Afirma que los personajes de su novela son seres equivocados que han salido escaldados de un pasado del que no se pueden liberar y por lo tanto terminan haciendo daño, que viven de cara a la galería aparentando lo que no se es. «Yo quería hacer una clara denuncia porque a veces se nos va la vida en esa representación teatral». Ha construido a sus personajes como estandarte de un sentimiento concreto, ya sea el odio o el amor.
Alma representa «un amor incondicional, que todo lo entiende, que todo lo perdona y que todo lo acepta en aras de vivir un cuento de hadas con el príncipe azul que besa a la joven y la rescata. Esto ha hecho mucho daño porque no es la realidad».
El otro personaje femenino, Morgana, «es otra víctima que acaba llevando el estandarte del odio con mayúsculas», un personaje con una voz muy fuerte:
«¡Maldito seas, Francisco! Ojalá ardas en el infierno. Tu repugnante alma y tu endemoniado cuerpo. Destrozaste mi vida. ¿Creías que ibas a durar siempre, que serías inmortal como los dioses griegos? ¿Que podrías mantenerte intacto destilando egoísmo y crueldad?
Tu asqueroso ego y tu dinero mal habido no pudieron garantizarte más años de existencia. Te cogió por sorpresa, ¿verdad? A que no te lo esperabas, ¿eh? Te miro y por primera vez te veo ínfimo, ya no puedes alardear de nada. Se acabaron los pulsos y las batallas entre nosotros. Ninguno de los dos ganó, ¿o tal vez sí? Sí, he ganado yo, porque sigo viva y tú estás muerto. ¿Cómo podré vivir ahora sin venganza, si durante todos nuestros años de matrimonio, si es que a este engendro se le puede llamar así, lo único que me levantaba de la cama era urdir alguna maldad para dártela de regalo?».
[...]
«Esta noche, cuando todos marchen, después de esta ridícula farsa en la que pediste convertir tu sepelio, me quedaré contigo y hablaremos, ¡claro que hablaremos!; por primera vez me escucharás sin interrumpirme, maldito imbécil. ¿Alguna vez pensaste en cómo me sentía con tu continuo y recochineante desprecio? ¿En cómo me sentiría hoy, viendo este degradante espectáculo? ¡¡¡Qué humillación!!! Todas tus fulanas desfilan por mi casa -porque es Mi casa, aunque te duela oírlo-, con trajes negros y pañuelos, llorando la muerte de tu entrepierna ¡ja ja ja, se te murió, Francisco! Con tu muerte, tu maldita arma ha quedado inservible. ¿Qué te llevas? ¿Con qué impresionarás en el infierno?».
Una mujer que de tanto odio vistió de rojo el día del funeral de su marido porque para ella era una fiesta.
Francisco, el tercer personaje en discordia recibe el castigo de tener que asistir a su velatorio «siendo consiente de todo lo que está pasando a su alrededor, del odio y del amor entre comillas que recibió». La autora manifiesta que queda patente la denuncia contra la sociedad porque toda Sevilla se moviliza para asistir al sepelio de Francisco.
Impactantes fueron sus palabras cuando nos habló de su primer matrimonio durante el cual confesó que se moría de miedo constantemente. En una situación como la que ella vivió, la mujer espera que todo cambie por sí solo pero la solución no está en los demás sino en una misma. Cuando una cambia, cambia todo lo que nos rodea y tienes que sentir mucho miedo para poder salir adelante.
¿Y por qué Sevilla? Ella considera que Sevilla es una ciudad maravillosa, la segunda ciudad que conoció cuando llegó a España en 1988, tras un mes en Barcelona. Se enamoró de la ciudad por su viveza y por los altísimos contrastes que ofrece. La alegría y la tristeza se viven al máximo, las risas y las lágrimas son reales. «Era el escenario perfecto para ubicar esta historia de vida». Todas sus novelas tienen un color propio y esta en concreto es roja. «Una novela donde está la magia ayudando a que las emociones se destaquen».
Memorias de un sinvergüenza de siete suelas será llevada al teatro y en su adaptación está trabajando actualmente la autora.
Yo aún no he leído la novela pero, teniendo en cuenta las buenas opiniones que he leído y todo lo que se dijo en la presentación, no descarto elegir Memorias de un sinvergüenza de siete suelas como lectura veraniega.
