Editorial: Tusquets.
Colección: La Sonrisa Vertical.
Colección: La Sonrisa Vertical.
Fecha publicación: marzo, 2014.
Nº Páginas: 171.
Precio: 14,00 €
ISBN: 978-84-7223-368-3
Autora
Mayra Montero nació en La Habana en 1952 y desde hace más de treinta años vive en Puerto Rico. Es autora de las novelas eróticas La última noche que pasé contigo (finalista del XIII Premio La Sonrisa Vertical, 1991) y Púrpura profundo (XXII Premio La Sonrisa Vertical, 2000), así como de las novelas Del rojo de su sombra (1993), Tu, la oscuridad (1995), que supuso su consagración internacional tras ser editada en Estados Unidos, Como un mensajero tuyo (1998), El Capitán de los Dormidos (2002), Son de almendra (2006) y, las más reciente, El caballero de San Petersburgo (2014). Sus obras se han traducido en Estados Unidos, Francia, Alemania e Italia, entre otros países.
Sinopsis
Celia y Fernando deciden emprender un crucero por el Caribe en un intento de recobrar una intimidad diezmada por la rutina matrimonial. El viaje por las islas se inicia al ritmo dulzón de los boleros. Y, poco a poco, el lector va remontándose en el pasado aparentemente anodino y recatado de los protagonistas, hasta llegar a esa otra vida, infinitamente más rica y sugerente, donde las parejas suelen agazapar apasionados secretos inconfesables, y sobre todo inconfesados.
En el placentero escenario del crucero, Celia y Fernando descubren que esos mismos recuerdos, en contacto con la sensualidad natural del entorno, podrían transformar sus existencias de un modo inesperado.
[Información facilitada por la editorial]
Conocí a Mayra Montero el pasado mes de febrero cuando estuvo en Sevilla promocionando su última novela El caballero de San Petersburgo. Por entonces tuve la oportunidad de sentarme un rato a charlar con ella (es una conversadora fantástica) para hablar de su trayectoria, de su nuevo libro, del devenir de la literatura,... Haciendo mención a su biografía y a su participación en el premio La Sonrisa Vertical fue inevitable que le preguntara por el auge de la novela erótica. Durante aquella entrevista que mantuvimos (puedes leerla aquí) me comentó que tampoco entendía todo el revuelo que se había formado con la publicación de Cincuenta sombras de Greyy que, a su juicio, todo se debía a que en Estados Unidos «no conocen literatura erótica dura de verdad. No hace mucho le comentaba a alguien, creo que fue a Abilio Estévez, que nosotros hemos hecho eso y mucho más fuerte, sadomasoquismo incluso, pero en clave de humor. La editorial Tusquets ha hecho eso toda la vida.
[....] yo no me explico todo este escándalo porque nosotros ya hicimos todo eso con muchísima calidad literaria».
A raíz de aquella conversación, ella tuvo la amabilidad de hacerme llegar a través de la editorial Tusquets (y desde aquí quiero dar las gracias tanto a Mayra como a la editorial), un ejemplar de La última noche que pasé contigo, una novela que se publicó primeramente en 1991, siendo finalista del XIII Premio La Sonrisa Vertical y que ahora, en 2014 (marzo), volvía a reeditarse.
Antes de la recepción de este libro creo que había alguna que otra novela erótica entre las estanterías de casa y no precisamente las Cincuenta sombras de Grey, pero hasta la fecha no me había adentrado en el género (que yo recuerde). Ha sido con la novela La última noche que pasé contigo con la que he pasado al otro lado. ¿La experiencia? Muy gratificante.
La última noche que pasé contigo es una novela corta, de apenas doscientas páginas, con una estructura ligeramente compleja pues alterna distintas voces narrativas, que se compone de ocho capítulos, todos ellos con nombre de bolero. La música flota.
La historia arranca en el inicio de un crucero por las islas caribeñas. Una voz masculina en primera persona nos habla de Celia, su mujer, y de Elena, su única hija casada recientemente con un hombre (Alberto) al que el padre, esa voz narradora de nombre Fernando, cataloga de granuja. Hubiera dado igual que Elena se casara con Alberto, con Juan, con Miguel,... porque probablemente todos hubieran sido unos granujas a ojos de Fernando, meros obstáculos entre padre e hija.
El casamiento de Elena es el empujón que Celia y Fernando han necesitado desde siempre para emprender ese viaje en barco que siempre soñaron y nunca pudieron hacer. Y por fin ya están a bordo, en vísperas de iniciar un merecido descanso, una convivencia que quizás sirva para reforzar un matrimonio que a lo mejor soporta demasiadas grietas y fisuras, para recuperar una intimidad y complicidad perdida, nada inusual tras veintitrés años juntos. En cierto sentido, ese viaje por los mares caribeños no es más que una metáfora, un recorrido por el pasado y el presente de sus protagonistas.
Fernando aprovecha esas páginas iniciales para reflexionar sobre su vida, sobre su relación con Celia, sobre todo lo que conlleva el matrimonio: amor, sexo, fidelidad,... De su voz sabremos que Celia no ha sido ni es la única mujer de su vida cuando recuerda sus relaciones sexuales pasadas e incluso él mismo sospecha que ella le ha sido infiel en el pasado, algo que no parece importarle demasiado.
El barco, el clima, las islas, el caribe, el vaivén de las olas,... todo genera una atmósfera propicia para dar rienda suelta a los deseos sexuales, para potenciar la comunión de los cuerpos y Fernando no desperdiciará ocasión. A bordo viaja Julieta, una mujer recién divorciada, más joven que Celia, con la que él entabla un juego de seducción arriesgado y excitante.
Pero Fernando no será la única voz que nos hable en esta novela. Los capítulos irán alternando los pensamientos del hombre y los de la mujer, los de Fernando y los de Celia, pues cada uno tiene algo que contar. Y junto a ella volveremos al amor, al sexo, a las relaciones infieles, al deseo, al calor de la piel, a los encuentros esporádicos que la catapultan a la gloria.
Al margen de esos capítulos que se alternan, el lector tiene acceso a unas cartas que un tal Abel escribe a una tal Ángela, sin que sepamos quienes son. Piezas que inicialmente descolocan al lector, que nos hablan de asuntos que no terminamos de encajar en la trama pero que quedan varadas a orilla de la lectura pues intuimos que tendrán su razón de ser y todo quedará desvelado más adelante. Y así es, esas cartas esconden una historia del pasado, un escándalo familiar que afecta directamente a Celia, esta mujer que está más unida a Julieta de lo que podríamos imaginar pues Mayra Montero establece entre ellas una singular red de conexiones que nos sorprenderá. Julieta no es una navegante cualquiera en ese barco.
Más allá de un argumento intenso e interesante, me gustaría destacar la elegancia con la que autora describe las escenas eróticas. El voltaje va subiendo a medida que nos adentramos en el argumento pero todo se muestra con cierto lirismo, sin asomo de sordidez y sin necesidad de mostrar el sexo por el sexo. El erotismo en esta novela es como el vistoso envoltorio de un regalo, llamativo y brillante que gusta por su colorido pero que también oculta algo valioso.
Creo que no he podido elegir mejor a la hora de estrenarme en este género con una novela en la que la música tiene una presencia constante, no solamente porque los capítulos lleven títulos de boleros, como dije antes, sino también porque sus protagonistas, Fernando y Celia, son aficionados a escucharlos y las letras de esas canciones surgen en sus diálogos.
La última noche que pasé contigo tiene el sabor de las novelas de antes, de aquellas bien escritas que suponen un compromiso por parte de su autor sin que el escribir por escribir sea el único motor de arranque. He disfrutado mucho con su lectura, me ha gustado sentirme una voyeuren esos encuentros que tanto Fernando y Celia emprenden por separado, y por eso, desde aquí, me gustaría invitaros a acercaros a un erotismo distinto del que se consume a día de hoy.
Agradezco a la editorial y a la autora el envío del ejemplar.