Autor
Rafael Martín Masot nació el día 29 de diciembre de 1989 en Granada. Actualmente compagina los estudios de tercer curso de Medicina en la Universidad de dicha ciudad con la creación literaria, aparte de hacer lo necesario para vivir con intensidad historias no escritas e inconfesables.
A los 14 años publicó su primera novela, Abulengos (Editorial Atrio), con la que pretendió dar una visión completamente diferente, y más cierta, de la vida cotidiana de los jornaleros andaluces durante los años del franquismo que la que ha quedado en la retina de los habitantes de otras tierras durante décadas. Con su segunda novela, La luna eclipsada, publicada por Roca Editorial (Barcelona, 2006), se adentró, con una narrativa tan tortuosa y compleja como los sentimientos, en el frustrante mundo interior de una mujer relegada de su propia existencia a la sumisión y la monotonía. Su tercera novela es La prisión de los espejos.
Sinopsis
¿Cómo reaccionaría una persona normal si, por azares de su profesión, llegase a tener pruebas de una monumental confabulación entre políticos corruptos, tiburones de las finanzas y distinguidos miembros de la más exquisita burguesía de su ciudad? El psicólogo Marc Viadiu puede que no sea una persona normal, pero el descubrimiento de esta trama de poder, sobornos, cohechos y maldad que no se detiene ante nada y es responsable del asesinato de uno de sus pacientes, lo lleva a una arriesgada determinación. Se presenta en la apartada y lujosa mansión de uno de los dirigentes de la perversa, "honorable sociedad" y le expone sus condiciones. Es un pacto que, sabe, "ellos" no van a aceptar. Ambientada en la Barcelona actual, ciudad que se convierte en fabuloso territorio literario merced a la prosa rotunda, precisa y llena de sutileza de Rafael Martín Masot, La prisión de los espejos desentraña con espléndida maestría una intriga compleja y al mismo tiempo colmada de sencillez. Compleja por cuanto lo son aquellos afanes inhumanos del poder, la avaricia y el ansia de supremacía. Sencilla porque, en el fondo, todo se resume en el diabólico juego eterno: ser depredador o víctima; vivir o morir. Escrita con infrecuente brillantez y depurado estilo, la novela evoca en algunos de sus memorables capítulos a maestros como Yukio Mishima o Paul Auster, sensación muy de agradecer en un autor que, desde su radiante juventud, manifiesta un compromiso inequívoco con la literatura es estado puro, el gran arte de narrar sin concesiones a la baratura comercial ni desaliento ante lo difícil de este reto. Es la apuesta, admirable, del escritor más prometedor de su generación. Una generación, todo hay que decirlo, aún no nacida.
Sinopsis
¿Cómo reaccionaría una persona normal si, por azares de su profesión, llegase a tener pruebas de una monumental confabulación entre políticos corruptos, tiburones de las finanzas y distinguidos miembros de la más exquisita burguesía de su ciudad? El psicólogo Marc Viadiu puede que no sea una persona normal, pero el descubrimiento de esta trama de poder, sobornos, cohechos y maldad que no se detiene ante nada y es responsable del asesinato de uno de sus pacientes, lo lleva a una arriesgada determinación. Se presenta en la apartada y lujosa mansión de uno de los dirigentes de la perversa, "honorable sociedad" y le expone sus condiciones. Es un pacto que, sabe, "ellos" no van a aceptar. Ambientada en la Barcelona actual, ciudad que se convierte en fabuloso territorio literario merced a la prosa rotunda, precisa y llena de sutileza de Rafael Martín Masot, La prisión de los espejos desentraña con espléndida maestría una intriga compleja y al mismo tiempo colmada de sencillez. Compleja por cuanto lo son aquellos afanes inhumanos del poder, la avaricia y el ansia de supremacía. Sencilla porque, en el fondo, todo se resume en el diabólico juego eterno: ser depredador o víctima; vivir o morir. Escrita con infrecuente brillantez y depurado estilo, la novela evoca en algunos de sus memorables capítulos a maestros como Yukio Mishima o Paul Auster, sensación muy de agradecer en un autor que, desde su radiante juventud, manifiesta un compromiso inequívoco con la literatura es estado puro, el gran arte de narrar sin concesiones a la baratura comercial ni desaliento ante lo difícil de este reto. Es la apuesta, admirable, del escritor más prometedor de su generación. Una generación, todo hay que decirlo, aún no nacida.
La lectura de este libro y su correspondiente reseña se encuadra dentro de la lectura conjunta organizada por Mari Carmen Morante del blog Adictos a los libros.
Y ahora permitidme que comience esta reseña con grandes carcajadas, pero no os asustéis porque no han sido provocadas por la lectura del libro que os traigo hoy aunque sí por su autor.
Rafael Martín Masot ofrece en su página web una crónica que relata la presentación de su libro, La prisión de los espejos, en el Museo Casa de los Tiros (Granada). Una galería de fotos a cuyos pies encontramos textos cargados de un humor brillante y con cuya lectura he disfrutado muchísimo. Reírse de uno mismo o con uno mismo es una de las mejores terapias para todo.
Pero adentrémonos en el libro.
La novela se inicia con un diálogo, recurso que me gusta pues coloca al lector directamente en el centro de la escena.
Toda la trama gira en torno al psicólogo de nombre Marc Viadiu, del que sorprende en un primer momento su forma de proceder cuando, con actitud poco ética, aconseja al paciente que trata en el momento de la apertura de la historia que se tire por la ventana. Los primeros rasgos que caracterizan a este individuo son desvergonzado, descarado y pasota pero gracias a los pensamientos de su secretaria, Gemma, advertimos que este comportamiento es del todo inusual. Entonces, ¿qué le pasa Marc?
Toda la trama gira en torno al psicólogo de nombre Marc Viadiu, del que sorprende en un primer momento su forma de proceder cuando, con actitud poco ética, aconseja al paciente que trata en el momento de la apertura de la historia que se tire por la ventana. Los primeros rasgos que caracterizan a este individuo son desvergonzado, descarado y pasota pero gracias a los pensamientos de su secretaria, Gemma, advertimos que este comportamiento es del todo inusual. Entonces, ¿qué le pasa Marc?
La revelación de cierta información en la consulta del psicólogo por parte de su paciente Andreu Jofresa, quien ha fallecido en misteriosas circunstancias, conduce al protagonista a chantajear a grandes empresarios catalanes (Joan Vinyals) exigiendo una cantidad ingente de dinero a costa de no desvelar la Organización que tienen montada. Pero realmente Viadiu no está interesado en la extorsión, sino que ésta será el medio para llegar a otro fin.