Clara Peñalver nació en Sevilla el 23 de abril de 1983 y se considera muy afortunada por celebrar su cumpleaños el día del Libro. Es licenciada en biología por la Universidad de Granada, ciudad en la que vive y de la que se declara fervientemente enamorada. Con Sangre, su ópera prima, fue galardonada con el Premio Mejor Escritora Novel en el Festival Imaginamálaga 2010. Sus siguientes novelas, Cómo matar a una ninfa y El Juego de los Cementerios, han iniciado la serie de Ada Levy.
Sinopsis
«El mejor olor, el del pan;
el mejor sabor, el de la sal;
el mejor amor, el de los niños».
Con el caso del Asesino de la Hoguera, Ada Levy aprendió dos cosas sobre sí misma: tiene un talento natural para la investigación criminal y una facilidad innata para buscarse problemas. Su nuevo caso como detective recién titulada promete ser tan o más peligroso. Todo empieza cuando descubre varias tumbas iguales en distintos puntos del país. Todas son de granito verde con ramitos de margaritas en las esquinas y una misteriosa inscripción. Temeraria como es, no puede resistir la tentación de profanar una de ellas. Lo que encuentra es escalofriante: una pintura y una esclava con la inscripción "Daniel 4/5/1980". El hallazgo está relacionado con la desaparición de siete niños entre 1981 y 1987, y todo apunta a que ha sido obra de un asesino en serie. Mientras intenta recuperar el equilibrio emocional tras todo lo vivido, la perspicaz e intuitiva Ada se empeñará en resolver el rompecabezas antes de que haya un nuevo asesinato...
[Información facilitada por la editorial]
Ya tiene que estar Clara Peñalver contenta y feliz por todo lo que le está pasando en el plano literario y ya tiene que estar agradecida a DeBolsillo, sello del grupo Random, para dedicar su última novela, El Juego de los Cementerios, a su editora Cristina, un detalle que no suelen tener con frecuencia los autores y que me ha parecido muy significativo. Desconozco si en el trabajo anterior hizo lo mismo pero, como dice el refrán «Es de bien nacidos ser agradecidos».
Estamos ante la segunda novela que la autora dedica a su joven detective Ada Levy (recordad que la primera aventura de esta intrépida protagonista se narró en Cómo matar a una ninfa), que no su segunda publicación pues como ella bien nos comentó en la entrevista que nos concedió (puedes leerla aquí), su primer trabajo fue una novela vampírica titulada Sangre.
Como si de un ejercicio terapéutico que le sirva para reconducir su vida, Ada escribe sus últimas aventuras, pasando tanto por el terreno profesional como por el personal, a modo de diario que dirige a su psicóloga.
Para los que no conocéis a esta joven detective os diré que tiene unos treinta años. A veces he tenido la sensación de estar frente a una chica más joven quizás porque, en algunos momentos, anda muy descentrada y alocada, aspectos estos que tendemos a relacionar más con la adolescencia que con la edad adulta. Es motera, aventurera y escribe reportajes turísticos para la revista Moter@s, trabaja como camarera en el restaurante de su amigo italiano Enrico y colabora con él en la resolución de casos de investigación. En la actualidad mantiene una relación muy intensa con Hugo, pero este aspecto de su vida presentará más baches que otra cosa.
La nueva aventura de Ada la llevará a recorrer cementerios españoles. En muchos de ellos ha detectado la presencia de diversas lápidas fabricadas con el mismo material, con la misma inscripción y con un ramillete de margaritas frescas que alguien se encarga de cambiar con regularidad, algo que resulta cuánto menos sorprendente. La investigación sobre dichas lápidas la conducirá a las desapariciones de varios chicos que se han ido sucedido con el paso de los años sin que la policía haya encontrado ni una sola pista fiable que conduzca al paradero de los desaparecidos. Con la ayuda de la inspectora de policía Andrea, relacionada con el caso de manera directa, conseguirá averiguar qué esconden esas lápidas y qué misterio ocultan. Una aventura durante la cual Ada tendrá que enfrentarse a fantasmas del pasado que se le presentan en forma de pesadillas que alteran su ánimo.
El argumento de El Juego de los Cementerios está salpicado con dosis de intriga y suspense, cuenta con la suficiente tensión como para atrapar al lector sin que la novela pueda ser catalogada como un page-turner. Además, Ada tiene un sentido del humor peculiar que vuelca en sus diálogos y pensamientos, de tal modo que podemos notar cómo algunos comentarios humorísticos desdramatizan las escenas más serias. Por otra parte, esta novela no solo se centra en la vida profesional de su protagonista sino que también asistiremos al desarrollado de su día a día en el plano más personal por lo que veremos escenas románticas y eróticas con su pareja Hugo, así como alguna que otra discusión. Como veis, es una novela muy completa que nos acerca a su protagonista desde todos los ángulos.
Narrado en primera persona en la voz de Ada, el argumento se mueve entre diversas ciudades andaluzas: Sevilla, Granada, Jaén, Córdoba,... e incluso Ada tendrá que hacer un viaje a Nápoles con objeto de resolver alguna cuestión del pasado de su amigo Enrico. La novela, que está escrita con un estilo muy fresco y actual, posee un ritmo ágil y dinámico por lo que se lee con mucha fluidez. En mi caso, quizás la lectura se frenó un poco con las escenas y los personajes que procedían de la novela anterior pero no fue algo tan importante como para afectar a mis impresiones generales, especialmente porque la culpa ha sido mía, ya que tratándose de una saga, creo que siempre es conveniente conocer la historia desde sus albores. Y es que en El Juego de los Cementerios existen un numero considerable de referencias a hechos y personajes que se presentaron en la novela anterior, cuando le tocó resolver el caso de El asesino de la hoguera. Verdaderamente no existe una necesidad imperiosa de leer la primera entrega para entender la segunda (de hecho yo solo he leído la segunda), pero sí creo que es más conveniente comenzar por el principio para no perder ningún tipo de detalle. Máxime cuando Clara Peñalver tiene la estupenda intención de seguir escribiendo las aventuras de Ada por lo que en un futuro, que espero no sea muy lejano, volveremos a ver uno de sus libros entre las novedades editoriales.
Algo que me ha sorprendido mucho en esta novela es el buen conocimiento que su autora demuestra sobre el sistema judicial y las investigaciones policiales. Se nota que ha hecho los deberes, documentándose lo suficientemente bien como para que ningún detalle en la trama quede colgando en el aire.
En cuanto a los personajes, empatizar o no con Ada es algo que dependerá del lector. En mi caso concreto no he encontrado mucha afinidad con el personaje pero, al igual que en otras novelas la conexión lector-protagonista es esencial, en este caso no la he sentido tal necesidad. Lo que sí me ha gustado en cuanto a personajes es que Clara establece una relación personal-profesional entre dos mujeres muy dispares. Ada es una joven resuelta, temeraria, alegre, independiente y muy actual. En ocasiones, su forma de ser le trae más de un quebradero de cabeza lo que nos induce a pensar que realmente la existencia de una psicóloga en su vida se hace indispensable. Por otra parte, Andrea, la inspectora policial que ayuda a Ada en la investigación, es mucho más cabal y madura y a diferencia de Ada, su lastre del pasado los sobrelleva bastante bien.
Narrado en primera persona en la voz de Ada, el argumento se mueve entre diversas ciudades andaluzas: Sevilla, Granada, Jaén, Córdoba,... e incluso Ada tendrá que hacer un viaje a Nápoles con objeto de resolver alguna cuestión del pasado de su amigo Enrico. La novela, que está escrita con un estilo muy fresco y actual, posee un ritmo ágil y dinámico por lo que se lee con mucha fluidez. En mi caso, quizás la lectura se frenó un poco con las escenas y los personajes que procedían de la novela anterior pero no fue algo tan importante como para afectar a mis impresiones generales, especialmente porque la culpa ha sido mía, ya que tratándose de una saga, creo que siempre es conveniente conocer la historia desde sus albores. Y es que en El Juego de los Cementerios existen un numero considerable de referencias a hechos y personajes que se presentaron en la novela anterior, cuando le tocó resolver el caso de El asesino de la hoguera. Verdaderamente no existe una necesidad imperiosa de leer la primera entrega para entender la segunda (de hecho yo solo he leído la segunda), pero sí creo que es más conveniente comenzar por el principio para no perder ningún tipo de detalle. Máxime cuando Clara Peñalver tiene la estupenda intención de seguir escribiendo las aventuras de Ada por lo que en un futuro, que espero no sea muy lejano, volveremos a ver uno de sus libros entre las novedades editoriales.
Algo que me ha sorprendido mucho en esta novela es el buen conocimiento que su autora demuestra sobre el sistema judicial y las investigaciones policiales. Se nota que ha hecho los deberes, documentándose lo suficientemente bien como para que ningún detalle en la trama quede colgando en el aire.
En cuanto a los personajes, empatizar o no con Ada es algo que dependerá del lector. En mi caso concreto no he encontrado mucha afinidad con el personaje pero, al igual que en otras novelas la conexión lector-protagonista es esencial, en este caso no la he sentido tal necesidad. Lo que sí me ha gustado en cuanto a personajes es que Clara establece una relación personal-profesional entre dos mujeres muy dispares. Ada es una joven resuelta, temeraria, alegre, independiente y muy actual. En ocasiones, su forma de ser le trae más de un quebradero de cabeza lo que nos induce a pensar que realmente la existencia de una psicóloga en su vida se hace indispensable. Por otra parte, Andrea, la inspectora policial que ayuda a Ada en la investigación, es mucho más cabal y madura y a diferencia de Ada, su lastre del pasado los sobrelleva bastante bien.
En definitiva, El Juego de los Cementerios ha supuesto un placentero acercamiento a la autora Clara Peñalver. Me he encontrado con un librocuyo argumento me ha aportado un poco de todo: amor, intriga, sexo, suspense. Todo en su dosis justa para que la lectura de esta novela me ha parecido amena y entretenida, permitiéndome un par de días de evasión.
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