Pecando de pedantería se dice que con Él, con El Cachorro de Triana, termina la Semana Santa de Sevilla, cuando aún quedan las cofradías del Sábado Santo y la que procesiona el Domingo de Resurrección.
Pero es que la Hermandad del Cachorro [1] es punto y aparte. Y no es porque lo diga yo, que formo parte de sus más de cinco mil hermanos desde el año 1993. Y no es porque lo diga yo, que vivo en una casa y tengo una familia en la que El Cachorro lo es todo. Porque en casa, al Cachorro se le ruega, al Cachorro se le reza, al Cachorro se le llora y al Cachorro se le da las gracias. Cuestiones de creencias, de culturas, de educación, de fe. Libres.
La leyenda que gira en torno a esta hermandad forma parte de la cultura popular de esta ciudad. Es una de esas historias que pasan de padres a hijos. Y dice así.
En el año 1682, la hermandad encargó al escultor Francisco Antonio Ruiz Gijón una talla de un cristo cruficado en el momento de la expiración. Puesto manos a la obra, Ruiz Gijón hizo dibujos y bocetos de todo tipo sin encontrar la imagen que él tenía en su mente y que se ajustaba con precisión a los requerimientos de la hermandad.
Cansado de no encontrar inspiración, Ruiz Gijón salió a pasear por las calles topándose inesperadamente con una reyerta en la que un hombre había sido herido de muerte. Se trataba de un gitano apodado "el cachorro" al que un marido celoso había apuñalado. Cuentan que aquel gitano cruzaba todas las noches el puente de barcas (actual Puente de Triana) en dirección a Sevilla para encontrarse con una mujer de alcurnia con la que mantenía una relación amorosa. El marido, enterado del adulterio, siguió una noche al gitano a su regreso al arrabal trianero y en el momento propicio le asestó varias puñaladas. El escultor al oír los gritos y el tumulto, se encontró de frente con la muerte reflejada en la cara del gitano que exhalaba el último suspiro de vida. Fue en ese rostro donde Ruiz Gijón encontró la inspiración que buscaba. Acto seguido se encerró en su taller y el resultado fue el siguiente:
Dicen que es un cuerpo anatómicamente perfecto, que la definición de músculos y tendones reflejan con precisión el sufrimiento de un cuerpo colgando de la cruz. Además, se da la circunstancia que Ruiz Gijón fue especialmente detallista a la hora de tallar el sudario que recubre el cuerpo del crucificado, imprimiéndole movimiento como si fuera mecido por el viento.
En un primer plano se puede apreciar que el escultor incluso talló los dientes y como, exhalando el último aliento, la muerte se posa ya sobre su ojo derecho cubriéndolo con un velo blancuzco, que le arrebata la vida.
Este crucificado goza de gran popularidad y devoción en el barrio de Triana y en toda Sevilla. La leyenda sigue contando que, el primer día que procesionó por las calles, se escuchaba entre susurros los comentarios de los vecinos quienes aseguraban que el parecido con aquel gitano moribundo era tal que efectivamente aquel que figuraba anclado en la cruz no era otro más que el calé que había perdido la vida por cuestiones de amores.
Las leyendas, leyendas son, pero ésta es especialmente bonita.
Esta cofradía tiene mucho arraigo en Sevilla y lamentablemente con mucha frecuencia sufre las inclemencias del tiempo, teniendo que resignarse a no salir el Viernes Santo por riesgo de lluvia. La talla de este crucificado tiene un valor incalculable y la hermandad siempre cuida mucho su conservación. El vídeo que os dejo recoge la entrada en la Plaza de la Campana en el año 2008. Llevaba cuatro años sin poder salir porque la lluvia había hecho siempre acto de presencia los años anteriores. En ese 2008, el tiempo nos dio un respiro y la Hermandad del Cachorro pudo salir a la calle. El público de la Plaza de la Campana, al ver llegar el crucificado, después de cuatro años de ausencia, se arranca en aplausos, algo que no suele ocurrir, no al menos con una hermandad como ésta, no al menos con un crucificado.
Esta cofradía tiene mucho arraigo en Sevilla y lamentablemente con mucha frecuencia sufre las inclemencias del tiempo, teniendo que resignarse a no salir el Viernes Santo por riesgo de lluvia. La talla de este crucificado tiene un valor incalculable y la hermandad siempre cuida mucho su conservación. El vídeo que os dejo recoge la entrada en la Plaza de la Campana en el año 2008. Llevaba cuatro años sin poder salir porque la lluvia había hecho siempre acto de presencia los años anteriores. En ese 2008, el tiempo nos dio un respiro y la Hermandad del Cachorro pudo salir a la calle. El público de la Plaza de la Campana, al ver llegar el crucificado, después de cuatro años de ausencia, se arranca en aplausos, algo que no suele ocurrir, no al menos con una hermandad como ésta, no al menos con un crucificado.
[Nota: Si te interesa, a través de este enlace http://www.tele-sevilla.com/directo.html puedes ver las retransmisiones en directo del discurrir de las cofradías por la carrera oficial a partir de las 16.30, aunque advierto que, a veces, la web puede tardar en cargar.]
[1] Pontificia, Real e Ilustre Hermandad y Cofradía de Nazarenos del Stmo. Cristo de la Expiración y Ntra. Madre y Sra. del Patrocinio en su Dolor y Gloria.