Año: 2014.
Nacionalidad: Española.
Director: Daniel Monzón.
Género: Thriller. Acción.
Reparto: Luis Tosar, Jesús Castro, Eduard Fernández, Jesús Carroza, Sergi López, Bárbara Lennie, Moussa Maaskri, Ian McShane, Luis Motilla, Mariem Bachir, Saed Chatiby, José Manuel Poga.
Sinopsis: Dos jóvenes, El Niño y El Compi, quieren iniciarse en el mundo del narcotráfico en el estrecho de Gibraltar. Riesgo, emociones y mucho dinero para quien sea capaz de recorrer esa distancia en una lancha cargada de hachís que vuela sobre las olas. Jesús y Eva son dos agentes de la Policía antidroga que llevan años tratando de demostrar que la ruta del hachís es una de las principales vías de penetración de la cocaína en Europa. Su objetivo es El Inglés, el hombre que mueve los hilos desde Gibraltar, que es la base de las operaciones. La creciente violencia de las advertencias que reciben les indica que van por buen camino. El destino de estos personajes, fuera y dentro de la ley, terminan por cruzarse.
[Información facilitada por Filmaffinity]
Cuando estrenaron esta película no me sentí muy atraída por la temática. El tráfico de drogas, la lucha entre policías y narcotraficantes no me resultaba llamativa pero con la batuta en la mano estaba Daniel Monzón, cuya Celda 211 me encantó, y delante de las cámaras Luis Tosar y además Sergi López y Eduard Fernández, un actor que, a mi juicio, me parece que no está suficientemente valorado por el público. Dejé remilgos aparte y antes de que desapareciera de la cartelera me encaminé a la sala de cine. Salí entusiasmada.
Hace muchos años pasé un verano en Barbate (Cádiz), con preciosas playas de arena blanca y aguas verdosas, un pueblo con mucho turismo que vive de la pesca y gente encantadora pero con un ruido ensordecedor. El rugido de motos, motocicletas y quads era una constante en las calles del pueblo. De día y de noche el tráfico de estos vehículos no paraba hasta tal punto que, en ocasiones, resultaba complicado conciliar el sueño. Me resultaba curioso ver tanto trajín de jóvenes motorizados y más llamativo me parecía aún verlos correr a toda leche por las playas durante la madrugada. Comenté el asunto con unos amigos del pueblo y ellos aclararon mis dudas. Aquellos jóvenes corriendo como si el demonio los persiguiera eran los bosquimanos(no me preguntéis de dónde viene el nombre), adolescentes reclutados por los narcotraficantes a quienes encargaban recoger los fardos de hachís que llegaban a las calas y playas y que luego entregaban en el lugar convenido. Su juventud, su inmadurez, su irresponsabilidad, y sobre todo, sus ganas de ganar mucho dinero de forma rápida los hacían el enlace perfecto en este tipo de operaciones. Desconozco si siguen realizando tales prácticas pero por aquellos años esta actividad ocupaba algunos titulares de la prensa y suponía un grave problema para el pueblo. Pues bien, en cierto modo, El Niño trata de esto mismo.
Jesús (Luis Tosar) y Eva (Bárbara Lenni)son dos policías de la Unidad Antidroga que trabajan en Algeciras. Llevan dos años investigando a El Inglés, un tipo residente en Gibraltar, máximo responsable de la entrada de la cocaína en Europa. La labor de estos dos policías es discernir qué contenedor de los cientos llegados a puerto contiene un cargamento ilegal que no corresponda con lo declarado en los documentos aduaneros. No es tarea fácil, a veces es como buscar una aguja en un pajar pero estos agentes son pertinaces y, aunque cometan algún traspiés, cada vez se cierra más el cerco.
Por otro lado, el Niño (Jesús Castro) trabaja en un taller de reparación de embarcaciones de recreo. Él y su íntimo amigo Antonio, el Compi (Jesús Carroza), sueñan con cambiar de vida. Han visto como las playas que conocen desde pequeños se han convertido en el paraíso de los extranjeros. Los Lances, Bolonia, Valdevaqueros, Puntapaloma, Tarifa... playas espectaculares en las que los amantes del windsurf, flysurf, kitesurf... disfrutan de nuestro clima mientras que los avispados empresarios montan chiringuitos aquí y allá «en plan cutre pero bien» y hacen el agosto casi todo el año. Pero para emprender algo así hace falta dinero, algo de lo que el Niño y el Compi carecen.¿Cómo conseguir liquidez? Para ello contactarán con Halil, un morito que trabaja bajo el amparo de Rachid, un traficante de hachís. Comienzan con un escaso trapicheo y poco a poco se van enredando en operaciones más gordas, arriesgando en cada viaje un poco más.
Mientras tanto Jesús, un policía muy comprometido con su trabajo, se ve amenazado por los capos y Vicente (Sergi López), su jefe, decide apartarlo durante un tiempo del ojo de huracán. Para ello lo destinará como piloto del helicóptero de la policía junto a Sergio (Eduard Fernández), cuya misión será vigilar las aguas españolas en el Estrecho. El Niño y el Compi siguen con sus líos y conocerán a la preciosa Amina (Mariam Bachir), su enlace con Marruecos que será la detonante de una historia amorosa que edulcora ligeramente la acción y trae una brisa fresca con olor a sal.
La acción es absolutamente trepidante desde el minuto cero. Persecuciones por tierra y mar siendo las escenas del helicóptero las más destacables, rodadas en la playa de los Genoveses en San José (Almería). El «pájaro» de la Policía, pilotado por profesionales expertos en las escenas más duras, acosa las lanchas llenas de fardos que intentan cruzar el Estrecho... Palabra que son imágenes impactantes. Sin entender mucho de técnica de rodaje, a mí me han dejado impresionada.
Por otra parte también resulta muy interesante ver cómo la policía se mueve en operaciones antidrogas, con qué recursos y material cuentan, así como las tretas de las que se valen los narcos para introducir la droga y despistar a la policía.
Bajo el mando de Daniel Monzón, director y guionista, El Niño cuenta con un elenco vistoso. No voy a reiterarme más en relación a Luis Tosar. Para mí es un maestro de la gran pantalla que incluso ataviado con un peluquín, algo que choca inicialmente aunque luego terminas por acostumbrarte, consigue atrapar al espectador con la fuerza que imprime a sus personajes. Es un todoterreno.
Eduard Fernández y Sergi López, dos actores que en absoluto me disgustan. Decía al principio que Fernández pasa a veces demasiado desapercibido pero para mí es un actor que me marca y lo hace incluso con personajes de escaso relieve. Es como si no le costara ningún trabajo. Se mete en la piel de cualquier alter ego sin aparente esfuerzo.
E Ian McShane, sin una sola palabra.
Grandes actores que obtienen su réplica de otros mucho más jóvenes en el largometraje. He visto muchas opiniones y no son pocos los que dicen que lo peor de esta película es Jesús Castro. En su defensa diré que a mí me han parecido bastante creíble. El Niño, de gesto siempre malencarado como desafiando al mundo, un día dejó las clases del instituto y con muy poca esperanza se presentó al casting. Reconozco que al principio me pareció algo artificial pero fueron pasando los minutos de metraje y terminó por convencerme. Dicen los que entienden que es muy mal actor y que ya se podían haber permitido elegir a otro con más tablas. Sin embargo, también se podría pensar que ha sido seleccionado con un propósito claro, reflejar sin máscara cómo es un joven de la zona que se mete en estos menesteres. No hablo de un don natural pero sí de naturalidad, descaro, desenfado y espontaneidad. A mí Jesús Castro me ha dado todo eso en esta película. ¿Su trayectoria cinematográfica se inicia aquí? Bueno, de momento El Niño le ha abierto las puertas a La Isla Mínima, otro de los largometrajes que tengo que traer al blog y del que os hablaré en breve. ¿Seguirá siendo una cara conocida en el cine? Eso el tiempo lo dirá.
A su lado tenemos a Jesús Carroza, el Compi cuyas líneas tienen todo el arte del mundo. Y es que los diálogos entre estos dos inexpertos delincuentes de poca monta tienen musicalidad, como la tiene Cádiz de punta a punta. Hay algo en los gaditanos, algo que los hace únicos, será la sal marina que corre por sus venas y eso se nota. Mucho. En el acento, en el gracejo y en la capacidad de unir una cosa con otra en un fogonazo de genialidad e ingenio. Así, con un plis, plas. Esto es lo que hacen los Jesús, dar a una película de acción llena de policías, narcotraficantes, muertes, persecuciones y drogas la nota de humor que los gaditanos le ponen a la vida incluso en los peores momentos. Por eso el Compi habla como habla y por eso su personaje tiene una relación con la resalá Marifé cuyo padre es Guardia Civil. ¿Hay mayor paradoja para un aprendiz de narco? Así que entre esos diálogos chispeantes y sus «pishas» (que tampoco hay que tomárselo como un topicazo), no pude dejar de reírme mientras los veía huir como alma que lleva el diablo, volando sobre las olas en esa goma cargadita de hachis y con la policía sobrevolando sus cabezas.
La banda sonora se construye sobre acordes que recuerdan a la tierra de Alá combinado con los sonidos de una guitarra flamenca. El flamenco fusion asoma y cierra los créditos finales la voz de India Martinez entonando Niño sin miedo que para no ser fan de esta cantante confieso que el tema me ha gustado.
Jesús (Luis Tosar) y Eva (Bárbara Lenni)son dos policías de la Unidad Antidroga que trabajan en Algeciras. Llevan dos años investigando a El Inglés, un tipo residente en Gibraltar, máximo responsable de la entrada de la cocaína en Europa. La labor de estos dos policías es discernir qué contenedor de los cientos llegados a puerto contiene un cargamento ilegal que no corresponda con lo declarado en los documentos aduaneros. No es tarea fácil, a veces es como buscar una aguja en un pajar pero estos agentes son pertinaces y, aunque cometan algún traspiés, cada vez se cierra más el cerco.
Por otro lado, el Niño (Jesús Castro) trabaja en un taller de reparación de embarcaciones de recreo. Él y su íntimo amigo Antonio, el Compi (Jesús Carroza), sueñan con cambiar de vida. Han visto como las playas que conocen desde pequeños se han convertido en el paraíso de los extranjeros. Los Lances, Bolonia, Valdevaqueros, Puntapaloma, Tarifa... playas espectaculares en las que los amantes del windsurf, flysurf, kitesurf... disfrutan de nuestro clima mientras que los avispados empresarios montan chiringuitos aquí y allá «en plan cutre pero bien» y hacen el agosto casi todo el año. Pero para emprender algo así hace falta dinero, algo de lo que el Niño y el Compi carecen.¿Cómo conseguir liquidez? Para ello contactarán con Halil, un morito que trabaja bajo el amparo de Rachid, un traficante de hachís. Comienzan con un escaso trapicheo y poco a poco se van enredando en operaciones más gordas, arriesgando en cada viaje un poco más.
Mientras tanto Jesús, un policía muy comprometido con su trabajo, se ve amenazado por los capos y Vicente (Sergi López), su jefe, decide apartarlo durante un tiempo del ojo de huracán. Para ello lo destinará como piloto del helicóptero de la policía junto a Sergio (Eduard Fernández), cuya misión será vigilar las aguas españolas en el Estrecho. El Niño y el Compi siguen con sus líos y conocerán a la preciosa Amina (Mariam Bachir), su enlace con Marruecos que será la detonante de una historia amorosa que edulcora ligeramente la acción y trae una brisa fresca con olor a sal.
La acción es absolutamente trepidante desde el minuto cero. Persecuciones por tierra y mar siendo las escenas del helicóptero las más destacables, rodadas en la playa de los Genoveses en San José (Almería). El «pájaro» de la Policía, pilotado por profesionales expertos en las escenas más duras, acosa las lanchas llenas de fardos que intentan cruzar el Estrecho... Palabra que son imágenes impactantes. Sin entender mucho de técnica de rodaje, a mí me han dejado impresionada.
Por otra parte también resulta muy interesante ver cómo la policía se mueve en operaciones antidrogas, con qué recursos y material cuentan, así como las tretas de las que se valen los narcos para introducir la droga y despistar a la policía.
Bajo el mando de Daniel Monzón, director y guionista, El Niño cuenta con un elenco vistoso. No voy a reiterarme más en relación a Luis Tosar. Para mí es un maestro de la gran pantalla que incluso ataviado con un peluquín, algo que choca inicialmente aunque luego terminas por acostumbrarte, consigue atrapar al espectador con la fuerza que imprime a sus personajes. Es un todoterreno.
Eduard Fernández y Sergi López, dos actores que en absoluto me disgustan. Decía al principio que Fernández pasa a veces demasiado desapercibido pero para mí es un actor que me marca y lo hace incluso con personajes de escaso relieve. Es como si no le costara ningún trabajo. Se mete en la piel de cualquier alter ego sin aparente esfuerzo.
E Ian McShane, sin una sola palabra.
Grandes actores que obtienen su réplica de otros mucho más jóvenes en el largometraje. He visto muchas opiniones y no son pocos los que dicen que lo peor de esta película es Jesús Castro. En su defensa diré que a mí me han parecido bastante creíble. El Niño, de gesto siempre malencarado como desafiando al mundo, un día dejó las clases del instituto y con muy poca esperanza se presentó al casting. Reconozco que al principio me pareció algo artificial pero fueron pasando los minutos de metraje y terminó por convencerme. Dicen los que entienden que es muy mal actor y que ya se podían haber permitido elegir a otro con más tablas. Sin embargo, también se podría pensar que ha sido seleccionado con un propósito claro, reflejar sin máscara cómo es un joven de la zona que se mete en estos menesteres. No hablo de un don natural pero sí de naturalidad, descaro, desenfado y espontaneidad. A mí Jesús Castro me ha dado todo eso en esta película. ¿Su trayectoria cinematográfica se inicia aquí? Bueno, de momento El Niño le ha abierto las puertas a La Isla Mínima, otro de los largometrajes que tengo que traer al blog y del que os hablaré en breve. ¿Seguirá siendo una cara conocida en el cine? Eso el tiempo lo dirá.
A su lado tenemos a Jesús Carroza, el Compi cuyas líneas tienen todo el arte del mundo. Y es que los diálogos entre estos dos inexpertos delincuentes de poca monta tienen musicalidad, como la tiene Cádiz de punta a punta. Hay algo en los gaditanos, algo que los hace únicos, será la sal marina que corre por sus venas y eso se nota. Mucho. En el acento, en el gracejo y en la capacidad de unir una cosa con otra en un fogonazo de genialidad e ingenio. Así, con un plis, plas. Esto es lo que hacen los Jesús, dar a una película de acción llena de policías, narcotraficantes, muertes, persecuciones y drogas la nota de humor que los gaditanos le ponen a la vida incluso en los peores momentos. Por eso el Compi habla como habla y por eso su personaje tiene una relación con la resalá Marifé cuyo padre es Guardia Civil. ¿Hay mayor paradoja para un aprendiz de narco? Así que entre esos diálogos chispeantes y sus «pishas» (que tampoco hay que tomárselo como un topicazo), no pude dejar de reírme mientras los veía huir como alma que lleva el diablo, volando sobre las olas en esa goma cargadita de hachis y con la policía sobrevolando sus cabezas.
La banda sonora se construye sobre acordes que recuerdan a la tierra de Alá combinado con los sonidos de una guitarra flamenca. El flamenco fusion asoma y cierra los créditos finales la voz de India Martinez entonando Niño sin miedo que para no ser fan de esta cantante confieso que el tema me ha gustado.
Vuelvo a la opinión de otros espectadores que dicen entender del tema. Según algunas voces, lo que nos ofrece El Niño está ya muy visto. De hecho se menciona la serie El Príncipe que yo no he visto, y otras tantas películas que versan sobre el mismo tema,que si polis y maleantes, que si chico guapo con amor complicado. Y es verdad que lo mismo la historia de amor está de más, pero digo yo una cosa, ¿qué malo hay? Esto es como en la moda, que lo que antes era antiguo ahora se llama vintage y todos tan contentos. A mí no me importa que los pantalones de campana se llevaran en la época en la que mi madre salía con sus amigas, no me importa que volvieran hace 20 años atrás, y no me importa, como según parece, que vuelvan a ponerse de moda. A mí lo que realmente me importa es que esos pantalones me sienten tan bien como me ha sentado esta película y si el tema está ya muy manido, a mí plin. Yo la he disfrutado enormemente.
Así que os la voy a recomendar y lo mismo, después de verla, me decís que esta película le queda grande a Jesús Castro y entonces os pediré que penséis en esos jóvenes del sur con su deje al hablar, con su acento, con sus sueños de grandeza, pensad en esos hijos de pescadores que se dejan la piel en la mar y que sueñan con otra vida distinta a la de sus padres. ¿Acaso Jesús Castro no encaja en ese perfil?
Para mí El Niño es una muy buena película con más de dos horas de acción que no aburren, que no pesan, con mucho ritmo, con personajes veraces, con una fotografía preciosa como preciosos son los paisajes de sus playas,... Muy recomendable.
Trailer:
Así que os la voy a recomendar y lo mismo, después de verla, me decís que esta película le queda grande a Jesús Castro y entonces os pediré que penséis en esos jóvenes del sur con su deje al hablar, con su acento, con sus sueños de grandeza, pensad en esos hijos de pescadores que se dejan la piel en la mar y que sueñan con otra vida distinta a la de sus padres. ¿Acaso Jesús Castro no encaja en ese perfil?
Para mí El Niño es una muy buena película con más de dos horas de acción que no aburren, que no pesan, con mucho ritmo, con personajes veraces, con una fotografía preciosa como preciosos son los paisajes de sus playas,... Muy recomendable.
Trailer: