Editorial: Suma de Letras.
Fecha edición: octubre, 2014.
Fecha edición: octubre, 2014.
Nº Páginas: 552.
Precio: 18,50 €
Género: Narrativa.
Género: Narrativa.
Edición: Tapa blanda con solapas.
Autora
Sandra Barneda nació un 4 de octubre en Barcelona, donde se licenció en periodismo por la UAB. Ha vivido en Los Ángeles y en Nueva York. Desde pequeña quiso inventar, explorar, investigar. Empezó en el periodismo con apenas la mayoría de edad, en una emisora de radio a la que convenció diciéndoles que ella sabía hacer eso, apoyándose en las prácticas que había llevado a cabo en casa con un radio-casete y una grabadora. Desde hace siete años es una de las caras de Mediaset España. Ha trabajado en De buena ley, El Gran Debate y actualmente presenta en Telecinco Hable con ellas y prepara Un tiempo nuevo, un programa de actualidad y análisis político. Es productora ejecutiva de Desalmados Producciones, S.L., donde ha producido documentales, publicidad y cortometrajes. Ha trabajado en Catalunya Ràdio, Antena 3, Telemadrid, 8tv, TV3, TV2 y Telecinco. Y ha colaborado con artículos en Smoda de El País, El Periódico de Catalunya, Elle y Zero. Viajera incondicional, en cuanto puede coge la maleta y corre a vivir otras realidades y a aprender de ellas para poder contarlas. Es autora de Reír al viento (Suma, 2013) y esta es su segunda novela.
Sinopsis
¿Todo en la tierra está escrito? ¿Podemos cambiar nuestro destino corrompiendo nuestro pasado? ¿Qué harías si descubres que tu vida es una mentira?
Gala Marlborough viaja con sus dos hijas, Kate y Adele, a un pequeño pueblo del Ampurdán con la única intención de cobrar la herencia de un familiar desconocido y retomar cuanto antes su vida en Nueva York. Ignora que esa decisión activará una perfecta, sutil y acompasada maquinaria dispuesta a desempolvar mentiras enterradas y secretos familiares y a sanar almas entregadas a la amargura del dolor.
Sandra Barneda saltó al plano literario cuando publicó su novela Reír al viento en 2013, una novela que me llamó mucho la atención en su día pero que no he leído de momento. Así que, cuando algunas compañeras blogueras organizaron esta lectura conjunta con sorteo incluido, pensé que sería un buen momento para probar, aunque desconocía hasta hace unos días que esta novela forma parte de una tetralogía.
La tierra de las mujeres cuenta con una sinopsis que lanza preguntas inquietantes y nos habla del destino, del pasado, de mentiras sin desvelar y de secretos escondidos. Con tales premisas, a priori la novela me parecía interesante y tras su lectura me atrevería a manifestar que su argumento se puede dividir en dos partes que paso a detallaros. Pero antes, una advertencia. Son muchas las cosas que tengo que contar sobre esta novela y muchas sensaciones las que os quiero transmitir, por lo tanto os advierto que quizás pueda incurrir en algún tipo de spoiler pues necesito hacerme entender bien. Espero que eso no os importune demasiado.
Por un lado esta novela nos narra todo lo que concierne a Gala Marlborough Xatart, una mujer joven americana, ama de casa con ascendencia española que vive en Boston. Es huérfana de padre. Román falleció cuando ella tenía cinco años pero su madre, Julianne, aún vive aunque no mantienen muy buena relación. Gala está casada con Frederick Donovan, un reputado cirujano plástico con fama de donjuán y es madre de dos niñas, Kate y Adele. Su vida es más bien sencilla. Los Marlborough siempre han sido una familia acaudalada y por si eso fuera poco, su marido gana lo suficiente ejerciendo de cirujano como para permitirse una vida holgada sin demasiadas preocupaciones. Sin embargo Gala no es realmente feliz. No le gusta tener una vida tan ociosa ni depender económicamente de su marido y aunque en más de una ocasión se ha planteado abrir un negocio, siempre se ha encontrado con la negativa de Frederick, un hombre que lo controla absolutamente todo y cuyo orden de prioridades deja mucho que desear. Aunque Frederick es el marido que muchas mujeres quisieran tener, la relación conyugal no pasa por su mejor momento. Gala no se siente valorada por su esposo, pues él cree que ella es una mujer sin iniciativa y de poca capacidad organizativa. Sin embargo él es Don Pluscuamperfecto, como Gala lo llama para sus adentros, un apelativo que nos deja ver con total claridad que tipo de persona es Frederick.
Así se nos presenta la vida de esta mujer en el capitulo primero de esta novela y en el mismo todo dará un vuelco cuando recibe la llamada de Robert Riudaneu, un abogado catalán que le comunica que ha sido designada como heredera de un testamento. La testadora es Amelia Xatart, su tía abuela y hermana del que fue su padre. La noticia la coge por sorpresa pues desconocía que, de la familia de su padre quedaran familiares vivos. Inmediatamente la curiosidad la devora y no solo a ella sino también a mí como lectora. ¿En qué consistirá la herencia?¿Será lo suficientemente cuantiosa como para abrir el negocio soñado e independizarse? Dejándose llevar por supercherías, y en contra de la voluntad de su marido, Gala cree que el destino le está mando señales y por eso acepta viajar a La Muga, el pueblo del Ampurdán donde residía Amelia, para hacerse cargo de la herencia. A su llegada se encontrará con una localidad recóndita, anclada en el este de España, cerca de la frontera francesa y con apenas tres centenas de habitantes. Esta novela narrará la aventura que Gala y sus dos hijas vivirán en aquel paraje.
La estancia de Gala en La Muga acarreará alguna sorpresa. Por un lado, ella tendrá que lidiar con Amat, el que fue socio de su tía abuela en VellAntic, un negocio de restauración de muebles antiguos y del que ahora ella es dueña al cincuenta por ciento. Por otro, Gala tendrá que hacer frente a una tarea de investigación pues, para optar a la herencia universal, tendrá que localizar al autor de un cuadro titulado La mar, una pintura que Amelia deja a Gala en herencia y que es una copia del cuadro de Dalí, Muchacha en la ventana. El planteamiento de este misterio fue un asunto que inmediatamente avivó mi curiosidad pero, a medida que avanzaba en la lectura, advertí que la autora deja de lado esta cuestión, con brevísimas referencias en el núcleo de la novela y no vuelve a retomarla hasta prácticamente el final, momento en el que el misterio se resuelve en un par de líneas. Si he de ser sincera, no puedo negar que la manera en la que se trata este punto en la novela me dejó bastante decepcionada. Creo que todo el misterio del cuadro hubiera dado mucho juego y si al menos lo hubiera resuelto de un modo más elaborado, me habría quedado más satisfecha.
Otra cuestión que se aborda en la novela es la existencia de una especie de comunidad al que las mujeres del pueblo llaman el Círculo. A lo largo de toda la novela se hacen referencias muy veladas a esta especie de cónclave pero no será hasta el final cuando sepamos de qué se trata realmente. ¿Qué decir? Bueno, creo que hay mucho de esoterismo, de magia y de fantasía pero poco más. No me parece que el Círculo sea algo tan especial y esperaba algo más significativo de esas reuniones en las que las mujeres asisten vestidas de blanco, rodeadas por la luz de las velas y el fuego y hablan de sus cosas mientras comen y beben. Parece un ritual de purificación pero tal vez me hubiera gustado encontrar un desarrollo más profundo de la ceremonia.
En las primeras líneas de esta reseña os decía que yo veía dos partes en su argumento. Pues bien la segunda se centraría en el diario de Amelia Xatart que Gala encuentra en el desván de la casa familiar. En él, la tía abuela de la protagonista relata su vida desde la adolescencia hasta prácticamente su muerte. No será una narración lineal en el sentido cronológico pues inicia su escritura en 1977, cuando Amelia tenía cincuenta y tres años y Gala tan solo cinco. Estas páginas solo contienen la narración de los episodios más importante de la vida de Amelia y en ellas se mencionan secretos y mentiras sin desvelar nada sustancial inicialmente. Así, el lector se sentirá atraído y tentado de seguir leyendo para descubrir, quizás demasiado pronto, unos hechos sorprendentes que acarrearán consecuencias en la vida de Gala.
Me ha gustado mucho la incursión de este diario como otro hilo argumental de la novela pues el misterio que esconden esas páginas supuso para mí un giro interesante en la trama que me animaba a seguir leyendo. Tanto es así que incluso me atrevería a decir que me ha gustado más lo que narra Amelia en primera persona en su diario que lo que se cuenta sobre la estancia de Gala en La Muga. Y es que Amelia, con la guerra civil de por medio, vivió una época complicada y tuvo que hacer frente a cuestiones muy duras a muy temprana edad. He disfrutado conociendo a este personaje a través de una voz del pasado, viéndola cómo resurge de sus cenizas, cómo cambia el rumbo de su vida sin perder el norte y siempre con un pensamiento en mente. La vida de Amelia me ha resultado mucho más interesante que la de Gala.
En La tierra de las mujeres se tocan temas tan importantes como el amor, la fidelidad, la homosexualidad, la familia,... pero además, de toda la narración se desprende que la autora tiene un amplio conocimiento del estilo de vida americano. Son muchas las referencias a las costumbres y usos de los habitantes de Estados Unidos, cómo se relacionan, cómo interactúan entre ellos y qué lazos unen a los distintos miembros de una misma familia,... aspectos estos que contrastan bruscamente con el estilo de vida en La Muga. Y precisamente, quizás lo más significativo de la novela sea ese choque cultural que presenta. Gala, Kate y Adele son mujeres nacidas y educadas en un ambiente muy distinto al que se respira en La Muga. Boston es una gran ciudad y ya se sabe que en la cities las personas se mueven en círculos demasiado individuales. En cambio, en La Muga, todos sus habitantes constituyen una comunidad cerrada y unida, especialmente en lo que se refiere a las mujeres pues, la pequeña sociedad tiene un fuerte carácter matriarcal. En este pueblo todo el mundo se conoce, todos tienen un mote, todos saben del pasado de cada miembro de la comunidad, todos se cuidan y protegen aunque también hay sus rencillas y sus chismes. Hacer frente a un núcleo en el que todo está tan concentrado no es tarea fácil para Gala y las niñas. Al principio, miran y son miradas con recelo y tantos a unos como a otros les costará cierto tiempo adaptarse.
La tierra, llena de leyendas y tradiciones que se caracteriza por la presencia del viento denominado Tramontana al que achacan poderes curativos, es un elemento esencial para los habitantes de La Muga. Siempre aparece como un ente mágico, idealizado y con un halo de misterio que envuelve a todos los aldeanos. Una tierra de la que extraen la energía y fuerza vital, que ayudará a que las heridas enquistadas vuelvan a sangrar para alcanzar una completa curación y que aporta tranquilidad, sosiego y paz, características que se trasladan a los personajes y que incluso contagia a las americanas. A veces da la sensación de que no se trata de un rincón de España sino de un lugar existente en un universo diferente y fantástico, aunque realmente está inspirado en el pueblo catalán Vilanova de la Muga que, al parecer, es la tierra de la familia de la autora.
En cuanto a los personajes, son muchos los que pueblan las páginas de la novela, más de quinientas en las que las relaciones familiares juegan un papel preponderante. Muchos de los personajes están unidos por lazos de sangre y en ocasiones, me ha costado seguirles la pista. Me hubiera venido bien hacerme con un pequeño esquema con sus nombres y apodos y las relaciones de parentesco que los unía, y es que, unas veces son nombrados por su nombre de pila y otros por su mote y esto terminó por confundirme a veces.
De todos los personajes los que más destacan son los siguientes:
A mi juicio, Gala es esa mujer que vive eclipsada por su marido, sin voto y apenas voz, acomodada al estilo de vida en el que todo te lo dan hecho, aunque ella prefiera ser algo más que una esposa y madre. Su llegada a La Muga supondrá un shock cultural que la descolocará inicialmente pero a medida que se vaya adaptando al terreno, sentiremos como esa tierra le sienta bien. Gala experimentará muchas sensaciones nuevas o revivirá aquellas que andaban dormidas. El viaje, que a priori pone patas arriba su vida, terminará siendo el medio que le permita adquirir perspectiva para evaluar el tipo de vida que lleva y ordenarla. Los días que pasa en La Muga le ayudarán a encauzar la relación con su marido, con sus hijas y con su madre pero fundamentalmente le ayudarán a conocerse mejor y a saber lo que espera de la vida.
Su hija mayor Kate representa perfectamente a esos adolescentes rebeldes que siempre andan malhumorados y hacen gala de una soberbia espectacular. Su carácter es insufrible, y como es de suponer, la relación que mantiene con sus padres no es muy fluida pues es normal que a esas edades nuestro foco de atención se centre en nuestras amigas y veamos a los padres como meros obstáculos en nuestra existencia. En este sentido, el personaje queda debidamente perfilado desde los primeros capítulos y veremos cómo, a medida que van pasando los días en La Muga, su personaje irá evolucionando hacia una persona más madura y adulta,más comprensiva, y eso me permitió un acercamiento.
Pero si hay algo que no me ha gustado de Kate es la constante insistencia que se hace sobre sus aficiones. La joven es lo que se considera una Jamer, es decir, una jugadora de Roller Derby, un deporte de contacto sobre patines de ruedas que nació en Estados Unidos y que supone la mayor afición de la joven. Este dato que, en principio, podría ser meramente descriptivo, se torna en elemento repetitivo en el argumento de la novela pues se incide con demasiada persistencia en la importancia que el juego tiene en la vida de la niña y su fidelidad a las Gotham Girls, el equipo al que pertenece, hasta tal extremo que me sentí sobresaturada con tanto patín.
La hija mejor, Adele, es encantadora. Una pequeña aventurera y soñadora a la que le he cogido mucho cariño. Su inocencia y juventud la convierten en una personita que se amolda a todas las circunstancias y que siempre extrae la parte más positiva de las cosas. Al contrario que su hermana, no le cuesta tanto dejar Estados Unidos para trasladarse a un pueblo perdido de la mano de Dios. Para ella todo está lleno de fantasía y magia y la felicidad que siente en aquella tierra es fácilmente perceptible por el lector. Se relacionará con los pocos niños de su edad y para mí ella constituye la parte más dulce y tierna de la novela.
Las mujeres son muy importante en la novela, algo que ya podemos intuir por el título del libro. De las que residen en La Muga me gustaría señalar a Nalda, La Roja, la madre de Amat. Me ha parecido un personaje muy valiente y con una mentalidad muy amplia. Más allá de su relativa avanzada edad creo que supone una mujer que no se amilana ante los avances del mundo moderno, por eso siente siempre mucha curiosidad por aprender, usa internet como cualquier persona joven, envía mails, se inscribe en foros y chatea con desconocidos. No sé si a algún lector esto le habrá parecido extraño siendo un personaje tan rural y de otra época, pero tal y como está planteado en la narración, no es una cuestión que parezca inverosímil.
Y por supuesto, habrá muchos más personajes femeninos de los que se da debida cuenta. Y en cuanto a los masculinos, el que más presencia tiene es Amat, un hombre con una historia amorosa a cuestas que vuelve al hogar para sanar su corazón herido. Amat está cargado de resignación y de tristeza. Para él, el pueblo y su trabajo son como un bálsamo que alivia el escozor de sus heridas y cuando creía estar curado, la llegada de Gala trastoca su ser.
Sin que la ambientación haya sido para mí un punto fuerte de la novela, creo que todas las descripciones que se hacen de la región permiten moderadamente recrear en nuestra mente la zona del Ampurdán. No todas las escenas las he podido ver con nitidez en mi cabeza pero sí podía hacerme una ligera composición de lugar cuando se describen los parajes, las calles y las casas de la zona.
Adentrándonos en otras cuestiones, Barneda pone en poca de sus personajes americanos frases y términos en inglés que, a pesar de estar convenientemente traducidos en las notas al pie, son bastante fáciles de entender. De igual modo, hace lo mismo con aquellos personajes de origen catalán, los cuales, en ocasiones puntuales lanzan alguna expresión en su idioma. Si bien la traducción del inglés al castellano no me ha resultado necesaria, no puedo decir lo mismo con la traducción del catalán, un idioma que no comprendo y sobre el que se hace mucho hincapié, así que agradezco mucho a la autora que haya incluido esas notas al pie con la traducción. No siempre ocurre así y a veces me he topado con otras novelas en las que no se hacen las aclaraciones pertinentes cuando se introducen pasajes o líneas en otro idioma distinto del castellano. Cierto es que, nosotros como lectores, podríamos poner de nuestra parte y buscar la traducción pero eso supone un engorro para mí pues rompe totalmente mi ritmo en la lectura.
En cuanto al estilo, La tierra de las mujeres está escrita en tercera persona por un narrador omnisciente, salvo la parte correspondiente al diario de Amelia Xatart que además figura con un tamaño de fuente inferior al resto del texto, y he de confesar que la lectura me ha parecido algo densa. La narración prevalece notoriamente sobre el diálogo y no sé si será cosa mía pero yo he sentido cómo la autora nos hace girar alrededor de los personajes en forma de espiral, repitiendo con frecuencia lo que sentían unos y otros, y dar tantas vueltas ha supuesto que mi avance se ralentice considerablemente, al margen de que los capítulos son bastante largos.
En definitiva, La tierra de las mujeres, una novela a caballo entre una saga familiar y una novela coral, ha supuesto una lectura de la que esperaba algo más y que no me ha terminado de convencer. No he conseguido conectar totalmente con la historia ni con los personajes pues me he liado muchas veces, confundiendo a unos con otros debido al uso de los apodos. También me ha pasado factura la lentitud en el desarrollo de los hechos, la multitud de personajes que entran y salen. Aún así es justo reconocer que algunos puntos de la novela sí me han gustado. Por ejemplo, me ha parecido preciosa toda la trama amorosa que flota en la novela y no me refiero a la típica relación hombre-mujer, sino ese otro amor que explora nuevos entornos como el amor a la tierra, a las amistades, a los ancestros. Creo que la novela parte de buenas premisas, ese viaje como medio de reconciliación de los personajes con el universo y que concluye de una manera bastante verosímil en el que los cuentos de hada no tienen cabida. Es una novela que ha tenido sus puntos fuertes y sus puntos débiles, pero he de admitir que algunos aspectos han imposibilitado que disfrute de la lectura como debería, no me he visto envuelta por ese halo de magia que flota en La Muga y por tanto, la lectura de este libro no ha resultado como esperaba.
Aún así, y por lo que he visto en muchos tuits a tenor de la lectura conjunta de la que esta reseña forma parte, he podido comprobar que otros lectores sí están disfrutando mucho, así que os emplazo a leer otras opiniones que seguramente serán mucho más positivas que la mía. Ya sabéis que cada lector es un mundo y una misma lectura arroja infinidad de interpretaciones.
Agradezco a la editorial el envío del ejemplar.
¿Todo en la tierra está escrito? ¿Podemos cambiar nuestro destino corrompiendo nuestro pasado? ¿Qué harías si descubres que tu vida es una mentira?
Gala Marlborough viaja con sus dos hijas, Kate y Adele, a un pequeño pueblo del Ampurdán con la única intención de cobrar la herencia de un familiar desconocido y retomar cuanto antes su vida en Nueva York. Ignora que esa decisión activará una perfecta, sutil y acompasada maquinaria dispuesta a desempolvar mentiras enterradas y secretos familiares y a sanar almas entregadas a la amargura del dolor.
[Biografía y sinopsis tomadas directamente del ejemplar]
Sandra Barneda saltó al plano literario cuando publicó su novela Reír al viento en 2013, una novela que me llamó mucho la atención en su día pero que no he leído de momento. Así que, cuando algunas compañeras blogueras organizaron esta lectura conjunta con sorteo incluido, pensé que sería un buen momento para probar, aunque desconocía hasta hace unos días que esta novela forma parte de una tetralogía.
La tierra de las mujeres cuenta con una sinopsis que lanza preguntas inquietantes y nos habla del destino, del pasado, de mentiras sin desvelar y de secretos escondidos. Con tales premisas, a priori la novela me parecía interesante y tras su lectura me atrevería a manifestar que su argumento se puede dividir en dos partes que paso a detallaros. Pero antes, una advertencia. Son muchas las cosas que tengo que contar sobre esta novela y muchas sensaciones las que os quiero transmitir, por lo tanto os advierto que quizás pueda incurrir en algún tipo de spoiler pues necesito hacerme entender bien. Espero que eso no os importune demasiado.
Por un lado esta novela nos narra todo lo que concierne a Gala Marlborough Xatart, una mujer joven americana, ama de casa con ascendencia española que vive en Boston. Es huérfana de padre. Román falleció cuando ella tenía cinco años pero su madre, Julianne, aún vive aunque no mantienen muy buena relación. Gala está casada con Frederick Donovan, un reputado cirujano plástico con fama de donjuán y es madre de dos niñas, Kate y Adele. Su vida es más bien sencilla. Los Marlborough siempre han sido una familia acaudalada y por si eso fuera poco, su marido gana lo suficiente ejerciendo de cirujano como para permitirse una vida holgada sin demasiadas preocupaciones. Sin embargo Gala no es realmente feliz. No le gusta tener una vida tan ociosa ni depender económicamente de su marido y aunque en más de una ocasión se ha planteado abrir un negocio, siempre se ha encontrado con la negativa de Frederick, un hombre que lo controla absolutamente todo y cuyo orden de prioridades deja mucho que desear. Aunque Frederick es el marido que muchas mujeres quisieran tener, la relación conyugal no pasa por su mejor momento. Gala no se siente valorada por su esposo, pues él cree que ella es una mujer sin iniciativa y de poca capacidad organizativa. Sin embargo él es Don Pluscuamperfecto, como Gala lo llama para sus adentros, un apelativo que nos deja ver con total claridad que tipo de persona es Frederick.
Así se nos presenta la vida de esta mujer en el capitulo primero de esta novela y en el mismo todo dará un vuelco cuando recibe la llamada de Robert Riudaneu, un abogado catalán que le comunica que ha sido designada como heredera de un testamento. La testadora es Amelia Xatart, su tía abuela y hermana del que fue su padre. La noticia la coge por sorpresa pues desconocía que, de la familia de su padre quedaran familiares vivos. Inmediatamente la curiosidad la devora y no solo a ella sino también a mí como lectora. ¿En qué consistirá la herencia?¿Será lo suficientemente cuantiosa como para abrir el negocio soñado e independizarse? Dejándose llevar por supercherías, y en contra de la voluntad de su marido, Gala cree que el destino le está mando señales y por eso acepta viajar a La Muga, el pueblo del Ampurdán donde residía Amelia, para hacerse cargo de la herencia. A su llegada se encontrará con una localidad recóndita, anclada en el este de España, cerca de la frontera francesa y con apenas tres centenas de habitantes. Esta novela narrará la aventura que Gala y sus dos hijas vivirán en aquel paraje.
La estancia de Gala en La Muga acarreará alguna sorpresa. Por un lado, ella tendrá que lidiar con Amat, el que fue socio de su tía abuela en VellAntic, un negocio de restauración de muebles antiguos y del que ahora ella es dueña al cincuenta por ciento. Por otro, Gala tendrá que hacer frente a una tarea de investigación pues, para optar a la herencia universal, tendrá que localizar al autor de un cuadro titulado La mar, una pintura que Amelia deja a Gala en herencia y que es una copia del cuadro de Dalí, Muchacha en la ventana. El planteamiento de este misterio fue un asunto que inmediatamente avivó mi curiosidad pero, a medida que avanzaba en la lectura, advertí que la autora deja de lado esta cuestión, con brevísimas referencias en el núcleo de la novela y no vuelve a retomarla hasta prácticamente el final, momento en el que el misterio se resuelve en un par de líneas. Si he de ser sincera, no puedo negar que la manera en la que se trata este punto en la novela me dejó bastante decepcionada. Creo que todo el misterio del cuadro hubiera dado mucho juego y si al menos lo hubiera resuelto de un modo más elaborado, me habría quedado más satisfecha.
Otra cuestión que se aborda en la novela es la existencia de una especie de comunidad al que las mujeres del pueblo llaman el Círculo. A lo largo de toda la novela se hacen referencias muy veladas a esta especie de cónclave pero no será hasta el final cuando sepamos de qué se trata realmente. ¿Qué decir? Bueno, creo que hay mucho de esoterismo, de magia y de fantasía pero poco más. No me parece que el Círculo sea algo tan especial y esperaba algo más significativo de esas reuniones en las que las mujeres asisten vestidas de blanco, rodeadas por la luz de las velas y el fuego y hablan de sus cosas mientras comen y beben. Parece un ritual de purificación pero tal vez me hubiera gustado encontrar un desarrollo más profundo de la ceremonia.
En las primeras líneas de esta reseña os decía que yo veía dos partes en su argumento. Pues bien la segunda se centraría en el diario de Amelia Xatart que Gala encuentra en el desván de la casa familiar. En él, la tía abuela de la protagonista relata su vida desde la adolescencia hasta prácticamente su muerte. No será una narración lineal en el sentido cronológico pues inicia su escritura en 1977, cuando Amelia tenía cincuenta y tres años y Gala tan solo cinco. Estas páginas solo contienen la narración de los episodios más importante de la vida de Amelia y en ellas se mencionan secretos y mentiras sin desvelar nada sustancial inicialmente. Así, el lector se sentirá atraído y tentado de seguir leyendo para descubrir, quizás demasiado pronto, unos hechos sorprendentes que acarrearán consecuencias en la vida de Gala.
Me ha gustado mucho la incursión de este diario como otro hilo argumental de la novela pues el misterio que esconden esas páginas supuso para mí un giro interesante en la trama que me animaba a seguir leyendo. Tanto es así que incluso me atrevería a decir que me ha gustado más lo que narra Amelia en primera persona en su diario que lo que se cuenta sobre la estancia de Gala en La Muga. Y es que Amelia, con la guerra civil de por medio, vivió una época complicada y tuvo que hacer frente a cuestiones muy duras a muy temprana edad. He disfrutado conociendo a este personaje a través de una voz del pasado, viéndola cómo resurge de sus cenizas, cómo cambia el rumbo de su vida sin perder el norte y siempre con un pensamiento en mente. La vida de Amelia me ha resultado mucho más interesante que la de Gala.
«Cuesta escribir lo que soy, lo que siempre he sido y me obligaron a silenciar por el bien de tu padre.» [Pág. 150]
En La tierra de las mujeres se tocan temas tan importantes como el amor, la fidelidad, la homosexualidad, la familia,... pero además, de toda la narración se desprende que la autora tiene un amplio conocimiento del estilo de vida americano. Son muchas las referencias a las costumbres y usos de los habitantes de Estados Unidos, cómo se relacionan, cómo interactúan entre ellos y qué lazos unen a los distintos miembros de una misma familia,... aspectos estos que contrastan bruscamente con el estilo de vida en La Muga. Y precisamente, quizás lo más significativo de la novela sea ese choque cultural que presenta. Gala, Kate y Adele son mujeres nacidas y educadas en un ambiente muy distinto al que se respira en La Muga. Boston es una gran ciudad y ya se sabe que en la cities las personas se mueven en círculos demasiado individuales. En cambio, en La Muga, todos sus habitantes constituyen una comunidad cerrada y unida, especialmente en lo que se refiere a las mujeres pues, la pequeña sociedad tiene un fuerte carácter matriarcal. En este pueblo todo el mundo se conoce, todos tienen un mote, todos saben del pasado de cada miembro de la comunidad, todos se cuidan y protegen aunque también hay sus rencillas y sus chismes. Hacer frente a un núcleo en el que todo está tan concentrado no es tarea fácil para Gala y las niñas. Al principio, miran y son miradas con recelo y tantos a unos como a otros les costará cierto tiempo adaptarse.
Vilanova de la Muga |
La tierra, llena de leyendas y tradiciones que se caracteriza por la presencia del viento denominado Tramontana al que achacan poderes curativos, es un elemento esencial para los habitantes de La Muga. Siempre aparece como un ente mágico, idealizado y con un halo de misterio que envuelve a todos los aldeanos. Una tierra de la que extraen la energía y fuerza vital, que ayudará a que las heridas enquistadas vuelvan a sangrar para alcanzar una completa curación y que aporta tranquilidad, sosiego y paz, características que se trasladan a los personajes y que incluso contagia a las americanas. A veces da la sensación de que no se trata de un rincón de España sino de un lugar existente en un universo diferente y fantástico, aunque realmente está inspirado en el pueblo catalán Vilanova de la Muga que, al parecer, es la tierra de la familia de la autora.
En cuanto a los personajes, son muchos los que pueblan las páginas de la novela, más de quinientas en las que las relaciones familiares juegan un papel preponderante. Muchos de los personajes están unidos por lazos de sangre y en ocasiones, me ha costado seguirles la pista. Me hubiera venido bien hacerme con un pequeño esquema con sus nombres y apodos y las relaciones de parentesco que los unía, y es que, unas veces son nombrados por su nombre de pila y otros por su mote y esto terminó por confundirme a veces.
De todos los personajes los que más destacan son los siguientes:
A mi juicio, Gala es esa mujer que vive eclipsada por su marido, sin voto y apenas voz, acomodada al estilo de vida en el que todo te lo dan hecho, aunque ella prefiera ser algo más que una esposa y madre. Su llegada a La Muga supondrá un shock cultural que la descolocará inicialmente pero a medida que se vaya adaptando al terreno, sentiremos como esa tierra le sienta bien. Gala experimentará muchas sensaciones nuevas o revivirá aquellas que andaban dormidas. El viaje, que a priori pone patas arriba su vida, terminará siendo el medio que le permita adquirir perspectiva para evaluar el tipo de vida que lleva y ordenarla. Los días que pasa en La Muga le ayudarán a encauzar la relación con su marido, con sus hijas y con su madre pero fundamentalmente le ayudarán a conocerse mejor y a saber lo que espera de la vida.
Su hija mayor Kate representa perfectamente a esos adolescentes rebeldes que siempre andan malhumorados y hacen gala de una soberbia espectacular. Su carácter es insufrible, y como es de suponer, la relación que mantiene con sus padres no es muy fluida pues es normal que a esas edades nuestro foco de atención se centre en nuestras amigas y veamos a los padres como meros obstáculos en nuestra existencia. En este sentido, el personaje queda debidamente perfilado desde los primeros capítulos y veremos cómo, a medida que van pasando los días en La Muga, su personaje irá evolucionando hacia una persona más madura y adulta,más comprensiva, y eso me permitió un acercamiento.
Pero si hay algo que no me ha gustado de Kate es la constante insistencia que se hace sobre sus aficiones. La joven es lo que se considera una Jamer, es decir, una jugadora de Roller Derby, un deporte de contacto sobre patines de ruedas que nació en Estados Unidos y que supone la mayor afición de la joven. Este dato que, en principio, podría ser meramente descriptivo, se torna en elemento repetitivo en el argumento de la novela pues se incide con demasiada persistencia en la importancia que el juego tiene en la vida de la niña y su fidelidad a las Gotham Girls, el equipo al que pertenece, hasta tal extremo que me sentí sobresaturada con tanto patín.
La hija mejor, Adele, es encantadora. Una pequeña aventurera y soñadora a la que le he cogido mucho cariño. Su inocencia y juventud la convierten en una personita que se amolda a todas las circunstancias y que siempre extrae la parte más positiva de las cosas. Al contrario que su hermana, no le cuesta tanto dejar Estados Unidos para trasladarse a un pueblo perdido de la mano de Dios. Para ella todo está lleno de fantasía y magia y la felicidad que siente en aquella tierra es fácilmente perceptible por el lector. Se relacionará con los pocos niños de su edad y para mí ella constituye la parte más dulce y tierna de la novela.
Las mujeres son muy importante en la novela, algo que ya podemos intuir por el título del libro. De las que residen en La Muga me gustaría señalar a Nalda, La Roja, la madre de Amat. Me ha parecido un personaje muy valiente y con una mentalidad muy amplia. Más allá de su relativa avanzada edad creo que supone una mujer que no se amilana ante los avances del mundo moderno, por eso siente siempre mucha curiosidad por aprender, usa internet como cualquier persona joven, envía mails, se inscribe en foros y chatea con desconocidos. No sé si a algún lector esto le habrá parecido extraño siendo un personaje tan rural y de otra época, pero tal y como está planteado en la narración, no es una cuestión que parezca inverosímil.
Y por supuesto, habrá muchos más personajes femeninos de los que se da debida cuenta. Y en cuanto a los masculinos, el que más presencia tiene es Amat, un hombre con una historia amorosa a cuestas que vuelve al hogar para sanar su corazón herido. Amat está cargado de resignación y de tristeza. Para él, el pueblo y su trabajo son como un bálsamo que alivia el escozor de sus heridas y cuando creía estar curado, la llegada de Gala trastoca su ser.
Sin que la ambientación haya sido para mí un punto fuerte de la novela, creo que todas las descripciones que se hacen de la región permiten moderadamente recrear en nuestra mente la zona del Ampurdán. No todas las escenas las he podido ver con nitidez en mi cabeza pero sí podía hacerme una ligera composición de lugar cuando se describen los parajes, las calles y las casas de la zona.
Adentrándonos en otras cuestiones, Barneda pone en poca de sus personajes americanos frases y términos en inglés que, a pesar de estar convenientemente traducidos en las notas al pie, son bastante fáciles de entender. De igual modo, hace lo mismo con aquellos personajes de origen catalán, los cuales, en ocasiones puntuales lanzan alguna expresión en su idioma. Si bien la traducción del inglés al castellano no me ha resultado necesaria, no puedo decir lo mismo con la traducción del catalán, un idioma que no comprendo y sobre el que se hace mucho hincapié, así que agradezco mucho a la autora que haya incluido esas notas al pie con la traducción. No siempre ocurre así y a veces me he topado con otras novelas en las que no se hacen las aclaraciones pertinentes cuando se introducen pasajes o líneas en otro idioma distinto del castellano. Cierto es que, nosotros como lectores, podríamos poner de nuestra parte y buscar la traducción pero eso supone un engorro para mí pues rompe totalmente mi ritmo en la lectura.
En cuanto al estilo, La tierra de las mujeres está escrita en tercera persona por un narrador omnisciente, salvo la parte correspondiente al diario de Amelia Xatart que además figura con un tamaño de fuente inferior al resto del texto, y he de confesar que la lectura me ha parecido algo densa. La narración prevalece notoriamente sobre el diálogo y no sé si será cosa mía pero yo he sentido cómo la autora nos hace girar alrededor de los personajes en forma de espiral, repitiendo con frecuencia lo que sentían unos y otros, y dar tantas vueltas ha supuesto que mi avance se ralentice considerablemente, al margen de que los capítulos son bastante largos.
En definitiva, La tierra de las mujeres, una novela a caballo entre una saga familiar y una novela coral, ha supuesto una lectura de la que esperaba algo más y que no me ha terminado de convencer. No he conseguido conectar totalmente con la historia ni con los personajes pues me he liado muchas veces, confundiendo a unos con otros debido al uso de los apodos. También me ha pasado factura la lentitud en el desarrollo de los hechos, la multitud de personajes que entran y salen. Aún así es justo reconocer que algunos puntos de la novela sí me han gustado. Por ejemplo, me ha parecido preciosa toda la trama amorosa que flota en la novela y no me refiero a la típica relación hombre-mujer, sino ese otro amor que explora nuevos entornos como el amor a la tierra, a las amistades, a los ancestros. Creo que la novela parte de buenas premisas, ese viaje como medio de reconciliación de los personajes con el universo y que concluye de una manera bastante verosímil en el que los cuentos de hada no tienen cabida. Es una novela que ha tenido sus puntos fuertes y sus puntos débiles, pero he de admitir que algunos aspectos han imposibilitado que disfrute de la lectura como debería, no me he visto envuelta por ese halo de magia que flota en La Muga y por tanto, la lectura de este libro no ha resultado como esperaba.
Aún así, y por lo que he visto en muchos tuits a tenor de la lectura conjunta de la que esta reseña forma parte, he podido comprobar que otros lectores sí están disfrutando mucho, así que os emplazo a leer otras opiniones que seguramente serán mucho más positivas que la mía. Ya sabéis que cada lector es un mundo y una misma lectura arroja infinidad de interpretaciones.
Agradezco a la editorial el envío del ejemplar.
[Ilustraciones e imágenes tomadas de Google]
Retos:
- Autores de la A a la Z.
- 25 españoles.
- Sumando 2015.
- 100 libros.
- Lectura conjunta
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