Fernando de Artacho nació en Sevilla. Es licenciado en Derecho por la Universidad Hispalense, abogado de su Ilustre Colegio, y cursó estudios de doctorado en Historia en la citada institución. También ha realizado estudios de Ciencias Políticas en España y de doctorado en Ciencias Sociales y Políticas en la prestigiosa Universidad Técnica de Lisboa. Es Diplomado en Genealogía, Heráldica y Nobiliaria por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas.
Asiduo colaborador en revistas especializadas y medios de comunicación escritos, ha publicado una veintena de libros, entre los que destacan Manuscrito sevillano, Los Caballeros Veinticuatro del Puerto de Santa María, Padrón de Nobles e Hijosdalgos de la ciudad de Sevilla en el siglo XVIII, Estudio de las Reglas de la Primitiva Archicofradía de la Coronación de Espinas de 1567 o La Nobleza sevillana a través del Privilegio de Oratorios; posteriormente ha publicado un ensayo titulado Los otros Alba. Es miembro de la Academia Andaluza de la Historia, de la Real Academia Matritense de Heráldica y Genealogía, de la Real Academia Belgo-Española de la Historia y de la Real Academia de la Mar, entre otras varias academias instituciones españolas y extranjeras.
Desde hace algunos años alterna la labor investigadora con la divulgación histórica, en novelas como Hija de la Iglesia (2004), Las dos verdades (2005), El enigma de la Santa Espina (Finalista del Premio Novela Ateneo de Sevilla), La gubia del alumbrado (I Premio Ateneo de Sevilla de Novela Histórica), El trono y el altar y Narraciones y Leyendas.
Asiduo colaborador en revistas especializadas y medios de comunicación escritos, ha publicado una veintena de libros, entre los que destacan Manuscrito sevillano, Los Caballeros Veinticuatro del Puerto de Santa María, Padrón de Nobles e Hijosdalgos de la ciudad de Sevilla en el siglo XVIII, Estudio de las Reglas de la Primitiva Archicofradía de la Coronación de Espinas de 1567 o La Nobleza sevillana a través del Privilegio de Oratorios; posteriormente ha publicado un ensayo titulado Los otros Alba. Es miembro de la Academia Andaluza de la Historia, de la Real Academia Matritense de Heráldica y Genealogía, de la Real Academia Belgo-Española de la Historia y de la Real Academia de la Mar, entre otras varias academias instituciones españolas y extranjeras.
Desde hace algunos años alterna la labor investigadora con la divulgación histórica, en novelas como Hija de la Iglesia (2004), Las dos verdades (2005), El enigma de la Santa Espina (Finalista del Premio Novela Ateneo de Sevilla), La gubia del alumbrado (I Premio Ateneo de Sevilla de Novela Histórica), El trono y el altar y Narraciones y Leyendas.
Sinopsis
Don Blas de Lezo y Olavarrieta, también llamado Patapalo o Mediohombre por las mutilaciones sufridas en combate, y márqués de Ovieco a título póstumo, no sólo fue uno de los estrategas más prestigiosos de la historia militar, sino el salvador del imperio español en el siglo XVI y el artífice del mayor desastre naval de la historia de Inglaterra, hasta el punto de que el gobierno británico de Jorge II prohibió bajo pena de prisión que se divulgara la batalla de Cartagena de Indias.
Fernando de Artacho ha querido conjurar esa maldición de Jorge II que, más de dos siglos y medio después, parece perseguir en su propio país a Blas de Lezo, cuya figura resulta casi desconocida para la mayor parte de los españoles.
El almirante Mediohombre es un fragmento de la Historia que se disfruta como un relato de aventuras, y también una apasionante aventura que forma parte imprescindible de nuestra propia Historia.
Don Blas de Lezo y Olavarrieta, también llamado Patapalo o Mediohombre por las mutilaciones sufridas en combate, y márqués de Ovieco a título póstumo, no sólo fue uno de los estrategas más prestigiosos de la historia militar, sino el salvador del imperio español en el siglo XVI y el artífice del mayor desastre naval de la historia de Inglaterra, hasta el punto de que el gobierno británico de Jorge II prohibió bajo pena de prisión que se divulgara la batalla de Cartagena de Indias.
Fernando de Artacho ha querido conjurar esa maldición de Jorge II que, más de dos siglos y medio después, parece perseguir en su propio país a Blas de Lezo, cuya figura resulta casi desconocida para la mayor parte de los españoles.
El almirante Mediohombre es un fragmento de la Historia que se disfruta como un relato de aventuras, y también una apasionante aventura que forma parte imprescindible de nuestra propia Historia.
[Biografía y sinopsis tomadas directamente del ejemplar]
¿Quién era Blas de Lezo?
La Historia está llena de héroes españoles de los que apenas se sabe nada. Hombres anónimos que lucharon en las más sangrientas batallas consiguiendo para este país éxitos sin parangón. Por suerte, contamos con la literatura y con novelistas como Fernando de Artacho, que permiten al ciudadano conocer más en profundidad esos héroes que pueblan las páginas de nuestra Historia. El autor sevillano, en su última novela titulada El almirante Mediohombre, publicada por Algaida Editorial, recupera la figura de este militar que a la edad de 25 años había perdido una pierna, un ojo y un brazo. De ahí el apodo de mediohombre. Un hombre que salvó el imperio español en el Caribe, entre otros importantes servicios prestados.
Además, quizás recordéis que en los últimos meses del año 2014 se erigió una estatua en su nombre en la Plaza Colón de Madrid, algo que levantó alguna polémica, y el Museo Naval también quiso homenajear su figura con una exposición que se celebró en el año 2013, en cuya web podéis encontrar mucha información.
El pasado martes, Fernando de Artacho estuvo en Sevilla de promoción. Por circunstancias laborales me fue imposible acudir a la cita pero conté con la ayuda de un cercano colaborador que mantuvo una conversación con el autor sobre su novela. Paso a detallaros parte de esa conversación sobre una novela histórica que hace justicia a un héroe desconocido.
Fernando de Artacho sabía de la existencia de Blas de Lezo de mucho tiempo atrás pero, tras conocer a un experto en esta figura, al colombiano Pablo E. Victoria, decide investigar con profundidad y escribir una novela para sacar a flote la figura de este hombre, que ya con 16 años, era un héroe. Conocido por su valor, nunca dejó de estar en primera línea de batalla para luchar junto a sus hombres, a pesar de sufrir terribles mutilaciones.
Juan Sobrino.- Leyendo la novela, se tiene la impresión de que sus mutilaciones eran como medallas.
Fernando de Artacho.- Es que las mutilaciones en la guerra siempre han sido como medallas para los militares. De hecho, hasta hace poco, los militares de la última guerra civil llevaban unos pequeños triángulos en el uniforme que representaban las mutilaciones que habían sufrido.
A Blas de Lezo le faltaba una pierna, un ojo, una mano,... Constantemente estaba herido.
J.S.- Lo de mediohombre le encajaba muy bien.
F.A.- Evidentemente.
Comentaba el autor que Sevilla ha sido una ciudad con mucha historia y con personajes muy ilustres, no solamente en el siglo XVIII, sino también en los anteriores.
J.S.- Resulta curioso que, pesar de ser una ciudad sin costa, Sevilla siempre estuvo muy vinculada con la actividad en el mar.
F.A.- No tenía costa pero Sevilla llegaba hasta Huelva. Huelva es una creación moderna. El ministro Burgos y Mazo creó Huelva pero Sevilla llegaba a Aracena, a Huelva, llegaba a todos lados. La diócesis de Cádiz es de los años 50, antes pertenecía a la diócesis de Sevilla, así que Sevilla tenía salida al mar. Y los barcos reales venían al Guadalquivir.
J.S.- Hablando sobre la sociedad de la época sevillana vemos que en la novela también había sobornos, corrupción, cualquier nimiedad era una cuestión de honor. ¿Hay mucha similitud con la Sevilla de hoy?
F.A.- No, hoy no se puede comparar porque las cuestiones de honor ya no tienen peso. Lo único en lo que coinciden las dos épocas es en que el sevillano sigue siendo tan maledicente como en aquella época. Como decía Lorca, Sevilla está llena de finos arqueros.
Mi bisabuelo Fernando de Artacho y Carrascal, que era gaditano, era muy crítico con los sevillanos. Decía que Sevilla era una ciudad de primera pero,... bueno ya sabéis. Y luego tengo un gran amigo que me dice que cuando vas por la calle Sierpes, te van saludando con golpecitos en la espalda y cuando llegas a tu casa y te quitas la camisa, te das cuenta de que está llena de sangre porque te han clavado auténticas dagas florentinas por la espalda. Lo que hay que hacer es pasar de esas cosas. La envidia sevillana es épica. La maledicencia del sevillano es de toda la vida.
J.S.- Sin embargo, hay otros valores que aparecen en la novela como el esfuerzo, la solidaridad, la amistad,...
F.A.- Y el valor, y el honor, la fe que movía a estos señores. Todo eso era muy importante.
J.S.- Pero hoy en día estos valores se han perdido y por supuesto no cuentan con ellos esas personas que deberían dar ejemplo.
F.A.- Sí, hoy esos valores no están de moda.
Comentó también la caballerosidad con la que se movían las personas de la época, algo que queda bien reflejado en la novela. En las traducciones que ha tenido que realizar, el autor advierte que realmente se trataban tal y como él ha mostrado en la novela. Correcto incluso en los enfrentamientos.
Centrándonos en los personajes de la novela, el autor recalcó que figuras de la categoría de Blas de Lezo no son recogidos por los planes de estudios universitarios porque el español siempre ha sido muy desagradecido. Gracias a Dios, Blas de Lezo está siendo recuperado pero resulta increíble comprobar cómo los españoles nos empeñamos en conmemorar la batalla de Trafalgar, que fue un desastre, pero olvidamos todos los grandes triunfos militares contra Napoleón. Hacemos lo contrario que Inglaterra o Francia, que se encargan de llevar toda su historia a gala.
J.S.- Edward Vernon es otro de los personajes que figuran en la novela, un inglés encargado de la flota británica que tuvo la fanfarronería de vender la victoria en la batalla de Cartagena antes de tiempo e incluso de acuñar monedas, ¿no?
F.A.- Él traía ya las monedas acuñadas. Yo he visto alguna. Las había de varios tipos. Vernon tenía un odio visceral a los españoles. Él decía que eran un grupo de borrachos y harapientos. Claro, cuando llega y se encuentra allí lo que se encuentra, seiscientos soldados del ejército regular, mil y pico de indios, los arqueros, y las milicias voluntarias,...
J.S.- Pero en su novela también hay personajes inventados, ¿verdad?
F.A.- Sí, Martín de Sepúlveda y Diego de Zúñiga. He cogido una historia paralela para hacer una novela más ágil. Martín de Sepúlveda, es un estudiante díscolo al que el enamoramiento de una dama de sociedad le hunde la vida pero luego, gracias a eso, llega a ser lo que soñaba. Aunque después, el destino cruel también le pone en medio de otro enamoramiento con la prima de esa señora. Y Diego de Zúñiga es su gran enemigo.
Esta historia, al igual que la de Alma, la amante mulata de Julio de Ayerbe, es una invención. Lo que no es invención es evidentemente toda la parte militar, todas las hazañas de Lezo.
J.S.- Lo que también es cierto que los norteños y los sureños hemos estado siempre muy unidos, ¿no? Blas de Lezo era vasco y Martín de Sepúlveda era sevillano.
F.A.- Pero no solo con los vascos que tenían hermandad aquí, también con los santanderinos y los asturianos. Se llevaban muy bien. Y fíjate que en el escudo de Cantabria figura una Torre del Oro, algo que viene de 1248. Para tomar Sevilla había que romper el puente de barcas, entonces el almirante Bonifaz con la marina cántabra, destroza el puente de barcas para poder cercar bien la ciudad. El rey, en reconocimiento a esa hazaña de la marina cántabra le dio la Torre del Oro como uso en su escudo heráldico. Los santanderinos siempre se han llevado muy bien con nosotros. Muchos de los apellidos que tomamos por sevillanos son puramente montañeses. Y con los vascos pasa lo mismo.
J.S.- Hoy en día se echa de menos esa unión a la hora de defender cosas comunes.
F.A.- Hombre claro, evidentemente. Es que, aparte de hablar de lo políticamente correcto, estamos hablando de intereses económicos. Muchas personas viven de la política. No sirven a la política sino que se sirven de ella. Pero esto ocurre en todos los ámbitos de la sociedad.
Dentro de poco tengo que dar una conferencia sobre un tema que afecta mucho a Sevilla, el tema de las hermandades. El título de mi conferencia es Hermanos Mayores en la Historia. De la excelencia a la apariencia. Y es que esto es así, es verdad. Antiguamente, en el siglo XIX o principios del siglo XX, los Hermanos Mayores de las hermandades eran gente de mucho peso que iban a servir y a ayudar a la hermandad. Ahora son señores que intentan aparentar y la mayoría lo que hace es usar la hermandad.
J.S.- Un trampolín para otras esferas.
F.A.- Claro, un trampolín que después no es así porque ellos mismos se engañan, pero se lo creen así. Pues lo mismo pasa ahora en la política y pasa en todo. Buscan trampolines para trepar socialmente, políticamente y sobre todo, económicamente.
J.S.- La mala prensa siempre se ha cebado con España, ¿verdad?
F.A.- Claro, pero el primero que se ceba es el español.
J.S.- Lo comento porque me llama mucho la atención algo que se refleja en la novela, la censura total que se ejerció sobre la derrota que sufrieron los ingleses, especialmente por parte del rey Jorge II. Esa derrota es como si no hubiera existido y quien se atreviera a hablar o publicar algo sobre ella iba a la cárcel.
F.A.- ¿En Inglaterra? Claro, pero eso es lógico. En mi opinión, si Blas de Lezo no llega a morir se hubiera enfrentado posiblemente a un tribunal militar porque Eslava lo quería acusar. Eslava era una familia poderosa que tenía miembros en los Consejos de Estado de la época, tenía mucha gente de poder pero Blas de Lezo lo único que tenía eran unos niños pequeños en Cádiz. De hecho, hasta que su hijo es mayor no lo reconocen con el Marquesado Ovieco porque el amor de Blas de Lezo, doña Josefa, era señora de la Villa de Ovieco, santanderina.
Y fíjate que curiosidad, que nadie sabe. Aparte de la vinculación que hemos hablado de Blas de Lezo con Andalucía, pierde su pierna en Vélez-Málaga, su hijo nace en el Puerto de Santa María, viene constantemente a Sevilla para rendir pleitesía al rey, pues su nieto, un canónigo de la catedral de Sevilla, fue Hermano Mayor de la Hermandad del Valle. Eso lo sabe muy poca gente. Así que la vinculación de la familia con Andalucía y Sevilla fue muy importante.
J.S.- Me queda una última inquietud. Después de leer la novela, me pregunto, ¿cuántos Blas de Lezo quedan aún olvidados?
Y fíjate que curiosidad, que nadie sabe. Aparte de la vinculación que hemos hablado de Blas de Lezo con Andalucía, pierde su pierna en Vélez-Málaga, su hijo nace en el Puerto de Santa María, viene constantemente a Sevilla para rendir pleitesía al rey, pues su nieto, un canónigo de la catedral de Sevilla, fue Hermano Mayor de la Hermandad del Valle. Eso lo sabe muy poca gente. Así que la vinculación de la familia con Andalucía y Sevilla fue muy importante.
J.S.- Me queda una última inquietud. Después de leer la novela, me pregunto, ¿cuántos Blas de Lezo quedan aún olvidados?
F.A.- Te diría que miles. Mira, si solo sevillanos hay muchísimos. Si hablamos de españoles, hay miles. Militares de la expedición de Jorge Juan, de Malaespina, que son las más conocidas. Pero hay señores que llegaron más lejos y lucharon con los indios doscientos años antes que apareciera cualquier americano con las pistolas.
J.S.- Pues no tengo más preguntas que hacerle. Ha sido muy interesante todo lo que nos ha contado y le agradezco que nos haya concedido parte de su tiempo.
F.A.- Nada. A vuestra disposición. Gracias a vosotros.
Llegamos a la conclusión que es imprescindible que se escriban novelas de este estilo para que el mundo conozca a estos héroes y sus hazañas, aunque Fernando de Artacho opina que la gente cree que son personajes inventados, que no existen realmente o, como mucho, que el novelista magnifica a la persona y no es así. Este era el pensamiento de la época, el hombre vivía y moría por sus ideales y eso no lo podemos olvidar.
Así transcurrió el encuentro con Fernando de Artacho. Un encuentro agradable en el que el autor nos desveló muchos datos interesantes sobre Blas de Lezo.
Doy las gracias a mi colaborador. Sin su ayuda esta entrevista no hubiera sido posible.
J.S.- Pues no tengo más preguntas que hacerle. Ha sido muy interesante todo lo que nos ha contado y le agradezco que nos haya concedido parte de su tiempo.
F.A.- Nada. A vuestra disposición. Gracias a vosotros.
Llegamos a la conclusión que es imprescindible que se escriban novelas de este estilo para que el mundo conozca a estos héroes y sus hazañas, aunque Fernando de Artacho opina que la gente cree que son personajes inventados, que no existen realmente o, como mucho, que el novelista magnifica a la persona y no es así. Este era el pensamiento de la época, el hombre vivía y moría por sus ideales y eso no lo podemos olvidar.
Así transcurrió el encuentro con Fernando de Artacho. Un encuentro agradable en el que el autor nos desveló muchos datos interesantes sobre Blas de Lezo.
Doy las gracias a mi colaborador. Sin su ayuda esta entrevista no hubiera sido posible.
[Algunas ilustraciones e imágenes tomadas de Google]