Editorial: Autoeditada.
Fecha publicación: abril, 2015.
Nº Páginas:264
Precio: 2,99 €
Género: Relatos.
Edición: Digital
ISBN: 1511716525
Autor
José Manuel Frías (Málaga, 1977) se dedica al periodismo de investigación desde hace más de dos décadas. En la actualidad es presentador, reportero, guionista, asesor y corresponsal de diferentes medios de comunicación de radio y televisión a nivel internacional, y publica de manera habitual en las revistas Más Allá, Año/Cero, Sexologies y Sensuality. Tras recorrer medio mundo, ha dejado por escrito el resultado de sus investigaciones en diversos ensayos y biografías. Pero su verdadera vocación es la ficción. A los ocho años escribió su primera novela, a los doce envió su primer manuscrito, y desde entonces no ha dejado de llenar páginas en las que el terror y misterio fluctúan de manera inquietante.
Sinopsis
Las historias incluidas en "Canción de cuna" suponen una dosis de choque, un arriesgado ejercicio de lectura que empuja al lector a un reino donde impera el miedo en su esencia más pura. Siguiendo la línea de Stephen King o Edgar Allan Poe, sus referentes literarios, José Manuel Frías propone un inquietante viaje a través de quince relatos que harán las delicias de los amantes de la ficción de terror. Si es usted una persona aprensiva, no lea este libro a media luz. Si lo hace, puede que sus ojos hurguen de vez en cuando en la oscuridad que le rodea, y le costará girar la cabeza sin saber si algo se oculta detrás del sillón. Advertido queda.
Lo digital y yo no nos llevamos bien. He intentado mil veces disfrutar de la comodidad de un lector pero se me resiste insistentemente, de ahí que muy, muy rara vez lea un libro electrónico y solo me animo si la lectura cuenta con algún aliciente adicional. Con Canción de Cuna he hecho una de esas grandes excepciones por la sencilla razón de que el terror es mi género favorito y por eso, cuando su autor contactó conmigo y eché un vistazo a la sinopsis, no me pude negar.
A José Manuel Frías lo conocía de oídas por su participación en programas de radio y televisión en los que siempre se tratan casos llenos de misterio y suspense, una materia que me apasiona. De igual modo ha publicado varios libros en los que recoge leyendas e historias tenebrosas sobre ciudades y comunidades autónomas o personajes curiosos que han dejado rastro en el lado más oscuro de la historia, pero hasta la fecha no había leído nada de él por lo que, tras el ofrecimiento, me pareció una ocasión estupenda.
Canción de Cuna es un libro de relatos, ese género que nos permite un inicio y un final en pequeños segmentos temporales y que tan bien encaja como lectura en medios de transportes o para hacer un kit kat en nuestros quehaceres diarios. En total consta de quince relatos de extensión variable y diversa índole. Lo mismo nos topamos con individuos con graves problemas psicológicos cuyas maldades se vuelven en su contra, muertos que regresan de sus tumbas a ajustar cuentas, viejas pedigüeñas que lanzan maldiciones, fanáticos religiosos, madres e hijos con relaciones espinosas, odios que rezuman, extraños sucesos en hospitales,... Hay de todo un poco y con finales que en algunos casos provocan un resoplido y un vapuleo a nuestras más firmes creencias.
La voz narrativa varía en función de la historia. Desde la primera persona que nos permite zambullirnos de manera más directa en la narración, a la tercera que consigue que mantengamos las distancias con los hechos descritos. Por otra parte, algunos relatos poseen subtramas bien definidas que convergen, confluyen o se relacionan, otros cuentan con escenas en flashbacks que nos permiten conocer el origen de la situación actual que se describe en el relato o bien figuran estructurados en capítulos por tener una mayor extensión.
Me hubiera gustado que unos cuantos hubieran sido más largos. No existen finales abruptos pero, algunos me parecen tan originales y curiosos en cuanto a temática que no me hubiera importado que se alargaran unas cuantas páginas más. No obstante, con un par de relatos he advertido que el final no es justo merecedor del desarrollo previo por lo que el desenlace me ha parecido algo flojo, precipitado o previsible. En cualquier caso, los he disfrutado bastante.
En las dos primeras historias me llamó la atención el papel predominante que juega la figura de las madres, así como las peculiares relaciones que se forjan entre estas y sus hijos. En el primero, el que da título al libro, Canción de cuna, nos encontramos a una madre sufridora que aún sabiendo la naturaleza oscura de su retoño no se aparta de su lado para orientarlo hacia el buen camino. Por otro lado, en Fotografía, la madre del protagonista es de aquellas que no dejan de atormentar a sus hijos incluso desde el más allá.
Fotografía es precisamente unos de los relatos que más me han gustado porque tiene un cierto aire que recuerda al Retrato de Dorian Grey. Un año por un millón de euros es un relato curioso con un toque fantástico que incluso puede resultar divertido. Se trata de una historia que yo juraría haber leído anteriormente en otro libro, no sé si en alguna antología de relatos o qué, pero la conocía de ante mano. Pérezes precioso pues hace una recreación del origen de la leyenda del ratoncito Pérez al que todos hemos acudido de niños cuando se nos caía un diente. Toc, toc, a pesar de ser un relato de terror, no deja de tener cierta ternura aunque el final sea bastante traumático para el protagonista. Fundido a negro rompió todos mis esquemas en cuanto a la existencia del más allá. La puerta me pareció muy original en su planteamiento. Y El dilema cuenta con un toque futurista, más encaminado a la ciencia ficción que al terror.
No son relatos que quiten el sueño por lo terrorífico pero sí juegan mucho con el misterio y el suspense, presentando a personajes de los que, inicialmente, se nos deja entrever alguna pincelada de la maldad que se oculta en su interior. En ocasiones, estos relatos me han recordado a aquellas historias de Narciso Ibañez Menta e hijo, arquitectos de cuentos de terror de lo más ingenioso con un regusto a terror clásico muy lejos de lo que se hace hoy, tan cruel y sanguinolento.
En definitiva, no puedo más que decir que he disfrutado mucho con los relatos de Canción de Cuna. Es lógico y normal que algunos me hayan gustado más que otros pero, por regla general, prácticamente todos me han gustado bastante. Así que, si te gusta el género y encima no tienes reparos a la hora de leer relatos, te recomiendo que te acerques a las historias ideadas por José Manuel Frías, donde encontrarás personajes con un toque de locura, hechos sobrenaturales y un despliegue del lado más siniestro de la naturaleza humana.
Agradezco al autor el envío del ejemplar electrónico.
Puedes adquirirlo aquí:
[Biografía y sinopsis tomadas directamente del ejemplar]
Lo digital y yo no nos llevamos bien. He intentado mil veces disfrutar de la comodidad de un lector pero se me resiste insistentemente, de ahí que muy, muy rara vez lea un libro electrónico y solo me animo si la lectura cuenta con algún aliciente adicional. Con Canción de Cuna he hecho una de esas grandes excepciones por la sencilla razón de que el terror es mi género favorito y por eso, cuando su autor contactó conmigo y eché un vistazo a la sinopsis, no me pude negar.
A José Manuel Frías lo conocía de oídas por su participación en programas de radio y televisión en los que siempre se tratan casos llenos de misterio y suspense, una materia que me apasiona. De igual modo ha publicado varios libros en los que recoge leyendas e historias tenebrosas sobre ciudades y comunidades autónomas o personajes curiosos que han dejado rastro en el lado más oscuro de la historia, pero hasta la fecha no había leído nada de él por lo que, tras el ofrecimiento, me pareció una ocasión estupenda.
Canción de Cuna es un libro de relatos, ese género que nos permite un inicio y un final en pequeños segmentos temporales y que tan bien encaja como lectura en medios de transportes o para hacer un kit kat en nuestros quehaceres diarios. En total consta de quince relatos de extensión variable y diversa índole. Lo mismo nos topamos con individuos con graves problemas psicológicos cuyas maldades se vuelven en su contra, muertos que regresan de sus tumbas a ajustar cuentas, viejas pedigüeñas que lanzan maldiciones, fanáticos religiosos, madres e hijos con relaciones espinosas, odios que rezuman, extraños sucesos en hospitales,... Hay de todo un poco y con finales que en algunos casos provocan un resoplido y un vapuleo a nuestras más firmes creencias.
La voz narrativa varía en función de la historia. Desde la primera persona que nos permite zambullirnos de manera más directa en la narración, a la tercera que consigue que mantengamos las distancias con los hechos descritos. Por otra parte, algunos relatos poseen subtramas bien definidas que convergen, confluyen o se relacionan, otros cuentan con escenas en flashbacks que nos permiten conocer el origen de la situación actual que se describe en el relato o bien figuran estructurados en capítulos por tener una mayor extensión.
Me hubiera gustado que unos cuantos hubieran sido más largos. No existen finales abruptos pero, algunos me parecen tan originales y curiosos en cuanto a temática que no me hubiera importado que se alargaran unas cuantas páginas más. No obstante, con un par de relatos he advertido que el final no es justo merecedor del desarrollo previo por lo que el desenlace me ha parecido algo flojo, precipitado o previsible. En cualquier caso, los he disfrutado bastante.
En las dos primeras historias me llamó la atención el papel predominante que juega la figura de las madres, así como las peculiares relaciones que se forjan entre estas y sus hijos. En el primero, el que da título al libro, Canción de cuna, nos encontramos a una madre sufridora que aún sabiendo la naturaleza oscura de su retoño no se aparta de su lado para orientarlo hacia el buen camino. Por otro lado, en Fotografía, la madre del protagonista es de aquellas que no dejan de atormentar a sus hijos incluso desde el más allá.
Fotografía es precisamente unos de los relatos que más me han gustado porque tiene un cierto aire que recuerda al Retrato de Dorian Grey. Un año por un millón de euros es un relato curioso con un toque fantástico que incluso puede resultar divertido. Se trata de una historia que yo juraría haber leído anteriormente en otro libro, no sé si en alguna antología de relatos o qué, pero la conocía de ante mano. Pérezes precioso pues hace una recreación del origen de la leyenda del ratoncito Pérez al que todos hemos acudido de niños cuando se nos caía un diente. Toc, toc, a pesar de ser un relato de terror, no deja de tener cierta ternura aunque el final sea bastante traumático para el protagonista. Fundido a negro rompió todos mis esquemas en cuanto a la existencia del más allá. La puerta me pareció muy original en su planteamiento. Y El dilema cuenta con un toque futurista, más encaminado a la ciencia ficción que al terror.
José Manuel Frías [www.josemanuelfrias.com] |
No son relatos que quiten el sueño por lo terrorífico pero sí juegan mucho con el misterio y el suspense, presentando a personajes de los que, inicialmente, se nos deja entrever alguna pincelada de la maldad que se oculta en su interior. En ocasiones, estos relatos me han recordado a aquellas historias de Narciso Ibañez Menta e hijo, arquitectos de cuentos de terror de lo más ingenioso con un regusto a terror clásico muy lejos de lo que se hace hoy, tan cruel y sanguinolento.
En definitiva, no puedo más que decir que he disfrutado mucho con los relatos de Canción de Cuna. Es lógico y normal que algunos me hayan gustado más que otros pero, por regla general, prácticamente todos me han gustado bastante. Así que, si te gusta el género y encima no tienes reparos a la hora de leer relatos, te recomiendo que te acerques a las historias ideadas por José Manuel Frías, donde encontrarás personajes con un toque de locura, hechos sobrenaturales y un despliegue del lado más siniestro de la naturaleza humana.
Agradezco al autor el envío del ejemplar electrónico.
[Ilustraciones e imágenes tomadas de Google]
Retos:
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