Año: 2015
Nacionalidad: Española.
Director: Gracia Querejeta
Reparto: Maribel Verdú, Antonio de la Torre, Eduard Fernández, Marian Álvarez, Nora Navas, Alex O'Dogherty, Ginés García Millán, Paula Cancio, Marcos Ruiz.
Género: Drama.
Sinopsis: Elia cumple 40 años y, para celebrarlo, reúne en una lujosa casa rural a amigos y familiares. Tiene que decirles algo muy importante: es la ganadora del bote de 140 millones que el Euromillón sorteaba esa semana. A partir de ese momento el ambiente empieza a enrarecerse, y lo que al principio parecía alegría compartida da paso enseguida a toda clase de argucias para intentar quedarse con el dinero de la afortunada.
[Información facilitada por Filmaffinity]
Todos los años sueño que me toca la lotería de Navidad. No un tercer, cuarto o quinto premio, no, no, yo voy a por los premios grandes, a por el gordo. Y cada año hago mis cábalas, y pienso en qué me gastaría ese dineral que la diosa Fortuna ha tenido a bien enviarme. Lo primero, pagaría mi hipoteca que me supone un lastre mensual, quizás me compraría un coche nuevo aunque no es algo que me atraiga especialmente, viajaría a todos esos lugares que hoy no me puedo permitir, renovaría por completo mi casa actual en la que me siento bien,... y ayudaría a los míos, a todos por igual. Creo que lo que más ilusión me haría sería comunicárselo a mi familia, ver sus caras de inmensa alegría al decirles que «¡¡nos ha tocado la lotería!!» y sentir cómo respiran un poco más aliviados al dejar atrás la losa de sus deudas. Obviamente, cada año el sueño se torna en frustración cuando a eso de las 14 horas del 22 de diciembre, no aparezco en televisión saltando de alegría con una botella de champán en la mano. Y entonces llegan los falsos consuelos: «El dinero no da la felicidad» (pero digo yo que algo ayudará, ¿no?), «Los millonarios de otros años han terminado sin un duro y con más deudas que antes» (bueno, pero alguno habrá que haya sabido invertir bien y tenga la vida resuelta para siempre, ¿no?), «El dinero termina por deshumanizar al individuo» (¿en serio? pero si ya hay mucho deshumanizado que no tiene donde caerse muerto). Y es que dicen que el dinero solo trae disgustos, que las familias se rompen, que uno pierde los papeles y que al final, hasta te arrepientes de que te haya tocado la lotería. No es un argumento que me convenza pero desde luego, a los personajes de esta película el dinero les ha sentado muy mal.
La vida de Elia ha cambiado radicalmente tras resultar ganadora de un premio de 140 millones de euros en el Euromillones. Nadie lo sabe. De hecho los medios de comunicación están buscando al agraciado. Aprovechando que va a cumplir 40 años, decide celebrar ambas noticias en compañía de los que más quiere. Para ello, organizará un fin de semana en una casa rural, en un paraje aislado y recóndito donde, a gastos pagados, llegarán su hermana Cati, casada con Juan y madre de Bruno y sus amigos Polo, Mario, Martina y Ramón. A la fiesta llega una invitada que ella no esperaba, Claudia, la nueva novia de Mario.
Todos están muy sorprendidos por el excesivo derroche de Elia al organizar una fin de semana así, tan solo por cumplir 40 años pero también están contentos. Son amigos desde que eran pequeños y hace más de un año que no se veían. Para ponerse un poco al día, dedicen contarse en la cena de la primera noche qué es lo mejor que les ha pasado a cada uno. Entre tensiones livianas y tiranteces camufladas de halagos esto es lo que cuenta cada uno:
- Juan (Antonio de la Torre), el cuñado de Elia y abogado de profesión cuenta que ha ganado un juicio de los complicados, de esos que ni por asomo pensabas que te iba a salir bien, algo que le ha supuesto mucho prestigio en el bufete en el que trabaja pero no lo suficiente como para que lo nombren socio.
- Polo (Alex O'Dogherty) es millonario. Procedente de familia pobre, llegó al dinero y al éxito de la manera más tonta y ahora ha pegado el pelotazo de su vida al hacer negocios con un chino.
- Ramón (Eduard Fernández) yMartina (Nora Navas) están casados y regentan un restaurante familiar. El negocio les va a las mil maravillas y encima su felicidad se ve engrandecida por la llegada de su primer hijo. Todos reciben la noticia del embarazo de Martina con gran entusiasmo.
- Mario (Ginés García Millán) y Claudia (Paula Cancio) son pareja. Ella es una actriz argentina con un gran futuro por delante mientras que Mario es un magnífico pianista. La vida les sonríe y han decidido sellar su amor con el matrimonio.
- Bruno (Marcos Ruiz) recuerda con entusiamo el viaje que hizo con su tía Elia a un parque temático. Adora a su tía no solo por eso sino porque para él, ella es perfecta.
- Cati (Marián Álvarez) no aporta nada a la reunión. En su lugar, se levanta de la mesa con ofuscación dejando tras de sí un aliento de incomodidad.
- Pero llega el el turno de Elia, el momento de comunicar a los demás que le ha tocado 140 millones de euros. Al principio ninguno da crédito pero al final tienen que rendirse a la evidencia.
La noticia provoca un aluvión de acontecimientos. Los 140 millones darán lugar a que se descorra el telón del teatrillo que hasta ahora habían ejecutado estos amigos, dando paso a las bambalinas, donde veremos la verdadera identidad de cada uno de los personajes. Todo lo que han dejado ver de sí mismos hasta este momento es una burda mentira que intentarán enmendar movidos por la nueva situación de Elia. Cada uno de ellos tiene algo que ocultar, una verdad muy distinta a la que han contado y la situación se complicará aún más cuando ocurra el hecho de extrema gravedad que dejará ver la miseria que esconden todos ellos y que pondrá en tela de juicio el valor de la amistad.
En el primer tercio del largometraje, mientras toda la acción se va desarrollando, se intercalan escenas individuales de cada uno de los personajes. Parece otro momento futuro al presente de la película en el que cuentan cómo les ha cambiado la vida al haber sido agraciados con tanto dinero. En un principio, es posible que no comprendamos dónde encajar todas esas escenas pero es algo que se aclara en el desenlace.
Los personajes son totalmente distintos unos de otros. Juan es un tipo prepotente y sin escrúpulos, de esos que deambulan por las calles haciendo creer a todo el mundo que son el marido ejemplar, mientras que entre las cuatro paredes de su casa vive una mujer resignada y ninguneada y un hijo que está cansado del ambiente familiar, siempre sometido a los desánimos de su madre que no lo deja respirar. Antonio de la Torre imprime mucha fuerza al personaje mientras que Marián Álvarez consigue hacernos ver a una mujer que prefiere mantener los ojos cerrados a la realidad.
Ramón vive ilusionado con la llegada de su primer hijo, algo que no parece que emocione demasiado a Martina, una mujer a la que los celos le corroen las entrañas. El matrimonio no pasa por su mejor momento y menos para aumentar la familia, o quizás es de esos que creen que tener un hijo implicará la evaporación de sus problemas conyugales. En cualquier caso, ambos papeles están interpretados correctamente, si bien es cierto que Eduard Fernández actúa en alguna escena de forma poco convincente.
Mario es un pianista virtuoso pero con poca proyección. En el pasado mantuvo una relación con Elia pero las cosas entre ellos no salieron bien. Ahora parece que pretende enmendar sus errores del pasado y disfrazar su pésima carrera profesional con el joven cuerpo de Claudia, la argentina que cae mal a todo el mundo desde el minuto cero, una joven superficial, fantasiosa. Ginés García está correcto en la parte que le toca mientras que Paula Cancio resulta algo artificial en sus escenas dramáticas.
Y Polo, el amigo rico del grupo, al que lo único bueno que le ha pasado en la vida es tener dinero y poco más. Interpretado por un Alex O'Dogherty con gran capacidad para la comedia pero que en los dramas, al menos en este, me deja indiferente.
Y el personaje estrella, Elia. Su pasado esconde un episodio del que nadie sabe nada pero que la mantendrá en la cuerda floja. Por una vez la suerte le ha sonreído y cree que el dinero que le ha tocado será la solución a sus problemas pero la vida vuelve a darle una bofetada y ella tendrá que regresar a ser esa persona reflexiva, dolida, de ilusiones rotas que no puede demorar por más tiempo un adiós definitivo, el que le debe a Mario, del que aún está enamorada. Maribel Verdú lleva muchos años en la profesión y si bien en sus primeros papeles de juventud me parecía una actriz que pasaría sin pena ni gloria, creo que ha ido ganando calidad interpretativa con la madurez. Pienso que con los años ha sabido valorar qué es lo que quiere en la vida sin dejarse cegar por las luces de los focos.
No viene mucho a cuento pero me parece interesante aprovechar el momento para resaltar unas declaraciones suyas que he leído recientemente en prensa a raíz de su última película, Sin hijos, una producción argentina junto a Diego Perettí, que se estreno el pasado 14 de agosto. El titular decía así:
Seguimos viviendo en un país en el que parece que el fin último de la mujer es la maternidad y se mira con recelo la decisión de algunas (entre las que me incluyo) de no traer prole al mundo. ¿Tan difícil es de entender? Ser madre debe ser la cosa más maravillosa del mundo si una realmente lo desea y no se deja influir por cuestiones ajenas, pero las mujeres que hemos cogido otro camino, no somos bichos raros ni venimos de otro planeta. Probablemente seamos mucho más cabales que otras mujeres que optan a ser madre simplemente porque piensan que es lo que la sociedad les exige, porque el resto de sus amigas empiezan a tener hijos y quieren ser una más, tal vez por sentirse integradas o aceptadas en su círculo, sin tener en cuenta si su relación de pareja pasa por un buen momento o no. Luego ocurre lo que ocurre.
Pero dejando al margen esta especie de reivindicación, Felices 140 resalta dos cuestiones fundamentales. Por un lado el poder del dinero y por otro, el valor de la amistad. Sobre el primer punto ya lo dice el refranero español «Poderoso caballero es don dinero» y en la película esta cuestión queda patente. Cuando hay dinero de por medio se pierden todo tipo de afectos y sentimientos, dando paso a nuestro lado más egoísta y mezquino. Así se muestran los personajes de esta película. Y como dato curioso baste con señalar la alegría con la que todos reciben el notición de Elia. Ni el embarazo de Martina ni la inminente boda de Mario y Claudia consiguen levantar a los comensales de la mesa. Sin embargo, el vil metal todo lo puede y allá que van todos a abrazar a la mujer a la que ven con tabla de salvación.
En cuanto a la amistad... Los verdaderos amigos no son aquellos con los que compartes una cerveza en un bar en momentos de euforia y alegría. Para saber si alguien es amigo de verdad es suficiente con que en tu vida se presente un mal momento. Solo entonces se puede apreciar si alguien es un auténtico amigo o no. En Felices 140, Elia estará rodeada de lo que piensa que son sus amigos pero realmente no será así.
Otros puntos a destacar en la película son la localización y la música. Aunque no se menciona, no es difícil adivinar que la casa rural donde tiene lugar la reunión de estos amigos está ubicada en las Islas Canarias, concretamente en Tenerife. Se trata de una preciosa casa, enorme y con el mar como telón de fondo.
En cuanto a la música, los primeros temas son especialmente dulces y suaves, melodías románticas que suponen el preludio a lo que vendrá después, unas composiciones mucho más hipnotizadoras que consiguirán atarnos a la trama, manteniéndonos totalmente concentrados.
Concluyo diciendo que me ha gustado Felices 140 mucho más de lo que inicialmente esperaba. Si no le doy una puntuación más alta es porque resulta inevitable hacerse algunas preguntas al final. Para mí quedan algunas dudas en el aire y eso le resta valor a un largometraje con un argumento interesante, que profundiza en cuestiones vitales y con unos personajes interesantes. Aún así, creo que merece la pena darle una oportunidad a esta película que ha contando, según he podido comprobar, con una buena aceptación por parte de la crítica.
Trailer:
[Ilustraciones e imágenes tomadas de Google]