Autora
Beatriz Muñoz es licenciada en Psicología y en Filología Hispánica por la Universidad de Granada y cursó un máster en Dirección de Empresas en el Instituto Internacional San Telmo de Sevilla. Tras impartir clases de español para extranjeros en la Universidad de Granada, creó, junto con un socio, la empresa Grupo Lo Mónaco, que llegó a liderar el sector del descanso en España.
Tras abandonar la empresa en el año 2006, se dedicó a la psicología. Actualmente imparte en Granada el programa de reducción de estrés basada en mindfulness, MBSR en sus siglas en inglés, después de haberse formado para ello en el Center of Mindfulness de la Universidad de Massachusetts.
Para saber más, visite www.mindfulnessgranada.es
Mindfulness funciona es una introducción a la práctica del mindfulness y su aplicación en el día a día, con el objetivo de aprender a desconectar del ruido y la presión exterior, conectar con uno mismo y controlar el estrés.
Beatriz Muñoz, con una extensa experiencia en la formación de mindfulness, introduce una serie de ejercicios que permitirán al lector aplicar estos planteamientos de forma práctica, con propuestas como la meditación de la espinaca, la de la impresora o la de la ducha. Asimismo, plantea soluciones para situaciones en las que nos enfrentamos a emociones difíciles, como el miedo, la tristeza o la rabia, y propone un plan de entrenamiento de ocho semanas en el que, de forma gradual, iremos incorporando los beneficios del mindfulness a nuestra vida cotidiana.
En una sociedad en la que el estrés y la sensación de ansiedad se han extendido hasta convertirse en una auténtica epidemia, Mindfulness funciona proporciona una solución práctica a esos problemas que el lector podrá aplicar desde la primera página y que le proporcionará resultados visibles en su vida diaria.
[Biografía y sinopsis tomadas directamente del ejemplar]
La meditación, el conectar con mi yo interior, la exploración personal,... todo eso siempre me ha sonado a cuentos chinos hasta quehace año y medio, movida por el deseo de activar mi cuerpo y no dejarlo postrado en una silla durante las horas de trabajo o en un sofá en los momentos de ocio, me apunté a clases de Pilates, que dicho sea de paso, es la única actividad deportiva que me ha enganchado realmente, después de practicar tres años natación, un año de musculación y otro más de marcha. Pues bien, tras la práctica de Pilates llegaba el momento de la relajación, algo que a los alumnos nos gustaba más que los ejercicios propiamente, y durante esos diez o quince minutos, era absolutamente maravilloso oír a nuestra monitoria guiarnos hacia un estado de tranquilidad emocional y mental, mientras hacía sonar de fondo un gong tibetano, cuyas vibraciones favorecían nuestro estado de relajación.
Ella nos explicaba que durante esos minutos nuestra mente se largaría, viajaría por su cuenta y nos obligaría a pensar en la ropa que teníamos tendida en casa, en la cena que teníamos que preparar al llegar, en las tareas del día siguiente. Stop! Había que frenar ese vagar incontrolado y obligarla a regresar a la clase para sentir nuestro presente, cómo nos sentíamos en ese instante. «No importa que la mente se vaya una, dos, tres,... las veces que sea. Lo importante es darte cuenta de que te has ido y regresar a mi voz, al sonido del gong, a tu cuerpo».
Espectacular la sensación que experimentaba. Desde entonces empecé a interesarme por estos temas, por guiar mi mente hacia donde yo quisiera y no hacia donde quisiera ella porque «la mente generalmente solo viaja a lugares poco agradables, a las obligaciones, a las preocupaciones, a los disgustos,...» y eso nos hace sentir mal. «Vive el presente, este momento. Eso es lo que importa».
Por todo esto, cuando llegó a mis manos Mindfulness funciona, un término del que ya había oído hablar en mis clases, me sentí muy, muy interesada. He empezado a leerlo y a mí me está resultando muy esclarecedor toda la información que contiene pero os hablaré con detalle de todo cuando os traiga la reseña. De momento, hoy os dejo con la entrevista que mantuve con su autora, Beatriz Muñoz, hace un par de días. No os la perdáis y, por muy místico que os parezca todo, bien merece la pena darle una oportunidad. Palabra de «pilatera».
Marisa G.- Beatriz, eres psicóloga de profesión e impartes clases de mindfulness en Granada.
Beatriz Muñoz, con una extensa experiencia en la formación de mindfulness, introduce una serie de ejercicios que permitirán al lector aplicar estos planteamientos de forma práctica, con propuestas como la meditación de la espinaca, la de la impresora o la de la ducha. Asimismo, plantea soluciones para situaciones en las que nos enfrentamos a emociones difíciles, como el miedo, la tristeza o la rabia, y propone un plan de entrenamiento de ocho semanas en el que, de forma gradual, iremos incorporando los beneficios del mindfulness a nuestra vida cotidiana.
En una sociedad en la que el estrés y la sensación de ansiedad se han extendido hasta convertirse en una auténtica epidemia, Mindfulness funciona proporciona una solución práctica a esos problemas que el lector podrá aplicar desde la primera página y que le proporcionará resultados visibles en su vida diaria.
[Biografía y sinopsis tomadas directamente del ejemplar]
La meditación, el conectar con mi yo interior, la exploración personal,... todo eso siempre me ha sonado a cuentos chinos hasta quehace año y medio, movida por el deseo de activar mi cuerpo y no dejarlo postrado en una silla durante las horas de trabajo o en un sofá en los momentos de ocio, me apunté a clases de Pilates, que dicho sea de paso, es la única actividad deportiva que me ha enganchado realmente, después de practicar tres años natación, un año de musculación y otro más de marcha. Pues bien, tras la práctica de Pilates llegaba el momento de la relajación, algo que a los alumnos nos gustaba más que los ejercicios propiamente, y durante esos diez o quince minutos, era absolutamente maravilloso oír a nuestra monitoria guiarnos hacia un estado de tranquilidad emocional y mental, mientras hacía sonar de fondo un gong tibetano, cuyas vibraciones favorecían nuestro estado de relajación.
Ella nos explicaba que durante esos minutos nuestra mente se largaría, viajaría por su cuenta y nos obligaría a pensar en la ropa que teníamos tendida en casa, en la cena que teníamos que preparar al llegar, en las tareas del día siguiente. Stop! Había que frenar ese vagar incontrolado y obligarla a regresar a la clase para sentir nuestro presente, cómo nos sentíamos en ese instante. «No importa que la mente se vaya una, dos, tres,... las veces que sea. Lo importante es darte cuenta de que te has ido y regresar a mi voz, al sonido del gong, a tu cuerpo».
Espectacular la sensación que experimentaba. Desde entonces empecé a interesarme por estos temas, por guiar mi mente hacia donde yo quisiera y no hacia donde quisiera ella porque «la mente generalmente solo viaja a lugares poco agradables, a las obligaciones, a las preocupaciones, a los disgustos,...» y eso nos hace sentir mal. «Vive el presente, este momento. Eso es lo que importa».
Por todo esto, cuando llegó a mis manos Mindfulness funciona, un término del que ya había oído hablar en mis clases, me sentí muy, muy interesada. He empezado a leerlo y a mí me está resultando muy esclarecedor toda la información que contiene pero os hablaré con detalle de todo cuando os traiga la reseña. De momento, hoy os dejo con la entrevista que mantuve con su autora, Beatriz Muñoz, hace un par de días. No os la perdáis y, por muy místico que os parezca todo, bien merece la pena darle una oportunidad. Palabra de «pilatera».
Marisa G.- Beatriz, eres psicóloga de profesión e impartes clases de mindfulness en Granada.
Beatriz M.- Sí, así es.
M.G.- Vale pero, ¿qué es el mindfulness?
B.M.- Bueno mindfulness es una palabra inglesa que se traduce al castellano como «atención plena» o «conciencia plena». En definitiva es una actitud o una capacidad que todos tenemos de estar en el presente, aceptando lo que está pasando, vivir el presente.
M.G.- Porque generalmente no solemos hacerlo, ¿no?
B.M.- No, no,... lo que hacemos es vivir en modo piloto automático, con el piloto automático puesto todo el día. El cuerpo por un sitio y la mente por otro.
M.G.- Bueno, ¿y cómo podríamos denominar el mindfulness? ¿Es una corriente de pensamiento? ¿Filosofía de vida? ¿Cómo lo definirías tú?
B.M.- A ver, mindfulness es un rango que puede ir desde una herramienta para relajarte y estar más tranquila hasta un modo de vida cuando eres consciente de estar haciendo lo que haces en cada momento.
M.G.- ¿Y cómo llegas a practicar mindfulness? No creo que todos los psicólogos lo practiquen, ¿no?
B.M.- No. A mí, incluso de antes de ser psicóloga, me interesaba conocerme, estar bien, quería ser feliz y llegué a mindfulness porque estuve un tiempo trabajando en un hospital de Granada y la psicóloga que dirigía la parte de «agudos», el área de enfermos con problemas mentales muy fuertes, me recomendó el libro Vivir con plenitud las crisis de Jon Kabat-Zinny ahí descubrí una maravilla, la manera de ser feliz.
M.G.- Pero entonces, ¿lo has conseguido?
B.M.- Bueno, mira lo de ser feliz parece que suena muy fuerte pero digamos que sí, que se puede conseguir.
M.G.- O por lo menos que cuando tengas problemas te enfrentes a ellos desde una perspectiva diferente, que el problema no pueda contigo, ¿no?
B.M.- Exacto. Es que conseguir eso es mucho y luego estar el apreciar las cosas pequeñitas. Ahí es donde radica la felicidad, por ejemplo, en el ratillo este que estamos compartiendo juntas o el rato que he pasado viniendo de viaje, viendo el paisaje,...
M.G.- Este es tu primer libro ¿no?
B.M.- Bueno, yo escribí un libro hace tiempo pero de otra cosa que no tiene nada que ver con esto. Era un método de español para extranjeros que se llamaba Abanico.
M.G.- ¡Anda!
B.M.- Sí, eso fue en el pasado cuando era profesora de español para extranjeros pero de esta temática, este es el primero, sí.
M.G.- Cuando leí la sinopsis de este libro me pareció muy esperanzadora... Hablas de un plan de entrenamiento que dura solo ocho semanas, que es muy poco tiempo, y me pareció muy curioso. Me gustaría que explicaras un poco qué es lo que los lectores pueden encontrar en el interior del libro.
B.M.- Pueden encontrar una guía para vivir mejor, para reducir el estrés que no es solo la sensación esa de «que no llego, que no llego», sino ese sentimiento de insatisfacción con respecto a nuestra vida, nuestra pareja, nuestro trabajo, nuestros hijos. Va a encontrar un guía para vivir más plenamente.
M.G.- Pero combinas teoría y práctica, ¿verdad?
B.M.- Sí, hay unos ejercicios que hay que ir haciendo a medida que se lee. Si quieres ser feliz, tienes que hacer algo, tienes que practicar, no basta con leer o hacer cursos.
M.G.- Porque la felicidad no viene a nosotros sino nosotros somos los que tenemos que ir a ella.
B.M.- Bueno, la felicidad la tenemos dentro y solo se trata de hacerla salir, de descubrirla y de quitarle los velos. Todo ese rollo que tenemos en la mente que nos enreda,... Todo eso fuera.
M.G.- Algunos títulos de los capítulos son sumamente divertidos. Nos hablas de la meditación de las espinacas, la meditación de la ducha y la meditación de la impresora. ¿Qué es todo eso?
B.M.- Mindfulness se puede practicar de manera formal. Tú te sientas, te pones una alarma y lo practicas, pero si tú solo haces eso, realmente no sirve de mucho porque si luego te levantas y empiezas a correr, a agobiarte y demás,... no funciona. Lo bueno es practicarlo también de manera informal, que consistiría en poner la atención en lo que estés haciendo en cada momento, en lo que estás sintiendo, en lo que está pasando por ejemplo, cuando te duchas, cuando estás cocinando,...
M.G.- Esta lección ya me la han dado. Mira, yo hasta hace año y medio no era muy partidaria de este tipo de lecturas. Sinceramente yo creía que esto no servía de mucho. Sin embargo comencé a practicar Pilates y los últimos quince minutos de la clase hacíamos relajación. La monitora nos decía que teníamos que controlar la mente, no dejar que se fuera lejos de la clase, que no le permitiéramos hacernos pensar en lo que haríamos después, en la cena, en la lavadora que había que tender, en los preparativos del día siguiente,...
B.M.- Es que la mente se va y hay que traerla al presente.
M.G.- Eso es lo que nos decía, sí. ¿Y tú crees que cada vez hay más personas interesadas en estas prácticas?
B.M.- Sí, es un hecho. En mis clases yo he notado un incremento de alumnos y la gente cada vez está más interesada en estos temas.
M.G.- ¿Pero tú definirías este tipo de lecturas como libros de auto-ayuda?
B.M.- Bueno, no lo he pensado. El término autoayuda está muy desprestigiado.
M.G.- Exacto, por ahí voy. Es que hay mucha gente que rehuye del término autoayuda como de la peste. Pero en el fondo creo que no terminan de darle una oportunidad a estos libros, que pueden llegar a ser muy positivos.
B.M.- Es que a veces nos quedamos atrapados en los conceptos pero no pensamos que estos libros pueden contener las pautas necesarias para sentirnos mejor.
M.G.- Pero es que la mente nos pone muchas trabas. Yo siempre he pensado que nosotros mismos somos nuestros peores enemigos.
B.M.- Es que tenemos al enemigo en casa. La mente nos está diciendo continuamente cosas y si esas mismas cosas nos la dijera una persona que tenemos al lado, le daríamos una buena torta. Lo que te dice tu propia mente no te lo dice nadie y si te lo dijera alguien no lo permitirías o te aburrirías muchísimo de esa persona, con ese parloteo continuo que es lo que hace la mente, estar parloteándonos siempre.
M.G.- Pues sí. Y en el libro hablas del «yo narrativo» frente al «yo experimental». El «yo narrativo» es esa persona que siempre está dejando la mente ir sin control y yo soy una de esas, a mí se me va la mente constantemente pero yo quiero llegar a ser un «yo experimental», capaz de controlar mi mente y si la dejo ir que sea porque yo quiera, pero no sé si para conseguir eso hay que tener una predisposición positiva. Es decir, ¿este tipo de lecturas funciona incluso con los escépticos?
B.M.- Mira hay un montón de estudios al respecto pero hay uno en concreto que dice que la persona que alcanza más éxito es el escéptico sano. Está el escéptico que no cree absolutamente en nada, muy radical, y luego está el entusiasta, el que se ilusiona de manera desbordada. Estos dos extremos funcionan peor. El que mejor resultados obtiene es el escéptico sano, el que tiene dudas pero prueba, se abre a otras experiencias, a cosas nuevas. Esa es la actitud que mejor funciona.
M.G.- ¿Y al entusiasta realmente no le funciona? Con toda la voluntad que le pondrá...
B.M.- El entusiasta lo que le ocurre es que a la hora de la verdad se abre menos. En los cursos yo suelo comentar esto mismo porque viene gente muy lanzada.
M.G.- Quizás al entusiasta lo que le ocurre es que necesita encontrar una tabla de salvación y cree que va a alcanzar los resultados muy rápido y termina por decepcionarse porque, ¿esto hay que trabajarlo bien, no? Después de las ocho semanas habrá que seguir con la práctica, imagino...
B.M.- Claro. Verás algo te queda de ese entrenamiento de ocho semanas pero lo suyo es que se siga practicando. De todos modos, con el libro yo ofrezco un montón de posibilidades para practicar, como lo que te he comentado, mientras te duchas, cuando estás imprimiendo algo, incluso cuando se te atasca la impresora,... Imagínate que haces de eso un momento de meditación.
M.G.- Bueno, ahí me gustaría comentarte algo. En el libro mencionas que, cuando vamos conduciendo, si alguien se te cruza y se te echa encima, no debemos reaccionar con enfado, gritos, insultos, sino que lo aconsejable sería estar atento a lo que ocurre, buscar la manera de salir de ese posible encontronazo con el otro coche y seguir nuestro camino pero sin una reacción brusca. Esto, no sé yo... Es muy difícil controlarse así.
B.M.- Bueno verás, aquí no queremos cambiar nada. Si gritas, tienes que darte cuenta de que estás gritando, que no siempre nos damos cuenta, y seguir con nuestro camino. No es tanto eleminar reacciones como darnos cuenta de las reacciones que estamos teniendo. Todo forma parte de la vida y de mí pero hay que ser consciente de todo ello y no vivir en círculos viciosos.
M.G.- Esos círculos se llaman «samsaras», ¿no?
B.M.- Sí, en budismo el «samsara» es el estado de continuos círculos.
M.G.- ¡Ay, yo quiero eliminar mis «samsaras»! (Risas)
B.M.- (Risas) Hay que dejar de vivir con el piloto automático puesto, abandonar las reacciones automáticas. Practica y lo conseguirás.
M.G.- Y otra cosa interesante que apuntas en el libro es esa manía que tenemos de pensar que la felicidad está en el futuro y no en el presente. No se nos ocurre disfrutar de lo que tenemos en el ahora.
B.M.- El ahora es todo lo que hay pero si pensamos así, como tú dices, es porque vivimos fuera de nuestro presente, siempre esperando a lo que llegará. Ese es el «yo narrativo» que comentamos antes, que siempre nos empuja a buscar la tierra prometida, pero de lo que se trata es de vivir lo que tenemos ahora, sentir nuestro presente, verlo y vivirlo.
M.G.- Tengo un compañero de trabajo que lleva practicando todo esto desde hace mucho tiempo y a veces nos contaba lo que hacía, cómo pensaba, cómo meditaba,... y a mí todo aquello me parecía una tontería. Hoy he cambiado de opinión. Pero sé que cada vez más personas de mi entorno están interesadas. Parece que, de un tiempo a esta parte, hay un pequeño boom pero también sé que hay gente que piensa que esto es una moda pasajera.
B.M.- Mindfulness es tan antiguo como la humanidad. En el libro yo comento que viene de Buda pero realmente existía mucho antes. De todos modos, sí es cierto que hubo un auge a partir de que, en el año 79, Jon Kabat-Zinn, del que te hablé antes, un científico de la Universidad de Massachusetts, le dió el empujón definitivo y además le retiró toda la cobertura mística, espiritual o religiosa y le dio un soporte científico. A partir de ahí hubo un gran auge porque muchas personas necesitan o necesitamos un soporte científico, una base, y no tanto ese fondillo religioso que pueda tener.
M.G.- Sí, porque si relacionamos esto con el budismo la gente se puede imaginar que hay que estar con los mantras y demás todo el día.
B.M.- Buda fue la persona que mejor describió el método para conseguir la atención plena pero en realidad, no hace falta ser budista,...
M.G.- Ni tener creencias, ni fe,... Aunque no sean incompatibles.
B.M.- Nada, nada. Esto es como una especie de religión laica o algo así.
M.G.- O si acaso creer en uno mismo.
B.M.- ¡Exacto! Creer en ese potencial que tenemos dentro, en esa felicidad que anida dentro de nosotros.
M.G.- Beatriz, y leyendo este tipo de libros, ¿en algunos casos estas lecturas pueden sustituir la visita a la consulta de un psicólogo?
B.M.- En principio, estos libros no suponen una terapia. Digamos que es un complemento. Tú tienes tu problema, tu tratamiento y debes seguir su vía, pero sí que es verdad que en los cursos he visto a alumnos que con mindfulness han tenido suficiente. Esto lo digo honestamente. Pero no se propone como una solución o una alternativa, es un apoyo nada más.
M.G.- Pues no me queda mucho más que preguntarte. Yo voy leyendo el libro con tranquilidad y de verdad que me gustaría poder controlar esos momentos en los que mi mente se va de viaje...
B.M.- Mira, déjame que te diga algo. Cuando uno practica mindfulness pretende que la mente siempre esté en el presente pero tan importante es conectar nuestra mente al presente como traerla cuando se vaya. En realidad, la verdadera práctica es aceptar todo lo que está pasando y también aceptar que la mente se ha ido porque además es que esa es su naturaleza,...
M.G.- Porque como tú dices en el libro, a la mente le aburrre el presente.
B.M.- Claro, pero que se vaya tampoco es tan importante porque en esa huída a veces se descubren cosas muy interesantes. Grandes descubrimientos han sido por ese vagar de la mente pero lo que sí hay que hacer es darse cuenta de que me estoy yendo lejos de mi presente y volver. Esa es la gran potencia. Si tu mente se va que sea solo porque tú quieras.
M.G.- Oye, y antes de despedirnos, una curiosidad. He leído que has estado en retiros. Es un tema que a mí me apasiona. ¿Cómo son esos retiros? ¿Son en España? ¿Cómo funcionan?
B.M.- Sí, aquí también hay y cada vez más. Yo he asistido a algunos en España, también en Francia y en Estados Unidos.
M.G.- ¿Pero son monasterios o qué?
B.M.- No tiene por qué. Si lo bueno de mindfulness es que es algo laico aunque también puedes ir a un monasterio, por supuesto. Este verano he estado en un retiro en El Escorial que lo impartía una señora de Suiza, Patricia Genoud, que me pareció alucinante y lo que hacíamos era practicar mindfulness de forma intensiva todo el día, comiendo, andando,....
M.G.- ¿Pero hay distintos niveles?
B.M.- Bueno no es tanto así. La diferencia estriba en el tiempo en el que estés en el retiro. Incluso puedes estar un solo día. En mi curso estuvimos un día únicamente pero también puedes estar un fin de semana, una semana, meses... Hay gente que está años de retiro.
M.G.- ¿Pero estas reuniones cómo van? Verás, te pregunto tantos detalles porque realmente estoy interesada.
B.M.- Las reuniones pueden ser en silencio o no, aunque generalmente son en silencio porque el silencio te permite conectar con esa fuente maravillosa que tienes dentro y la persona que lo dirige te va guiando a través de ejercicios. En los retiros se potencia el descanso, el contacto con la naturaleza, suelen ser sitios muy bonitos... Es como una limpieza del alma o mejor, de la mente, por aquello de no usar un término religioso. Es como si te hicieras una desintoxicación profunda de la mente y de paso, del cuerpo, porque todo está relacionado.
M.G.- ¿Cuánto tiempo llevas tú practicando mindfulness?
B.M.- De forma potente, a diario, casi cuatro años. En el año 2001 empecé con la meditación pero no me conseguía enganchar aunque seguía ahí.
M.G.- ¿Y lo haces todos los días?
B.M.- Todas las mañanas cuando me levanto y a veces incluso tambien por las tardes porque realmente esto me gusta y me sirve. Pero igualmente lo hago con las actividades diarias, en la práctica informal. Por ejemplo, cuando hoy venía conduciendo, procuro ser consciente de las sensaciones que tengo a través de mis manos en contacto con el volante, contemplar el paisaje, oír y escuchar la música que tenía puesta,... Todo ello sin irme. Y si me voy, ser consciente de que me he ido y volver.
M.G.- ¡Oh!... yo esto tengo que practicarlo porque me resulta muy atractivo. Y hay por ahí una frase del libro que dice algo así como que nuestro presente se constituye de los recuerdos del pasado y las preocupaciones por el futuro. Me dejó muerta esa frase.
B.M.- Es que es verdad y mientras tanto pasa nuestro presente y no lo vivimos.
M.G.- Así es. Bueno Beatriz pues espero y confío poder poner en práctica todo lo que cuentas en el libro, a ver si soy capaz de sacar esa felicidad que todos llevamos dentro.
B.M.- Y ya sabes, si tu mente se va, no te pelees con ella, tráela de vuelta y ya está. En realidad no hay que hacer más nada.
M.G.- Lo haré. Muchas gracias Beatriz. Espero que tu libro me ayude y nos ayude a todos y te deseo mucha suerte.
B.M.- Muchas gracias a ti.
Espero que la entrevista os haya parecido interesante. Seguro que hemos hablado de muchas cosas que a vosotros también os ocurre. Y ahora os dejo, que me voy a conectar con mi presente. :)
[Ilustraciones e imágenes tomadas de Google]B.M.- El ahora es todo lo que hay pero si pensamos así, como tú dices, es porque vivimos fuera de nuestro presente, siempre esperando a lo que llegará. Ese es el «yo narrativo» que comentamos antes, que siempre nos empuja a buscar la tierra prometida, pero de lo que se trata es de vivir lo que tenemos ahora, sentir nuestro presente, verlo y vivirlo.
M.G.- Tengo un compañero de trabajo que lleva practicando todo esto desde hace mucho tiempo y a veces nos contaba lo que hacía, cómo pensaba, cómo meditaba,... y a mí todo aquello me parecía una tontería. Hoy he cambiado de opinión. Pero sé que cada vez más personas de mi entorno están interesadas. Parece que, de un tiempo a esta parte, hay un pequeño boom pero también sé que hay gente que piensa que esto es una moda pasajera.
B.M.- Mindfulness es tan antiguo como la humanidad. En el libro yo comento que viene de Buda pero realmente existía mucho antes. De todos modos, sí es cierto que hubo un auge a partir de que, en el año 79, Jon Kabat-Zinn, del que te hablé antes, un científico de la Universidad de Massachusetts, le dió el empujón definitivo y además le retiró toda la cobertura mística, espiritual o religiosa y le dio un soporte científico. A partir de ahí hubo un gran auge porque muchas personas necesitan o necesitamos un soporte científico, una base, y no tanto ese fondillo religioso que pueda tener.
M.G.- Sí, porque si relacionamos esto con el budismo la gente se puede imaginar que hay que estar con los mantras y demás todo el día.
B.M.- Buda fue la persona que mejor describió el método para conseguir la atención plena pero en realidad, no hace falta ser budista,...
M.G.- Ni tener creencias, ni fe,... Aunque no sean incompatibles.
B.M.- Nada, nada. Esto es como una especie de religión laica o algo así.
M.G.- O si acaso creer en uno mismo.
B.M.- ¡Exacto! Creer en ese potencial que tenemos dentro, en esa felicidad que anida dentro de nosotros.
M.G.- Beatriz, y leyendo este tipo de libros, ¿en algunos casos estas lecturas pueden sustituir la visita a la consulta de un psicólogo?
B.M.- En principio, estos libros no suponen una terapia. Digamos que es un complemento. Tú tienes tu problema, tu tratamiento y debes seguir su vía, pero sí que es verdad que en los cursos he visto a alumnos que con mindfulness han tenido suficiente. Esto lo digo honestamente. Pero no se propone como una solución o una alternativa, es un apoyo nada más.
M.G.- Pues no me queda mucho más que preguntarte. Yo voy leyendo el libro con tranquilidad y de verdad que me gustaría poder controlar esos momentos en los que mi mente se va de viaje...
B.M.- Mira, déjame que te diga algo. Cuando uno practica mindfulness pretende que la mente siempre esté en el presente pero tan importante es conectar nuestra mente al presente como traerla cuando se vaya. En realidad, la verdadera práctica es aceptar todo lo que está pasando y también aceptar que la mente se ha ido porque además es que esa es su naturaleza,...
M.G.- Porque como tú dices en el libro, a la mente le aburrre el presente.
B.M.- Claro, pero que se vaya tampoco es tan importante porque en esa huída a veces se descubren cosas muy interesantes. Grandes descubrimientos han sido por ese vagar de la mente pero lo que sí hay que hacer es darse cuenta de que me estoy yendo lejos de mi presente y volver. Esa es la gran potencia. Si tu mente se va que sea solo porque tú quieras.
M.G.- Oye, y antes de despedirnos, una curiosidad. He leído que has estado en retiros. Es un tema que a mí me apasiona. ¿Cómo son esos retiros? ¿Son en España? ¿Cómo funcionan?
B.M.- Sí, aquí también hay y cada vez más. Yo he asistido a algunos en España, también en Francia y en Estados Unidos.
M.G.- ¿Pero son monasterios o qué?
B.M.- No tiene por qué. Si lo bueno de mindfulness es que es algo laico aunque también puedes ir a un monasterio, por supuesto. Este verano he estado en un retiro en El Escorial que lo impartía una señora de Suiza, Patricia Genoud, que me pareció alucinante y lo que hacíamos era practicar mindfulness de forma intensiva todo el día, comiendo, andando,....
M.G.- ¿Pero hay distintos niveles?
B.M.- Bueno no es tanto así. La diferencia estriba en el tiempo en el que estés en el retiro. Incluso puedes estar un solo día. En mi curso estuvimos un día únicamente pero también puedes estar un fin de semana, una semana, meses... Hay gente que está años de retiro.
M.G.- ¿Pero estas reuniones cómo van? Verás, te pregunto tantos detalles porque realmente estoy interesada.
B.M.- Las reuniones pueden ser en silencio o no, aunque generalmente son en silencio porque el silencio te permite conectar con esa fuente maravillosa que tienes dentro y la persona que lo dirige te va guiando a través de ejercicios. En los retiros se potencia el descanso, el contacto con la naturaleza, suelen ser sitios muy bonitos... Es como una limpieza del alma o mejor, de la mente, por aquello de no usar un término religioso. Es como si te hicieras una desintoxicación profunda de la mente y de paso, del cuerpo, porque todo está relacionado.
M.G.- ¿Cuánto tiempo llevas tú practicando mindfulness?
B.M.- De forma potente, a diario, casi cuatro años. En el año 2001 empecé con la meditación pero no me conseguía enganchar aunque seguía ahí.
M.G.- ¿Y lo haces todos los días?
B.M.- Todas las mañanas cuando me levanto y a veces incluso tambien por las tardes porque realmente esto me gusta y me sirve. Pero igualmente lo hago con las actividades diarias, en la práctica informal. Por ejemplo, cuando hoy venía conduciendo, procuro ser consciente de las sensaciones que tengo a través de mis manos en contacto con el volante, contemplar el paisaje, oír y escuchar la música que tenía puesta,... Todo ello sin irme. Y si me voy, ser consciente de que me he ido y volver.
M.G.- ¡Oh!... yo esto tengo que practicarlo porque me resulta muy atractivo. Y hay por ahí una frase del libro que dice algo así como que nuestro presente se constituye de los recuerdos del pasado y las preocupaciones por el futuro. Me dejó muerta esa frase.
B.M.- Es que es verdad y mientras tanto pasa nuestro presente y no lo vivimos.
M.G.- Así es. Bueno Beatriz pues espero y confío poder poner en práctica todo lo que cuentas en el libro, a ver si soy capaz de sacar esa felicidad que todos llevamos dentro.
B.M.- Y ya sabes, si tu mente se va, no te pelees con ella, tráela de vuelta y ya está. En realidad no hay que hacer más nada.
M.G.- Lo haré. Muchas gracias Beatriz. Espero que tu libro me ayude y nos ayude a todos y te deseo mucha suerte.
B.M.- Muchas gracias a ti.
Espero que la entrevista os haya parecido interesante. Seguro que hemos hablado de muchas cosas que a vosotros también os ocurre. Y ahora os dejo, que me voy a conectar con mi presente. :)