Editorial: Plaza & Janés.
Fecha publicación: octubre, 2015.
Fecha publicación: octubre, 2015.
Nº Páginas: 125
Precio: 9,90 €
Género: Narrativa.
Edición: Tapa blanda con solapas.
ISBN: 978-84-01-01578-8
[Disponible en ebook;
puedes leer el primer capítulo aquí]
[Disponible en ebook;
puedes leer el primer capítulo aquí]
Autora
Ángeles Caso nació en Gijón en 1959. Se licenció en Historia del Arte. Su actividad literaria incluye novelas, relatos, ensayos, biografías, libros infantiles, traducciones y guiones de cine. Es también articulista en diversos medios de comunicación. Sus obras están traducidas a quince idiomas. Entre sus novelas destacan Elisabeth, emperatriz de Austría-Hungría, El peso de las sombras (finalista del Premio Planeta 1994), Un largo silencio (Premio Fernando Lara 2000) y Donde se alzan los tronos. Su novela Contra el viento obtuvo el Premio Planeta 2009, el Premio a la Mejor Novela Extranjera en China 2011 y el Premio Giuseppe Acerbi 2012 en Italia.
Sinopsis
En la casa parroquial de Haworth, las tres hijas del pastor comienzan la jornada ocupándose de las tareas domésticas mientras esperan que llegue la tarde, cuando puedan dedicarse a escribir las novelas que ansían publicar. Son las hermanas Brontë, tres mujeres que desde la infancia han sobrevivido, gracias a la literatura, a las tragedias familiares.
Charlotte escribe Jane Eyre, Emily Cumbres Borrascosas y Anne Agnes Grey. Ignorando el extraordinario destino que espera a sus obras literarias, las tres vierten en ellas sus sueños, sus frustraciones y sus pasiones ocultas, convirtiendo aquella casa oscura en un espacio lleno de luz.
Todo ese fuego es una novela exquisita que bucea en la vida de tres asombrosas mujeres llenas de talento que consiguieron rebelarse contras las crueles normas de la sociedad.
Resistirme a este libro era de lo más absurdo. Nada más leer la sinopsis pensé que tenía que leerlo. El motivo es bien sencillo, el apellido Brontë. que más me sorprende es lo desapercibido que ha pasado esta novela entre los blogs, sabiendo como sé, que sus protagonistas no os resultan indiferentes.
Todo ese fuego es la última novela de Ángeles Caso. Tengo un conexión curiosa con esta autora, una especie de encuentro relámpago que duró, sin saber muy bien por qué, tan solo una lectura durante un verano en Almería. El mar revuelto y el viento desagradable me empujaron a unos puestos callejeros de libros de segunda mano, una feria de esas tan típicas en los pueblos costeros. Allí me esperaba El resto de la vida (Planeta, 1998), una novela de la guardo un grato recuerdo. No obstante, no volví a recalar en la literatura de Caso nunca más. Hasta hoy.
Todo ese fuego se adentra en la vida de las hermanas Brontë y lo hace partiendo de un punto presente, para mostrar un pasado y un futuro. En el momento en el que arranca la novela, el 16 de julio de 1846, la rectoría de Haworth acoge bajo su techo a Charlotte, Emily y Anne Brontë, así como al padre de las muchachas, el reverendo Patrick Brontë, y al único hijo varón Branwell.
En una sesión de plancha, Charlotte echará la vista atrás y recreará los momentos más tristes de la familia, al igual que los sueños e ilusiones que siempre la han dominado. Ángeles Caso nos permite recorrer tres vidas, con sus alegrías y sus sinsabores, para desplegar ante nosotros la felicidad que sentían las hermanas cuando se sentaban juntas a escribir o las dificultades económicas por las que pasaron y sus intentos de subsistir. Y entre el pasado y el presente,llegaremos al final que todos conocemos, triste y desolador, la muerte de Charlotte Brontë el 31 de marzo de 1855, contando solo con treinta y ocho años. Por paradójico que parezca, el reverendo Brontë sobrevivió a todos sus hijos.
Una de las cosas que más me gustan de esta novela, sin contar que sus protagonistas son estas valientes mujeres que no se resignaron a lo que la vida les había deparado, es descubrir muchos detalles sobre la existencia de las hermanas Brontë que yo desconocía.
Para empezar, cuando se habla de las hermanas Brontë, mi mente siempre se ha centrado única y exclusivamente en Charlotte y en Emily, en Jane Eyre y en Cumbres Borrascosas, quedando perdida en mi memoria la tercera hermana, Anne, que también consiguió algún logro en literatura.
Además, resulta que nada sabía sobre los padres ni tampoco conocía que tuvieron un hermano, Branwell, con iguales sueños de convertirse en un escritor afamado. El matrimonio compuesto por Patrick y María Branwell Brontë tuvieron seis hijos: María, Elizabeth, Charlotte, Branwell, Emily y Anne. No todos llegaron a la edad adulta. Es más, quedaron huérfanos muy pronto y su educación corrió a cargo del reverendo que sería ayudado por su cuñada, la tía Elizabeth.
Todo ese fuego no solo supone un recorrido a lo largo de la poco afortunada vida de estas hermanas y digo poco afortunada porque, aunque es cierto que cumplieron su mayor sueño, el resto de las parcelas de sus vidas no dejaba de ser muy triste y gris. Y es que las hermanas Brontë soñaban con convertirse en escritoras y sí, lo consiguieron. Da la impresión de que la literatura era el único anhelo que tenían para levantarse cada día en un caserón, la rectoría de Haworth, gélido y sombrío, donde la alegría parecía huidiza.
Pero ¿cómo llegaron a publicar tres mujeres cuando lo que oían a su alrededor eran frases como la que escucharon de boca del poeta Rober Southey ?
Desalentador. La artimaña a la que recurrieron las hermanas para publicar en un mundo de hombres será debidamente explicado en la novela. Yo en lugar de Charlotte hubiera renunciado a mis propósitos. Estábamos en una época donde la mujer nacía para contraer matrimonio y tener hijos y podía gozar de una vida llena de comodidades si contaba con un buen respaldo económico y familiar. Pero si no tenías dote, no eras muy agraciada y encima eras hija de un reverendo, solo quedaban dos caminos: ser institutriz o maestra. ¿Qué opinaba Charlotte de lo que hipotéticamente se esperaba de ella? La novela de Ángeles Caso deja muy clara la posición de la escritora.
Pero Charlotte, por suerte para la literatura y los lectores, no se rindió nunca como bien sabéis y aunque no lo tuvo nada fácil consiguió publicar su Jane Eyre, después de atreverse con la poesía. El mismo camino recorrieron Emily con su Cumbres Borrascosas y Anne con su Agnes Grey, una novela de la que jamás he leído ni una sola opinión, ni la he tenido en mi manos ni nadie me habló de ella. Según nos deja entrever Ángeles Caso, la narrativa de la pequeña Brontë tuvo peor acogida que la de sus hermanas pero, quizás sería interesante organizar una lectura de las que acostumbramos para honrarla.
El amor, a pesar de no parecer ser mujeres con un futuro prometedor en cuanto a enlaces matrimoniales se refería, siempre estuvo muy presente en sus vidas y buena parte de los sentimientos que transitaron por su corazón habitaron también el corazón de Jane, Catherine y Agnes, las tres protagonistas de sus novelas. Sí, esta novela me ha descubierto que las hermanas Brontë amaron aunque la elección de sus corazones parece que no fue la más acertada. De nuevo en temas amorosos imperaba el ensueño frente a una realidad imposible. Pero no quiero desvelaros más. Leed esta novela y sabréis a quienes amaron las hermanas.
Y algo sumamente interesante también es la comparativa que esta novela establece entre las hermanas. Cada una de ellas tenía una personalidad totalmente distinta. A Emily la veremos como un ser indómito, todo impulso y bastante anti social. Parecía como si el mundo exterior le sobrara y le bastara con la compañía de sus hermanas y sus propias historias. La novela nos deja ver a una mujer llena de rincones y recovecos por explorar. Mientras tanto, Anne será la más dócil de las tres. Dulce y modesta, quizás como su propia novela. Pero de todas ellas será Charlotte la la más perfilada porque, aunque la novela nos muestra la vida de las tres hermanas, se hará más énfasis en esta última. Por lo que he podido dilucidar con la lectura de esta novela Charlotte era pura contradicción.
En cualquier caso, las tres mujeres están muy presentes en la novela y quedan bien retratadas. Hay párrafos y párrafos que nos hablan de la forma de pensar, de sus inquietudes, de sus deseos y miedos, todos ellos dignos de ser subrayados si no fuera porque me niego a violar ni una sola página de una novela.
Pero también eran diferentes a la hora de escribir, y sobre esto la novela también deja constancia. Se nos narra cómo se enfrentaban cada una a las historias que iban escribiendo, o lo que opinaban la una de las novelas de las otras, o lo que ellas volcaban en aquellas hojas que iban rellenando durante las tardes en la tranquilidad de la rectoría, juntas y a la vez a solas, cada una de ellas con sus propia imaginación.
Y respecto a los personajes habría también que destacar a tía Elizabeth y Branwell. La primera fue una mujer a la que las escritoras le debían mucho. Tía Elizabeth era la hermana de María Branwell, a cuya muerte, se hizo cargo de sus hijos. Así, renunció a una vida apacible en Cornualles, donde el tiempo era mucho más benigno y sus días pasaban de manera agradable, para trasladarse a criar unos sobrinos con un padre abatido por la muerte de sus hijas mayores y de su mujer, un viudo triste no muy preparado para hacerse cargo de unos hijos demasiado pequeños aún. Tía Elizabeth no solo cambió su vida en favor de la familia sino que también puso su patrimonio para mantener a flote a la familia. Eso nos hace pensar en una mujer generosa pero a las niñas les hacía falta las caricias, besos y las muestras de cariño que la tía les escatimaba. Aún así, la novela nos deja intuir a una mujer que hizo una gran labor por estas mujeres.
Y en cuanto a Branwell, para mí ha sido uno de los personajes que más sorpresas me ha producido. El único hijo varón de la familia tenía los mismos sueños que sus hermanas pero desaprovechó la oportunidad que la vida le brindaba únicamente por ser un hombre. No llegaremos a conocer su calidad literaria porque creo que nunca llegó a publicar. Simplemente destrozó su vida como bien se explica en la novela y eso afectó muchísimo a una ambiente familiar muy minado en desgracias. Las hermanas, especialmente Emily, intentaron ayudarle pero Branwell parecía haberse abandonado a sí mismo. No sé si muchos sabréis de la existencia de este hermano y de lo que decidió hacer con su vida. A mí desde luego me ha resultado muy curioso saber más al respecto.
Aunque toda la novela está escrita en tercera persona por un narrador omnisciente, a veces resulta complicado distinguir la voz del narrador. Me ha encantado la manera en la Ángeles Caso se mete de lleno en el cuerpo de Charlotte para, desde una posición privilegiada, poseer su mente y su corazón. Tanto es así, que ese narrador universal y que todo lo sabe se difumina tanto que pareciera que es la misma Charlotte la que nos habla con su propia voz.
Agradezco a la editorial el envío del ejemplar.
- Sumando 2015.- 100 libros.
Puedes adquirirlo aquí:
Ángeles Caso nació en Gijón en 1959. Se licenció en Historia del Arte. Su actividad literaria incluye novelas, relatos, ensayos, biografías, libros infantiles, traducciones y guiones de cine. Es también articulista en diversos medios de comunicación. Sus obras están traducidas a quince idiomas. Entre sus novelas destacan Elisabeth, emperatriz de Austría-Hungría, El peso de las sombras (finalista del Premio Planeta 1994), Un largo silencio (Premio Fernando Lara 2000) y Donde se alzan los tronos. Su novela Contra el viento obtuvo el Premio Planeta 2009, el Premio a la Mejor Novela Extranjera en China 2011 y el Premio Giuseppe Acerbi 2012 en Italia.
Sinopsis
En la casa parroquial de Haworth, las tres hijas del pastor comienzan la jornada ocupándose de las tareas domésticas mientras esperan que llegue la tarde, cuando puedan dedicarse a escribir las novelas que ansían publicar. Son las hermanas Brontë, tres mujeres que desde la infancia han sobrevivido, gracias a la literatura, a las tragedias familiares.
Charlotte escribe Jane Eyre, Emily Cumbres Borrascosas y Anne Agnes Grey. Ignorando el extraordinario destino que espera a sus obras literarias, las tres vierten en ellas sus sueños, sus frustraciones y sus pasiones ocultas, convirtiendo aquella casa oscura en un espacio lleno de luz.
Todo ese fuego es una novela exquisita que bucea en la vida de tres asombrosas mujeres llenas de talento que consiguieron rebelarse contras las crueles normas de la sociedad.
[Biografía y sinopsis tomados directamente del ejemplar]
Resistirme a este libro era de lo más absurdo. Nada más leer la sinopsis pensé que tenía que leerlo. El motivo es bien sencillo, el apellido Brontë. que más me sorprende es lo desapercibido que ha pasado esta novela entre los blogs, sabiendo como sé, que sus protagonistas no os resultan indiferentes.
Todo ese fuego es la última novela de Ángeles Caso. Tengo un conexión curiosa con esta autora, una especie de encuentro relámpago que duró, sin saber muy bien por qué, tan solo una lectura durante un verano en Almería. El mar revuelto y el viento desagradable me empujaron a unos puestos callejeros de libros de segunda mano, una feria de esas tan típicas en los pueblos costeros. Allí me esperaba El resto de la vida (Planeta, 1998), una novela de la guardo un grato recuerdo. No obstante, no volví a recalar en la literatura de Caso nunca más. Hasta hoy.
Todo ese fuego se adentra en la vida de las hermanas Brontë y lo hace partiendo de un punto presente, para mostrar un pasado y un futuro. En el momento en el que arranca la novela, el 16 de julio de 1846, la rectoría de Haworth acoge bajo su techo a Charlotte, Emily y Anne Brontë, así como al padre de las muchachas, el reverendo Patrick Brontë, y al único hijo varón Branwell.
En una sesión de plancha, Charlotte echará la vista atrás y recreará los momentos más tristes de la familia, al igual que los sueños e ilusiones que siempre la han dominado. Ángeles Caso nos permite recorrer tres vidas, con sus alegrías y sus sinsabores, para desplegar ante nosotros la felicidad que sentían las hermanas cuando se sentaban juntas a escribir o las dificultades económicas por las que pasaron y sus intentos de subsistir. Y entre el pasado y el presente,llegaremos al final que todos conocemos, triste y desolador, la muerte de Charlotte Brontë el 31 de marzo de 1855, contando solo con treinta y ocho años. Por paradójico que parezca, el reverendo Brontë sobrevivió a todos sus hijos.
Una de las cosas que más me gustan de esta novela, sin contar que sus protagonistas son estas valientes mujeres que no se resignaron a lo que la vida les había deparado, es descubrir muchos detalles sobre la existencia de las hermanas Brontë que yo desconocía.
Para empezar, cuando se habla de las hermanas Brontë, mi mente siempre se ha centrado única y exclusivamente en Charlotte y en Emily, en Jane Eyre y en Cumbres Borrascosas, quedando perdida en mi memoria la tercera hermana, Anne, que también consiguió algún logro en literatura.
Además, resulta que nada sabía sobre los padres ni tampoco conocía que tuvieron un hermano, Branwell, con iguales sueños de convertirse en un escritor afamado. El matrimonio compuesto por Patrick y María Branwell Brontë tuvieron seis hijos: María, Elizabeth, Charlotte, Branwell, Emily y Anne. No todos llegaron a la edad adulta. Es más, quedaron huérfanos muy pronto y su educación corrió a cargo del reverendo que sería ayudado por su cuñada, la tía Elizabeth.
Todo ese fuego no solo supone un recorrido a lo largo de la poco afortunada vida de estas hermanas y digo poco afortunada porque, aunque es cierto que cumplieron su mayor sueño, el resto de las parcelas de sus vidas no dejaba de ser muy triste y gris. Y es que las hermanas Brontë soñaban con convertirse en escritoras y sí, lo consiguieron. Da la impresión de que la literatura era el único anhelo que tenían para levantarse cada día en un caserón, la rectoría de Haworth, gélido y sombrío, donde la alegría parecía huidiza.
Pero ¿cómo llegaron a publicar tres mujeres cuando lo que oían a su alrededor eran frases como la que escucharon de boca del poeta Rober Southey ?
«La literatura no puede ser adecuada para la vida de una mujer (...) y no debe serlo. Cuanto más ocupada esté con sus propias obligaciones, menos tiempo libre tendrá para eso, ni siquiera como afición y descanso».[Pág. 49-50]
Desalentador. La artimaña a la que recurrieron las hermanas para publicar en un mundo de hombres será debidamente explicado en la novela. Yo en lugar de Charlotte hubiera renunciado a mis propósitos. Estábamos en una época donde la mujer nacía para contraer matrimonio y tener hijos y podía gozar de una vida llena de comodidades si contaba con un buen respaldo económico y familiar. Pero si no tenías dote, no eras muy agraciada y encima eras hija de un reverendo, solo quedaban dos caminos: ser institutriz o maestra. ¿Qué opinaba Charlotte de lo que hipotéticamente se esperaba de ella? La novela de Ángeles Caso deja muy clara la posición de la escritora.
Pero Charlotte, por suerte para la literatura y los lectores, no se rindió nunca como bien sabéis y aunque no lo tuvo nada fácil consiguió publicar su Jane Eyre, después de atreverse con la poesía. El mismo camino recorrieron Emily con su Cumbres Borrascosas y Anne con su Agnes Grey, una novela de la que jamás he leído ni una sola opinión, ni la he tenido en mi manos ni nadie me habló de ella. Según nos deja entrever Ángeles Caso, la narrativa de la pequeña Brontë tuvo peor acogida que la de sus hermanas pero, quizás sería interesante organizar una lectura de las que acostumbramos para honrarla.
El amor, a pesar de no parecer ser mujeres con un futuro prometedor en cuanto a enlaces matrimoniales se refería, siempre estuvo muy presente en sus vidas y buena parte de los sentimientos que transitaron por su corazón habitaron también el corazón de Jane, Catherine y Agnes, las tres protagonistas de sus novelas. Sí, esta novela me ha descubierto que las hermanas Brontë amaron aunque la elección de sus corazones parece que no fue la más acertada. De nuevo en temas amorosos imperaba el ensueño frente a una realidad imposible. Pero no quiero desvelaros más. Leed esta novela y sabréis a quienes amaron las hermanas.
Y algo sumamente interesante también es la comparativa que esta novela establece entre las hermanas. Cada una de ellas tenía una personalidad totalmente distinta. A Emily la veremos como un ser indómito, todo impulso y bastante anti social. Parecía como si el mundo exterior le sobrara y le bastara con la compañía de sus hermanas y sus propias historias. La novela nos deja ver a una mujer llena de rincones y recovecos por explorar. Mientras tanto, Anne será la más dócil de las tres. Dulce y modesta, quizás como su propia novela. Pero de todas ellas será Charlotte la la más perfilada porque, aunque la novela nos muestra la vida de las tres hermanas, se hará más énfasis en esta última. Por lo que he podido dilucidar con la lectura de esta novela Charlotte era pura contradicción.
«Anhelaba al mismo tiempo la fama y la reclusión, la aventura y el hogar familiar, la independencia y el matrimonio más convencional. Una mitad de sí misma era plenamente victoriana, tímida y sumisa y doméstica y creyente. La otra había caminado por encima del tiempo hacia un mundo en el que las mujeres tomaban decisiones, demostraban su talento, se movían solas por ciudades extranjeras y, si era preciso, renegaban de Dios. Y las dos partes permanecían en constante lucha, entregadas a una batalla infernal que a menudo la dejaba deshecha, deprimida y exhausta».[Pág. 58]
En cualquier caso, las tres mujeres están muy presentes en la novela y quedan bien retratadas. Hay párrafos y párrafos que nos hablan de la forma de pensar, de sus inquietudes, de sus deseos y miedos, todos ellos dignos de ser subrayados si no fuera porque me niego a violar ni una sola página de una novela.
Pero también eran diferentes a la hora de escribir, y sobre esto la novela también deja constancia. Se nos narra cómo se enfrentaban cada una a las historias que iban escribiendo, o lo que opinaban la una de las novelas de las otras, o lo que ellas volcaban en aquellas hojas que iban rellenando durante las tardes en la tranquilidad de la rectoría, juntas y a la vez a solas, cada una de ellas con sus propia imaginación.
Y respecto a los personajes habría también que destacar a tía Elizabeth y Branwell. La primera fue una mujer a la que las escritoras le debían mucho. Tía Elizabeth era la hermana de María Branwell, a cuya muerte, se hizo cargo de sus hijos. Así, renunció a una vida apacible en Cornualles, donde el tiempo era mucho más benigno y sus días pasaban de manera agradable, para trasladarse a criar unos sobrinos con un padre abatido por la muerte de sus hijas mayores y de su mujer, un viudo triste no muy preparado para hacerse cargo de unos hijos demasiado pequeños aún. Tía Elizabeth no solo cambió su vida en favor de la familia sino que también puso su patrimonio para mantener a flote a la familia. Eso nos hace pensar en una mujer generosa pero a las niñas les hacía falta las caricias, besos y las muestras de cariño que la tía les escatimaba. Aún así, la novela nos deja intuir a una mujer que hizo una gran labor por estas mujeres.
Y en cuanto a Branwell, para mí ha sido uno de los personajes que más sorpresas me ha producido. El único hijo varón de la familia tenía los mismos sueños que sus hermanas pero desaprovechó la oportunidad que la vida le brindaba únicamente por ser un hombre. No llegaremos a conocer su calidad literaria porque creo que nunca llegó a publicar. Simplemente destrozó su vida como bien se explica en la novela y eso afectó muchísimo a una ambiente familiar muy minado en desgracias. Las hermanas, especialmente Emily, intentaron ayudarle pero Branwell parecía haberse abandonado a sí mismo. No sé si muchos sabréis de la existencia de este hermano y de lo que decidió hacer con su vida. A mí desde luego me ha resultado muy curioso saber más al respecto.
Todo ese fuego se estructura en dos partes sin una división por capítulos. La primera lleva por título 16 de julio de 1846 Casa Rectoral de Haworht - Inglaterra, mientras que la segunda simplemente se titula Después. He de confesar que el hecho de que la autora opte por una narración continua, sin valerse de los comunes capítulos aunque sí de divisiones menos abruptas, ha supuesto para mí un pequeño obstáculo. Pienso que a veces la narración requería un respiro, un permitir al lector hacer una pausa prolongada en un punto y final definitivo que diera paso a otro capítulo y dejarlo así asimilar todo lo que había ocurrido previamente. De todas maneras, y pensándolo bien, este estilo tiene la ventaja de que nos obliga a hacer una lectura de repaso a las últimas más páginas antes de retomar la lectura y de esta manera, es como si no se hubiera producido ninguna interrupción.
Aún así, me parece que el estilo de la autora tiene un punto cálido y acogedor que invita a adentrarse en la lectura con suma facilidad. Además ha optado por embellecer aún más la novela incluyendo algunos poemas de las hermanas. Confieso que nunca había leído ningún verso de las Brontë y, aunque me quedo con su narrativa, he decir que son hermosos poemas que, en alguna ocasión, reflejan el torbellino emocional de sus autoras.
En cuanto a los grandes bloques en los que se sustenta la novela, me ha parecido que hay un cambio brutal en cuanto a tono, estilo y ritmo entre una parte y otra. Si la primera tiene la esencia de las novelas, la segunda me ha resultado más cercana a un ensayo, aunque a años luz de esos estudios sesudos y llenos de datos. Tanto es así que si la primera parte me ha gustado mucho, la segunda creo que me ha gustado aún más.
En esa segunda parte, Ángeles Caso mete la directa. Las hermanas Brontë están a punto de publicar sus novelas más famosas y los acontecimientos empiezan a dispararse a mayor velocidad. Nos esperan sorpresas, algunas agradables y otras no tanto, como las muertes de Emily, Anne y Branwell y así llegamos al desenlace más triste posible, el que pone fin a la novela.
La autora concluye con un anexo al que ha titulado Una breve explicación biográfica y bibliográfica donde nos explica qué es realidad y qué ficción y nos invita a descubrir otros libros interesantes que narran la vida de las Brontë.
Pero ¿por qué Ángeles Caso tituló esta novela Todo ese fuego? Busca la respuesta entre las páginas de la novela.
Si habéis leído la reseña hasta aquí, primero, gracias y segundo comprenderéis que está de más recomendaros esta novela.Solo puedo reiteraros lo mucho que he disfrutado leyendo Todo ese fuego y ahora, tras terminar de leer el libro, me paro a pensar en las hermanas Brontë. Donde quiera que estén, deberán sentirse muy dichosas al comprobar que sus novelas perduran en el tiempo y son consideradas importantes exponentes de la literatura de la época. Seguro que somos muchos los lectores que agradecemos a estas mujeres haber nacido con esas almas intrépidas y no dejarse encerrar en la «cárcel invisible de la vida femenina» [pág. 137]de la época.
Agradezco a la editorial el envío del ejemplar.
[Imágenes e ilustraciones tomadas de Google]
Retos:
- Sumando 2015.
Puedes adquirirlo aquí: