Editorial: Espasa.
Fecha publicación: septiembre, 2015.
Nº Páginas: 456
Precio: 21,90 €
Género: Narrativa.
Edición: Tapa dura con sobrecubiertas.
Autor
Juan Manuel de Prada nació en Baracaldo en 1970, aunque pasó su infancia y adolescencia en Zamora. Con su primer libro, Coños (1995), y los relatos de El silencio del patinador (1995, ampliado en 2010) sorprendió a la crítica por su poderosa imaginación y su audaz uso del lenguaje. En 1996 debutó en la novela con la monumental Las máscaras del héroe, con la que obtuvo el Premio Ojo Crítico de Narrativa de RNE. En 1997 recibió el Premio Planeta por La tempestad, que fue traducida a una veintena de idiomas y significó su consagración internacional, después de que la revista The New Yorker lo seleccionara como uno de de los seis escritores más prometedores de Europa. Su tercera novela, Las esquinas del aire (2000), también fue recibida con entusiasmo por los lectores y la crítica, así como Desgarrados y excéntricos (2001). La vida invisible (2003) recibió el Premio Primavera y el Premio Nacional de Narrativa, y con El séptimo velo (2007) se alzó con el Premio Biblioteca Breve y el Premio de la Crítica de Castilla y León. En 2012 publicó Me hallará la muerte y en 2014, en Espasa, Morir bajo tu cielo. Ha obtenido los más prestigiosos reconocimientos del periodismos literario, entre otros los premios Mariano de Cavia o Julio Camba.
Sinopsis
Durante el reinado de Felipe II, dos mujeres -Ana de Mendoza, princesa de Éboli y santa Teresa de Jesús- sostienen una batalla sin cuartel y se abren paso, cada una a su manera, en un mundo que pretende aplastarlas. La primera, en busca del triunfo mundano, trata de alcanzar la supremacía entre los grandes de España; la segunda, en busca de la unión plena con Dios, planta cara al fariseísmo religioso y burla las asechanzas del poder político.
Deseosas ambas de hacer realidad sus anhelos interiores, acabarán enfrentándose cuando Ana de Mendoza requiera a Teresa de Jesús para que funde bajo su patrocinio un convento en Pastrana. A regañadientes, Teresa accederá a los deseos de la princesa, pero no tardarán en saltar chispas...
En El castillo de diamante, Juan Manuel de Prada narra con gran brío y donaire ese enfrentamiento, a la vez que se adentra en el alma de dos mujeres singulares e irreductibles y nos ofrece una visión sorprendente y original de una época en la que las expresiones más variadas de la fe religiosa libraban cortejo y combate con el poder político. Y todo ello con un estilo que bebe en las fuentes de la espiritualidad teresiana, la novela picaresca, el esperpento valleinclanesco y el humor cervantino.
La aventura de la santidad y la disputa por el poder presentadas como una novela de caballerías a lo divino, en una obra que se inscribe en la mejor tradición de la literatura española.
Juan Manuel de Prada nació en Baracaldo en 1970, aunque pasó su infancia y adolescencia en Zamora. Con su primer libro, Coños (1995), y los relatos de El silencio del patinador (1995, ampliado en 2010) sorprendió a la crítica por su poderosa imaginación y su audaz uso del lenguaje. En 1996 debutó en la novela con la monumental Las máscaras del héroe, con la que obtuvo el Premio Ojo Crítico de Narrativa de RNE. En 1997 recibió el Premio Planeta por La tempestad, que fue traducida a una veintena de idiomas y significó su consagración internacional, después de que la revista The New Yorker lo seleccionara como uno de de los seis escritores más prometedores de Europa. Su tercera novela, Las esquinas del aire (2000), también fue recibida con entusiasmo por los lectores y la crítica, así como Desgarrados y excéntricos (2001). La vida invisible (2003) recibió el Premio Primavera y el Premio Nacional de Narrativa, y con El séptimo velo (2007) se alzó con el Premio Biblioteca Breve y el Premio de la Crítica de Castilla y León. En 2012 publicó Me hallará la muerte y en 2014, en Espasa, Morir bajo tu cielo. Ha obtenido los más prestigiosos reconocimientos del periodismos literario, entre otros los premios Mariano de Cavia o Julio Camba.
Sinopsis
Durante el reinado de Felipe II, dos mujeres -Ana de Mendoza, princesa de Éboli y santa Teresa de Jesús- sostienen una batalla sin cuartel y se abren paso, cada una a su manera, en un mundo que pretende aplastarlas. La primera, en busca del triunfo mundano, trata de alcanzar la supremacía entre los grandes de España; la segunda, en busca de la unión plena con Dios, planta cara al fariseísmo religioso y burla las asechanzas del poder político.
Deseosas ambas de hacer realidad sus anhelos interiores, acabarán enfrentándose cuando Ana de Mendoza requiera a Teresa de Jesús para que funde bajo su patrocinio un convento en Pastrana. A regañadientes, Teresa accederá a los deseos de la princesa, pero no tardarán en saltar chispas...
En El castillo de diamante, Juan Manuel de Prada narra con gran brío y donaire ese enfrentamiento, a la vez que se adentra en el alma de dos mujeres singulares e irreductibles y nos ofrece una visión sorprendente y original de una época en la que las expresiones más variadas de la fe religiosa libraban cortejo y combate con el poder político. Y todo ello con un estilo que bebe en las fuentes de la espiritualidad teresiana, la novela picaresca, el esperpento valleinclanesco y el humor cervantino.
La aventura de la santidad y la disputa por el poder presentadas como una novela de caballerías a lo divino, en una obra que se inscribe en la mejor tradición de la literatura española.
[Biografía y sinopsis tomadas directamente del ejemplar]
A veces, diferentes circunstancias en nuestro día a día te conducen a un punto común. En las fechas en las que este libro llegó a casa tenía previsto participar en una visita guiada por mi ciudad, para recorrer los lugares más emblemáticos que tuvieron algo que ver con Santa Teresa de Jesús. Aquella visita, que llevaba por nombre Las moradas de Santa Teresa y que estaba organizada por Engranajes Culturales, nos llevó por calles y plazas, por rincones en los que se nos iba narrando cuándo llegó Santa Teresa a Sevilla y por qué motivo, para culminar el recorrido en el convento de San José del Carmen, también conocido como de las Teresas, que ella misma fundó en esta ciudad. Allí se guardan algunas de sus reliquias. Os dejo un gift fotográfico.
Durante aquella visita fueron múltiples las referencias a la princesa de Éboliy lo que se nos contó avivó mi deseo de saber más. Así pues, y teniendo El castillo de diamante esperando en casa, me dispuse a la lectura en la primera ocasión que se me presentó.
En 1575 la princesa de Éboli, Ana de Mendoza, llega a Sevilla en compañía del secretario del rey Felipe II para declarar en el Tribunal de la Inquisición de dicha ciudad contra santa Teresa de Jesús. De este modo tan punzante comienza el prólogo de esta novela, justo con la declaración de Ana que le lleva a recordar y narrarnos la relación que ambas mujeres tuvieron en el pasado.
Durante aquella visita fueron múltiples las referencias a la princesa de Éboliy lo que se nos contó avivó mi deseo de saber más. Así pues, y teniendo El castillo de diamante esperando en casa, me dispuse a la lectura en la primera ocasión que se me presentó.
En 1575 la princesa de Éboli, Ana de Mendoza, llega a Sevilla en compañía del secretario del rey Felipe II para declarar en el Tribunal de la Inquisición de dicha ciudad contra santa Teresa de Jesús. De este modo tan punzante comienza el prólogo de esta novela, justo con la declaración de Ana que le lleva a recordar y narrarnos la relación que ambas mujeres tuvieron en el pasado.
Así, la primera parte, compuesta de ocho capítulos, arranca en 1562 en la ciudad de Ávila, y se desarrollará entre esta ciudad y Toledo. Teresa sueña con fundar un convento en el barrio de San Roque de la ciudad abulense, considerando que esta empresa era un mandato divino, pero ya desde entonces empezó a toparse con las trabas que le presentaban las capas superiores de su Orden. El convento donde residía por entonces, el de la Encarnación, no reunía las condiciones para la oración que ella consideraba como predilecta: la oración mental; pues los conventos eran más sitios de encuentros furtivos y cortejos que un lugar recogido, a la par que las visitas los convertían en gallineros y sitios de galanteos con las propias monjas. Había monjas preladas, súbditas y doncellas de piso, y frente a ellas Teresa, que ya por su forma favorita de oración era mal vista y se consideraba inapropiada.
En este contexto, Teresa es enviada a Toledo para que sirva de consuelo al dolor de la viudez de doña Luisa de la Cerda, noble de alta cuna y, a la postre, prima de la madre de Ana de Mendoza, esposa por entonces del consejero del rey y príncipe de Éboli, don Ruy Gómez. Aquí es donde se encontrarán las dos mujeres y, desde el primer momento, se establecerá una especial relación entre ellas y marcará la batalla que sostuvieron ya definitivamente: Teresa en su busca incesante de unión plena con Dios, queriendo alejarse de ese mundo de palacios, lujos y alhajas, y Ana en su búsqueda del triunfo mundano, poder terrenal, influencias y riquezas.
Pero con todas sus evidentes diferencias de caracteres y fines últimos en sus objetivos, ambas también tuvieron puntos en común. Eran mujeres que desentonaban en su época, una porque era mujer letrada y cantaba las cuarenta –totalmente fuera de tono y uso para una mujer de entonces-, y otra porque no se limitaba a ser dama cortesana plana, sino que quería estar a la altura de los hombres. Cada una a su manera, se rebelaron del papel que la sociedad les tenía reservado, e intentaron abrirse paso de la mejor manera que pudieron, o les permitieron, en ese mundo hostil y encorsetado.
Ana siempre admiró a Teresa, pues ésta conseguía algo que con todo el poder y mando que poseía la princesa de Éboli nunca alcanzó: esa comunión plena con Dios, ese castillo de diamante que es un refugio para Dios, donde Él mora a sus anchas y sin ataques externos.
Teresa era consciente del afán de mando de Ana, y las estratagemas de ésta para ganársela, tenerla bajo su manto e influencia, llegándole a ofrecer tierras en sus territorios para que fundara convento, conocedora como era de las trabas que tenía la santa para fundar.
Escrito en tercera persona, además de la ya citada, El castillo de diamante consta de dos partes más, que se desarrollan una en 1569 (Toledo y Pastrana), y la otra en 1573 (Madrid, Ávila y Pastrana), finalizando de nuevo en Sevilla con el epílogo, donde cerrando el círculo y volviendo al presente de la trama, Ana de Mendoza continúa con su declaración contra Teresa de Jesús en el Tribunal de la Inquisición. En sus páginas seremos testigos de todos los avatares de Teresa -que además de fundar conventos tenía la gran misión de la reforma de la orden del Carmelo- con su inseparable Isabel de Santo Domingo, antigua criada de doña Luisa de la Cerda que siguió sus pasos, y la acumulación de celos e inquina que Ana iba sintiendo hacia ella.
Y es que tenía la princesa de Éboli material para declarar en su contra. Llegó a ser testigo de una transverberación de la monja, e incluso leyó el libro de su vida, el cual también dio a leer a sus criados traicionándola con lo que más daño le podía hacer. Es paradójico que, tras no irle todo lo bien como hubiera deseado con su patronazgo de conventos y ermitas, finalmente ella misma entrara como monja en el convento de Pastrana, como Ana de la Madre de Dios. Teresa, sin embargo, volvió al convento de donde salió, pero aceptando ser nombrada priora del mismo. Pero mejor no os cuento más. El resultado de las declaraciones de Ana de Mendoza contra santa Teresa de Jesús es algo que habrá que descubrir disfrutando con la lectura de esta joya literaria.
En este punto, hago un aparte porque es emocionante pensar que esta declaración tuvo lugar muy cerca de mi casa: la Inquisición tenía su cuartel general en el Castillo de San Jorge, cuyos restos se pueden visitar hoy en día y que actualmente cobija al Mercado de Abastos del barrio de Triana. Por otro lado, ya os he comentado anteriormente que pocos días antes de embarcarme en la lectura de esta obra, realicé la ruta cultural que antes mencionaba. Me sorprendió mucho comprobar que la relación de Santa Teresa con Sevilla no fue muy positiva. No solamente porque se quejaba del calor asfixiante de esta ciudad que, por entonces, seguro que era mucho más liviano que ahora aunque con sus ropajes se incrementara, sino también porque consideraba que las mujeres sevillanas teníamos el diablo en la mirada. Fue un detalle simpático para las asistentes a la ruta conocer que Santa Teresa nos consideraba mujeres libidinosas.
Pero me gustaría ahora hacer parada en los personajes, que abundan de toda índole y condición en la historia: desde ermitaños y alumbrados de la época, que decían conversar con Dios y criticaban los excesos eclesiales, hasta habitantes del universo cortesano y palaciego, con el telón de fondo de una sociedad en la que la Santa Inquisición era el Gran Hermano siniestro de la época. Así pues, tenemos donde elegir, estando los principales muy bien definidos.
Y refiriéndome ahora al estilo de Juan Manuel de Prada, no puedo sino hacer declaración pública del deleite que es para mí su lectura y su forma de escribir, aunque en reiteradas ocasiones haya que acudir al diccionario para comprender una gran variedad de palabras. Es una obra de alta literatura, con un aire de novela quijotesca en muchos pasajes; reúne novela picaresca y novela de caballerías, y todo con grandes dosis de humor fino y elegante. Sólo hay que citar para esto, en la llaneza de santa Teresa, como era partidaria de comer con las manos y huir del tenedor («rastrillos en miniatura»), y esas cosas tan novedosas como las «horrendas sillas horadadas o cátedras del excremento».
El estilo poético del autor también está presente, en maravillosas frases como «…la primavera que ya se anticipaba en el vestido nupcial de los almendros».
En fin, las horas discurrieron gozosas teniendo el libro entre mis manos, y recomiendo ciegamente su lectura. Esas batallas dialécticas entre ambas, esas continuas pullas que se lanzaban, ¡son un disfrute! Por lo tanto, entenderéis que recomiende encarecidamente la lectura de esta novela, que os sorprenderá con un gran abanico de detalles e información interesante y valiosa. No te la pierdas.
Agradezco a la editorial el envío del ejemplar.
[Algunas ilustraciones e imágenes tomadas de Google]
Retos:
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