Editorial: Tébar Flores.
Fecha publicación: 2015.
Fecha publicación: 2015.
Nº Páginas: 318
Precio: 12,50 €
Precio: 12,50 €
Género: Novela.
Edición: Tapa blanda con solapas.
ISBN: 978-84-7360-523-6
Autor
[Devolví el ejemplar a la biblioteca sin anotar los datos del autor]
Sinopsis
¿Quién no ha sentido escalofríos al ver la imagen de Samara en La Señal (The Ring) o con Damien en La profecía? ¡O cómo olvidar a Caroline frente al televisor en Poltergeist! Género de terror y niños: una interesante combinación que el cine explota con frecuencia, pero con resultados realmente dispares. José Vicente Rojo analiza en Jardín de Infancia: El cine de terror y los niños la presencia y el papel que desempeñan estos pequeños, bien como protagonistas o secundarios, en 44 títulos de todos los tiempos, aportando sinopsis, datos técnicos, análisis de los personajes y su visión de cada una de estas cintas.
Niños diabólicos, endemoniados, médiums, fantasmagóricos, víctimas o simples testigos de extraños sucesos… todo un “jardín de infancia” que los amantes del celuloide pueden rememorar en estas páginas.
Y es que, el Séptimo Arte se ha recreado, desde antes del sonoro, en la infancia, sus pequeñas ilusiones, sus miedos, sus mentiras y, por qué no decirlo, su maldad. Los niños han sido en el cine protagonistas principales en historias de terror, sobrenaturales, psicológicas, de ciencia ficción, transportándonos como nadie a lugares fuera de nuestros estrechos límites.
No hay nada más sobrecogedor y terrorífico en imagen que un niño mirando a la cámara fijamente, perdido, sin palabras… ¿Es malo? ¿Es bueno? ¿Es una víctima o un actor del mal?
Son muchos los ejemplos y películas a lo largo de la historia, en esta ocasión el autor ha seleccionado más de 40 títulos que van desde los años 60 a la actualidad.
Niños diabólicos, endemoniados, médiums, fantasmagóricos, víctimas o simples testigos de extraños sucesos… todo un “jardín de infancia” que los amantes del celuloide pueden rememorar en estas páginas.
Y es que, el Séptimo Arte se ha recreado, desde antes del sonoro, en la infancia, sus pequeñas ilusiones, sus miedos, sus mentiras y, por qué no decirlo, su maldad. Los niños han sido en el cine protagonistas principales en historias de terror, sobrenaturales, psicológicas, de ciencia ficción, transportándonos como nadie a lugares fuera de nuestros estrechos límites.
No hay nada más sobrecogedor y terrorífico en imagen que un niño mirando a la cámara fijamente, perdido, sin palabras… ¿Es malo? ¿Es bueno? ¿Es una víctima o un actor del mal?
Son muchos los ejemplos y películas a lo largo de la historia, en esta ocasión el autor ha seleccionado más de 40 títulos que van desde los años 60 a la actualidad.
[Biografía y sinopsis tomadas directamente del ejemplar]
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Cine, Literatura y Terror, tres elementos fundamentales en mi vida y que se aúnan en este libro encontrado por azar. Jardín de infancia. El cine de terror y los niños es una de esas lecturas idóneas para aquellos que amen el séptimo arte y, más concretamente, para los que disfruten del género del terror. No es lo mismo sentarse a ver una película, de cualquier época, nacionalidad y temática, que hacerlo conociendo algunas cuestiones interesantes más allá del mero argumento. Siempre se disfruta mucho más si conocemos los motivos por los que un director decide rodar una secuencia bajo un ángulo u otro, si sabemos lo que el backstage del filme esconde, las técnicas de rodaje o si entendemos cuáles son los elementos fundamentales que una película tiene que tener para medio garantizar suéxito. De todo ello nos hablan los que saben, los que han visto mucho cine, que lo han analizado, comparado y meditado. En Jardín de infancia. El cine de terror y los niños vamos a encontrar un análisis de cuarenta y cuatro largometrajes, entre las que figuran algunas muy conocidas por todos.
Más de una vez, cuando os he hablado de alguna película de miedo, os he comentado la importancia que tienen los niños en este cine de género. La infancia está fuertemente vinculada a la inocencia, a la candidez, a la ingenuidad,... pero ni siquiera en la realidad es así. La naturaleza del niño puede llegar a esconder un lado oscuro y tenebroso que haría temblar al más valiente y prueba de ello son las numerosas películas que explotan esa vertiente de los más pequeños.¿Es que no puede existir la maldad en el interior de un niño? Nada más lejos de la realidad. Guionistas y directores lo saben y de ahí que no siempre los coloquen como víctimas inocentes sino que, con mucha frecuencia, son el centro de las amenazas.
En Jardin de infancia. El cine de terror y los niños, José Vicente Rojo hace un repaso a las películas más conocidas del género de terror, ya sean antiguas o más modernas, de factura extranjera o española. Como dije antes, el autor analiza un total de cuarenta y cuatro largometrajes (podéis ver la relación aquí) siempre siguiendo la misma estructura: argumento, el papel de los niños en la película, su análisis y la ficha técnica del film. No estamos ante un análisis muy exhaustivo sino que, en su lugar, nos ofrece pinceladas de sus impresiones más inmediatas, si bien es cierto que con algunos largometrajes se explaya más. No obstante, antes de todo ello, encontramos unas páginas iniciales a modo de prólogo en las que se nos hablan de la dualidad del niño, de esa doble vertiente que muestra por un lado dulzura e inocencia y por otro la maldad más ácida. Y es que un niño puede ser terriblemente terrorífico. Bastará la frialdad de una mirada, un comentario cínico, una sonrisa de medio lado para dejar al adulto fuera de combate y estoy convencida de que, todos los que nos gusta este género, guardamos en nuestra memoria el fotograma de algún niño sonriendo maliciosamente a cámara.
Hay un amplio abanico de protagonistas infantiles en las películas de terror. Por un lado están los niños de carne y hueso, que a veces actúan en solitario, o forman una pareja en la que uno es el malo y el otro el bueno, o bien van en manadas guiados por un líder como ocurre en El pueblo de los malditos o Los chicos del maíz. Aparte tendremos también a los niños vampirostanto en largometrajes más antiguos como e otros más modernos y no siempre procedentes de la meca estadounidenses. Y además, en bastantes películas el niño tiene una presencia tan inmaterial que ni siquiera se le vecomo en La semilla del diablo y aún así es el motor de arranque de todo el argumento. Como dice el autor entre las páginas de este libro, a veces nos da más miedo lo que no se ve que lo que sí.De todos modos, hay que reconocer que hay niñosque dan verdaderas lecciones de interpretación a los adultos.
Y por otro tendremos alos niños-fantasmas, esos que murieron en extrañas y trágicas circunstancias, habitantes de casas antiguas, y que utilizan a los nuevos inquilinos para clamar venganza, justicia, o simplemente alcanzar la paz. Aunque no todos tendrán tan buenas intenciones.
Pero más allá de la figura de los infantes, José Vicente Rojo destaca la importancia del guion de algunos largometrajes o critica aquellas películas que abusan de los efectos especiales sin un hilo conductor. Resulta muy interesante asomarse a su mirada crítica y leer sus análisis en los que hace referencia a esas películas que todos llamamos«de culto» y al éxito o fracaso de tantas otras. También aprovechará para repasar la filmografía de los directores y será este aporte una nueva ventana a otros descubrimientos.
Al margen de que no siempre he estado de acuerdo con las opiniones del autor (él valora muy positivamente algunas películas que a mí me parecieron realmente malas), lo mejor de este libro no es únicamente la información que proporciona, como digo, nada abrumadora, sino también ese recuento de tantos largometrajes, entre los que hay algunos de los que yo desconocía su existencia como El otro de Robert Mulligan (1972), El secreto de Joey de Roland Emmerich (1985) o Las dos vidas de Audrey Rose de Robert Wise (1977). He descubierto títulos totalmente nuevos para mí, películas antiguas, o más enfocadas al terror psicológico o aquellas otras cuyo pilar fundamental son los efectos especiales, que me reportarán horas de entretenimiento y me servirán para hablaros de ellas en el blog.
De todos modos, Jardín de infancia. El cine de terror y los niños es un libro que se vuelve imprescindible para los amantes del género y, por otra parte, no es un libro para leer del tirón. Se me ocurre que es mucho mejor leer cada capítulo tras el visionado de la película en cuestión o mejor incluso, leer a José Vicente Rojo justo antes de sentarnos frente a la televisión. De este modo conseguiremos un enfoque diferente, fijarnos en detalles que, en otras circunstancias, nos hubieran pasado por alto.
En Jardin de infancia. El cine de terror y los niños, José Vicente Rojo hace un repaso a las películas más conocidas del género de terror, ya sean antiguas o más modernas, de factura extranjera o española. Como dije antes, el autor analiza un total de cuarenta y cuatro largometrajes (podéis ver la relación aquí) siempre siguiendo la misma estructura: argumento, el papel de los niños en la película, su análisis y la ficha técnica del film. No estamos ante un análisis muy exhaustivo sino que, en su lugar, nos ofrece pinceladas de sus impresiones más inmediatas, si bien es cierto que con algunos largometrajes se explaya más. No obstante, antes de todo ello, encontramos unas páginas iniciales a modo de prólogo en las que se nos hablan de la dualidad del niño, de esa doble vertiente que muestra por un lado dulzura e inocencia y por otro la maldad más ácida. Y es que un niño puede ser terriblemente terrorífico. Bastará la frialdad de una mirada, un comentario cínico, una sonrisa de medio lado para dejar al adulto fuera de combate y estoy convencida de que, todos los que nos gusta este género, guardamos en nuestra memoria el fotograma de algún niño sonriendo maliciosamente a cámara.
Hay un amplio abanico de protagonistas infantiles en las películas de terror. Por un lado están los niños de carne y hueso, que a veces actúan en solitario, o forman una pareja en la que uno es el malo y el otro el bueno, o bien van en manadas guiados por un líder como ocurre en El pueblo de los malditos o Los chicos del maíz. Aparte tendremos también a los niños vampirostanto en largometrajes más antiguos como e otros más modernos y no siempre procedentes de la meca estadounidenses. Y además, en bastantes películas el niño tiene una presencia tan inmaterial que ni siquiera se le vecomo en La semilla del diablo y aún así es el motor de arranque de todo el argumento. Como dice el autor entre las páginas de este libro, a veces nos da más miedo lo que no se ve que lo que sí.De todos modos, hay que reconocer que hay niñosque dan verdaderas lecciones de interpretación a los adultos.
Y por otro tendremos alos niños-fantasmas, esos que murieron en extrañas y trágicas circunstancias, habitantes de casas antiguas, y que utilizan a los nuevos inquilinos para clamar venganza, justicia, o simplemente alcanzar la paz. Aunque no todos tendrán tan buenas intenciones.
Pero más allá de la figura de los infantes, José Vicente Rojo destaca la importancia del guion de algunos largometrajes o critica aquellas películas que abusan de los efectos especiales sin un hilo conductor. Resulta muy interesante asomarse a su mirada crítica y leer sus análisis en los que hace referencia a esas películas que todos llamamos«de culto» y al éxito o fracaso de tantas otras. También aprovechará para repasar la filmografía de los directores y será este aporte una nueva ventana a otros descubrimientos.
Al margen de que no siempre he estado de acuerdo con las opiniones del autor (él valora muy positivamente algunas películas que a mí me parecieron realmente malas), lo mejor de este libro no es únicamente la información que proporciona, como digo, nada abrumadora, sino también ese recuento de tantos largometrajes, entre los que hay algunos de los que yo desconocía su existencia como El otro de Robert Mulligan (1972), El secreto de Joey de Roland Emmerich (1985) o Las dos vidas de Audrey Rose de Robert Wise (1977). He descubierto títulos totalmente nuevos para mí, películas antiguas, o más enfocadas al terror psicológico o aquellas otras cuyo pilar fundamental son los efectos especiales, que me reportarán horas de entretenimiento y me servirán para hablaros de ellas en el blog.
De todos modos, Jardín de infancia. El cine de terror y los niños es un libro que se vuelve imprescindible para los amantes del género y, por otra parte, no es un libro para leer del tirón. Se me ocurre que es mucho mejor leer cada capítulo tras el visionado de la película en cuestión o mejor incluso, leer a José Vicente Rojo justo antes de sentarnos frente a la televisión. De este modo conseguiremos un enfoque diferente, fijarnos en detalles que, en otras circunstancias, nos hubieran pasado por alto.
En definitiva, me ha gustado mucho este libro, casi instructivos que te aclaran un montón de detalles de esas películas que has visto una y otra vez pero que, con las aclaraciones de José Vicente Rojo, consigues apreciar mucho mejor los detalles.
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[Ilustraciones e imágenes tomadas de Google]
Retos:
- Autores de la A a la Z.
- 25 españoles.
- 100 libros
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