Editorial: Espasa.
Fecha publicación: febrero, 2016.
Nº Páginas:600
Precio: 19,90 €
Precio: 19,90 €
Género: Novela.
Edición: Tapa dura con sobrecubiertas.
Autor
Juan Pedro Cosano Alarcón (Jerez, 1960) es titular del bufete jurídico Cosano y Asociados, S. L. P., en Jerez de la Frontera, aunque desarrolla su actividad en todo el territorio nacional.
Es autor de las novelas Hispania y Las muertes pequeñas y del poemario La noche calma y otros poemas. En 2014 recibió el Premio Abogados de Novela por El abogado de pobres. En 2015 publicó Llamé al cielo y no me oyó, nueva entrega de las peripecias de su personaje Pedro de Alemán y Camacho, abogado de pobres.
Está casado y tiene dos hijos, ambos estudiantes de Derecho.
Sinopsis
Una sociedad a punto de cambiar para siempre.
Jerez de la Frontera, años treinta: Beltrán de la Cueva, carismático y ambicioso, heredero de una de las sagas bodegueras más importantes de la ciudad está comprometido con una joven de su clase. Pero en su camino se interpone una pasión inesperada: la que siente por la bellísima Lele Gavilán, una de sus empleadas.
El destino siempre tiene la última palabra.
Lo que podría ser la historia banal del aristócrata que seduce a la joven inocente tiene una deriva que dejará sin aliento al lector: el curso de los acontecimientos dará un giro extraordinario, movido por el viento de la historia y sus dramáticas circunstancias pero, sobre todo, por causa del carácter indomable de Lele.
Un Downton Abbey a la española.
[Biografía y sinopsis tomadas directamente del ejemplar]
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A Juan Pedro Cosano lo conocí el año pasado cuando vino a Sevilla a presentar su novela Llamé al cielo y no me oyó, segunda parte de las aventuras del abogado Pedro de Alemán, al que ya conocimos con El abogado de pobres. Hasta hace una semana, no había leído nada de lo escrito por este autor. No por falta de ganas, quede constancia, sino simplemente porque son tantas las lecturas pendientes que resulta difícil abarcarlas todas. No obstante, cuando llegó a mis manos La fuente de oro, con una cubierta tan hermosa y una sinopsis tan sugerente, no quise dejar de la lado esta lectura, máxime cuando cabía la posibilidad de un nuevo encuentro con el autor que lamentablemente no llegó a forjarse.
La editorial ha llegado a comparar el argumento de esta novela con el de la serie británica Downton Abbey, una confrontación muy tentadora pero, en honor a la verdad, y tras la lectura de la novela,he de decir que no encuentro equiparación posible, más allá de que ambas tramas giran alrededor de una familia, digamos, de rancio abolengo. Para ser justos, La fuente de oro tiene empaque suficiente por sí sola como para no necesitar de parangones de ningún tipo. Yo he disfrutado mucho con esta lectura, la he paladeado y me ha dejado un gratísimo sabor de boca.
La fuente de oro nos hace viajar al Jerez de los años 30, donde conoceremos como principal foco neurálgico a la familia De la Cueva, dueños de las bodegas Beaumont. Tras el fallecimiento del cabeza de familia, el joven Beltrán de la Cueva tendrá que abandonar sus estudios en Madrid para hacerse cargo de las bodegas familiares, no sin antes negociar, empleando malas artes, con el resto de los miembros del Consejo de Administración. Casado con Sonsoles Domecq se convertirá en un importante hombre de negocios.
Por otra lado, conoceremos a Mercedes Gavilán, una joven de familia humilde, que trabaja como doncella en casa de una viuda. Enamorada de un joven lechero, Antonio Barea, se verá injustamente acusada de un robo. Pero un hecho tan denigrante como este dará paso a un cruce de caminos en el que se encontrará con Beltrán de la Cueva.
Con esta escasa información seguro que os hacéis una idea de por dónde van los tiros pero he de advertiros que La fuente de oro no es una novela más de amores prohibidos pero poderosos, que lucharán por salir a la luz a pesar de las convicciones sociales. En esta novela hay todo un universo que no solo se centrará en el amor, sino que tocará otras cuestiones con las que el lector podrá conformar en su mente una imagen bastante realista de una época y un lugar, donde una relación entre Beltrán de la Cueva y Mercedes Gavilán podía ser perfectamente factible.
Juan Pedro Cosano construye así una historia en la que no faltará por supuesto el amor que vendrá acompañado de puñaladas traicioneras, chantajes, venganzas, conspiraciones, amenazas, tragedias openas, más unas cartas con remitente desconocido cuya resolución no me llegó a convencer por completo.La fuente de oro es una novela muy completa que se volverá adictiva en muchos pasajes, con episodios sumamente palpitantes y un desenlace que aunque esperado, no ha supuesto ninguna decepción, más bien lo contrario. Tanto es así que me he quedado con ganas de más, de saber de la vida de los personajes una vez llegados al punto y final.
Coreados por un grupo de personajes de mayor o menor transcendencia, Beltrán y Mercedes serán los principales protagonistas.Él es un joven de una buena familia, heredero de una de las más importantes bodegas de Jerez. Para mí es uno de los personajes que más evolucionan a lo largo de la narración. Si en los primeros capítulos nos toparemos con un joven de vida distendida, mujeriego, alocado, trasnochador e irresponsable, la repentina muerte de su padre lo colocará al frente de un imperio que lo hará madurar a pasos agigantados. Como empresario no parece tener muchos escrúpulos y a veces será un poco cabrón (con perdón) pero sin duda sabrá manejar su negocio con mano diestra a pesar de que nadie apostaba por él. No obstante, Beltrán también cuenta con otra faz, la de un hombre cariñoso, a su modo, con su familia más directa. Será también apasionado y a pesar de tener una economía saneada, no todo en su vida será de color de rosa. El paso de los años y el sufrimiento de ciertas circunstancias lo podrán en una situación difícil en la que no titubeará.
Bajo mi punto de vista, Beltrán de la Cueva es un personaje que encaja bastante bien con un hombre de su época y de su situación. No es tan descabellada su actitud ni su comportamiento, aunque el lector pueda llegar a juzgarlo y a dudar de su sentido de la moral. Opino de la misma manera sobre su esposa Sonsoles Domecq, una mujer dedicada a la crianza de sus hijos y al bienestar de su hogar, aunque para ello tenga que mirar hacia otro lado.
En cuanto a Mercedes Gavilán, conocida como Lele, es un joven de familia humilde, la hija mayor de una ama de casa y un camarero del Casino Jerezano. Muy enamorada de su novio Antonio Barea, un joven lechero con ganas de cambiar el mundo, mide con cautela los pasos que da en su relación. Cuando conoce a Beltrán no quedará impresionada por la riqueza y la desenvoltura de este, pues, prefiere la humildad y la sencillez de los suyos, de su Antonio. De todos modos, algo en el físico de Beltrán la encandilará hipnóticamente. Para mí Lele es una mujer que se debate entre dos aguas. A pesar de tenerlo todo, no consigue encontrar la felicidad, se le escurre entre los dedos, no le gusta la posición en la que la han colocado y para colmo arrastra una profunda pena que solo aliviaría una palabra de perdón.
Lele Gavilán es una mujer fuerte, curtida por las experiencias que ha vivido, cabal y realista, que optará por tomar diversas deciciones en su vida que cambiarán drásticamente el rumbo de los acontecimientos.
Pero no cierro el capítulo de los personajes, muy bien perfilados los principales, sin haceros notar que algunos de los que transitan en la novela traspasan los límites de la ficción. Las bodegas jerezanas han lanzado al mundo importantes figuras del mundo empresarial, apellidos que tan pervivido con el paso de los años y que hoy siguen siendo muy significativos, como González-Byas, Domecq,... Y desde el punto de vista político también asomarán otros tantos en mayor o menor medida.
Otro punto fuerte de la novela es el contexto histórico - social. De la mano de Juan Pedro Cosano vamos a conocer las costumbres y usos de la época, cómo vivían las familias jerezanas más pudientes, la manera en la que eran educados los hijos, así como se ganaban la vida aquellos más humildes. Y paralelamente al desarrollo de la vida de los personajes, asistiremos a diversos acontecimientos históricos que se van produciendo como la dimisión de Primo de Rivera, las reuniones de anarquistas, los altercados callejeros, las huelgas, las negociaciones entre patronos y obreros para mejorar las condiciones salariales y laborales, la quema de iglesias o las contribuciones que los negocios y familias más adineradas tuvieron que hacer en un momento convulso cuando nacen nuevos partidos políticos, supuestamente más afines al pensamiento de las familias de alcurnia. Y ya que la acción se desarrolla a lo largo de diversos años, en ocasiones el autor opta por hacer un resumen del devenir de los acontecimientos algo que me ha clarificado muchísimo el ambiente político que se respiraba en aquellos años. Todo ello es un telón importante que envuelve la trama principal otorgándole credibilidad y solidez.
Juan Pedro Cosano construye así una historia en la que no faltará por supuesto el amor que vendrá acompañado de puñaladas traicioneras, chantajes, venganzas, conspiraciones, amenazas, tragedias openas, más unas cartas con remitente desconocido cuya resolución no me llegó a convencer por completo.La fuente de oro es una novela muy completa que se volverá adictiva en muchos pasajes, con episodios sumamente palpitantes y un desenlace que aunque esperado, no ha supuesto ninguna decepción, más bien lo contrario. Tanto es así que me he quedado con ganas de más, de saber de la vida de los personajes una vez llegados al punto y final.
Coreados por un grupo de personajes de mayor o menor transcendencia, Beltrán y Mercedes serán los principales protagonistas.Él es un joven de una buena familia, heredero de una de las más importantes bodegas de Jerez. Para mí es uno de los personajes que más evolucionan a lo largo de la narración. Si en los primeros capítulos nos toparemos con un joven de vida distendida, mujeriego, alocado, trasnochador e irresponsable, la repentina muerte de su padre lo colocará al frente de un imperio que lo hará madurar a pasos agigantados. Como empresario no parece tener muchos escrúpulos y a veces será un poco cabrón (con perdón) pero sin duda sabrá manejar su negocio con mano diestra a pesar de que nadie apostaba por él. No obstante, Beltrán también cuenta con otra faz, la de un hombre cariñoso, a su modo, con su familia más directa. Será también apasionado y a pesar de tener una economía saneada, no todo en su vida será de color de rosa. El paso de los años y el sufrimiento de ciertas circunstancias lo podrán en una situación difícil en la que no titubeará.
Bajo mi punto de vista, Beltrán de la Cueva es un personaje que encaja bastante bien con un hombre de su época y de su situación. No es tan descabellada su actitud ni su comportamiento, aunque el lector pueda llegar a juzgarlo y a dudar de su sentido de la moral. Opino de la misma manera sobre su esposa Sonsoles Domecq, una mujer dedicada a la crianza de sus hijos y al bienestar de su hogar, aunque para ello tenga que mirar hacia otro lado.
En cuanto a Mercedes Gavilán, conocida como Lele, es un joven de familia humilde, la hija mayor de una ama de casa y un camarero del Casino Jerezano. Muy enamorada de su novio Antonio Barea, un joven lechero con ganas de cambiar el mundo, mide con cautela los pasos que da en su relación. Cuando conoce a Beltrán no quedará impresionada por la riqueza y la desenvoltura de este, pues, prefiere la humildad y la sencillez de los suyos, de su Antonio. De todos modos, algo en el físico de Beltrán la encandilará hipnóticamente. Para mí Lele es una mujer que se debate entre dos aguas. A pesar de tenerlo todo, no consigue encontrar la felicidad, se le escurre entre los dedos, no le gusta la posición en la que la han colocado y para colmo arrastra una profunda pena que solo aliviaría una palabra de perdón.
Lele Gavilán es una mujer fuerte, curtida por las experiencias que ha vivido, cabal y realista, que optará por tomar diversas deciciones en su vida que cambiarán drásticamente el rumbo de los acontecimientos.
Pero no cierro el capítulo de los personajes, muy bien perfilados los principales, sin haceros notar que algunos de los que transitan en la novela traspasan los límites de la ficción. Las bodegas jerezanas han lanzado al mundo importantes figuras del mundo empresarial, apellidos que tan pervivido con el paso de los años y que hoy siguen siendo muy significativos, como González-Byas, Domecq,... Y desde el punto de vista político también asomarán otros tantos en mayor o menor medida.
Otro punto fuerte de la novela es el contexto histórico - social. De la mano de Juan Pedro Cosano vamos a conocer las costumbres y usos de la época, cómo vivían las familias jerezanas más pudientes, la manera en la que eran educados los hijos, así como se ganaban la vida aquellos más humildes. Y paralelamente al desarrollo de la vida de los personajes, asistiremos a diversos acontecimientos históricos que se van produciendo como la dimisión de Primo de Rivera, las reuniones de anarquistas, los altercados callejeros, las huelgas, las negociaciones entre patronos y obreros para mejorar las condiciones salariales y laborales, la quema de iglesias o las contribuciones que los negocios y familias más adineradas tuvieron que hacer en un momento convulso cuando nacen nuevos partidos políticos, supuestamente más afines al pensamiento de las familias de alcurnia. Y ya que la acción se desarrolla a lo largo de diversos años, en ocasiones el autor opta por hacer un resumen del devenir de los acontecimientos algo que me ha clarificado muchísimo el ambiente político que se respiraba en aquellos años. Todo ello es un telón importante que envuelve la trama principal otorgándole credibilidad y solidez.
Aunque la acción se desplaza momentáneamente a Gibraltar, Sevilla o Madrid, Jerez será el principal de los escenarios. Son tantos los detalles que se dan de la ciudad, de sus calles y plazas, de sus rincones,... que apetece pararse un poco más y buscar imágenes de todos los lugares que se mencionan en la novela: el Casino Nacional o el Jerezano, la calle Francos, el Teatro Villamarta,... Así mismo, sentiremos de manera casi visual la calidez del sol, la intensidad de la luz, los olores y el calor de la tierra. Y mención aparte merece también su industria, el cultivo de la vides, la elaboración y exportación de los buenos vinos de Jerez o incluso la rivalidad existente entre una bodega y otra, una parte de la que he disfrutado muchísimo pues me apasiona el mundo vinícola, los tipos de uva, el bouquet de los caldos,... Tanto es así que, de haberse producido un encuentro con el autor, no me hubiera marchado sin la recomendación de un buen vino jerezano.
En cuanto al estilo del autor,confieso que inicialmente me abrumó un abundante uso descriptivo, con párrafos cargados de adjetivos, que me impidió amoldarme bien a la historia pero esto fue solo cuestión de unas cuantas primeras páginas e imagino que con la intención de asentar las bases del argumento. Una vez pasado ese ligero escollo, la narración comenzó a fluir de un modo disparado, metiéndome de lleno en la trama que cada vez me tenía más enganchada.
La prosa de Juan Pedro Cosano brilla por el uso de un léxico rico y elegante. Palabras como «anubarrar» o «entelerido», entre otras muchísimas más, dejan patente la riqueza de un castellano que cada vez vapuleamos más. El uso de este tipo de términos engalana la narración, de finura, belleza, prestancia. Sinceramente me ha gustado muchísimo la forma de narrar de Cosano.
La fuente de oro está estructurada en cuatro partes que transcurren en diferentes contextos temporales, desde 1929 a 1940, pero intercalando algunos saltos en el tiempo. Compuesta con cuarenta y ocho capítulos, algunos de los cuales terminan en un punto tan crucial de la historia que nos obliga sin remedio a seguir con la lectura. Por otra parte, la narración cuenta con importantes giros argumentales que nos dejarán sin habla.
Llegados a este punto, os podréis imaginar que he disfrutado una enormidad con la lectura de La fuente de oro, una novela que contiene diversos elementos que la hacen sumamente atractiva. Desde aquí no puedo más que recomendárosla. Vais a disfrutar.
En cuanto al estilo del autor,confieso que inicialmente me abrumó un abundante uso descriptivo, con párrafos cargados de adjetivos, que me impidió amoldarme bien a la historia pero esto fue solo cuestión de unas cuantas primeras páginas e imagino que con la intención de asentar las bases del argumento. Una vez pasado ese ligero escollo, la narración comenzó a fluir de un modo disparado, metiéndome de lleno en la trama que cada vez me tenía más enganchada.
La prosa de Juan Pedro Cosano brilla por el uso de un léxico rico y elegante. Palabras como «anubarrar» o «entelerido», entre otras muchísimas más, dejan patente la riqueza de un castellano que cada vez vapuleamos más. El uso de este tipo de términos engalana la narración, de finura, belleza, prestancia. Sinceramente me ha gustado muchísimo la forma de narrar de Cosano.
La fuente de oro está estructurada en cuatro partes que transcurren en diferentes contextos temporales, desde 1929 a 1940, pero intercalando algunos saltos en el tiempo. Compuesta con cuarenta y ocho capítulos, algunos de los cuales terminan en un punto tan crucial de la historia que nos obliga sin remedio a seguir con la lectura. Por otra parte, la narración cuenta con importantes giros argumentales que nos dejarán sin habla.
Llegados a este punto, os podréis imaginar que he disfrutado una enormidad con la lectura de La fuente de oro, una novela que contiene diversos elementos que la hacen sumamente atractiva. Desde aquí no puedo más que recomendárosla. Vais a disfrutar.
[Ilustraciones e imágenes tomadas de Google]
Retos:
- Autores de la A a la Z
- 25 españoles
- Ciudades
- 100 libros
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