Editorial: Alfaguara.
Fecha publicación: mayo, 2016.
Fecha publicación: mayo, 2016.
Nº Páginas: 400
Precio: 19,90 €
Precio: 19,90 €
Género: Relato.
Edición: Tapa blanda con solapas.
Autor
Pierre Lemaitre nació en París en 1951. Antes de ganar el Premio Goncourt 2013 con su novela Nos vemos allá arriba, ya era escritor de renombre en el género de la novela policiaca. Con Iréne (2006), su primer thriller, recibió el Premio a la Primera Novela Policiaca del Festival de Cine Policiaco de Cognac, e inició la serie protagonizada por el inspector Camille Verhoeven, que incluye Alex (2011, ganadora del Crime Writers Association International Dagger Award 2013 junto a Fred Vargas y del Premio de Lectores de Novela Negra de Livre de Poche 2012, seleccionada para el RUSA Reading List Horror Award y uno de los libros del año según el Financial Times, que se halla en curso de adaptación al cine por James B. Harris, con guion del propio Lemaitre), Rosy & John (2012) y Camille (2012) - todas ellas de próxima publicación por Alfaguara-.
Fuera de la serie llegaron, con una extraordinaria recepción por parte del público y de la crítica, Vestido de novia (Alfaguara, 2014) - Premio del Salon du Polar 2009, que está siendo adaptada al cine - y Ejecutivos negros (2010). Pierre Lemaitre es también guionista de ficción y de series de televisión y ha sido profesor de literatura francesa y norteamericana. Además del Goncourt y del Dagger Award, ha obtenido el Premio de Novela Negra Europea, el Premio a la Mejor Novela Francesa 2013 de la revista Lire, el Premio Roman France Télévisions y el Premio de los Libreros de Nancy-Le Point, y su obra, con más de medio millón de lectores, está siendo traducida a dieciocho idiomas.
Sinopsis
El comandante Camille Verhoeven vive la vida perfecta: está casado con la maravillosa Irène, con la que espera su primer hijo. Pero su felicidad se resquebraja tras un asesinao inusualmente salvaje. Desde que la noticia se hace pública, la prensa lo acecha y cada uno de sus movimientos se conviert en noticia de portada.
Verhoeven descubre que el asesino ha matado antes. Cada uno de sus crímenes parece rendir homenaje a una novela negra clásica, por lo que los periodistas se apresuran a dalre un sobrenombre: "El Novelista". Quienes pueden ayudar a encontrarlo se suman a la lista de sospechosos: un librero y un profesor universitario expertos en novela negra. La investigación se convierte así en un duelo intelectural, y en una aterradora carrera contra el reloj.
[Biografía y sinopsis tomadas del ejemplar]
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Como me apunto a un bombardeo sin casco me cuesta mucho resistirme a las múltiples lecturas conjuntas con las que se inunda la blogosfera. En este caso, Tatty de El universo entre libros y Laura de El templo de la lectura organizaban una lectura alrededor de una de las novelas de Pierre Lemaitre, Iréne, con la que se inicia una saga policiaca que tiene como protagonista al comandante Camille Verhoeven.
De Pierre Lemaitre ya había oído hablar. Su novela Vestido de novia me había tentado poderosamente y lo sigue haciendo, pero cuando se me presentó la oportunidad de estrenarme con el autor francés no me lo pensé mucho. Por suerte, los hados quisieron favorecerme y fui una de las afortunadas en ganar un ejemplar que llegó a casa en muy poco tiempo. Y por tener que atender otros compromisos previos, comencé la lectura conjunta un poco más tarde que el resto de participantes pero los comentarios que me iban llegando a través de twitter con el hastag #Iréne me adelantaban lo que podía encontrarme. Confieso que las primeras impresiones no podían ser más alentadoras. De hecho, estaba deseando acabar con mis compromisos y ponerme a leer, así que, cuando al fin pude empezar, lo hice con mucho ímpetu. Lamentablemente he sufrido algún que otro pequeño altibajo pero paso a comentaros con detalle.
En Irène conoceremos a Camille Verhoeven, comandante de la Brigada Criminal parisina, que en el plano personal es un hombre peculiar en cuanto al físico, casado con Irène y a punto de ser padre. En el terreno laboral se le presenta una investigación complicada. La aparición de los cuerpos de dos mujeres, totalmente troceados, en el interior de un loft componen una escena dantesca, un baño de sangre, que pondrá a prueba los nervios de acero de los agentes más curtidos. Este crimen será el arranque de esta novela que tiene su pizca de metaliteratura. La investigación conducirá a Camille por distintos derroteros. Encontrará el nexo común que une este crimen con otros pasados y futuros, que no será más que la propia literatura. El asesinado, que firma sus obras con una falsa huella digital, ha optado por recrear diversos asesinatos que se recogen en las novelas policiacas más clásicas de todos los tiempos, de ahí que la prensa lo haya apodado «El Novelista», y para esclarecer los hechos, Camille se valdrá de los conocimientos de un profesor universitario y un librero. A las complicaciones propias del caso se unirán los obstáculos que el comandante encontrará con la prensa o las reprimendas que recibirá de la jueza encargada del caso por saltarse los protocolos.
¿Qué hace a Irène diferente de otras novelas policiacas? En primer lugar, creo que es sumamente original todo ese componente metaliterario sobre el que los asesinatos se asientan. Novelas de Bret Easton Ellis, William Mcilvanney o James Ellroy, como La Dalia Negra, serán mencionadas con frecuencia, de las que incluso se hace hasta casi un crítica literaria y eso, en mi caso al menos, incita a indagar más, a colocar otros libros en la lista de lecturas futuras. Que un libro te lleve a otro no es más que un regalo para el lector.
¿Qué hace a Irène diferente de otras novelas policiacas? En primer lugar, creo que es sumamente original todo ese componente metaliterario sobre el que los asesinatos se asientan. Novelas de Bret Easton Ellis, William Mcilvanney o James Ellroy, como La Dalia Negra, serán mencionadas con frecuencia, de las que incluso se hace hasta casi un crítica literaria y eso, en mi caso al menos, incita a indagar más, a colocar otros libros en la lista de lecturas futuras. Que un libro te lleve a otro no es más que un regalo para el lector.
Por otro lado, creo que Lemaitre juega una baza importante al titular su novela bajo el nombre de Iréne. Antes comenté que el comandante Verhoeven está casado y espera ser padre en breve. Su esposa es la propia Iréney eso nos hace pensar que ese personaje, supuestamente tan al margen de la faceta profesional del protagonista, va a jugar un papel preponderante en la trama pero, ¿cuál?¿Por qué el autor ha decidido titular así su novela? ¿Qué rol va a jugar la esposa, encima embarazada, en todo este entramado de sangre y muerte? Obviamente habrá una justificación y reconozco que me quebré muchísimo la cabeza, pergeñando las teorías más barrocas y surrealistas, con tal de adelantarme al desenlace. Averiguar el motivo de este enigma es lo que ha mantenido mi curiosidad al alza.
¿Y qué es lo que menos me ha gustado?Iréne es una de esas novelas negra en las que la trama no solamente es de índole policiaco. Existen novelas negras a cuyos protagonistas nos acercamos desde diversos ángulos. En el terreno profesional lo veremos moverse por la jefaturas, los despachos, las salas de los forenses, hablar e interactuar con los compañeros, realizar interrogatorios,... pero los autores, en su deseo de construir personajes con una vida lo más verosímil posible, también nos acercan a su terreno personal y esto es muy de agradecer. En Irène ocurre tal que así pero en alguna ocasión me ha parecido que el autor ahonda excesivamente en el terreno personal de algunos personajes secundarios. Entiendo que sea fundamental conocer el trasfondo de los protagonistas, tanto de los buenos como de los malos, en el caso de las novelas negras, porque el lector necesita imaginarse al personaje principal y más aún, entenderlo. Pero en Irène me he encontrado con algún capítulo que hace mucho hincapié en algún compañero de trabajo del comandante, en el tipo de familia de la que procede, en la manera en la que llega a convertirse en policía,... Creí que toda la información que nos ofrecía me sería de utilidad después pero no, en realidad no era más que para dibujar al personaje con mucha exactitud y precisión. Sinceramente, me hubiera valido con unas cuantas pinceladas menos para hacerme una idea bastante precisa de su personalidad y conocer quién en su equipo tiene un origen menos humilde, quién es un mujeriego o quién acarrea algún vicio.
Pero que ya que hablo de los personajes, es el momento de concretaros algo más sobre Camille Verhoeven. Lo mismo que he dicho antes que bucear mucho en los personajes secundarios me ha sobrado, tengo que reconocer que toda la información que se nos ofrece sobre Camille me ha parecido muy enriquecedora para conectar con el personaje.
Pierre Lemaitre rompe moldes. Quizá no sea el primer autor que lo haya hecho, seguramente no, pero se agradece muchísimo que de vez en cuando nos alejemos del prototipo de inspector de policía. Para empezar, algo muy llamativo es su físico. Camille se aleja totalmente de la imagen que tenemos en nuestra cabeza, la de un inspector que mira a la muerte cara a cara cada día, un hombre con un porte robusto y fuerte que tiene que enfrentarse diariamente con maleantes y asesinos. No. Camille no mide más de un metro cincuenta de estatura, consecuencia de la adicción de su madre al tabaco durante el embarazo. Este dato nos será revelado en los capítulos iniciales y servirán para exponer sobre la mesa qué tipo de infancia tuvo el comandante, cómo era el matrimonio de sus padres y la relación que unía a estos tres miembros de la familia. En el fondo, con este preámbulo creo que Lemaitre pretende que el lector vea en qué tipo de hombre se ha convertido ese niño que se sentía un tanto solo y, por curioso que parezca, un poco apartado de la médula familiar, con una madre artista y famosa y un padre que solo tenía ojos para ella. A veces da la sensación que Camille vive aferrado a un pasado del que saca ciertas enseñanzas que proyecta en su presente, junto a su esposa Irène, a la que adora, comprensiva con la labor de su marido que lo aparta durante muchas horas del hogar. Y a pesar de la conformidad de su esposa, Camille siente cierta culpabilidad y eso lo humaniza muchísimo.
Pierre Lemaitre rompe moldes. Quizá no sea el primer autor que lo haya hecho, seguramente no, pero se agradece muchísimo que de vez en cuando nos alejemos del prototipo de inspector de policía. Para empezar, algo muy llamativo es su físico. Camille se aleja totalmente de la imagen que tenemos en nuestra cabeza, la de un inspector que mira a la muerte cara a cara cada día, un hombre con un porte robusto y fuerte que tiene que enfrentarse diariamente con maleantes y asesinos. No. Camille no mide más de un metro cincuenta de estatura, consecuencia de la adicción de su madre al tabaco durante el embarazo. Este dato nos será revelado en los capítulos iniciales y servirán para exponer sobre la mesa qué tipo de infancia tuvo el comandante, cómo era el matrimonio de sus padres y la relación que unía a estos tres miembros de la familia. En el fondo, con este preámbulo creo que Lemaitre pretende que el lector vea en qué tipo de hombre se ha convertido ese niño que se sentía un tanto solo y, por curioso que parezca, un poco apartado de la médula familiar, con una madre artista y famosa y un padre que solo tenía ojos para ella. A veces da la sensación que Camille vive aferrado a un pasado del que saca ciertas enseñanzas que proyecta en su presente, junto a su esposa Irène, a la que adora, comprensiva con la labor de su marido que lo aparta durante muchas horas del hogar. Y a pesar de la conformidad de su esposa, Camille siente cierta culpabilidad y eso lo humaniza muchísimo.
Irène está escrita en tercera persona por un narrador omnisciente. Sé que hablar de la estructura de una novela no siempre aporta información de valor pero en este caso está más que justificado pues Irène se sustenta sobre dos pilares, dos bloques claramente diferenciados que ayudan a aumentar el suspense, permitiendo que la novela gane en ritmo y vertiginosidad a la vez que nos vamos acercando al desenlace. La primera parte cuenta con un total de dieciocho capítulos de corta longitud - cada uno correspondiendo a un día del calendario entre el 7 y el 24 de abril de 2003, y que a su vez se dividen en pequeñas secciones numeradas. A este respecto he de decir que no logro entender el motivo por el que el autor subdivide los capítulos pues en algunas ocasiones son secciones tan breves que no ocurre nada digno de mención y además tiene un cierto tinte telegráfico. A veces me daba la sensación de asistir una conversación telefónica que se entrecortaba constantemente.
En cuanto a la segunda parte, esas indicaciones temporales con las que contaba la primera desaparecen por completo, principalmente porque lo que se narra en este bloque son los acontecimientos que tienen lugar durante una franja horaria durante el 25 de abril de 2003. En realidad, esto es lo de menos. Lo más importante de esta segunda parte, que además servirá para explicar por qué Lemaitre titula la novela con el nombre de Irène, será la pregunta que el lector se planteará. ¿Qué hemos estado leyendo hasta este momento? ¿Qué tienen de realidad o de ficción los hechos narrados hasta este punto? Me ha parecido brillante por parte del autor el juego que nos plantea, un juego en el que no eres consciente de ser una ficha más. No quiero desvelar muchos más datos pero me ha noqueado todo lo que se desvela en esa parte final, que además vendrá seguida por un epílogo datado el 26 de abril del mismo año mencionado.
En cuanto a la segunda parte, esas indicaciones temporales con las que contaba la primera desaparecen por completo, principalmente porque lo que se narra en este bloque son los acontecimientos que tienen lugar durante una franja horaria durante el 25 de abril de 2003. En realidad, esto es lo de menos. Lo más importante de esta segunda parte, que además servirá para explicar por qué Lemaitre titula la novela con el nombre de Irène, será la pregunta que el lector se planteará. ¿Qué hemos estado leyendo hasta este momento? ¿Qué tienen de realidad o de ficción los hechos narrados hasta este punto? Me ha parecido brillante por parte del autor el juego que nos plantea, un juego en el que no eres consciente de ser una ficha más. No quiero desvelar muchos más datos pero me ha noqueado todo lo que se desvela en esa parte final, que además vendrá seguida por un epílogo datado el 26 de abril del mismo año mencionado.
Todo lo que se narra en esta segunda parte adquiere mucha más velocidad. Si los capítulos precedentes no me resultaron adictivos, confieso que las cincuenta páginas finales hay que leerlas de una atacada porque vas a estar tan enganchado que no podrás dejar la lectura para ¿después de cenar?, ¿para el próximo fin de semana?, ¿para mañana? No, deja lo que estés haciendo y termínalo. Al llegar al final tendrás que volver a releer un desenlace que te dejará sin habla.
En cuanto al estilo, Pierre Lemaitre es sumamente descriptivo, especialmente cuando tiene que recrear las escenas del crimen. Es minucioso a la hora de describir la mutilación de los cuerpos, la sangre que salpica aquí y allá, el olor que lo inunda todo, el silencio que flota en el ambiente cuando lo más habitual es que los agentes, acostumbrados a escenas sangrientas, comenten banalidades mientras realizan su trabajo. Con todo ello el autor pretende hacernos entender la brutalidad de los asesinatos cometidos y transmitir la sensación tan desagradable que se desprende de ellos. No me ha supuesto un gran problema leer ciertas líneas pero creo que intenta convertir al lector en un espectador más y de ahí que se preste a tal nivel de detalle.
Como habréis podido comprobar, Irène ha sido una buena lectura negra. Más allá de esas escenas telegráficas y algún exceso en lo que a personajes secundarios se refiere, me ha gustado conocer al comandante Verhoeven y comprobar, que no hace falta ser «un gran hombre» para moverse con soltura en el terreno policiaco. Cierto es que no he apreciado un ritmo vertiginoso hasta esa segunda parte uno de los motivos más sólidos para recomendaros la lectura.
Y antes de marcharme, os decía al principio que Irène es el inicio de una saga policiaca seguida por cuatro entregas más, Alex, Rossy & John y Camille,que cierra la tetralogía, de momento. No tenía ni idea pero, leyendo aquí y allá, me entero que la primera novela de esta saga que ve la luz en España es Alex, ¡bravo! Que un escritor escriba un número de novelas en un orden y no se respete a la hora de publicar me parece un atentado contra su trabajo. Y sí, nos podemos agarrar a que son entregas independientes, que el lector no tiene que sentirse esclavizado a un orden concreto. Mirad, no sé vosotros, pero a mí, como lectora, ese argumento no me convence. He leído sagas saltándome el orden, como la de Andrea Camilleri, o bien comenzando por la segunda o la tercera, y aunque con posterioridad leas las anteriores o te pongas al día, para mí no es igual. Por poca información que un autor quiera traspasar de una entrega a otra, siempre hay detalles, en algunos casos bastante importantes, que son necesarios conocer para continuar con la lectura, así que no, gracias. Así que, yo prefiero siempre empezar por la primera y así os lo recomiendo. Por suerte, muy pronto leeré Alex porque la diosa fortuna me ha vuelto a tocar con su varita mágica y ya estoy deseando que llegue a casa.
Y como me ha parecido magnífica la cita con la que se abre el libro, porque es para reflexionar, os la dejo aquí:
Como habréis podido comprobar, Irène ha sido una buena lectura negra. Más allá de esas escenas telegráficas y algún exceso en lo que a personajes secundarios se refiere, me ha gustado conocer al comandante Verhoeven y comprobar, que no hace falta ser «un gran hombre» para moverse con soltura en el terreno policiaco. Cierto es que no he apreciado un ritmo vertiginoso hasta esa segunda parte uno de los motivos más sólidos para recomendaros la lectura.
Y antes de marcharme, os decía al principio que Irène es el inicio de una saga policiaca seguida por cuatro entregas más, Alex, Rossy & John y Camille,que cierra la tetralogía, de momento. No tenía ni idea pero, leyendo aquí y allá, me entero que la primera novela de esta saga que ve la luz en España es Alex, ¡bravo! Que un escritor escriba un número de novelas en un orden y no se respete a la hora de publicar me parece un atentado contra su trabajo. Y sí, nos podemos agarrar a que son entregas independientes, que el lector no tiene que sentirse esclavizado a un orden concreto. Mirad, no sé vosotros, pero a mí, como lectora, ese argumento no me convence. He leído sagas saltándome el orden, como la de Andrea Camilleri, o bien comenzando por la segunda o la tercera, y aunque con posterioridad leas las anteriores o te pongas al día, para mí no es igual. Por poca información que un autor quiera traspasar de una entrega a otra, siempre hay detalles, en algunos casos bastante importantes, que son necesarios conocer para continuar con la lectura, así que no, gracias. Así que, yo prefiero siempre empezar por la primera y así os lo recomiendo. Por suerte, muy pronto leeré Alex porque la diosa fortuna me ha vuelto a tocar con su varita mágica y ya estoy deseando que llegue a casa.
Y como me ha parecido magnífica la cita con la que se abre el libro, porque es para reflexionar, os la dejo aquí:
«El escritor es una persona que encadena citas quitando las comillas». Roland Barthes