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ARRUGAS (ANIMACIÓN - 2011).

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Año: 2011.

Nacionalidad: Española.

Director: Ignacio Ferreras.

Reparto: Animación.

Género: Animación. Drama.

Premios: Entre otros, 2 Goyas  (Mejor Película de Animación y Mejor Guión Adaptado)

Sinopsis: Emilio y Miguel, dos ancianos recluidos en un geriátrico se hacen amigos. Emilio, que padece un principio de Alzheimer, cuenta inmediatamente con la ayuda de Miguel y otros compañeros que tratarán de evitar que vaya a parar a la planta de los desahuciados. Su disparatado plan tiñe de humor y ternura el tedioso día a día de la residencia, pues para ellos acaba de empezar una nueva vida. Largometraje de animación 2D para adultos, basado en el cómic homónimo de Paco Roca (Premio Nacional de Cómic 2008).




[Información facilitada por Filmaffinity]


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Ayer os hablaba del encuentro que tuve con Isaac Rosa, autor de una novela gráfica que aborda un tema muy delicado en los tiempos actuales, los desahucios. La redacción del post de ayer me condujo a recordar otras novelas gráficas que me habían gustado muchísimo y que también tocan temas muy complicados. Recordé Arrugas de Paco Roca, un libro que su autor escribió cuando, entre otros motivos, el padre de un amigo enfermó de Alzheimer. La novela data de 2007 mientras que su adaptación al cine es de unos pocos años después, galardonada, en 2012 con un Goya a la Mejor Película de Animación. Fue entonces cuando la conocí. 

Es ley de vida que los padres se hagan mayores. En cierto sentido el ser humano regresa a un incuestionable estado de infancia cuando alcanzamos la vejez. Por regla general, dejamos de valernos por nosotros mismos, necesitamos ayuda incluso para las necesidades más básicas y, en ocasiones y por desgracia, nuestra mente parece que se marcha de vacaciones. No resulta fácil para nuestros padres ver cómo se van deteriorando poco a poco pero igual de difícil es para los hijos asistir a ese proceso natural.

Arrugas narra el deterioro de un padre. Emilio, antiguo director de banco ya jubilado, comienza a perder la cabeza y a confundir las cosas. Aquejado de principio de Alzheimer, su único hijo, casado y padre de un niño pequeño, no puede hacerse cargo de él. La solución pasa por ingresar a Emilio en una residencia de ancianos donde entablará amistad con otros abuelos y abuelas. Los primeros instantes serán difíciles. Habituarse a un nuevo lugar, a nuevos rostros..., mientras te despides de tu familia resulta ser un mal trago. Nuestro Emilio recordará entonces su primer día de colegio cuando, al entrar en el aula, todas las miradas se clavaron en él. Sintió miedo e incertidumbre, las dos mismas emociones que siente al cruzar el umbral de la residencia. 

Emilio comienza así una nueva etapa de su vida, la última tal vez, el último escalón y lo hará rodeado de personas a las que no conoce. Su compañero de habitación, Miguel, hará todo lo posible por velar por su tranquilidad y junto a él otros tantos personajes como Doña Sol que se pasa el día buscando un teléfono para llamar a sus hijos y que pasen a recogerla, Antonia que va rapiñando todo lo que los demás dejan en las comidas, o Modesto y Dolores, un matrimonio unido hasta el final.




Estos abuelos, mientras ven pasar los días, esperan la llegada de un familiar que les alegre la existencia, siempre temerosos de ver sillas vacías en la mesa en la que se sientan a comer con el resto de ancianos, siempre asustados por desconocer qué ocurre en la planta de arriba, por qué no los dejan subir. A Emilio le asusta la incertidumbre, ese temor que se inicia en el primer escalón del tramo que conduce a la planta superior y desde donde, a veces, bajan voces inquietantes. 

Arrugas es un largometraje muy conmovedor. No se excede con la sensiblería ni se aprovechará de la debilidad del espectador para arrancarle lágrimas, pero sin duda te afectará porque será inevitable pensar en tus propios padres o incluso pensar en ti mismo, cuando te llegue el momento de encarar la recta final.

Sé que ver una película de estas características, por muy de animación que sea, no es plato de buen gusto para todos pero el tratamiento que se hace sobre la enfermedad o sobre los abuelos que viven en contra de su voluntad en un geriátrico es digno de tener en cuenta. 

Emilio se ve resignado a una decisión que no ha tomado él mismo. Aún así intentará amoldarse pero lo que ve a su alrededor le desagrada y le desanima a partes iguales. No solamente está en un entorno desconocido sino que también comprobará que la enfermedad ha hecho mella en él y eso le asusta. En algún momento pensaremos que ha tomado el camino de en medio y temeremos por él. 

Miguel es el contrapunto. Un hombre de origen argentino que jamás se ha casado ni tiene hijos, al menos que él sepa, vive en la residencia por decisión propia. Quizá nos resultará inicialmente un personaje irritante y desvergonzado pero Miguel oculta un secreto, una intención que nos robará el corazón y que nos conducirá a un desenlace donde las emociones terminarán por desbordarse.

El resto de personajes es igualmente tierno. Abuelos o abuelas que se pasan el día dormitando frente al televisor o a los que se les intenta distraer y mantener activos sin ningún resultado positivo



En cuanto a la visión que se da de los centros para mayores no resulta muy amable. Se da a entender que las instalaciones son simplemente una fachada de cara a las instituciones pero que, en realidad, estos abuelos tienen una vida anodina y demasiado lánguida, sometidos a unas rutinas y unos horarios que los atontan. Eso sí, el personal, tanto los doctores como los enfermeros y auxiliares, tratan a sus abuelitos con un cariño desmesurado y me paro a pensar qué hay de realidad en lo que cuenta la película.¿Realmente estos centros son así? Por supuesto, a mayor pensión mejor centro te puedes costear. No hay paragón entre los que son privados y los que son concertados aunque, por lo que sé y he visto, en todos lados pueden cocer habas. No obstante, la peor parte se la llevan los centros concertados donde los recortes obligan a recortar (valga la redundancia) más aún en la calidad de vida de los mayores. Por suerte, la tónica general es que el personal trabaja puramente por vocación y eso es algo de agradecer. Sinceramente creo que las personas que trabajan en geriátricos o centros de discapacitados realizan una labor que no está pagada con nada, que su implicación está muy por encima de lo que reciben a cambio y que, en lo que a mí respecta, merecen absolutamente todo mi respeto y admiración.

Pero otro mensaje que se lanza en la cinta afecta al papel de los hijos. ¿Qué clase de hijo es aquel que deja a sus padres en una residencia de ancianos? Estoy convencida que esta pregunta podría dar pie a una larga discusión a favor y en contra de una decisión de este tipo pero que juzgue otro. Cada vida es un mundo y no creo que nadie tenga derecho a mirar con recelo lo que hace el vecino. Aún así, la película sí lo cuestiona y en un diálogo entre Miguel y Antonia se pondrán sobre la mesa dos posiciones en las que los hijos no quedaremos bien retratados. Obviamente es todo una generalización. Casos habrá cientos o miles. 

Y a pesar del todo gris y triste de la película, Arrugas también cuenta con un pellizquito de humor, muy irónico eso sí, pero que animará e iluminará momentáneamente nuestro serio semblante. Tendrá su toque de dulzura, de ternura en algunas escenas sazonadas con una melodía hermosa y emotiva que también contribuye al tono de la película.

Y lo más impactante de este largometraje no es ya asistir como testigo acongojado al deterioro de Emilio que poco a poco va confundiendo las cosas. A veces le costará reconocer a su propio nieto, otras confundirá una cuchara con un cuchillo y en los momentos de lucidez será terrible ver cómo se percata de su desgaste. Pero digo que, para mí, a pesar de la dureza, lo peor no ha sido eso. Lo más difícil de digerir en mi caso ha sido los momentos en los que el guion solapa pasado y presente, lo que fue y lo que es hoy, cómo una ilusión que permanece viva en el recuerdo de los protagonistas se difumina y se evapora para dar paso a la dura realidad. Es demoledor y por eso, desde las primeras escenas, sentiremos una punzada interior, un entripado que se intensificará a lo largo de la película en más de una ocasión. Emilio creerá ser todavía aquel director de banco por cuyas manos pasaban importantes decisiones y el resto de los personajes también regresarán una y otra vez a ese rincón de su mente donde aún eran jóvenes y estaban llenos de vida.

Un tema durísimo que nos afecta a todos y que en este caso se aborda desde el cine de animación, todo un acierto para mi gusto, pues parece que así el drama se suaviza o lo digerimos mejor aunque siempre estará frente a nosotros y habrá que mirarlo cara a cara.

Vejez, soledad, enfermedad y final. Cuatro palabras terribles que a todos nos aguardan al doblar la esquina por eso hay que tener muy en cuenta que el presente de nuestros padres puede convertirse en nuestro futuro y que la paciencia, la ternura y la comprensión se hace especialmente importante en esos momentos. Qué mejor modo para ilustrarlo que este vídeo que vi hace algunos años y que me dejó tan tocada. No lo te lo pierdas. Y tampoco te pierdas esta película o bien su fuente original, esa novela gráfica que refleja una realidad dolorosa pero realidad al fin y al cabo.








En Youtube puedes encontrar el largometraje completo. De momento, te dejo el trailer.




[Imágenes e ilustraciones tomadas de Google]

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