Año: 2015.
Nacionalidad: Española.
Director: Fernando González Molina.
Reparto: Mario Casas, Adriana Ugarte, Macarena García, Alain Hernández, Berta Vázquez, Emilio Gutierrez Caba, Celso Bugallo, Laia Cosga, Fernando Cayo, Ramón Aguirre.
Género: Drama.
Premios: 2 Premios Goya (Mejor dirección artística y Mejor Canción).
Sinopsis: Es 1953, Kilian abandona la montaña oscense para emprender con su hermano un viaje a Fernando Poo, una antigua colonia española en Guinea Ecuatorial. Allí les espera su padre, en la finca Sampaka, donde cultiva uno de los mejores cacaos del mundo. En la colonia descubrirán que la vida social es más placentera que en la encorsetada y gris España, vivirán los contrastes entre colonos y nativos y conocerán el significado de la amistad, la pasión, el amor y el odio.
[Información facilitada por Filmaffinity]
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No he leído aún a Luz Gabás y no ha sido por falta de ganas como me pasa con tantos y tantos autores. Qué os voy a decir a vosotros del tiempo o de la escasez del mismo. La cuestión es que me apetecía mucho conocer la historia que se escondía tras su primera novela Palmeras en la nievepero la lectura se fue quedando atrás, atrás, atrás,... y vi un rayo de luz cuando me enteré de su adaptación al cine, con todo lo que eso conlleva.
La película llegó a las carteleras de los cines españoles y me volvió a ocurrir lo mismo que con el libro pero, como dice el refrán, a la tercera va la vencida y tras su lanzamiento en DVD, ya puedo decir que he saciado mi curiosidad.
Sobre la novela Palmeras en la nieve he leído muchas y muy buenas opiniones. Allá donde mirara alguien la había leído y había acabado fascinado con la historia pero, como siempre digo, esta reseña se ceñirá única y exclusivamente a la película que retrata, por un lado, esa Guinea Ecuatorial en época de colonia española, con las plantaciones de cacao, la convivencia de nativos y colones, el trabajo duro, las inclemencias del tiempo y el descontento de un pueblo que se veía cada vez más cercado. Por otro, conoceremos a unos jóvenes recios criados entre montañas que buscan un futuro en otras tierras para encontrar un amor apasionado, la revolución y un «Hasta luego» que se mantiene latente en la distancia y en el recuerdo.
La película va alternando pasado y presente, se inicia con una escena de amor desenfrenado en la isla de Fernando Poo. Estamos en 1970 y los amantes exprimen los segundos del encuentro con desesperación como si el mundo estuviera a punto de extinguirse. Acto seguido, la trama nos traslada a Pasolobino, una pequeña localidad de Huesca, donde asistiremos al entierro de Jacobo de Rabaltue en 2003. Después del sepelio, Clarence Rabaltue, sobrina del fallecido, encuentra un diario entre los papeles de la familia que supondrá el hilo del que se dispone a tirar para encontrar el ovillo.
Estas son las dos líneas temporales y geográficas a partir de las cuales se vertebra toda la trama. Por un lado, a principios de 1954 veremos a Kilian y Jacobo Rabaltue abandonar las montañas de Huesca con destino a Fernando Poo, a la finca Sampaka, donde trabaja su padre como encargado. Allí vivirán momentos muy tensos pero también de gran camaradería. Kilian, el hermano más joven, madurará en una tierra en la que se explota a los nativos casi sin compasión, y conocerá los rigores del amor en las noches del Santa Isabel. Pero él lleva en la sangre esa tierra y de ahí que se sienta más atraído por los autóctonos que por los colonos.
Por otro lado, Clarence, a raíz del hallazgo de una carta mencionando el envío de una cantidad de dinero periódica a África y una fotografía incompleta en la que se ve a una mujer con unos niños, emprenderá un viaje en busca del pasado de su familia. Llegará a una Guinea Ecuatorial diferente a la que conocieron sus antepasados y tendrá que pasar por diversas situaciones hasta llegar a su meta.
El argumento de la película, imagino que mucho menos extenso que el de la novela, es lo suficientemente interesante como para suponer una alternativa a tener en cuenta. Pero, y desconozco si esto ocurre así en el libro, me he topado con alguna que otra casualidad forzada en la trama actual que me ha molestado. No quiero desvelar mucho pero no es muy normal que uno llegue y bese el santo, que parte de la solución del misterio esté más cerca de lo que pensamos. Que las casualidades existen todos lo sabemos pero en novela o cine me parecen un recurso demasiado simple y asequible que dice muy poco sobre la creatividad del autor.
A su vez encuentro diversas carencias en cuanto a algunas cuestiones. Se hace mucho hincapié en que África es la tierra natal de Kilian pero en ningún momento se menciona si sus padres vivieron allí en el pasado. A eso le uno que, más allá del conocimiento que los espectadores tengamos sobre la historia de las colonias españolas, he echado en falta algo más de profundidad en cuanto al contexto político de Fernando Poo. Seguramente esta parte está perfectamente detallada en la novela pero en el cine hay que acortar y a veces se mete demasiado la tijera o se mete donde no se debe.
A su vez encuentro diversas carencias en cuanto a algunas cuestiones. Se hace mucho hincapié en que África es la tierra natal de Kilian pero en ningún momento se menciona si sus padres vivieron allí en el pasado. A eso le uno que, más allá del conocimiento que los espectadores tengamos sobre la historia de las colonias españolas, he echado en falta algo más de profundidad en cuanto al contexto político de Fernando Poo. Seguramente esta parte está perfectamente detallada en la novela pero en el cine hay que acortar y a veces se mete demasiado la tijera o se mete donde no se debe.
En cuanto a los personajes habría que destacar a Kilian Rabaltue interpretado por Mario Casas al que me gustaría decirle lo que le diré más tarde. Se trata de un personaje en el que se percibe una evolución. Partirá del seno materno siendo un joven inmaduro que solo se ha visto rodeado por las montañas de Huesca. Maravillado por la belleza de los paisajes que encontrará a su llegada a África, se topará con un mundo muy diferente, muy duro, en el que los hombres se dejan la piel y se divierten durante el fin de semana con alcohol y mujeres nativas. El actor, a nivel interpretativo no lo hace mal. Tiene su momento de tensión y garra que salda bastante bien y por ese lado no tengo nada que objetar pero este actor podría aportar más fuerza si consiguiera resolver el problema que tiene, tanto él como otros actores y actrices jóvenes. Luego os cuento.
Jacobo Rabaltue es diametralmente opuesto a su hermano. Mayor que él, se apreciará ostensiblemente que es un joven con más mundo que Kilian pues ya ha visitado la Finca Sampaka anteriormente y ha trabajado allí. En cuanto a personalidad también es diferente pues es más desaprensivo, más desconsiderado, más soberbio pero por otro lado también me parece un hombre que no sabe lo que quiere, que tiene miedo a enfrentarse a sus sentimientos o es un inseguro. Su actitud nos desvelará un comportamiento que posiblemente su corazón no apruebe. El actor que da vida a este personaje es Alain Hernández y no me parece que lo haya hecho mal.
En el plano femenino tendremos a Julia, la hija de unos comerciantes españoles. Macarena García será la encargada de vestir la piel de esta joven. Me gusta esta actriz por pizpireta, por tener una sonrisa bonita y una mirada alegre pero últimamente la veo siempre igual, con un aire de pavisosa que le da a todos sus personajes sin matizaciones de ningún tipo. En esta película concretamente, ha habido momentos en los que me ha puesto muy nerviosa pues no he percibido dolor cuando le han roto el corazón. Me ha faltado emoción en sus momentos más tristes.
Y cierra el cuarteto principal Bisila, la joven indígena, enfermera del hospital de la plantación que vivirá una tórrida historia de amor. Bisila está encarnada por Berta Vázquez, una belleza natural con mirada cálida y acogedora que viste los típicos kangas y pinturas tribales como si lo hubiera hecho toda la vida. El personaje aporta la sabiduría ancestral aprendida de sus mayores, entiende y sufre la ocupación española pero a la vez se siente agradecida.
Y por último, entre los más principales, Adriana Ugarte da vida a Clarence y también me ha ocurrido igual que con Macarena García. No me he creído sus lágrimas en ningún momento. No obstantes, otros papeles más secundarios como el que interpreta Emilio Gutiérrez Caba o Luis Callejo me han parecido más impactantes o rabiosos.
Pero, más allá del argumento y de las interpretaciones, lo que más me ha impresionado de la película es su fotografía. Me parece espetacular la luz y el color que muestran muchas de las escenas. Paisajes preciosos y vistas aéreas reflejan una vegetación exuberante, llena de vida y de esplendor. He leído que el rodaje se dividió entre las Islas Canarias y Colombia. Sin duda, son parajes maravillosos.
Pero en cuanto a la estética, también es verdad que en alguna ocasión se nota bastante la mano del diseño gráfico, especialmente en el vuelo de algunos pájaros exóticos o en la travesía del barco que lleva a los españoles a la costa africana.
Y no quiero dejar de resaltar la ambientación, muy lograda, y la banda sonora, no ya la canción de Pablo Alborán con la que ganó un Goya, sino esas otras melodías a cargo de Lucas Vidal que aportan tantísimo a las escenas y a la trama.
Y ahora vamos a lo que vamos. A estas alturas, que yo defienda el cine español es algo que no debe sorprender a nadie que pase por aquí con frecuencia. Más allá de criticar continuamente lo que se hace en este país, que lo hago cuando lo considero oportuno, me inclino a valorar lo que estimo que está realmente bien hecho. Ahora bien, hay algo que me incordia, me molesta y me indigna, que repito y repito porque creo que es un problema importante y al que parece que nadie presta atención. A ver, ¿qué les pasa a estos jóvenes actores con la dicción? ¿No existen clases para ello? Es que no se les entiende absolutamente nada cuando hablan, no vocalizan, sus discursos son lánguidos, sin fuerzas, como si hablar los agotara. En esta película me ha pasado con Mario Casas pero hay otros tantos de su misma generación más o menos a los que les pasa lo mismo. No lo entiendo. ¿Es que el director o los técnicos de sonido no se dan cuenta de que hablan para dentro y que eso repercute muchísimo a la calidad de la cinta? No sé cuándo van a poner remedio, la verdad.
En fin, dicho lo dicho, confieso que me esperaba mucho más de la película Palmeras en la nieve. Se me queda corta por algunos lados y larga por otros, porque, eso sí, dura dos horas. En cualquier caso, creo que su argumento, salvando los «peros» que le puse, nos acerca a las colonias españolas para sumergirnos en una historia de amor, de lucha y, especialmente, de recuerdos. Es bonita y además cuenta con un desenlace interesante, lo más emotivo en una cinta que explora el lado más sensible del ser humano.
Trailer:
[Imágenes e ilustraciones tomadas de Google]