Editorial: Aguilar.
Fecha publicación: septiembre, 2016
Precio: 14,90 €
Género: Humor.
Nª Páginas: 192
Edición: Flexibook.
Nª Páginas: 192
Edición: Flexibook.
ISBN: 97884103515550
[Disponible en eBook]
[Disponible en eBook]
Autores
Fernando Fabiani (@FernandoFabiani). Sevilla 1975. Es licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad de Sevilla y especialista en Medicina Familiar y Comunitaria. Trabajó en urgencias hospitalarias y, desde hace 10 años en un centro de salud. Subido a las tablas de los escenarios desde hace 25 años, a partir de 2003 se hace cargo de la dirección artística de la compañía Síndrome Clown. Experto en coaching. Apasionado de la docencia y la comunicación, imparte cursos de cómo hacer presentaciones creativas y participa en diferentes congresos y eventos, como #EBE15. Amante del chocolate negro. Y de la vida. ¿Cambiamos el mundo?
Laura Santolaya del Burgo (www.p8ladas.com, @p8ladas) Pamplona, 1982. Es licenciada en Publicidad y Relaciones Públicas por la Universidad de Navarra. Ha desarrollado su formación en el mundo de la comunicación, el marketing y la publicidad. En 2008 comenzó su blog Prohibido escuchar canciones ñoñas en el que dio vida a P8ladas (Pocholadas). En 2013 fue seleccionada por el diario El País en su sección «Se busca talento» y en marzo de 2014 publicó su primer libro, Los lunes me odian. Crónicas de la adolestreinta es su libro (Aguilar, 2016). Su sueño es trabajar en pijama y que sus dibujos sean tan conocidos como los sanfermines.
Sinopsis
¿Imaginas lo que es ejercer la medicina hoy en día a la sombra de Google, sin el caché de House, el látigo de Grey ni el glamour de Clooney?
Teodoro Jarcia, Teo para los amigos, es médico de familia. Acaba de cumplir cuarenta y se siente en el ecuador de su vida. Si echa la vista atrás no solo es consciente del paso del tiempo, también de lo que la medicina ha influido en su manera de vivir. Para el doctor Teo, una persona normal tirando a hippie, no es fácil ser médico en la actualidad, pero lo sobrelleva como puede. Y es que la profesión ha cambiado mucho. Antes el médico era una persona respetable junto al alcalde y el cura. Ahora el alcalde es corrupto, el cura no tiene fieles y el médico se llama #Google.
Fernando Fabiani, @FernandoFabiani, médico de profesión, construye un relato sobre divertidas y sorprendentes anécdotas del mundo de la medicina, desde la carrera hasta la consulta diaria, partiendo de experiencias propias y de colegas del gremio. Ilustrado por Laura Santolaya, @P8ladas, y con sección invitada de @dijoelpaciente, Vengo sin cita es un libro que, sin perder en ningún momento el sentido del humor, aprovecha para abordar temas sanitarios de modo sencillo y que te arrancarán una sonrisa.
[Biografía y sinopsis tomadas directamente del ejemplar]
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El martes pasado os relataba mi encuentro con Fernando Fabiani, autor del libro Vengo sin cita. Historias inconfesables de un médico de familia. En aquella entrevista el autor nos explicó los motivos que lo habían impulsado a escribir este libro, cuáles eran sus intenciones y qué mensaje pretendía transmitir a los lectores. De igual modo, hicimos un repaso al sector sanitario, hablamos del sistema o de la homeopatía que tan de moda está. Pues bien, hoy vengo a comentaros cuáles han sido mis impresiones tras la lectura de este simpático libro que me ha hecho pasar un rato muy divertido. Y digo rato porque, al tratarse de un libro de humor, los lectores tendemos a consumirlo de manera compulsiva, de tal manera que, entre el principio y el final de la lectura, apenas transcurren unas horas.
Vengo sin cita surte efecto desde el primer instante, como esas cajas de medicamentos llamativas con grandes letras de colores que, con tan solo verlas o tocarlas y sin haber ingerido una sola píldora, nos hacen sentir que nuestro mal comienza a desaparecer. Así funciona este libro de Fernando Fabiani, un antídoto perfecto contra el desánimo.
El humorista andaluz Manu Sánchez es el encargado de abrir las puertas de esta consulta, a través de un prólogo lleno de genialidad en el que nos cuenta una experiencia médica propia, a la que le quita hierro con ese humor socarrón que le caracteriza.
Y en esa consulta que ha construido Fabiani para nosotros nos atenderá el doctor Teodoro Jarcia, el personaje que pondrá voz a todo lo que el autor quiere contarnos, abarcando desde lo que es el entorno de los profesionales de la salud hasta el complicado mundo de los pacientes.
Teo es un médico de familia de unos cuarenta años que quiere explicarnos «hasta que punto la medicina ha cambiado mi forma de vivir». Es ese doctor que te puedes encontrar en tu centro de salud, donde las batas blancas difícilmente cubren cuerpos esculturales como el de los médicos de la tele, y que cuenta con un numeroso grupo de pacientes asignados que se lanzan a buscar información sobre su mal hasta debajo de las piedras y si hay que recurrir a Internet pues se recurre, aunque sepamos que ahí lo que vamos a encontrar nos va a desalentar aún más.
Pero para que Teo esté hoy sentado tras la mesa de esa consulta ha tenido que pasar por diversas etapas en su vida, empezando por tomar un día la decisión de estudiar Medicina lo que implica pasarse un montón de años escuchando hablar de enfermedades de todo tipo y realizar unas prácticas a las que inicialmente cuesta acostumbrarse, especialmente si son de anatomía patológica. Si no debe ser muy agradable ver un hígado, imaginaos lo que debe ser ver un hígado enfermo, tocarlo y diseccionarlo. Mejor ni me lo imagino, que acabo de almozar.
Especialmente divertido es escuchar a Teo contar sus experiencias siendo un médico residente, superar los años de MIR, esas tres temidas letras que te ponen en la parrilla de salida, sin casco pero con un fonendoscopio al que todavía te cuesta controlar. A su vez nos contará por qué la primera guardia en un hospital no se te olvidará en la vida pero, entre tanto humor, también habrá momento para que nos expliqué qué es realmente un médico de familia. Aquí hago un inciso y os redirecciono a la entrevista que realicé a Fernando Fabiani (puedes leerla aquí) porque es realmente interesante las explicaciones que nos da al respecto y estoy segura de que os sacará de muchas dudas. Como me ha pasado a mí, creo que la mayoría de la población cree que el médico que les atiende en su centro de salud tiene menor prestigio, -por decirlo de alguna manera-, que el especialista en neurología y los tiros no van por ahí.
Pero claro, cuando de problemas de salud hablamos, el médico no es el único elemento de la ecuación. En Vengo sin cita tendremos algunos capítulos que hablarán de los pacientes, de los que van acompañados a consulta, de nuestra reacción a los medicamentos o a nuestra manera de ingerirlos o de la tendencia a acumular cajas y cajas de pastillas en casa porque «sin ir al médico yo sé que si me tomo esta pastillita verde se me quita la verruga de la espalda».
Por supuesto no hay que frivolizar más de la cuenta, y por ello, Teo se pondrá serio en algún momento y nos narrará algunas experiencias duras. Por mucho humor que se le quiera echar a ciertos asuntos, lo cierto es que no todas las historias acaban con un final feliz. Esto es la vida y tiene su cara y su cruz. En cualquier caso, la esencia del libro es del todo humorística y pretende hacernos pasar un rato divertido. Si a la forma de narrar se le unen las ilustraciones de Laura Santolaya, preciosas viñetas llenas de colores pasteles muy vistosos, el resultado no puede ser más alentador. Y si encima, a la vez que nuestro médico nos va relatando sus experiencias, vamos encontrando una recopilación de frases casi surrealistas, no cabe otra más que reírse porque, ¿a quién no le hace gracia las que os dejo a continuación?
«Póngame de marca, no de los genéticos»
«El Espidifen mándemelo de marca que el de melocotón no me hace nada».
Son frases que los médicos escuchan en sus consultas y que @dijoelpaciente se encarga de transmitir por Twitter. Sin duda, la relación paciente-médico debe ser fluida y basada en la confianza y esto genera naturalidad en el lenguaje, que se traduce en frases como las que os acabo de poner.
Y por si todo esto fuera poco, Vengo sin cita es además un libro con el que se aprende un montón y que saca de dudas. Por ejemplo, ¿habéis visto alguna vez la palabra «anamnesis» en un informe médico? A mí este tipo de palabras me dan mucho miedo porque suenan a algo malísimo, vamos que es leerla y sentir inmediatamente cómo se te escapa la vida. Pues bien Fernando Fabiani o mejor, Teo, se encarga de aclarárnoslo. Un misterio más resuelto.
En fin que todo esto y más es lo que puedes encontrar en Vengo sin cita, un libro que nos acerca al mundo sanitario con mucho humor pero que también quiere transmitirnos importantes mensajes, romper tópicos o aclarar dudas.
Y ahora me vais a permitir que ocupe el papel de ese vecino metomentodo que, enterado de que os aqueja alguna enfermedad, se acerca a vuestra casa cargado con una bolsa llena de medicinas hasta arriba y sin contemplaciones te ofrece una pastilla enorme y te anima a tomarla porque «esto es muy bueno para lo que tú tienes y a un primo mio es lo que le recetó su médico cuando le pasó lo que a ti». Pues hoy voy a ser yo la que os prescriba Vengo sin cita para que lo toméis no solo tres veces al día y tras las comidas sino en cada momento y a todas horas porque no tiene efectos secundarios, es eficaz y combate una larga lista de enfermedades.
Os dejo con un magnífico consejo, de los muchos que podemos encontrar en el libro:
«Si quieres controlar el colesterol limita las grasas; si tienes la tensión alta evita precocinados y quita el salero de la mesa; si no quieres romperte la cadera disfruta del sol y evita caerte al suelo; regula tu intestino tomando frutas y verduras, bebe agua, haz ejercicio... Y ante la eterna duda, ¿margarina o mantequilla?, está claro, aceite de oliva». [Pág. 137]
Y el booktrailer: