Editorial: Alfaguara.
Fecha publicación: septiembre, 2016
Precio: 18,90 €
Género: Narrativa.
Nª Páginas: 240
Edición: Tapa blanda con solapas.
Nª Páginas: 240
Edición: Tapa blanda con solapas.
ISBN: 9788420426198
[Disponible en eBook]
[Disponible en eBook]
Autora
Rosa Montero nació y estudió Periodismo y Psicología. Ha publicado las novelas Crónica del desamor (1979), La función Delta (1981), Te trataré como a una reina (1983), Amado Amo (1988), Temblor (1990), Bella y Oscura (1993), La hija del caníbal (1997, Premio Primavera de Novela), El corazón del Tártaro (2001), La loca de la casa (Alfaguara, 2003; Premio Qué Leer 2004 al mejor libro del año, Premio Grinzane Cavour 2005 y Premio Roman Primeur 2006, Francia), Historia del Rey Transparente (Alfaguara, 2005; Premio Qué Leer 2005 al mejor libro del año, y Premio Mandarache 2007), Instrucciones para salvar el mundo (Alfaguara, 2008; Premio de los Lectores del Festival de Literaturas Europeas de Cognac, Francia, 2011), Lágrimas en la lluvia (2011), Lágrimas en la lluvia. Cómic (2011; Premio al Mejor Cómic 2011 por votación popular en el Salón Internacional del Cómic de Barcelona), La ridícula idea de no volver a verte (2013; Premio de la Crítica de Madrid 2014), El peso del corazón (2015); el libro de relatos Amantes y enemigos (Alfaguara, 1998; Premio Círculo de Críticos de Chile 1999), y dos ensayos biográficos, Historias de mujeres y Pasiones, así como cuentos para niños y recopilaciones de entrevistas y artículos. Desde finales de 1976 trabaja de manera exclusiva para el diario El País, en el que fue redactora jefa del suplemento dominical durante 1980-1981. En 1978 ganó el Premio Mundo de Entrevistas, en 1980 el Premio Nacional de Periodismo para reportajes y artículos literarios y en 2005 el Premio de la Asociación de la Prensa de Madrid a toda una vida profesional. Su obra está traducida a más de veinte idiomas.
Sinopsis
«Al final todo acaba por desembocar en el amor. Y en el daño».
Una noche de ópera, Soledad contrata a un gigoló para que la acompañe a la función y así poder dar celos a un examante. Pero un suceso violento e imprevisto lo complica todo y marca el inicio de una relación inquietante, volcánica y tal vez peligrosa. Ella tiene sesenta años; el gigoló, treinta y dos.
Desde el humor, pero también desde la rabia y la desesperación de quien se rebela contra los estragos del tiempo, el relato de la vida de Soledad se entreteje con las historias de los escritores malditos de la exposición que está organizando para la Biblioteca Nacional.
La carne es una novela audaz y sorprendente, la más libre y personal de las que ha escrito Rosa Montero. Una intriga emocional que nos habla del paso del tiempo, del miedo a la muerte, del fracaso pero también de la esperanza, de la necesidad de amar y de la gloriosa tiranía del sexo, de la vida entendida como un lance fugaz en el que devorar o ser devorado.
[Biografía y sinopsis tomadas directamente del ejemplar]
************************************
Así suena La carne:
[Lectura de las páginas 12 y 13 de La Carne - capítulo 1
Música: Wagner - Isolde Liebestod]
El amor siempre ha tenido una cara y una cruz. De la inmensa felicidad a la desdicha más absoluta se puede pasar en cuestión de segundos. Basta un mal gesto, una mirada fría, una palabra agria o que la mujer de tu amante se haya quedado embarazada. Soledad, la protagonista de La carne, la nueva novela de Rosa Montero, conoce bien cómo se las gasta el ángel del amor. Sin adentrarme mucho más en el argumento pues creo que la sinopsis ofrecida por la editorial es bastante acertada, os comentaré que Soledad, herida en su amor propio y despechada por el abandono de Mario, emprenderá un camino junto a Adam, el joven escort que contrata puntualmente pero que terminará por convertirse en compañero de viaje, un camino que la conducirá casi hasta los límites de una novela policíaca, con persecuciones, asesinatos, ajuste de cuentas y huidas. Pero no quiero conducirte a equívoco, La carne tiene más de nosotros mismos, de nuestros miedos e inseguridades que de policías y asesinos.
Si la sinopsis recalca la edad de los dos protagonistas, Soledad y Adam, no es por facilitarnos una información banal. Realmente la cuestión temporal será un peso pesado en la novela y es que La carne aborda asuntos tan espinosos como el paso del tiempo y sus consecuencias. A medida que pasan los años, las oportunidades comienzan a reducirse, las mejores quedaron atrás y el horizonte se aproxima a mayor velocidad. A eso hay que sumarleque nuestro cuerpo se deteriora, entramos en un estado de decrepitud cuando la tersura y la firmeza deciden abandonarnos y la carne, la nuestra propia, esa que da título a la novela, termina por traicionarnos.
«Carne traidora, enemiga íntima que te hacía prisionera de su derrota. [...] La carne tirana esclavizaba a todos». [pag. 26]
Pero, a pesar de esos temas que nos preocupan absolutamente a todos, la novela no pierde de vista el sentido del humor. Hay pasajes narrados de tal forma que el lector sentirá cómo la línea de sus labios se curva hacia arriba. A mí me ha hecho especial gracia ver a Soledad obsesionada, y desesperada por encontrar y proyectar una imagen de sí misma que quite el aliento. Soledad es muy humana, es muy mujer, y no hay nada que se le pueda achacar porque en esta historia nadie está libre de pecado, ni ella ni nosotros.
Pero el argumento de La carne no solo se va limitar a narrarnos esa lucha de su protagonista contra el paso del tiempo sino que Rosa Montero nos regala todo un rosario de anécdotas y curiosidades que giran alrededor de diversos autores como Phillip K. Dick o Mark Twain. Serán historias curiosas, hechos insólitos en la vida de escritores de todos los tiempos. Para Soledad serán autores malditos, en cuyas vidas ella misma encontrará un reflejo y que supondrán el objeto de la exposición que ella, como comisaria, está organizando en la Biblioteca Nacional. Sin duda, estos pasajes en los que podemos aprender más sobre la vida de ciertos autores suponen un aliciente más en la lectura porque, ¿no os gustaría saber quién se suicidó por amor a Juan Ramón Jiménez? ¿O por qué María Legárraga, una mujer culta, se anuló así misma, obstaculizando un futuro brillante? Este componente metaliterario es especialmente potente en la novela y prácticamente se articula como una guía para futuras lecturas.
Y centrándonos más profundamente en los personajes, os diré que Soledad se va a hacer querer a lo largo de las casi doscientas cincuenta páginas que tiene la novela. En realidad es muy fácil entenderla y por tanto ponernos en su piel. A pesar de tener una situación económica solvente, ser una mujer elegante, tener un buen trabajo -en esta parcela también la veremos luchar- y un físico aún envidiable, lo cierto es que le puede la inseguridad. No va muy descaminada cuando piensa que todo eso puede desaparecer de un día para otro y que, al final del trayecto, es muy posible que solo encuentre soledad. ¡Qué paradoja! Nunca un nombre cobró tanto significado como en este caso pero es que, encima la pobre se apellida Alegría, así que ahí tenemos una ironía con salto mortal y triple tirabuzón.
Por expreso deseo de la autora que, en los agradecimientos finales, pide al lector que no desvelemos mucho sobre el pasado de Soledad, por aquello de no destripar el argumento, cercenaré cierta información pero solo os diré que, Soledad, como todos, tiene fantasmas del pasado que la acompañarán a lo largo de su vida.
Adam es el escort contratado por Soledad. En realidad, uno y otra no son más que distintas caras de una misma moneda pues ambos han vivido situaciones similares, buscan lo mismos y poseen los mismos temores como el rechazo.
Un detalle que no debemos dejar de lado, ahora que estamos hablando de los personajes, es la elección de los nombres. Ya la autora nos lo confesó en la entrevista que pudimos realizarle la semana pasada (puedes leerla aquí). Sin duda, Soledad y Adam no podían llamarse de otro modo mejor y a ellos dos se unirá un tercer personaje, una sombra muda de la que no quiero desvelar demasiado pero que realmente viene a ratificar la intencionalidad a la hora de nombrar a los protagonistas de La carne.
Con varios guiños y un cameo por parte de la propia Rosa Montero, que aparecerá como un personaje secundario - lector no te lo pierdas-, La carne está escrita en tercera persona con capítulos sin numerar que se pueden disfrutar a buen ritmo. Estamos ante una novela, cuya lectura, me ha resultado muy gratificante, escrita con un estilo claro y cercano que nos permite llegar a esa comunión con los protagonistas. Además, y esto aportará un toque de intriga, iremos encontrando ocasionalmente unos textos en cursiva que podrían hacernos pensar que se trata de unas cartas pero en realidad lo son. Serán pasajes que alentarán la curiosidad del lector pues desconoceremos hasta el final qué propósitos tienen y quién se esconde tras ellos. Así que, ya veis, tiene hasta su punto de intriga.
En definitiva, me ha gustado mucho leer La carne. Ha sido una novela que he devorado casi del tirón hasta llegar a un desenlace en el que me han entrado ganas de abrazar a su protagonista e invitarla a unas cervezas. Por lo tanto, desde aquí, os animo a que conozcáis a Soledad Alegre.