María del Monte Vallés nació en Sevilla. Aunque su formación profesional la ha dirigido por otros caminos: la construcción y el urbanismo, sus grandes pasiones son la literatura y los viajes que siempre la han acompañado como refugio y fuente de vida, de tal forma que ese bagaje ha desembocado en la creación literaria. Ha escrito relatos, libros de viajes y varias novelas, de las que Perdiendo pie es la primera en ser publicada.
Cuando Santiago, miembro de la policía científica, llega a la calle del Pez para fotografiar una escena sin aparente particularidad, sucede algo de lo más extraño: de algún modo que no puede explicar, queda prendado de los ojos color de mar de la chica que yace muerta en mitad del diminuto salón. A partir de ese momento, el policía querrá saber más acerca de aquella vida ya apagada, buscándola a ella y buscándose a sí mismo entre las palabras de las últimas personas que la vieron con vida.
Perdiendo pie es la primera novela de M.M. Vallés. A través de una prosa cuidada y un hábil uso del tiempo narrativo, caminamos en la investigación de un caso aparentemente fácil de dilucidar, que sólo preocupa a una persona obsesionada, para desembocar de manera irremediable en la propia psicología, los demonios internos y vicios de un protagonista que, no en vano, nos cuenta esta historia en primera persona por un motivo que, los lectores, iremos descubriendo junto al avance de la trama.
[Biografía y sinopsis tomadas directamente del ejemplar]
************************************
La semana pasada tuve ocasión de conocer a María del Monte Vallés, autora novel que publica por primera vez una novela, aunque lleva escribiendo mucho tiempo. Debuta en el panorama literario con Perdiendo pie, editada por Triskel, una novela que parece una novela policiaca pero que no lo es y que posee un toque de originalidad que rompe con los moldes. Cuenta además la novela con un abanico de personajes dispares y muy singulares a los que veremos en situaciones complicadas siendo el eje principal del argumento el policía Santiago Carvajal, un nombre en la cincuentena que atraviesa una complicada etapa personal que no dejará de repercutir en lo profesional. No tardaré mucho en contaros mis impresiones sobre la novela pero de momento, os dejo con lo que la autora nos contó.
Marisa G.- María en la solapa del libro se aporta muy poca información sobre ti. Cuéntame un poco sobre tu vida literaria. ¿Cómo llegas a la literatura?
María M.V.- Yo llego a través de la lectura. En mi casa era mi padre el que leía absolutamente todo y desde pequeña comencé a leer los libros que él tenía. No me recuerdo leyendo a Los cinco sino los libros que él compraba a Círculo de Lectores del tipo Ben-Hury cosas así.
En cuanto a escribir, creo que fue alrededor de los veinticinco años más o menos cuando comencé a escribir cositas pero poco y luego, unos años más tarde me enfrenté a unos relatos cortos. Siempre he tocado la narrativa, nunca la poesía aunque me gusta mucho pero no me veo con capacidad. Y hace unos cuantos años intenté escribir una novela más larga, de mayor consistencia, y desde entonces tengo ya algunas cosas escritas pero esta es la que ha gustado más.
M.G.- ¿Y qué te empujó a publicar? Porque hay gente que escribe pero lo hace más para uno mismo sin intención de que sus obras vean la luz.
M.M.V.- Yo jamás tuve intención de publicar pero lo que ocurre es que, cuando escribo algo, lo suelo encuadernar con el típico espiral y unas cubiertas duras y lo reparto entre familiares y amigos. Hubo un amigo que me dijo que tenía que enviar mis manuscritos a alguna editorial. Él se fue a la librería La Extra-vagante, habló con Joaquín y le pidió un listado de editoriales a las que mandar algún manuscrito de un escritor novel. Entre esas editoriales estaba Triskel y probé. La verdad es que estoy muy contenta con ellos, me parece que trabajan muy bien, tienen mucho cuidado con tus textos, siempre te orientan y cuidan mucho la edición.
M.G.- Si tuvieras qué definir el argumento, más allá de la sinopsis, ¿qué dirías sobre Perdiendo pie?
M.M.V.- Yo siempre digo que nunca he querido hacer una novela negra sino que me interesa muchos más las relaciones y las reacciones humanas. Mi intención real era escribir sobre la vida de Esther y desde el punto de vista de su muerte, saber cómo era la vida de esta chica de veinticinco años antes de fallecer. Por otro lado aparece Santiago, un hombre de cincuenta años y que tiene todas las angustias de todas las personas de esa edad. Partiendo de estos dos puntos sale una intriga por debajo que es la que nos va conduciendo.
M.G.- Bueno, yo no he concebido tu libro como una novela negra, al menos, no como una novela negra al uso.
M.M.V.- Porque no creo que lo sea. En realidad es muy psicológica. Lo otro es un hilo argumental que me va llevando en una dirección u otra y que tiene como fondo la muerte de Esther.
M.G.- Así la veo yo porque aunque tengamos un policía y una muerte que investigar, realmente no se puede catalogar de novela negra.
M.M.V.- Efectivamente. Esto hay que aclararlo.
M.G.- Santiago está pasando por muy mal momento personal. Su mujer lo ha abandonado y él como que ha perdido el norte. Me da la sensación que él intenta encontrarse a sí mismo a través de la vida de Esther, a la que llega cuando se mete a investigar su muerte.
M.M.V.- Sí, yo creo que busca una sustituta y al ver a Esther, se queda prendado, lo engatusa y él encuentra como algo por lo que vivir.
M.G.- Y este personaje, además de haber sido abandonado por su mujer, tiene problemas serios que le imposibilitan desarrollar su trabajo bien y ver la realidad tal y como es. Santiago es alcohólico. Creo que la novela refleja muy bien la dispersión que sufre el personaje a través del estilo narrativo que adoptas en esta novela.
M.M.V.- En una presentación que hicimos ayer, una persona reflexionó cómo Santiago se estudia a sí mismo o intenta centrarse a través de la propia literatura. Él escribe esta historia y le sirve como guía, como penitencia...
M.G.- Pero no sigue un hilo narrativo recto sino que va zigzagueando. Es que de hecho hay un párrafo en la novela que lo dice tal cual:
«Reconozco que a veces desvarío y que me pierdo en los vericuetos de mi mente, pero intento mantener un hilo narrativo lo más ajustado a la realidad, o al menos a la realidad que yo conservo de aquellos días».
M.M.V.- Te refieres a que la narración va a saltos, ¿no?
M.G.- Sí, y no sé si esto te ha salido así porque interiorizas al personaje con esos problemas de alcoholismo que tiene o bien es algo premeditado.
M.M.V.- Bueno, Santiago lo que hace es ir atando a todos los personajes que le van contando la vida de Esther. No quería que se pasara toda la historia divagando porque eso podría llegar a cansar y por eso van apareciendo amigos y familiares de Esther que nos van a ayudar a conocer la historia de esta chica.
M.G.- Y en alusión a esa novela negra que no es, creo que juegas un poco al despiste con el lector. Cuando empezamos a leer no sabemos a ciencia cierta en qué lugar, y en qué circunstancias está Santiago escribiendo estas páginas.
M.M.V.- Bueno eso es intencionado para llegar a un final en el que se pone en orden todo lo que ha quedado en el aire antes y sorprender al lector.
M.G.- El lector anda con dudas en toda la lectura, intentando averiguar dónde está Santiago. Me ha gustado mucho esto.
M.M.V.- Pues eso que a ti te ha parecido tan bien me lo han achacado otras veces en otras historias. Mi hermano por ejemplo me dice que soy demasiado sutil. Es algo que me preocupa porque no quiero desorientar mucho al lector pero tampoco me gusta ser tan evidente.
M.G.- Yo lo he visto bien. Está claro que un libro tiene tantas lecturas como lectores lo han leído pero en este caso yo creo que esa sutileza contribuye a potenciar la curiosidad y ameniza la lectura.
M.M.V.- Se me ocurre pensar ahora que, lo mismo esa desorientación del lector conecta muy bien con la que siente Santiago, ¿no?
M.G.- También, claro que sí. A mí desde luego me ha parecido un punto a favor.
M.M.V.- No sabes lo que me alegro.
M.G.- Añadiría incluso que es un personaje al que se le coge mucho cariño porque está muy torturado.
M.M.V.- Creo que sobre todo es un personaje muy humano con sus defectos y virtudes como todo el mundo y eso lo hace muy cercano. Es verdad que tiene mucha ira, bebe mucho y a su mujer la tiene muy desatendida pero también te da pena porque está sufriendo y se siente muy perdido. Creo que no es un estereotipo.
M.G.- No, no lo es. Bueno, Esther Revuelta es la chica que aparece muerta y será ese hallazgo el motor de la investigación que emprende Santiago. Entre estos dos personajes he visto mucho paralelismo porque a medida que va averiguando cosas de ella, creo que él ve su propio reflejo, ve su propia soledad y abandono.
M.M.V.- Sí pero yo creo que todos los personajes están solos. Por ejemplo, Eva la hermana de Esther, a pesar del éxito profesional que tiene, también está sola. Fausto Amor también está solo, el casero,... Todos están muy solos. En este caso los personajes son muy entrañables para mí porque todos, por una circunstancia u otra, se encuentran muy aislados del mundo. Y Santiago es verdad que se identifica mucho con Esther pero también lo hace con Eva.
M.G.- Esther y Eva tienen unos padres que son para ponerle un monumento, dicho con toda la ironía del mundo. Me parecieron tan despiadados y terribles...
M.M.V.- ¿Pero tú crees que eso es tan extraño?
M.G.- A ver, habitual no es. Es cierto que los padres se quejan del desapego de los hijos y en este caso tenemos un desapego total por parte de los padres.
M.M.V.- Ayer me preguntaban en la presentación por los personajes secundarios de la novela y yo les respondí que suelo escuchar mucho y ser muy observadora y no te creas que es tan extraño que los padres vivan su propia vida y se olviden de los hijos.
M.G.- Bueno pero es que estos son muy extremistas.
M.M.V.- De todos los personajes secundarios son los más peculiares pero me hacía falta que fueran así para reflejar la soledad de una joven de veinticinco años. En cualquier caso, también conozco padres que se desentienden de sus hijos siendo muy jóvenes.
M.G.- Y es verdad que no ubicas la trama en ninguna ciudad concreta pero para los que vivimos en Sevilla es fácil reconocerla, por ejemplo, en la descripción del cementerio. ¿Por qué no concretar más?
M.M.V.- Evidentemente es Sevilla y para los de aquí es fácil de reconocer pero normalmente jamás concreto la ciudad en mis textos porque si requiero algo específico me coarta mucho. No siempre existe lo que necesito para la narración y como no me gusta encorsetarme pues no menciono las ciudades.
M.G.- No te he preguntado, ¿cómo se te ocurre esta historia? ¿Cómo surge en tu cabeza una historia así?
M.M.V.- Yo tengo tres hijos de 21, 24 y 26 años y quería hablar de su mundo sin hablar de ellos. Me apetecía contar la historia de una chica de su edad pero hacerlo del revés, del final al principio. La escena del hallazgo del cadáverse me ocurrió un buen día y la tuve dando vueltas por la cabeza hasta que me puse a escribir. Luego quien cogió la batuta de la historia fue Santiago y no la soltó hasta el último momento. Fue él mismo quien me llevó a ese final tan sorprendente.
M.G.- Y ya que la novela lleva unos meses en la calle, ¿cómo está funcionando?
M.M.V.- Bueno, eso te lo pueden decir en Triskel. Sabes que ellos trabajan con ediciones pequeñas y ayer me comentaron que habían sacado otra tirada porque se habían quedado sin ejemplares. Para mí es un subidón tremendo que la gente que lo haya leído te llame y te comente lo que le ha parecido.
M.G.- Debe ser una alegría tremenda, sí.
M.M.V.- Es que es mucho trabajo y es muy difícil sacar un rato para ponerte a escribir. La casa, la familia, el trabajo,... y leer claro porque si no lees, no puedes escribir. Y luego, después de escribir, vienen las correcciones y tal... Es mucho trabajo y el hecho de, por ejemplo, estar aquí sentada contigo pues ya recompensa.
M.G.- A mí me ha gustado la historia. Tiene un toque original, esa ambigüedad entre la novela negra y otra cosa y con ese final que yo no me esperaba para nada. Y además me ha resultado curioso que todo el entramado policíaco sea más un telón que otra cosa algo que no se suele ocurrir.
M.M.V.- Pues sí, como te dije antes, yo nunca pensé que había escrito una novela negra. La verdad es que dentro del género de la novela negra están saliendo libros muy diferentes. Me hablaron el otro día del premio Hammett de novela negra de 2015, Subsuelo se llama, de Marcelo Luján. Me lo leí y a mí me resultó una novela familiar. Está muy bien esa novela, te la recomiendo. No la encajas en ese género.
M.G.- Bueno pero es interesante que los autores innoven porque de otro modo parece que siempre estamos leyendo lo mismo.
M.M.V.- Esta es absolutamente innovadora pero te descoloca un poco.
M.G.- Bueno, y ¿qué va a pasar ahora? ¿Vas a sacar del cajón las novelas que tienes escritas?
M.M.V.- Ahora estoy escribiendo otra cosa que empecé a primeros de años pero lo tuve que dejar aparcado para corregir esta. Una vez que esta ya está publicada, he vuelto a retomar aquella. A ver qué pasa.
M.G.- Pues María muchas gracias por todo. Ya te digo que yo he disfrutado de Perdiendo Pie. Espero que tengas mucha suerte y todo te vaya muy bien.
M.M.V.- Muchas gracias Marisa.
Y hasta aquí la entrevista con María del Monte Vallés. No tardaré mucho en daros mis impresiones sobre la novela que cuenta con un argumento mestizo, lleno de reflexiones en un contexto policíaco.
Y hasta aquí la entrevista con María del Monte Vallés. No tardaré mucho en daros mis impresiones sobre la novela que cuenta con un argumento mestizo, lleno de reflexiones en un contexto policíaco.