Nacionalidad: Estados Unidos.
Director: Fritz Lang.
Reparto: Edward G. Robinson, Joan Bennett, Raymond Massey, Edmund Breon, Dan Duryea, Thomas E. Jackson, Dorothy Peterson, Arthur Loft, Frank Dawson.
Género: Cine negro. Intriga. Thriller.
Sinopsis: El profesor Wanley y sus amigos comienzan a obsesionarse con el retrato de una bella muchacha, que está expuesto en el escaparate contiguo al club en que se reúnen. Wanley conoce por casualidad a la mujer del retrato y acepta ir a su apartamento. Pero allí ocurrirá algo inesperado.
[Información facilitada por Filmaffinity]
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Yo sigo pensando que el cine de antaño tenía otro color, aunque en cuestiones cromáticas todo se redujera al blanco y al negro. Hay argumentos, interpretaciones, guiones, enfoques, desenlaces, direcciones,... tan fantásticas que una no se cansa de ver las mismas buenas películas una y otra vez. Ese es el caso del largometraje que os traigo hoy, La mujer de negro, del director Fritz Lang.
Hacía mucho tiempo que no volvía a ver esta película y precisamente una presentación a la que asistí el pasado viernes la trajo de nuevo a mi memoria. No me acordaba de lo magnífica que es, de lo bien urdida que está su trama en la que las jugadas del destino nos colocan un suelo resbaladizo a nuestro paso.
Richard Wanley es un profesor universitario experto en cuestiones psicológicas que está a punto de quedarse solo en la ciudad mientras su mujer y sus hijos se marchan de vacaciones. Se trata de un hombre respetable y honesto que no tiene más intención que dedicarse a sus clases y conferencias y dedicar las noches a cenar con sus dos amigos, Michael -médico de profesión- y Frank - Fiscal del Distrito. Ambos se mofan de él por la poca predisposición de Richard a aprovechar su tiempo de soledad en otros menesteres más lúdicos pero el profesor considera que ya ha pasado su época de aventuras alocadas. No obstante, la visión del retrato de una joven y hermosa mujer expuesto en el escaparate de una tienda consiguen remover unos deseos aletargados y más aún cuando la modelo aparece en la vida de Richard y la tentación hace tambalear sus principios. Con una banal excusa que el profesor no se resiste a eludir, ambos se dirigen al apartamento de ella y una conversación sencilla que aún no ha dado pie a nada más serio queda interrumpida por la aparición de una tercera persona. A partir de este momento la vida de Richard y la joven quedará unida y atravesada por los designios del destino que, casi como de una confabulación se tratara, no deja de burlarse de ellos.
Los acontecimientos se precipitarán y numerosas decisiones y errores de principiante conducirán a Richard a un desenlance fatídico. No obstante, el argumento nos guarda una sorpresa final más sorprendente aún.
En La mujer del cuadro todo está medido al milímetro. Los contenidos de los diálogos, aparentemente triviales, adelantarán lo que supuestamente va a acontecer, los objetos sobre los que la cámara se posa trasmiten mensajes siniestros incluso hay que estar muy atentos a aquellos que figuran en segundo plano. Además los personajes viven ajenos y despreocupados, confiados en saber lo que se hacen, sin embargo, a mayor confianza, mayor será el tropiezo hasta el punto de que el círculo se estrecha cada vez más y más, asfixiando a unos protagonistas que se han visto involucrados en unos hechos inimaginables.
A una trama muy buena hay que unirle una magnífica interpretación. Edward G. Robinson da vida al profesor y sin duda consigue que caminemos a su paso estando muy pendientes de lo que hace. Irá metiendo la pata cada dos por tres por lo que su congoja se verá incrementada por la nuestra propia.
No voy a pararme en el resto del reparto porque creo que Robinson eclipsa a los demás, especialmente a la gentil damisela que parece una muñequita desvalida pero a la que se le ven las intenciones de lejos.
En cuanto a la dirección, a la fotografía y a la música, destacarlo todo, pues todo forma un conjunto maravilloso que hace que esta película se posicione en niveles altísimos. Tanto es así que, mientras la estaba volviendo a ver y disfrutándola por segunda vez, me maravillaba de lo fantástica que es, no obstante, fue llegar al desenlace, del que no recordaba nada, cuando claudiqué definitivamente. Es sencillamente brillante con un manejo del suspense bárbaro, aunque a mí lo que más me ha gustado es ese retrato de las circunstancias adversas, esa confianza que se tuerce en los recovecos más intrincados.
Así pues, si os gusta el buen cine, si tenéis ganas de adentraros en unas de esas tramas negras que tanto apreciáis en las novelas, La mujer del cuadro, aunque esté en blanco y negro o precisamente por eso, os va a gustar mucho. Os recomiendo que no os la perdáis porque ya no se hacen películas así y casi me atrevería a decir que hoy día no se escriben argumentos así, aunque la película está basada en la novela homónima de J. H. Wallis. Ya me contaréis.
Por mi parte ya le he echado el ojo a otros trabajos de Fritz Lang que estoy convencida de que no me van a decepcionar.
[Imágenes e ilustraciones tomadas de Google]