Autor
Jerónimo Tristante nació en Murcia en 1969. En 2001 publicó su primera novela, Crónica de Jufré. Posteriormente, en 2004, vio la luz El rojo en el azul. En 2007, alcanzó el favor del gran público con El Misterio de la Casa Aranda, primera novela de una saga que recoge las aventuras de Víctor Ros. Después vieron la luz El Caso de la Viuda Negra, la segunda de las aventuras del detective extremeño, y El Tesoro de los nazareos.
En 2009 publica 1969 y en 2010 El enigma de la calle Calabria, último volumen protagonizado por Víctor Ros. En 2011 Plaza & Janés publicó su novela El valle de las sombras. En digital se han reeditado El rojo en el azul, Crónica de Jufré y publicado la novela inédita Océanos de tiempo, primer volumen de la trilogía "Los diarios diarios secretos del doctor Décimus Lenoir". Ha sido traducido al italiano, al francés y al polaco.
Sinopsis
El detective privado Víctor Ros, es contratado para descubrir al culpable del asesinato de Ramón Férez, primogénito de un acaudalado industrial de Oviedo.
Una peligrosa asesina fugada. Un joven muerto en extrañas circunstancias. Una familia repleta de secretos. Un pasado oscuro y una traición. Por fin un caso que pondrá a prueba el talento del detective más carismático e inteligente del siglo XIX, Víctor Ros.
Suiza, 1882. Bárbara Miranda, una psicópata custodiada por el Sello de Brandenburgo, escapa de su celda y desaparece.
Oviedo, un año después. Ramón Férez, primogénito de un acaudalado industrial, aparece asesinado delante de la verja de acceso a la Casa Férez. Para desesperación de las fuerzas del orden de la ciudad, no dejan de aparecer sospechosos del asesinato del joven, y el juez encargado del sumario, Agustín Casamajó, incapaz de encontrar al verdadero culpable, decide llamar a su gran amigo y famoso detective, Víctor Ros. Pero el caso no será fácil para él: tendrá que evitar las trampas que le colocarán en su camino las personas que menos espera, y se encontrará con un amor del pasado al que traicionó en su juventud.
Víctor Ros, con la ayuda de su hijo adoptivo y de su perspicaz esposa, ¿encontrará al culpable y evitará más muertes? ¿Podrá salir airoso del caso más peligroso de su vida? O por el contrario, ¿seremos testigos de su última noche?
Editorial Plaza & Janés.
El hotel Vincci la Rábida se encuentra enclavado en una antigua casa palacio del siglo XVIII, ubicada en la calle Castelar, verdadero centro neurálgico de la ciudad de Sevilla. Nada más entrar encuentras un patio porticado con una fuente en medio cuyo gorgoteo recrea un ambiente fresco y relajante, idóneo para estos días en los que el calor ya comienza a hacer acto de presencia.
En aquel patio y en actitud relajada, me encontré a Jerónimo Tristante, un igual en cuanto a edad se refiere. Un autor joven, simpático, moderno y actual aunque sus novelas siempre transcurren en tiempos pasados.
Marisa G.- Buenos días Jerónimo. Antes de empezar quisiera darte las gracias por recibirnos y tener la amabilidad de contestar a estas preguntas.
Jerónimo T.- Un placer.
M.G.- Leyendo tu biografía me encuentro con que eres profesor de Biología en un instituto. Me resulta curiosa esta combinación de ciencias y letras. ¿Estamos ante un biólogo en la piel de un escritor o viceversa? ¿Qué faceta te gusta más?
J.T.- Pues soy las dos cosas. De todas maneras no es sorprendente. Los alumnos de segundo de bachillerato de ciencias son los que tienen mejores notas en lenguas porque el uso del idioma y la sintaxis, a fin de cuentas, es una suerte de matemáticas, se trata de combinar palabras. Por ejemplo, en el caso de la novela policíaca, hay que crear tramas que tienen que ir encajando. Así que está más relacionado de lo que parece. Lo que ocurre es que a mí me relaja mucho hacer algo distinto a mi trabajo. Necesito siempre cambiar y hacer cosas distintas, escribir por ejemplo sobre la Edad Media, sobre el Temple, la División Azul,...
M.G.- La última noche de Víctor Ros es la cuarta entrega de las aventuras de este detective, en el que de nuevo tiene que hacer frente a muchas incógnitas y misterios. La trama se desarrolla en el siglo XIX. ¿Por qué un detective decimonónico? ¿Sientes predilección por esa época?
J.T.- Bueno, yo es que todas las novelas que escribo las ambiento siempre en otra época porque la actual me resulta muy aburrida como lector y como cuentacuentos también. Me gustaría tener una máquina del tiempo y poder viajar al pasado. Como no la tengo me la fabrico adrede con las novelas que escribo. Voy alternando novelas de otra temática con las de Víctor Ros pero siempre me muevo en la línea del tiempo. En concreto hay épocas que me llaman mucho la atención. No sé si porque será real la teoría esa de la reencarnación, probablemente, pero me gusta muchísimo esos momentos que combinan lo neardental con lo moderno, la Edad Media, el siglo XIX, la Guerra Civil, la Segunda Guerra Mundial,... Especialmente me gusta mucho el siglo XIX, sobre todo me gusta porque soy muy lector de los escritores que escribían en folletín como Dumas, Doyle, Wilkie Collins, Nelson Dickens,... Entonces, con esta novela quise hacer un homenaje a esa literatura en folletín, que además era una literatura de masas. Aquellos autores realmente hacían leer a la gente sencilla, a la gente de la calle, que es lo que yo pretendo hacer. Yo lo que quiero es que me lea mucha gente y que disfruten con mis novelas, más aún en una sociedad en la que lee poca gente. Yo no quiero ganar un premio Nobel, ni me hace ilusión que me pongan bien en el Babel. Lo que yo quiero es que me lean cajeras de supermercado, mecánicos,... porque necesitamos que la gente lea. En ese sentido, es lo que hacían los autores de aquella época y por eso el irme al siglo XIX y el tomar este tono folletinesco en homenaje a Holmes.
M.G.- Pues precisamente Holmes tiene mucho que ver en la siguiente pregunta. Víctor Ros es un detective infalible, muy perspicaz, muy observador y detallista. En su proceder recuerda mucho a estos otros detectives tan famosos entre los que destaca Sherlock Holmes, ¿no?
J.T.- Sí, esta última novela es la más "holmesiana" de las cuatro. La última fue, digamos, la más gore, pero con esta última he querido retomar un tono más amable, más blanco,... el de las primeras novelas de Víctor Ros que gustaron mucho a los lectores. Así que bueno, es un homenaje a Holmes sí, sólo que Ros no se parece a Holmes en muchas cosas porque él es un hijo del arroyo, era un pequeño delincuente de joven, se crió en la Latina, se ha hecho a sí mismo, intenta cambiar la sociedad en la que vive,... sin embargo sí se parece en el uso del racionamiento lógico deductivo, en su capacidad de observación, en que juega con las personas. Y luego, las novelas de Víctor Ros, también tienen un componente muy bonito que gusta mucho entre los lectores, y es que se trata de un C.S.I. del siglo XIX.
M.G.- Y hablando de homenajes y teniendo en cuenta que este nuevo caso transcurre en Oviedo es inevitable pensar en la Vetusta de Clarín, una idea que posteriormente se refuerza con la efímera aparición de Víctor Quintanar y Ana Ozores. ¿Estamos también ante un homenaje a La Regenta y a Clarín?
J.T.- Sí, sí es un homenaje claro. Nosotros, tanto yo como mis amigos escritores, hacemos cada vez más guiños de este estilo. Por ejemplo, yo saco muchísimos amigos míos en mis novelas, a compañeros del instituto, a amigos periodistas,.. a veces uso personajes que se parecen mucho a ellos y esto es algo que les divierte. Cada día hacemos más este tipo de cosas en las novelas, estos pequeños juegos entre nosotros, cameos,... Y entonces me pareció un detalle bonito el que apareciera Ana Ozores dando un paseo o que Víctor Quintanar estuviera en el casino. En las novelas de Víctor Ros me voy moviendo por distintas ciudades. Por ejemplo, con la primera novela que publiqué, El misterio de la casa Aranda, que transcurre en Madrid, vino a verme un lector para una firma y me comentó que esa novela le parecía "holmesiana" y galdosiana y claro, yo me puse super contento, porque si tú escribes sobre Madrid en el siglo XIX se tiene que parecer a Galdós, ya que al fin y al cabo, estás contando la misma ciudad.
Otro ejemplo, en El enigma de la calle Calabria, que transcurre en Barcelona en el siglo XIX, me ocurrió que hubo momentos en los que releía lo escrito y lo tenía que cambiar porque se parecía mucho a La ciudad de los prodigios. Si estoy describiendo los poblados chabolistas o contando la Barcelona del Liceo, de la alta burguesía catalana,... pues en cierto sentido se tiene que parecer y con Vetusta pasa lo mismo.
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Jerónimo Tristante nació en Murcia en 1969. En 2001 publicó su primera novela, Crónica de Jufré. Posteriormente, en 2004, vio la luz El rojo en el azul. En 2007, alcanzó el favor del gran público con El Misterio de la Casa Aranda, primera novela de una saga que recoge las aventuras de Víctor Ros. Después vieron la luz El Caso de la Viuda Negra, la segunda de las aventuras del detective extremeño, y El Tesoro de los nazareos.
En 2009 publica 1969 y en 2010 El enigma de la calle Calabria, último volumen protagonizado por Víctor Ros. En 2011 Plaza & Janés publicó su novela El valle de las sombras. En digital se han reeditado El rojo en el azul, Crónica de Jufré y publicado la novela inédita Océanos de tiempo, primer volumen de la trilogía "Los diarios diarios secretos del doctor Décimus Lenoir". Ha sido traducido al italiano, al francés y al polaco.
Sinopsis
El detective privado Víctor Ros, es contratado para descubrir al culpable del asesinato de Ramón Férez, primogénito de un acaudalado industrial de Oviedo.
Una peligrosa asesina fugada. Un joven muerto en extrañas circunstancias. Una familia repleta de secretos. Un pasado oscuro y una traición. Por fin un caso que pondrá a prueba el talento del detective más carismático e inteligente del siglo XIX, Víctor Ros.
Suiza, 1882. Bárbara Miranda, una psicópata custodiada por el Sello de Brandenburgo, escapa de su celda y desaparece.
Oviedo, un año después. Ramón Férez, primogénito de un acaudalado industrial, aparece asesinado delante de la verja de acceso a la Casa Férez. Para desesperación de las fuerzas del orden de la ciudad, no dejan de aparecer sospechosos del asesinato del joven, y el juez encargado del sumario, Agustín Casamajó, incapaz de encontrar al verdadero culpable, decide llamar a su gran amigo y famoso detective, Víctor Ros. Pero el caso no será fácil para él: tendrá que evitar las trampas que le colocarán en su camino las personas que menos espera, y se encontrará con un amor del pasado al que traicionó en su juventud.
Víctor Ros, con la ayuda de su hijo adoptivo y de su perspicaz esposa, ¿encontrará al culpable y evitará más muertes? ¿Podrá salir airoso del caso más peligroso de su vida? O por el contrario, ¿seremos testigos de su última noche?
Editorial Plaza & Janés.
El hotel Vincci la Rábida se encuentra enclavado en una antigua casa palacio del siglo XVIII, ubicada en la calle Castelar, verdadero centro neurálgico de la ciudad de Sevilla. Nada más entrar encuentras un patio porticado con una fuente en medio cuyo gorgoteo recrea un ambiente fresco y relajante, idóneo para estos días en los que el calor ya comienza a hacer acto de presencia.
En aquel patio y en actitud relajada, me encontré a Jerónimo Tristante, un igual en cuanto a edad se refiere. Un autor joven, simpático, moderno y actual aunque sus novelas siempre transcurren en tiempos pasados.
Marisa G.- Buenos días Jerónimo. Antes de empezar quisiera darte las gracias por recibirnos y tener la amabilidad de contestar a estas preguntas.
Jerónimo T.- Un placer.
M.G.- Leyendo tu biografía me encuentro con que eres profesor de Biología en un instituto. Me resulta curiosa esta combinación de ciencias y letras. ¿Estamos ante un biólogo en la piel de un escritor o viceversa? ¿Qué faceta te gusta más?
M.G.- La última noche de Víctor Ros es la cuarta entrega de las aventuras de este detective, en el que de nuevo tiene que hacer frente a muchas incógnitas y misterios. La trama se desarrolla en el siglo XIX. ¿Por qué un detective decimonónico? ¿Sientes predilección por esa época?
J.T.- Bueno, yo es que todas las novelas que escribo las ambiento siempre en otra época porque la actual me resulta muy aburrida como lector y como cuentacuentos también. Me gustaría tener una máquina del tiempo y poder viajar al pasado. Como no la tengo me la fabrico adrede con las novelas que escribo. Voy alternando novelas de otra temática con las de Víctor Ros pero siempre me muevo en la línea del tiempo. En concreto hay épocas que me llaman mucho la atención. No sé si porque será real la teoría esa de la reencarnación, probablemente, pero me gusta muchísimo esos momentos que combinan lo neardental con lo moderno, la Edad Media, el siglo XIX, la Guerra Civil, la Segunda Guerra Mundial,... Especialmente me gusta mucho el siglo XIX, sobre todo me gusta porque soy muy lector de los escritores que escribían en folletín como Dumas, Doyle, Wilkie Collins, Nelson Dickens,... Entonces, con esta novela quise hacer un homenaje a esa literatura en folletín, que además era una literatura de masas. Aquellos autores realmente hacían leer a la gente sencilla, a la gente de la calle, que es lo que yo pretendo hacer. Yo lo que quiero es que me lea mucha gente y que disfruten con mis novelas, más aún en una sociedad en la que lee poca gente. Yo no quiero ganar un premio Nobel, ni me hace ilusión que me pongan bien en el Babel. Lo que yo quiero es que me lean cajeras de supermercado, mecánicos,... porque necesitamos que la gente lea. En ese sentido, es lo que hacían los autores de aquella época y por eso el irme al siglo XIX y el tomar este tono folletinesco en homenaje a Holmes.
M.G.- Pues precisamente Holmes tiene mucho que ver en la siguiente pregunta. Víctor Ros es un detective infalible, muy perspicaz, muy observador y detallista. En su proceder recuerda mucho a estos otros detectives tan famosos entre los que destaca Sherlock Holmes, ¿no?
J.T.- Sí, esta última novela es la más "holmesiana" de las cuatro. La última fue, digamos, la más gore, pero con esta última he querido retomar un tono más amable, más blanco,... el de las primeras novelas de Víctor Ros que gustaron mucho a los lectores. Así que bueno, es un homenaje a Holmes sí, sólo que Ros no se parece a Holmes en muchas cosas porque él es un hijo del arroyo, era un pequeño delincuente de joven, se crió en la Latina, se ha hecho a sí mismo, intenta cambiar la sociedad en la que vive,... sin embargo sí se parece en el uso del racionamiento lógico deductivo, en su capacidad de observación, en que juega con las personas. Y luego, las novelas de Víctor Ros, también tienen un componente muy bonito que gusta mucho entre los lectores, y es que se trata de un C.S.I. del siglo XIX.
M.G.- Y hablando de homenajes y teniendo en cuenta que este nuevo caso transcurre en Oviedo es inevitable pensar en la Vetusta de Clarín, una idea que posteriormente se refuerza con la efímera aparición de Víctor Quintanar y Ana Ozores. ¿Estamos también ante un homenaje a La Regenta y a Clarín?
J.T.- Sí, sí es un homenaje claro. Nosotros, tanto yo como mis amigos escritores, hacemos cada vez más guiños de este estilo. Por ejemplo, yo saco muchísimos amigos míos en mis novelas, a compañeros del instituto, a amigos periodistas,.. a veces uso personajes que se parecen mucho a ellos y esto es algo que les divierte. Cada día hacemos más este tipo de cosas en las novelas, estos pequeños juegos entre nosotros, cameos,... Y entonces me pareció un detalle bonito el que apareciera Ana Ozores dando un paseo o que Víctor Quintanar estuviera en el casino. En las novelas de Víctor Ros me voy moviendo por distintas ciudades. Por ejemplo, con la primera novela que publiqué, El misterio de la casa Aranda, que transcurre en Madrid, vino a verme un lector para una firma y me comentó que esa novela le parecía "holmesiana" y galdosiana y claro, yo me puse super contento, porque si tú escribes sobre Madrid en el siglo XIX se tiene que parecer a Galdós, ya que al fin y al cabo, estás contando la misma ciudad.
Otro ejemplo, en El enigma de la calle Calabria, que transcurre en Barcelona en el siglo XIX, me ocurrió que hubo momentos en los que releía lo escrito y lo tenía que cambiar porque se parecía mucho a La ciudad de los prodigios. Si estoy describiendo los poblados chabolistas o contando la Barcelona del Liceo, de la alta burguesía catalana,... pues en cierto sentido se tiene que parecer y con Vetusta pasa lo mismo.