Autor
Sinopsis
[Biografía y sinopsis tomadas directamente del ejemplar]
Javier Sáez de Ibarra trabaja en un instituto donde imparte Lengua y Literatura y es profesor en la Escuela de Escritores de Madrid. Autor de numerosas antologías, sus estudios y reseñas aparecen en revistas como El Buen Salvaje, El Cuaderno, Quimera o Turia. Es el editor de la obra de Hipólito G. Navarro, El pez volador (2008). Ha publicado el poemario Motivos (2006) y los libros de cuentos: El lector de Spinoza (Páginas de Espuma, 2004), Propuesta imposible (Páginas de Espuma, 2008). Relatos suyos se recogen en las antologías de referencia más recientes y han sido traducidos al inglés. Su obra Mirar al agua. Cuentos plásticos (Páginas de Espuma, 2009) obtuvo el I Premio Internacional de Narrativa Breve Ribera del Duero, y por Bulevar (Páginas de Espuma, 2013) el XI Premio Setenil al mejor libro de relatos del año.
«Todo el mundo sabe que la guerra ha terminado, que los buenos perdieron, que la pelea estaba amañada… Los pobres siguen siendo pobres, los ricos se hacen más ricos. Eso es lo que pasa. Todo el mundo lo sabe», cantaba Leonard Cohen. Ahora nuestras voces se apagan, nuestra lucha declina, nuestra lengua se rompe en pedazos, nuestros sueños son negados. Y vamos convirtiéndonos lentamente en fantasmas…
Cada cuento de Fantasía lumpen es huella de vidas que sucumben o resisten a este orden de inhumanidad. La pérdida, el fracaso, el desahucio del sentido; pero también la dignidad, el honor y la fortaleza de unos y otros se hallan en estas páginas. Su lenguaje, reflexivo unas veces, irónico otras, nunca convencional y pleno de hallazgos, ilumina las circunstancias en que vivimos. La literatura de Javier Sáez de Ibarra es, de nuevo, interpelación, crítica, posibilidad.
[Biografía y sinopsis tomadas directamente del ejemplar]
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Hasta ahora no había sucedido nunca pero Javier Sáez de Ibarra es el primer autor con el que coincidido dos días seguidos y en dos puntos geográficos distintos y bastante alejados. La primera vez, una tarde de viernes del pasado mes de junio, en un precioso hotel de Sevilla, al fresco y con el arrullo de una fuente como melodía de fondo, para hablar de Fantasía lumpen. La segunda vez, al día siguiente, a unos 500 kms. de distancia, bajo un sol abrasador y dentro de la caseta 364, que tenía la editorial Páginas de Espuma en la última Feria del Libro de Madrid. De ahí la dedicatoria que os muestro más abajo que siempre me provoca una sonrisa cada vez que pienso en ella.
Javier Sáez de Ibarra es un profesor de literatura que ejerce también como escritor, actividad que avala unos cuantos títulos en su haber. Recientemente ha publicado Fantasía lumpen, un volumen de cuentos que llenó mis horas de lectura el pasado mes y del que os hablaré la semana próxima. Probablemente sea la reseña que cierre el blog temporalmente por motivos vacacionales. Pero antes de eso, aquí os dejo lo que Javier Sáez nos contó.
Marisa G.- Javier, antes de entrar en materia y aprovechando que tengo a un profesor de literatura delante te voy a hacer una pregunta que me ronda desde siempre.
Javier S.- Dime.
M.G.- Mira, yo no sé cómo serán ahora los planes de estudio ni los programas de las asignaturas pero en mi época me hicieron leer libros que con el tiempo, he entendido que no eran lecturas para mi edad. ¿Qué opinión tienes tú?
J.S.- No, no son adecuadas. A ver, se empieza a estudiar historia de la literatura en tercero de la ESO, cuando los chicos tienen catorce años. El lazarillo de Tormes se lee con esa edad, El Quijote, alguna comedia de Lope de Vega, Garsilaso de la Vega, La Celestina, o por lo menos fragmentos,... y no, no son lecturas idóneas para estos chicos pero por otra parte aportan un conocimiento que se supone que tienen que tener porque muchos acaban cuarto de la ESO y entran en un ciclo de Formación Profesional y necesariamente hay que hablarles del Quijote porque forma parte del patrimonio cultural.
Lo sabio sería leer algunas cosas más asequibles para ellos y a la vez leer estos libros que te comento. Ahí está la discusión. Hay quien dice que El Quijote no deberían leerlo pero sí una versión adaptada porque ahora hay muchas editoriales que te ofrecen esta opción de versiones adaptadas.
M.G.- Ah, no sabía eso. Es que siempre he pensado que hay lecturas que en vez de acercar a los jóvenes a la literatura lo que consiguen es espantarlos.
J.S.- Sí, sí,... Yo soy más partidario de que se lean este tipo de obras ya en Bachillerato, con dieciséis o diecisiete años. A esa edad sí pueden entender los textos mucho mejor.
M.G.- Entiendo. Bueno, Javier he estado leyendo sobre ti. Por lo que sé has escrito poemarios, cuentos, relatos,... ¿No has probado la novela?
J.S.- Sí, de hecho tengo una novela para la que estoy buscando editor. Y también he escrito una obra de teatro porque yo me considero escritor, sin etiquetas, pero sí he cultivado mucho más el cuento que otro género.
M.G.- Y después de dos premios de reconocido prestigio vienes con Fantasía lumpen. ¿Estos son cuentos que has ido escribiendo y posteriormente has recopilado en este volumen?
J.S.- El libro tiene tres partes. La segunda parte contiene los cuentos más antiguos. Algunos tienen casi quince años y no tienen que ver con la crisis porque son anteriores. El tema social siempre me ha preocupado y he sido muy sensible con esas cuestiones. Los cuentos de la primera parte son más breves y sí surgen a partir de la crisis, al igual que el último cuento. La verdad es que sí me propuse escribir sobre el mundo laboral y quise aprovechar esos cuentos que ya tenía escritos, los de la segunda parte, porque casaban muy bien con el proyecto del libro y quise rescatarlos.
M.G.- Me ha resultado curioso leer en la nota de prensa que los premios que has recibido te han abierto muchas puertas, has podido publicar en revistas, te han acercado a los lectores,... sin embargo, puntualizas algo que no sé si tomármelo de manera positiva o no. Vienes a decir algo así como que estos premios no han influido a los críticos. ¿A qué te refieres exactamente?
J.S.- Es una queja. Yo creo que los críticos nunca recogen la trayectoria del autor cuando hacen una reseña, especialmente si son libros de cuentos. Ellos analizan el libro de cuentos, analizan los cuentos concretamente, les gusta más o les gusta menos, pero nunca sitúan la obra en un contexto ni la relacionan con las anteriores obras del autor. Con esa frase me refiero a que esos premios no han servido para que, sobre mí, haya una mirada más amplia, se me mire con más perspectiva sino que simplemente se han centrado en el libro. Creo que hay una cortedad de miras en cuanto a la literatura algo que no ocurre, por ejemplo, cuando un crítico opina sobre un cuadro. Si tú lees una crítica de pintura siempre se habla de la trayectoria del autor, las influencias, dónde ha expuesto, qué aporta la obra con respecto a la anterior,... Incluso esto ocurre en el sector de la música pero en literatura no. No importa lo que hayas hecho antes, ni los premios que hayas ganado, solo importa el libro actual y en eso se centran. Por eso dije esa frase.
M.G.- Vale, vale... Y leyendo la sinopsis se dice «Cada cuento de Fantasía lumpen es huella de vidas que sucumben o resisten a este orden de inhumanidad». Cuando yo leí esto, antes de adentrarme en el libro, sentí como que me iba a encontrar con textos grises, agoreros,... No sé si esta era tu intención porque lo que es cierto es que hay mucha crítica social.
J.S.- Sí, la temática era esa pero es verdad que muchos cuentos están hechos desde el humor, desde la parodia, la exageración, la fantasía,... porque tampoco pretendía hacer una cosa muy lacrimógena. He querido escribir un texto que habla de cuestiones duras pero dejando respirar al lector, e incluso incitándole a pensar las cosas. Ya sabemos en qué mundo vivimos pero a veces se nos olvida y por eso he buscado estrategias para sorprender al lector y formalmente proponerle un punto de vista que le haga pensar.
M.G.- Efectivamente hay humor y hay mucha ironía. Por ejemplo, en el cuento Diversos avatares... que tiene un título tan larguísimo y que ya encierra humor en sí mismo, planteas que es mejor tomarlos la vida a risa porque de otro modo casi que no nos merece la pena ni levantarnos.
J.S.- Sí, claro. El humor es una herramienta de trabajo para distanciarte de lo que pasa. Eso por una parte. Y también para pensar mejor sobre ciertos temas. La tradición de la novela social de los años 50 o 60 planteaba una novela muy realista, era más una crónica periodística que literaria. Como te digo quería dar un enfoque diferente y el humor me servía para aliviar un poco la tensión y también para contar cosas a través de la risa como hacía Chaplin que para mí es un referente. Chaplin te habla del abandono de los niños en la película Chico pero lo hace con humor. Te ríes con la situación pero a la vez te hace pensar sobre la cuestión.
M.G.- Con ese cuento efectivamente uno se ríe. Nos reímos como lector y no sé si tú te has reído también a la hora de escribirlo.
J.S.- Sí, sí, me lo he pasado bien. Tengo que pasármelo bien para que el lector se pueda reír.
M.G.- Javier, estos cuentos tienen como temática el mundo laboral, la crisis, la subsistencia,... Pedir de verdad me ha parecido un cuento muy desgarrador aunque tiene un toque de fantasía al final, me ha parecido durísimo y se sufre como sufre el protagonista.
J.S.- Claro. Es un cuento muy duro aunque por otra parte es inverosímil. En realidad es una metáfora para demostrar que en los trabajos hoy en día te comen el tiempo, el de tu relación familiar, el del cuidado de los hijos, el de tu ocio y tu tiempo libre. He querido construir un símil que también resulte cómico pero que te haga plantearte mil cosas.
M.G.- Hablas de hacer pensar a los lectores y efectivamente ocurre tal que así. Con El escritor me hiciste pensar en la creatividad como escritor. En este cuento el protagonista hace una reflexión y comenta que él no puede escribir de aquello que no conoce, incluso creo que llega un momento en el que dice que acudir a la imaginación es mucho más fácil que narrar la realidad. ¿Esto es cierto?
J.S.- Bueno, eso es lo que dice el personaje pero yo no me lo creo del todo. A ver, en parte es verdad y en parte, no. Es cierto que escribir de algo que no has vivido no siempre se consigue porque hay cosas que se te pueden escapar pero la empatía y la solidaridad te pueden hacer comprender cierta situación personal. La experiencia personal me parece básica pero la experiencia no solo se limita a lo que te ha pasado a ti sino también a lo que le ha podido pasar a tu hermano, a tu vecino, a tu primo, aunque no lo hayas vivido en primera persona.
M.G.- Me gusta de tus cuentos que son diferentes, originales. Por ejemplo, De tal palo es casi dos cuentos en uno porque tú nos ofreces dos versiones de la misma historia y el lector puede elegir la que prefiera.
J.S.- Gracias, gracias. Intento buscar mi propio camino, mi propia estética y por eso a veces hago cuentos que no son muy habituales. No voy a decir que soy el primero en hacer determinada cosa porque ni me interesa ni me preocupa, pero sí me gusta hacer cosas que no son muy frecuentes.
En este cuento que mencionas, por ejemplo, hay determinadas escenas o situaciones que me hicieron pensar en otras cosas y por eso recurrí al recurso de las notas. La historia se bifurca y tiene dos versiones. Esto es algo que te permite hacer el cuento pero no la novela.
El lector se puede plantear cómo leer este cuento y yo le diría que lo puede leer como quiera, o bien de corrido y luego leer las notas o ir interrumpiendo la lectura para acudir a las notas. De todos modos me gusta dar libertad al lector.
M.G.- Las voces narradoras también me han gustado mucho por las sensaciones que provocan. En El museo, la voz es la de una mujer que me ha provocado mucha zozobra.
J.S.- ¿Te has identificado con ella?
M.G.- Bueno, identificarme en parte pero lo más interesante es que me he sentido zarandeada. No es una voz que deje indiferente.
J.S.- Esto de las voces narradoras es lo que más destacan los lectores y los críticos en mis cuentos. Por regla general no pretendo provocar ciertas emociones intencionadamente pero sí intento ser fiel a las experiencias o a las emociones que pueden llegar a sentir esas voces narradoras, algo que veo que llega a los lectores y por lo tanto funciona. Creo que esto se produce porque trato de captar o arrancar una parte de la experiencia, sin imposturas intelectuales ni estéticas, sino abordando el fondo del asunto. Entonces siento que conecto mejor con el lector.
M.G.- Y hablando de los narradores y de esta cualidad tuya para mostrar cuentos diferentes a los que se suele escribir, Entre mensajes me ha encantado. Juegas con el narrador y con el pensamiento de los personajes, dando como resultado una composición muy brillante.
J.S.- Ese cuento surgió al pensar en cómo a veces, en una escena típica de un matrimonio que se pone a ver la tele, hay cosas que se quedan sin decir porque el medio de comunicación se entromete. De ahí la idea del título. Vivimos entre mensajes que no son los nuestros, que interfieren en nuestra comunicación y a veces nos impiden hablar porque empieza la peli o el programa. Percibí que la manera de mostrar esas interferencias era mediante mensajes que se atraviesan. He construido en ese cuento una maraña de voces que son las que forman parte de nuestra vida.
M.G.- Sí, sé a qué te refieres, que nuestras conversaciones están siempre siendo interrumpidas por el móvil, la tele,... De todos modos, me parece muy curiosa la posición en la que colocas al lector en ese cuento. El lector observa lo que ocurre fuera pero también lo que ocurre dentro de la mente de los personajes.
J.S.- Para mí esto es algo básico en el cuento. Muchas veces digo que a mí, más que contar lo que me gusta es mostrar. No me gusta un narrador que lo explica absolutamente todo. Me interesa mucho más lo que el lector pueda percibir directamente y esto es casi una regla de trabajo para mí. No me digas que hay incomunicación o que el personaje está aburrido, no me lo digas, muéstramelo mejor.
M.G.- Y en cuanto a los personajes. Hay uno que aparece varias veces.
J.S.- Bueno lo de Tomi es algo curioso. Tomi es el protagonista de la novela que te he comentado antes porque la novela es anterior a estos cuentos. Es un personaje que me venía muy bien y me gustó la idea de que apareciera en dos cuentos, en uno figura como un personaje alcoholizado y en el otro como un padre de familia que intenta proteger a su hijos precisamente del mal ejemplo de un amigo. No quise tampoco cansar al lector y poner siempre al mismo personaje porque además prefería que hubiera varias voces pero me pareció interesante utilizar el mismo personaje en un par de historias.
M.G.- Está curioso, sí. Porque además cuando te lo encuentras por segunda vez no te lo esperas para nada y es una sorpresa.
Y Javier, ya te digo que yo he leído tus cuentos de manera salteada y no sé si lo he hecho correctamente. ¿Debería el lector leerlos siguiendo el orden en el que figuran?
J.S.- Sí. El libro tiene tres partes y están razonadas. La primera parte son como muchos ejemplos, muchos casos de muchas situaciones, es la parte más extensa. La segunda parte, esos cuentos más antiguos que antes te dije, son más reposados, son más detallados, y tienen otro ritmo, algunos son esperanzadores pero no todos. Y el último cuento sí que es para leerlo al final. Es un cuento en el que recojo el origen de la historia del capitalismo desde hace unos doscientos y pico de años hasta la actualidad y a la vez, con un historiográfica, voy insertando como pequeños cuentos ilustrativos de todo esto.
Ese cuento, Cuento capitalismo, sí que debería leerse en último término aunque lo de se debería lo pongo entre comillas porque creo en la libertad absoluta del lector. Lo que sí le aconsejo al lector es no leer ese cuento en primer lugar porque plantea la tesis antes que los casos y el libro está planteado al revés. Partimos de los casos singulares para elaborar una teoría. Pero vamos, que yo leo los libros de otros colegas y también voy saltando de un cuento a otro.
M.G.- Y hablando de otros colegas escritores, me ha alegrado mucho encontrarme con una dedicatoria a Miguel Ángel Muñoz, que entiendo que es el Miguel Ángel Muñoz de Entre malvados.
J.S.- Sí, sí, sí... Somos amigos desde que una vez me invitó a unas lecturas de cuento que llevaba en El Ejido (Almería). Él me ayudó mucho con el orden y la estructura de mi libro anterior, Bulevar. Le estoy muy agradecido y le tengo mucho cariño.
M.G.- Vamos a cerrar hablando del título. He leído decir que has jugado con las dos palabras, con fantasía y lumpen, para crear un contrasentido pero yo no lo percibo así.
J.S.- Mucha gente entiende la palabra lumpen como marginado o delincuente pero lumpen no es eso, es el desclasado. Por otro lado, la fantasía implica la evasión de la realidad. Y ahí está la gracia porque lumpen es la realidad más real. Era como mezclar el mundo de la evasión, de lo irreal, con la realidad más dura de la que no te puedes escapar. Me gustaba la mezcla. De todos modos no fue un título muy pensado, surgió muy repentinamente.
M.G.- Bueno Javier, lo dejamos ya. Yo tengo que terminar de leer tu libro. No me faltan muchos cuentos y los que he leído me han gustado mucho.
J.S.- Me alegro
M.G.- Gracias por compartir este rato con nosotros. Y nos vemos pronto.
J.S.- Gracias a vosotros.
Y tan pronto que nos vimos, como que volvimos a coincidir al día siguiente en Madrid. Con las prisas, porque había otra persona esperando a que yo acabara para entrevistar a Javier, me olvidé de pedirle que me dedicara el volumen, así que lo eché a la maleta y al día siguiente en la Feria del Libro de Madrid le pedí que me lo firmara. Me encantó la dedicatoria.
M.G.- Efectivamente hay humor y hay mucha ironía. Por ejemplo, en el cuento Diversos avatares... que tiene un título tan larguísimo y que ya encierra humor en sí mismo, planteas que es mejor tomarlos la vida a risa porque de otro modo casi que no nos merece la pena ni levantarnos.
J.S.- Sí, claro. El humor es una herramienta de trabajo para distanciarte de lo que pasa. Eso por una parte. Y también para pensar mejor sobre ciertos temas. La tradición de la novela social de los años 50 o 60 planteaba una novela muy realista, era más una crónica periodística que literaria. Como te digo quería dar un enfoque diferente y el humor me servía para aliviar un poco la tensión y también para contar cosas a través de la risa como hacía Chaplin que para mí es un referente. Chaplin te habla del abandono de los niños en la película Chico pero lo hace con humor. Te ríes con la situación pero a la vez te hace pensar sobre la cuestión.
M.G.- Con ese cuento efectivamente uno se ríe. Nos reímos como lector y no sé si tú te has reído también a la hora de escribirlo.
J.S.- Sí, sí, me lo he pasado bien. Tengo que pasármelo bien para que el lector se pueda reír.
M.G.- Javier, estos cuentos tienen como temática el mundo laboral, la crisis, la subsistencia,... Pedir de verdad me ha parecido un cuento muy desgarrador aunque tiene un toque de fantasía al final, me ha parecido durísimo y se sufre como sufre el protagonista.
J.S.- Claro. Es un cuento muy duro aunque por otra parte es inverosímil. En realidad es una metáfora para demostrar que en los trabajos hoy en día te comen el tiempo, el de tu relación familiar, el del cuidado de los hijos, el de tu ocio y tu tiempo libre. He querido construir un símil que también resulte cómico pero que te haga plantearte mil cosas.
M.G.- Hablas de hacer pensar a los lectores y efectivamente ocurre tal que así. Con El escritor me hiciste pensar en la creatividad como escritor. En este cuento el protagonista hace una reflexión y comenta que él no puede escribir de aquello que no conoce, incluso creo que llega un momento en el que dice que acudir a la imaginación es mucho más fácil que narrar la realidad. ¿Esto es cierto?
J.S.- Bueno, eso es lo que dice el personaje pero yo no me lo creo del todo. A ver, en parte es verdad y en parte, no. Es cierto que escribir de algo que no has vivido no siempre se consigue porque hay cosas que se te pueden escapar pero la empatía y la solidaridad te pueden hacer comprender cierta situación personal. La experiencia personal me parece básica pero la experiencia no solo se limita a lo que te ha pasado a ti sino también a lo que le ha podido pasar a tu hermano, a tu vecino, a tu primo, aunque no lo hayas vivido en primera persona.
M.G.- Me gusta de tus cuentos que son diferentes, originales. Por ejemplo, De tal palo es casi dos cuentos en uno porque tú nos ofreces dos versiones de la misma historia y el lector puede elegir la que prefiera.
J.S.- Gracias, gracias. Intento buscar mi propio camino, mi propia estética y por eso a veces hago cuentos que no son muy habituales. No voy a decir que soy el primero en hacer determinada cosa porque ni me interesa ni me preocupa, pero sí me gusta hacer cosas que no son muy frecuentes.
En este cuento que mencionas, por ejemplo, hay determinadas escenas o situaciones que me hicieron pensar en otras cosas y por eso recurrí al recurso de las notas. La historia se bifurca y tiene dos versiones. Esto es algo que te permite hacer el cuento pero no la novela.
El lector se puede plantear cómo leer este cuento y yo le diría que lo puede leer como quiera, o bien de corrido y luego leer las notas o ir interrumpiendo la lectura para acudir a las notas. De todos modos me gusta dar libertad al lector.
M.G.- Las voces narradoras también me han gustado mucho por las sensaciones que provocan. En El museo, la voz es la de una mujer que me ha provocado mucha zozobra.
J.S.- ¿Te has identificado con ella?
M.G.- Bueno, identificarme en parte pero lo más interesante es que me he sentido zarandeada. No es una voz que deje indiferente.
J.S.- Esto de las voces narradoras es lo que más destacan los lectores y los críticos en mis cuentos. Por regla general no pretendo provocar ciertas emociones intencionadamente pero sí intento ser fiel a las experiencias o a las emociones que pueden llegar a sentir esas voces narradoras, algo que veo que llega a los lectores y por lo tanto funciona. Creo que esto se produce porque trato de captar o arrancar una parte de la experiencia, sin imposturas intelectuales ni estéticas, sino abordando el fondo del asunto. Entonces siento que conecto mejor con el lector.
M.G.- Y hablando de los narradores y de esta cualidad tuya para mostrar cuentos diferentes a los que se suele escribir, Entre mensajes me ha encantado. Juegas con el narrador y con el pensamiento de los personajes, dando como resultado una composición muy brillante.
J.S.- Ese cuento surgió al pensar en cómo a veces, en una escena típica de un matrimonio que se pone a ver la tele, hay cosas que se quedan sin decir porque el medio de comunicación se entromete. De ahí la idea del título. Vivimos entre mensajes que no son los nuestros, que interfieren en nuestra comunicación y a veces nos impiden hablar porque empieza la peli o el programa. Percibí que la manera de mostrar esas interferencias era mediante mensajes que se atraviesan. He construido en ese cuento una maraña de voces que son las que forman parte de nuestra vida.
M.G.- Sí, sé a qué te refieres, que nuestras conversaciones están siempre siendo interrumpidas por el móvil, la tele,... De todos modos, me parece muy curiosa la posición en la que colocas al lector en ese cuento. El lector observa lo que ocurre fuera pero también lo que ocurre dentro de la mente de los personajes.
J.S.- Para mí esto es algo básico en el cuento. Muchas veces digo que a mí, más que contar lo que me gusta es mostrar. No me gusta un narrador que lo explica absolutamente todo. Me interesa mucho más lo que el lector pueda percibir directamente y esto es casi una regla de trabajo para mí. No me digas que hay incomunicación o que el personaje está aburrido, no me lo digas, muéstramelo mejor.
M.G.- Y en cuanto a los personajes. Hay uno que aparece varias veces.
J.S.- Bueno lo de Tomi es algo curioso. Tomi es el protagonista de la novela que te he comentado antes porque la novela es anterior a estos cuentos. Es un personaje que me venía muy bien y me gustó la idea de que apareciera en dos cuentos, en uno figura como un personaje alcoholizado y en el otro como un padre de familia que intenta proteger a su hijos precisamente del mal ejemplo de un amigo. No quise tampoco cansar al lector y poner siempre al mismo personaje porque además prefería que hubiera varias voces pero me pareció interesante utilizar el mismo personaje en un par de historias.
M.G.- Está curioso, sí. Porque además cuando te lo encuentras por segunda vez no te lo esperas para nada y es una sorpresa.
Y Javier, ya te digo que yo he leído tus cuentos de manera salteada y no sé si lo he hecho correctamente. ¿Debería el lector leerlos siguiendo el orden en el que figuran?
J.S.- Sí. El libro tiene tres partes y están razonadas. La primera parte son como muchos ejemplos, muchos casos de muchas situaciones, es la parte más extensa. La segunda parte, esos cuentos más antiguos que antes te dije, son más reposados, son más detallados, y tienen otro ritmo, algunos son esperanzadores pero no todos. Y el último cuento sí que es para leerlo al final. Es un cuento en el que recojo el origen de la historia del capitalismo desde hace unos doscientos y pico de años hasta la actualidad y a la vez, con un historiográfica, voy insertando como pequeños cuentos ilustrativos de todo esto.
Ese cuento, Cuento capitalismo, sí que debería leerse en último término aunque lo de se debería lo pongo entre comillas porque creo en la libertad absoluta del lector. Lo que sí le aconsejo al lector es no leer ese cuento en primer lugar porque plantea la tesis antes que los casos y el libro está planteado al revés. Partimos de los casos singulares para elaborar una teoría. Pero vamos, que yo leo los libros de otros colegas y también voy saltando de un cuento a otro.
M.G.- Y hablando de otros colegas escritores, me ha alegrado mucho encontrarme con una dedicatoria a Miguel Ángel Muñoz, que entiendo que es el Miguel Ángel Muñoz de Entre malvados.
J.S.- Sí, sí, sí... Somos amigos desde que una vez me invitó a unas lecturas de cuento que llevaba en El Ejido (Almería). Él me ayudó mucho con el orden y la estructura de mi libro anterior, Bulevar. Le estoy muy agradecido y le tengo mucho cariño.
M.G.- Vamos a cerrar hablando del título. He leído decir que has jugado con las dos palabras, con fantasía y lumpen, para crear un contrasentido pero yo no lo percibo así.
J.S.- Mucha gente entiende la palabra lumpen como marginado o delincuente pero lumpen no es eso, es el desclasado. Por otro lado, la fantasía implica la evasión de la realidad. Y ahí está la gracia porque lumpen es la realidad más real. Era como mezclar el mundo de la evasión, de lo irreal, con la realidad más dura de la que no te puedes escapar. Me gustaba la mezcla. De todos modos no fue un título muy pensado, surgió muy repentinamente.
M.G.- Bueno Javier, lo dejamos ya. Yo tengo que terminar de leer tu libro. No me faltan muchos cuentos y los que he leído me han gustado mucho.
J.S.- Me alegro
M.G.- Gracias por compartir este rato con nosotros. Y nos vemos pronto.
J.S.- Gracias a vosotros.
Y tan pronto que nos vimos, como que volvimos a coincidir al día siguiente en Madrid. Con las prisas, porque había otra persona esperando a que yo acabara para entrevistar a Javier, me olvidé de pedirle que me dedicara el volumen, así que lo eché a la maleta y al día siguiente en la Feria del Libro de Madrid le pedí que me lo firmara. Me encantó la dedicatoria.