Editorial: Almuzara.
Fecha publicación: febrero,2017
Precio: 18,95 €
Precio: 18,95 €
Género: Novela Histórica.
Nª Páginas: 352
Edición: Rústica con solapas
ISBN: 978-84-16776-58-0
Nª Páginas: 352
Edición: Rústica con solapas
ISBN: 978-84-16776-58-0
Autor
Periodista y escritor. En el año 2010 debutó en el mundo literario con su novela«Los diarios de Regent Street», en la que rendía homenaje a Sherlock Holmes y a Sir Arthur Conan Doyle. Con posterioridad, realizó una incursión en el mundo de la fantasía con su novela juvenil «El sueño de Titania» (2014), dedicada a su hija Sofía. La novela negra y el terror se mezclan por iguales dosis en su obra «El último tren de la estación del norte» (2015). Recientemente, acaba de publicar su primera colección de relatos, «La noche de Lear y otros cuentos navideños». Asimismo, su cuento «Las voces del mar» ha sido finalista del I Concurso Internacional de Relatos Cortos Ciudad de Sevilla 2016, y aparecerá publicado en el libro «Protocolo de actuación ante un fracaso».
Sinopsis
En la Sevilla de 1810, ocupada por el ejército francés, el paradero de un cuadro desconocido de Murillo es la obsesión del mariscal Soult. La ciudad se ha rendido sin oponer resistencia alguna, y sus soldados tienen la misión de encontrar a toda costa la preciada pintura para consumar así el saqueo que lleva a cabo el mariscal, que ha amasado una valiosa pinacoteca esquilmando a sus legítimos propietarios. Mientras tanto, Teresa, una joven de catorce años, descubre entre las páginas de un diario hechos atroces que mancillarán su inocencia para siempre. Aunque Teresa ya vive atormentada por un terrible secreto: desde muy niña posee la insólita facultad de percibir y ver a los aparecidos. A las ánimas del purgatorio.
En esta inquietante novela histórica, con ingredientes del mejor género gótico, Andrés González-Barba nos muestra una España oculta y tenebrosa, sometida por los franceses, pero en la que se liberan sin recato las fuerzas del más allá.
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Como buena aficionada al terror, la novela gótica es un género que siempre me ha gustado. Por este blog han pasado novelas de M.R. James, Edgar Allan Poe o Henry James, caracterizadas por esas atmósferas lúgubres y esas historias truculentas llenas de aparecidos, fantasmas y entes del más allá. El terror que me produce ese tipo de lecturas es muy diferente del que nos ofrecen las novelas o películas ambientadas en época actual, más propensa a mostrar escenas sangrientas que a jugar con el terror psicológico. Aun así, las novelas góticas siguen estando de moda.
Tanto es así que hay autores contemporáneos que aún cultivan el género. Es el caso del periodista Andrés González-Barba que publicaba esta primavera El enigma Murillo, novela que ubica en la Sevilla del siglo XIX y que narra un relato que aúna terror e historia. Editada por Almuzara, El enigma Murillo es un homenaje a ese género en el que despuntaron conocidísimos autores y que presenta una trama con diversas ramificaciones y un elenco variado de personajes.
Un capítulo introductorio será la puerta de entrada a un argumento cargado de historia y episodios tenebrosos. En el prólogo se narrará una escena pasada y bastante inquietante acaecida durante una noche lúgubre a orillas del Guadalquivir. Fechado a finales del siglo XVIII, los hechos descritos cobrarán sentido hacia el desenlace de la novela, quedando hasta entonces medio olvidada, una vez que el lector se adentre en la lectura pero que, llegado el momento, recordará lúcidamente.
Creo que El enigma Murillo no puede tener mejor inicio. Para empezar, y aunque cuesta encajar la Sevilla que se describe, me ha gustado mucho esa imagen que muestra de mi ciudad, tan lejana a la que se caracteriza por la luz intensa y el sol brillante. El autor consigue apartarse de esa imagen y consigue construir con acierto un ambiente lúgubre y tenebroso en el que, entre las sombras de la noche, todo puede ocurrir.
Pero el grueso de la trama se inicia en el año 1810, fecha en la que Sevilla está dominada por las tropas napoleónicas, quienes van ocupando poco a poco España y tiene en el punto de mira a la ciudad de Cádiz para culminar su conquista. Los sevillanos se muestran mansos y resignados ante el dominio de los franceses salvo por algún grupo de insurgentes que intentan poner freno a la dominación.
En la calle Borceguinería reside la familia Guzmán. Francisco Javier Guzmán es un hombre asentado en la vejez e inválido, viudo y padre de tres hijas: Carlota, Matilde y Teresa. Su único heredero, Ignacio Guzmán ha muerto recientemente en extrañas circunstancias lo que aflige enormemente al anciano. Pero será la pequeña Teresa la principal protagonista de esta historia, así como un cuadro cuya autoría se atribuye a un joven Murillo, que en sus inicios pintó a una Virgen con Niño, un lienzo bello y cautivador que, si bien ha pasado por diversas manos, ahora pertenece a la familia Guzmán.
La casa de la familia Guzmán anda revuelta. En primer lugar porque los franceses han instalado en dicha vivienda a un hombre herido, Alberto Cienfuegos, que necesita ser atendido para curar sus heridas, algo que no agrada a Francisco Javier Guzmán. Por otro lado porque de todos es sabido el saqueo al que los franceses están sometiendo Sevilla, despojando a iglesias y conventos de su patrimonio artístico y requisando obras de artes de propiedad privada que pasan a manos del mariscal Soult, un amante del arte, especialmente de las obras de Murillo, y que se está haciendo de una colección en el Palacio Arzobispal, lugar en el que reside. Por ello, Guzmán decide ocultar el cuadro en manos amigas para evitar el expolio.
A todo ello hay que unir lo que acontece a la pequeña Teresa Guzmán. Teresa es una joven de catorce años, muy sensible y con un don especial. Desde muy niña posee la facultad de ver presencias fantasmales y aparecidos, algo que le aterroriza pero que sobrelleva con la ayuda de su confesor el padre Benito, la única persona que conoce lo que le ocurre y a quien ayuda en el hospicio de la Casa Cuna, donde ocurren algunos episodios paranormales.
De la vida de Alberto Cienfuegos, hasta el momento en el que presencia una escena propia de los infiernos, iremos sabiendo a través del libreto que Teresa encuentra entre sus pertenencias y que irá leyendo poco a poco. Por dicha lectura que él ha titulado Mi camino hacia el infierno conoceremos que era un médico rural, feliz por tener una familia a la que adoraba. Alberto ha sufrido lo indecible en los últimos años y los horrores que le ha tocado vivir lo han convertido en un ser lleno de odio y rencor por lo que a veces se desprecia a sí mismo. Para librarse del acoso de los franceses tendrá que llevar a cabo una misión que le repugna.
Otro hilo argumental será el protagonizado por el francés Sebastien Blaze de Bury. Este personaje se nos da a conocer a través de su propio diario. Por cuestiones del azar entrará en contacto con Teresa pero creo que es de los personajes principales que menos protagonismo tiene por lo que tampoco me voy a demorar mucho con los detalles.
Y por último, Francisco Blay, Aurelio Buendía y Antonio Escabel, tres insurgentes españoles que buscan unos documentos muy importantes que harían cambiar de signo la guerra contra los franceses. Son tres personajes que aparecen en contadas ocasiones pero sus fines son muy claros, atentar contra el mariscal Soult y robar el cuadro de Murillo que contiene información oculta de mucho valor.
De un modo u otro, la vida de todos estos personajes y algunos más se irán cruzando y entre mezclando siempre con dos objetivos desde el punto de vista histórico. Por un lado, hablarnos de la pintura de Bartolomé Esteban Murillo y por otro narrar cómo se vivió la presencia de los franceses en Sevilla. De este modo, se repasa las conquistas francesas en el territorio español y la respuesta de los españoles en las distintas ciudades, así como la llegada de los franceses a Sevilla, qué hicieron, cómo se comportaron, qué edificios ocuparon o las escaramuzas que se venían produciendo entre los soldados franceses y los guerrilleros españoles amparados por la oscuridad de la noche. A mí me ha gustado especialmente esa parte porque es cierto que se narran episodios históricos que yo desconocía, así como se aportan algunas anécdotas interesantes que pertenecen al día a día de la ciudad.
El lado gótico de la novela lo sustenta Teresa Guzmán que pasará una temporada en casa de la condesa L, cuidando de sus tres hijos, una casa que encierra más de un secreto y con un personaje muy ambiguo que despertará nuestra curiosidad. A su vez, otros personajes también experimentarán episodios de bilocación como el francés Sebastién o el padre Benito que ayudan a crear ambiente. Conozco algún lector que confiesa haber pasado verdadero miedo en algún pasaje de la novela. En mi caso, acostumbrada a un terror más crudo y casi palpable, no voy a negar que ciertas escenas que he leído en este libro han despertado un poco mi inquietud, especialmente cuando la protagonista está en su quehacer diario y sin aviso previo aviso, presiente, advierte o vislumbra la presencia de alguien que no debería estar en el mundo de los vivos. Sin duda, se nota la influencia que las lecturas de autores del género muy consagrados ha tenido sobre el autor, pues considero que ostenta capacidad más que suficiente para recrear una atmósfera asfixiante que incomode al lector.
Como veis los personajes son numerosos y dispares. Tengo que destacar que el autor hace especial hincapié en la descripción física, con muchos detalles sobre su fisonomía y aspecto y quizá no profundiza tanto en el plano psicológico. de todos modos, el lector puede hacerse una idea más precisa de cómo son todos ellos, entre los que destaca el personaje de Teresa, la joven de catorce años con un don especial y que no parece encajar en su familia, rodeada por un padre que no parece tenerle mucha estima y unas hermanas más preocupadas por desposarse con algún alto cargo francés.
Teresa es un alma caritativa siempre dispuesta a ayudar a los demás, a los vivos y a los muertos, y que el autor dibuja con un halo pesaroso y nostálgico, algo que entenderemos una vez que conozcamos parte de su pasado. Para mí es uno de los personajes más emotivos y que más ternura despierta pues la vemos solitaria en un mundo lleno de aparecidos sin apenas apoyo familiar.
En cuanto a la recreación de la época, pienso que González-Barba ha hecho un buen trabajo. Se nota una cuidada documentación que viene avalada por todas las lecturas que menciona en el apartado Agradecimientos. A mí me ha resultado fácil transitar por las calles de Sevilla del siglo XIX, sin que la ciudad me parezca un personaje más como suele ocurrir en otras novelas. Así mismo creo que emula con corrección las expresiones de la época y la forma en la que los personajes conversaban.
Estructurada en tres partes, cada una de ellas antecedidas por un bello grabado, más un prólogo y un epílogo, El enigma Murillo cuenta con capítulos de corta extensión encabezados por un título que me parece directo y al grano y que resumen convenientemente lo que vamos a encontrar en el mismo. Destaco que, algunos de ellos cuentan con bastante intriga especialmente en lo referente a la parte gótica de la novela mientras que la parte histórica aporta acción y dinamismo a la trama.
Por otra parte, el estilo del autor me ha resultado pulcro y limpio. Posee una prosa refinada y culta, empleando símiles y metáforas que me han parecido bellas y elegantes. Domina la narración al diálogo pero aún así el ritmo es constante y la lectura fluye con sencillez.
En definitiva, si te gusta la novela gótica con pinceladas históricas, enEl enigma Murillo encontrarás parte de la historia de la ciudad de Sevilla en la que la venganza, las traiciones y las conspiraciones están a la orden del día.A todo eso hay que una trama gótica sustentada por apariciones y secretos inconfesables que nos desvelarán más de una sorpresa.
A mí me ha parecido una lectura entretenida con buena ambientación.