El pasado martes nos visitó Almudena Grandes. Como siempre que publica una nueva novela, quiso pasarse por Sevilla para promocionar y presentar Los pacientes del doctor García dentro del ciclo Letras Capitales que organiza el Centro Andaluz de las Letras.
El acto que de nuevo tuvo lugar en la Biblioteca Infanta Elena, estuvo presentado por la periodista de Canal Sur Mabel Mata. Pero en primer lugar, y para romper el hielo, fue Anabel Fernández, la directora de la biblioteca, la que nos dio la bienvenida a los asistentes y por supuesto a Almudena Grandes que, desde que comenzó con los Episodios de una Guerra Interminable no ha faltado a su cita con Sevilla. Comentó la directora que Los pacientes del doctor García es «también un thriller, una novela de espías, una novela que describe la historia internacional junto a los espacios íntimos más recónditos, las relaciones humanas más próximas y los afectos más cercanos». A continuación tomó la palabra Mabel que destacó de las novelas de la autora el amplísimo elenco de personajes, ricos en matices, merecedores de una novela en sí misma, e inició la conversación mencionando unas palabras de Almudena: «Cada obra mía parte de una taquicardia». Os dejo este vídeo en el que cuenta cómo surge la historia y quién era Clara Stauffer, uno de los pilares más poderosos de la novela.
Según nos comentó, Clara Stauffer montó una red de ayuda y asistencia a criminales de guerra buscados por la justicia aliada, volcándose en cuerpo y alma en la causa. Mencionó que los refugiados podían llegar a su casa a cualquier hora del día o de la noche y que siempre eran bien acogidos. Para las necesidades que se pudieran presentar, tenía su casa llena de armarios con ropa de hombre de todas las tallas o zapatos de todos los números. «Clara estableció una relación casi maternal con sus protegidos y, mientras otros nazis se hicieron millonarios, a ella le costó dinero todo esto», afirmó. Así pues, Clara Stauffer, a pesar de trabajar con los más malos de la película era una mujer compasiva y por eso Almudena pensó que sería interesante incluirla en su novela.«Creo que un malo para ser eficaz tiene que tener luces».
A su vez explicó que la red que organizó Clara contaba con la protección del gobierno de Franco pero de todo aquello no ha quedado nada escrito por lo que la documentación ha sido compleja y se ha tenido que apoyar en algunas historias personales.«La organización Stauffer era hermética y clandestina porque el régimen de Franco que la protegió jamás lo reconoció y ella nunca publicó nada», expresó. También confesó la autora que ha podido escribir esta novela porque ha tenido algunos golpes de suerte y porque en Argentina, cuando Perón acogió a los nazis, se fundó el SARE, Servicio de Acogida a los Refugiados Europeos, un organismo oficial que sí contaba con archivos. «Sin tener ninguna manera de documentar la primera parte de un viaje, he podido reconstruirlo al revés, desde el destino llegar al origen, gracias a esos archivos», nos aclaró.
Sobre los nazis que llegaron a Argentina dijo que procedían del puerto de Barcelona, de Cádiz o Génova y que llegaron a Buenos Aires con pasaporte español, gracias a los contactos que Clara Stauffer tenía con la Iglesia española y con párrocos de algunas iglesias madrileñas, encargados de facilitar certificados de bautismos con nombres falsos para confeccionar pasaportes. Al respecto hizo referencia a una anécdota que un profesor le había contado recientemente relacionada con su padre, quien se pasó aquellos años haciendo de recadero entre las parroquias de Madrid y una señora, supuestamente Clara Stauffer, a la que le hacía llegar documentación. Todo ello para evitar que su hijo pequeño fuera a la mili.
Sobre la vida de esta mujer tan interesante siguió contando que se protegía mucho y camuflaba sus actividades. Tan solo un periodista británico del Daily Express, y por medio de engaños, consiguió hacerle una entrevista en 1948, que también queda reflejada en la novela. No había mucha información sobre ella.
Pero hablando sobre personajes, Mabel quiso mencionar también a otro más que aparece en el libro y que igualmente tuvo una existencia real. Se refirió a Norman Bethune, un canadiense, pionero en el sistema de donación de sangre tal y como la conocemos hoy. Nos comentó Almudena que Bethune «es otro ejemplo de que los españoles vivimos encima de un filón de historias maravillosas». Admitió la autora que no conocía la existencia de este hombre y que lo descubrió cuando comenzó a trabajar en la novela. Nos dijo que Bethune fue un comunista y el primer médico que descubrió que se podía hacer transfusiones con sangre refrigerada.«Decidió regalarle este invento a la España republicana y se vino desde Canadá a Madrid con un enorme frigorífico Electrolux, inmenso, en un viaje de locos». Para poner en marcha su proyecto se dedicó a poner anuncios en prensa y radio pidiendo donantes y el primer «resucitado» con sangre refrigerada del mundo fue un soldado del hospital de la Casa de Campo, cuyo médico lo había ya desahuciado. Sin embargo, le hicieron una transfusión, le pusieron dos bolsas de sangre y aquel chico abrió los ojos y habló. «Debió de ser un momento emocionante hasta el punto que, según cuentan las crónicas de la época, los que fueron testigos de la resurrección, por llamarla de algún modo, comenzaron a dar ¡Vivas! y el herido respondió ¡Viva yo!». Fue una anécdota simpática que levantó las sonrisas de los asistentes. Por lo tanto, asegura la autora que esta novela también es un homenaje a Bethune, una persona que a ella le fascinó por su generosidad. Se preguntó en voz alta Almudena cómo era posible que pasara este tipo de cosas, que existiera gente con tanta generosidad y sobre todo por qué ella no conocía esta historia hasta ahora. «He descubierto que la respuesta a la segunda pregunta es el camino para llegar a la primera», declaró.
Pero si hay que hablar de homenaje, Los pacientes del doctor García también supone un tributo a la burguesía republicana. Mencionó Almudena Grandes que en España existe una especie de corrección política encubierta que homogeneíza la mayoría de las novelas y películas que se hacen y que muestran una imagen de España muy falsa e inocente. «Últimamente digo que soy una escritora anti-sistema, aunque no lo parezca, porque no escribo novelas de la equidistancia. España es el único país del mundo donde ha habido una guerra entre demócratas y fascistas y algunos todavía no saben quiénes eran los buenos. Yo sí lo sé», afirmó con contundencia. Le sirvió esta declaración para hablar de los republicanos a quienes, en su opinión, jamás se le colgaba la etiqueta de héroes sino que únicamente eran mostrados como víctimas o como verdugos, como personas incultas, sucias, miserables, gente primaria. «Esa imagen es mentira y no es inocente. Con esa imagen solo se pretende dejar constancia de que el golpe de Estado era inevitable», manifestó. Quiso la autora dejar claro que existía una burguesía, claro sostén de la República que contaba con juristas, profesores, catedráticos, artistas,...«¿Quién habría redactado la Constitución del 31?, ¿quién hubiera puesto en marcha el programa educativo de la República?, ¿a quién se le hubiera ocurrido las misiones pedagógicas?, ¿quién habría aprobado la ley del divorcios?», se preguntó Almudena. Alegó que todo eso lo hizo una clase social íntimamente vinculada al ideal de República porque otra cosa que aseguró que era mentira es que antes de 1931 no había republicanos. «A los largo de todo el siglo XIX había republicanos... ¡Pero si es que hubo una República en 1870!», exclamó. «Me parece que todo esto que se dice es muy injusto primero porque la burguesía republicana fue fundamental para crear la República y segundo porque es mentira que la República fuera una jaula de grillos que hubiera que solucionar con un golpe de Estado. Eso es una manipulación».
Y volvió a hablar de una cuestión que ya ha recalcado en alguna otra comparecencia. Me refiero al enemigo de la memoria. Afirmó que España es una país raro desde 1945 y a raíz de este comentario se adentró en la polémica que estamos viviendo actualmente con el referéndum catalán. Reconoció que «hemos llegado a donde hemos llegado porque no se habla». Así mismo vino a decir que desconocía cómo se puede solucionar el problema pero se sinceró diciendo que, desde su punto de vista, «lo que ha pasado es nefasto porque los dos culpables de todo esto han salido reforzados de lo que ha pasado. Por un lado, Rajoy saca tajada porque su electorado se queda con que el referéndum no ha sido posible tal y como se pretendía y con que la policía ha puesto orden. Por otro lado, Puigdemont se queda con la foto de los porrazos mientras ellos no los den aunque la cosa se está torciendo en ese sentido también». Y siguiendo en esta línea comentó que se podría salir de este bloqueo con otro gobierno de coalición, con gente que tuviera valor de convocar un referéndum legal en los primeros seis meses de legislatura.«De todos modos creo que casi ya es tarde para el referéndum legal porque a estas alturas ya hay una parte de la sociedad catalana que se va a sentir excluida y no será culpa de ellos», manifestó.
Sobre si sus novelas podrían ser llevadas al cine, nos adelantó que ya ha recibido dos propuestas por Los pacientes... pero que le ha dado hasta rabia. Con sus anteriores novelas hubo algún intento de llevarla a la tele pero no cuajó porque claro «ninguna empresa española está interesada en invertir en cuatro mil comunistas que invaden el valle de Arán. En cualquier país eso daría igual si la historia es buena pero aquí no». Sin embargo, como en esta última novela los malos son los extranjeros presentía que iba a haber más interés y no se ha equivocado.«Me entran ganas de decir que no pero ni me deja mi sentido común ni me editor», dijo entre risas.
Tocaba el turno de preguntas. Yo tenía sumo interés en saber algo más sobre un libro que menciona en la novela «El fin de la esperanza». Comentó Almudena que fue un libro que le regaló una amiga suya y que le impresionó muchísimo. «Es un testimonio escrito bajo el seudónimo de Juan Hermanos, y cuenta una historia conmovedora y heroica». Nos contó que en el momento en el que la ONU iba a promulgar una censura al franquismo y quiso obligar a Franco a dejar el gobierno en 1946, los republicanos pusieron toda su fe en aquel acto de censura. En aquellos momentos los estudiantes de la FUE, unos chicos muy jóvenes, que habían refundado la Fundación Universitaria Escolar Republicana, montan una organización y deciden tomar Madrid.«Entonces, ni cortos ni perezosos sacan las pistolas que tenían ocultas en las cisternas de los váteres, debajo de las baldosas, y armados de esa manera tan absurda se reparten Madrid». Según fue contando, uno de aquellos chicos era Marcelo Saporta, hermano de Raimundo Saporta, la mano derecha de Santiago Bernabeu, nacido en Estambul pero vivía en España porque su padre había podido probar su origen sefardí. «Los dos hermanos se comportaron de forma muy distinta. Raimundo se adaptó sin ningún problema a la España franquista, llegando a ser directivo del Real Madrid, mientras que Marcelo decidió militar contra la dictadura», aclaró. Cuando en el 45 empiezan a caer sus compañeros como moscas, él pensó que era más útil contando lo que había vivido en el extranjero que dejándose detener en España y se marcha a Francia y consigo se llevó un manuscrito en el que contaba cómo había sido su organización, cómo fabricaban bombas que no explotaban, cómo se enamoraban. «Es una narración muy ingenua que llevó a Jean-Paul Sartre directamente y Sastre lo publicó en Francia con el título El fin de la esperanza en 1949. Luego se publicaría en México y Argentina. Sin embargo, en este país, que es el paraíso de los papanatas, no llegó a publicarse hasta veinte años después de la muerte de Franco y eso que Sartre había escrito el prefacio para este libro y lo había apadrinado. Pues ni así». Nos desveló que el libro no se publica en España hasta el año 1984 bajo el sello de la editorial Tecnos y luego sería la editorial Oberon la que lo relanza en 2004 con una introducción espléndida de Paco Caudet. Añadió además que a ella siempre le había emocionado mucho esos chicos del 46 y por eso, «al escribir una novela como esta, donde el doctor García es como la última vuelta de tuerca, he querido incluirlos porque, aunque estos chicos no brillan tanto como los galones de los SS, merecen que se les rescate y se les recuerde».
En cuanto a Marcelo Saporta, verdadero autor de «El fin de la esperanza», nos dijo que había intentado mantener el anonimato hasta el final y añadió, para terminar de responder a la pregunta, que ese libro debería ser lectura recomendable en los institutos porque «además es una historia juvenil, escrita en un lenguaje y de una manera que encajaría muy bien entre los jóvenes españoles; una manera de enseñarle que la Historia no es pesada. Si ahora buscas este libro en Internet aparece como novela extranjera o novela francesa», concluyó.
Y antes de dar por concluía la presentación, nos adelantó algunos detalles de la próxima entrega de la serie. La madre de Frankenstein se centrará en los años 50, a los que ella denomina los años de plomo porque son los años sin esperanza. En este vídeo lo explica.
Y así acabó la presentación de Los pacientes del doctor García, con una larguísima fila de lectores que se acercaron hasta la biblioteca para escuchar a la autora y llevarse su ejemplar firmado a casa.A mí me quedan poquísimas páginas para terminar de leer la novela, así que la semana próxima os daré mi opinión. Después de eso solo me quedará esperar la siguiente entrega que ya me tiene intrigada con esa madre asesina y loca.
Os dejo con la sinopsis de la novela.
Os dejo con la sinopsis de la novela.
Tras la victoria de Franco, el doctor Guillermo García Medina sigue viviendo en Madrid bajo una identidad falsa. La documentación que lo libró del paredón fue un regalo de su mejor amigo, Manuel Arroyo Benítez, un diplomático republicano al que salvó la vida en 1937. Cree que nunca volverá a verlo, pero en septiembre de 1946, Manuel vuelve del exilio con una misión secreta y peligrosa. Pretende infiltrarse en una organización clandestina, la red de evasión de criminales de guerra y prófugos del Tercer Reich que dirige desde el barrio de Argüelles una mujer alemana y española, nazi y falangista, llamada Clara Stauffer. Mientras el doctor García se deja reclutar por él, el nombre de otro español se cruza en el destino de los dos amigos. Adrián Gallardo Ortega, que tuvo su momento de gloria como boxeador profesional antes de alistarse en la División Azul, para seguir luchando como voluntario de las SS y participar en la última defensa de Berlín, malvive en Alemania, ignorando que alguien pretende suplantar su identidad para huir a la Argentina de Perón.
Thriller y novela de espías, Los pacientes del doctor García es tal vez la historia más internacional y trepidante de Almudena Grandes, su narración más ambiciosa, en la que conecta acontecimientos reales y desconocidos de la segunda guerra mundial y el franquismo, para construir las vidas de unos personajes que no sólo comparten la suerte de España, sino también la de Argentina.
[Algunas imágenes tomadas de Google]
Thriller y novela de espías, Los pacientes del doctor García es tal vez la historia más internacional y trepidante de Almudena Grandes, su narración más ambiciosa, en la que conecta acontecimientos reales y desconocidos de la segunda guerra mundial y el franquismo, para construir las vidas de unos personajes que no sólo comparten la suerte de España, sino también la de Argentina.
[Algunas imágenes tomadas de Google]