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NUNCA ES TARDE de Jerónimo Tristante

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Editorial: Algaida. 
Fecha publicación: noviembbre, 2017.
Precio: 20,00 € 
Género: Novela negra.
Nº Páginas: 416 
Encuadernación: Tapa dura con sobrecubierta. 
ISBN: 978-84-9067-853-4
[Disponible en eBook; 
puedes empezar a leer aquí]




Autor

Jerónimo Tristante (Murcia, 1969) estudió Biología en la Universidad de Murcia y compagina su carrera literaria con la docencia. En 2001 publicó Crónica de Jufré, su primera novela. Se dio a conocer al gran público en 2006 con El misterio de la Casa Aranda, primera novela de una exitosa saga protagonizada por Víctor Ros -a la que le han seguido El caso de la Viuda Negra, El enigma de la calle Calabria, La última noche de Víctor Ros y Víctor Ros y el gran robo del oro español- que en 2015 se convirtió en serie de televisión. También es autor de las novelas El rojo en el azul, El tesoro de los nazarenos, 1969, El valle de las sombras y Océanos de tiempo. Su obra ha sido traducida al italiano, francés, portugués y polaco.

Sinopsis

Isabel Amat -una cuarentona con sobrepeso aficionada a las novelas policiacas- no vive el mejor momento de su vida: sus tres hijos ya han volado del nido y además sospecha que su marido la engaña. Para combatir la apatía y el aburrimiento, Isabel está confeccionando un álbum sobre la presencia de su familia en El Valle, el pequeño pueblo turístico del Pirineo oscense donde reside.

Su labor coincide con la aparición, en una fiesta infantil de Halloween, de una niña a la que nadie conoce y que al poco parece desvanecerse, pero que guarda un extraño parecido con Rosa Benet, asesinada junto con otras dos niñas en 1973: un crimen tan precipitadamente resuelto como rápidamente olvidado en la población.

Cuando el rastro de la niña Ana Gallar se pierde en las proximidades de la cantera de Solans, donde cuarenta años antes había desaparecido Rosa, Isabel tiene la sensación de que los crímenes del pasado van a repetirse. Pese a la incredulidad general y con el exiguo bagaje de sus lecturas policíacas, decide emprender una investigación de impredecibles consecuencias.

[Información tomada directamente del ejemplar]



Jerónimo Tristante es un nombre conocido desde hace tiempo. Lo avalan las once novelas que lleva publicadas y la saga Víctor Ros, ese detective decimonónico, claramente 'holmesiano', que ha saltado del papel a la televisión, convirtiéndose en una serie con dos temporadas emitidas en Televisión Española. Por eso, cuando la noche del pasado 21 junio de 2017, resonó su nombre en el Patio de la Montería de los Reales Alcázares de Sevilla, durante el transcurso de una cena en la que se daba a conocer el nombre del nuevo ganador del Premio de Novela Ateneo de Sevilla, me sorprendí y me alegré a partes iguales. Recogido el galardón, y en rueda de prensa, el autor murciano avivó mi curiosidad al desvelarnos los puntos fuertes del argumento de la novela y las peculiaridades de sus protagonistas. No fue hasta el mes de noviembre cuando la novela estuvo a disposición de los lectores y desde entonces he sentido muchas ganas de leerla. 

El inicio de Nunca es tarde no puede ser más impactante. El Valle es un pequeño pueblo turístico, cerca de Huesca, junto al monte Aranzana, y próximo a los Pirineos. Es un lugar tranquilo donde todo el mundo se conoce y la vida parece transcurrir plácidamente. Sin embargo, a raíz de la fiesta de Halloween que organizan unos vecinos se monta un revuelo. En dicha fiesta apareció una adolescente vistiendo un disfraz muy conseguido, casi sacado del vestuario de una película de terror, con la ropa sucia, el pelo apelmazado, zapatos carcomidos por el modo y un fétido aliento. Nadie parece conocer la identidad de la joven que se pasea por el pueblo preguntando por el señor Juares, un abogado retirado de la profesión que aparece muerto varios días después. 

En el mismo pueblo reside Isabel Amat, una mujer que ha perdido la ilusión y tiene una vida grisácea. Tiene cuarenta años pero siente que le han caído muchos más. Los hijos viven lejos y el marido está prácticamente ausente en todos los sentidos. La mayor parte de su tiempo está sola en casa, sin ninguna afición ni entretenimiento así que, para salir de su apatía, decide elaborar un álbum familiar que recorra la trayectoria vital de la familia en el pueblo. Investigando en la biblioteca se topa con la noticia del asesinato de unas jóvenes hace unos cuarenta años, unos crímenes por los que fue acusado y condenado un pobre discapacitado del municipio. La noticia llama mucho la atención a Isabel y se sorprende por no haber oído nada de tales hechos jamás. 

Coincidiendo con todo esto, en el pueblo se da la voz de alerta tras conocerse la desaparición de la joven Ana Gallart. El suceso conmociona a la localidad e inmediatamente se pone en marcha el dispositivo policial para dar con el paradero de la joven. Sin embargo, en la desaparición de la chica, Isabel detecta ciertas particularidades que la policía pasa por alto y no está dispuesta a tener en cuenta. De este modo, sin otra cosa mejor que hacer, Isabel se lanza a investigar por su propia cuenta y riesgo, en colaboración con otro personaje, Enar Olson, un tipo con unas características peculiares. Nuevos sucesos tendrán lugar.

Nunca es tarde es una novela negra en la que se desarrolla una investigación tras la desaparición y asesinato de unas jóvenes. No obstante, en este caso, la policía queda más en segundo plano, llevando el peso de la trama Isabel y Enar, dos ciudadanos de El Valle. Quizá, en ese sentido se podría hablar de ese subgénero tan de moda últimamente, y que se conoce como Domestic Noir. Pero se añade además que la novela cuenta con un leve toque sobrenatural y alguna dosis de romanticismo erótico que a mí particularmente no me ha convencido en exceso. Considero que los pasajes en los que se describe las relaciones íntimas entre algunos personajes desvirtúa y resta potencia a la trama negra y, siempre bajo mi opinión, hubiera sido más certero pasar por dichas escenas con algo más de sutileza.

En cualquier caso, y centrándonos en la trama negra, llama mucho la atención el dominio de Tristante sobre la teoría criminal. La información sobre el móvil de los asesinos, el modus operandi, el perfil psicológico de los sospechosos, los tipos de asesinos en serie, los diversos pasos en la investigación,... todo ello contribuye a dar credibilidad al argumento. Incluso la peculiaridad que caracteriza a Enar Olson resulta convincente, a pesar de que conlleva cierto acto de fe por parte del lector.

Estamos ante una novela del tipo quién-lo-hizo. En Nunca es tarde los hechos nos conducen a la identidad del asesino, lo realmente importante, porque los hechos en sí más o menos se van intuyendo, incluso alguna cuestión puede resultar predecible pero, en definitiva, lo que interesa al lector es saber quién cometió los asesinatos y por qué, lo que queda debidamente explicado y justificado en el desenlace.

Ahora bien, y para terminar de comentar el argumento, reconozco que el texto adolece de cierta repetición. A lo largo de la trama se incide con excesiva frecuencia en algunas teorías, hipótesis, ideas o conceptos. Por ejemplo, el  hecho de que Isabel quiera ocupar sus horas de ocio elaborando un álbum familiar es una cuestión que se repite en varias ocasiones sin necesidad alguna, pues el lector ya queda advertido de la intención de la protagonista desde primer momento. Ocurre también cuando Isabel comienza a sospechar de un familiar como el ejecutor de los asesinatos o bien cuando se recurre al sumario narrativo para hacer una recopilación de lo acontecido hasta el momento. Da la sensación de que al manuscrito le falta una vuelta más, idea que se fortalece cuando nos topamos con diversas erratas, que no faltas de ortografía, que para mí nunca son excesivamente importantes pero que en este caso, junto con las repeticiones, advierten de que a la novela le hubiera venido bien una última revisión.   

En cuanto a los personajes, Isabel aporta mucha fuerza a la trama. Es una mujer con la que el lector puede llegar a empatizar, especialmente cuando nos adentramos en su vida personal y su relación conyugal. Produce cierta ternura cuando la vemos describiéndose como 'ama de casa cuarentona y perdida, cornuda y sin futuro'. No obstante, en ocasiones, reacciona demasiado impulsivamente. No sé muy bien si es demasiado atrevida o una inconsciente porque, en su afán de resolver el caso por su cuenta, se mete en terreno pantanoso. En cualquier caso, resulta simpático comprobar que es terca como una mula y que no va a tolerar que nada la frene. Me ha gustado este personaje. Me la puedo imaginar fácilmente, recuperando la ilusión por la vida, el deseo de aventura y el anhelo de un nuevo amor.

Sobre Enar Olson solo mencionaré que, si conoces algunos datos del autor, es fácil advertir ligeras similitudes entre ambos. Es un tipo reservado y atlético que ha llegado a El Valle en busca de tranquilidad y huyendo de un episodio de su vida pasada. Resulta un personaje interesante, una 'buena pareja de baile'para Isabel a la que ayuda con muchos de sus problemas, pero mejor no os comento nada más. 

Pero si hablamos de protagonistas, al margen de los dos mencionados y otros tantos secundarios, tendríamos que mencionar también el propio pueblo. El Valle y su entorno quedan descritos en detalle de tal modo que la atmósfera que se respira entre sus calles y alrededores contribuyen a crear ambiente. En mi caso, me han entrado ganas de viajar por esos parajes, ubicaciones que parece que se han puesto de moda en esto de las novelas negras. Sea como sea, El Valle en sí no existe aunque me consta que el autor se ha basado en Benasque, un pueblo oscense situado en el corazón del Pirineo aragonés. 

Con un divertido guiño que el autor se hace a sí mismo, Nunca es tarde es una novela escrita en tercera persona pero narrada eminentemente en presente, algo que le otorga mucha inmediatez. Si no recuerdo mal, Tristante comentó en la rueda de prensa tras fallarse el premio Ateneo de Sevilla, que su primera idea fue escribir un guion y realmente el texto encaja en un formato de este tipo. La narración es muy visual, o muy cinematográfica. Además cuenta con mucho ritmo, en ocasiones frenético, que nos hace volar sobre el argumento. Todo esto unido a la abundancia de diálogo y al fraseo corto permite velocidad de lectura.

En definitiva, Nunca es tarde ha resultado ser una lectura amena y entretenida. El reparo más considerable que le pongo es la repetición de información pero más allá de eso, cuenta con un argumento atrayente donde el móvil es la venganza, un entorno profusamente descrito y atractivo, y unos personajes interesantes. 









[Fuente: Imagen de la cubierta tomada de la web de la editorial]

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