Editorial: Alianza
Colección: Libros de bolsillo.
Fecha publicación: abril, 2011.
Precio: 9,05 €
Género: Narrativa.
Nº Páginas: 128
Encuadernación: Tapa blanda.
ISBN: 978-84-206-5139-2
Colección: Libros de bolsillo.
Fecha publicación: abril, 2011.
Precio: 9,05 €
Género: Narrativa.
Nº Páginas: 128
Encuadernación: Tapa blanda.
ISBN: 978-84-206-5139-2
Autor
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Sinopsis
Si bien en buena parte de la obra de Robert Louis Stevenson dominan el humor, el gusto por la aventura y la fantasía, El Dr. Jekyll y Mr. Hyde evoca el lado oscuro de la condición humana, transmitiendo al lector la sensación de horror que suscita el descubrimiento de lo abominable dentro de la realidad cotidiana. La soberbia calidad literaria de este admirable relato, su perfección formal y la economía de medios de su argumento han hecho de él una obra perenne que admite varias lecturas que no se excluyen entre sí y que van desde la que consiste en dejarse llevar sin más por la eficaz suspense de la trama, a su interpretación como fábula sobre el hombre como escenaria para la perpetua lucha entre el bien y el mal.
[Información tomada directamente del ejemplar]
Conviene acercarse a los clásicos de vez en cuando, esas obras que leímos mucho tiempo atrás y que hay que releer de tanto en tanto, máxime cuando apenas se alargan algo más de cien páginas como es el caso, o aquellas otras cuyo argumento ya conocemos por las adaptaciones cinematográficas. De estas últimas tengo muchas en mi haber pero no siempre un formato es igual a otro.Sabemos que en el cine las historias pueden sufrir algún tipo de recorte, retoque o manipulación por lo que el producto cinematográfico y el literario pueden llegar a diferir bastante, de ahí que muchos lectores prefieran leer primero la obra en cuestión y luego, si acaso, ver la película. Yo, en este caso, lo voy a hacer al revés y el único inconveniente que le veo a esta práctica es que no me enfrento a la lectura in albis, sino sabiendo de qué va el argumento, algo que resta bastante. Aun así, aquí vengo a hablaros de El Dr. Jekyll y Mr. Hyde.
El grueso del relato, la verdadera historia del doctor Jekyll y mister Hyde que transcurre en la ciudad de Londres en el siglo XIX, viene introducida por dos personajes que serán, por decirlo de algún modo, los padrinos de la historia. El señor Utterson, abogado de profesión, es un hombre peculiar, recto y austero, que se muestra muy intransigente consigo mismo pero bastante tolerante con los demás. No es un hombre que tenga un amplio círculo de amistades, de ahí que sus actos sociales se limiten a alguna cena con su amigo el doctor Lanyon o los paseos con el señor Richard Enfield. Este último será el encargado de contar a Utterson un episodio singular en el que participan una pobre niña y un hombre cuya presencia provoca cierta repugnancia. En el accidente que se narra sale a relucir el nombre de un caballero de reconocido prestigio, el doctor Jekyll, del que Utterson es abogado. En su poder figura el testamento del doctor cuyo clausulado siempre ha provocado mucha inquietud en el letrado. Utterson queda totalmente intrigado por la historia que Enfield le narra y a partir de ahí comenzará a investigar quien es ese ser deforme que al parecer tiene tanta vinculación con Jekyll. Lo que ocurre será cuestión de que lo descubras con la lectura aunque muchos ya sabréis cómo desemboca todo.
Decía antes que leer una novela de la que ya conoces la historia a través del cine es un gran inconveniente pero aun así no deja de ser interesante enfrentarse a la obra original. Los giros narrativos no te van a coger por sorpresa pero puede ocurrir, como así ha sido, que la tensión y el suspense sí provoque el efecto esperado en el lector, a pesar de que conozcamos el desenlace. En este caso en concreto, hacia la mitad de la narración, los sucesos se precipitan, la cuerda se tensa y se intuye el desastre, lo que aviva el ansia del lector por continuar con la lectura, por ver de qué modo se van a desarrollar los hechos aunque, como digo, sepamos el final. No hay problema. La lectura se disfruta igual
Pero con respecto al argumento, a simple vista, un lector que se quede en la superficie puede pensar que la historia de Jekyll y Hyde solo esconde la locura de un médico que se usa a sí mismo como conejillo de Indias para experimentar y convertirse en otra persona, sin embargo, la realidad es que el relato encierra un mensaje mucho más interesante y profundo. Stevenson escarba en la naturaleza humana y a través de unas cartas del propio doctor Jekyll veremos cómo el autor escocés pretendía teorizar sobre la dualidad del ser humano o, ya puestos, sobre la multiplicidad de personalidades dentro de un mismo individuo. Se pretende dejar constancia a través de esta obra que el bien y el mal habitan en el interior de un mismo individuo, que no existen hombres buenos por un lado y malos por otro, sino que el mismo hombre puede actuar amparado por la bondad, que sacar su lado más diabólico. Ahora bien, Jekyll intenta desligar esas dos personalidades, otorgarle una identidad distinta, desmembrar y separar el lado luminoso del lado oscuro del ser humano y de ahí que actúe como lo hace en la obra. Pero jugar a ser Dios conlleva funestas consecuencias.
Al margen del argumento, uno de los puntos más potentes de esta breve novela es la ambientación. Stevenson nos ofrece un relato en el que la descripción juega un papel preponderante, no ya solo en lo que se refiere al aspecto de Jekyll y Hyde, sino también a la hora de crear contexto. Los terribles hechos que se narran en el texto quedan sumidos en las frías noches de Londres, cuando la humedad y la niebla se cuela por todas las rendijas posibles, hechos encubiertos en las noches de luna pálida y que quedan ocultos a los ojos de los hombres buenos. El viento, gélido y cortante, contribuye a construir esos instantes en los que la maldad se antepone a la bondad, cuando los hombres, asustados y temerosos de Dios, palidecen, tiemblan de pies a cabeza y sienten cómo su frente se perla de sudor a pesar del frío imperante.
Narrado en tercera persona y con un total de diez capítulos encabezados por un título, ni que decir tiene que la prosa de Stevenson es de una calidad extraordinaria. En estas cuestiones no podemos eludir las labores de traducción que tanto contribuyen a que una obra llegue con mayor o menor potencia al lector. En este caso, la edición que nos ofrece Alianza, en la que hecho en falta algunos apuntes autobiográficos del autor, viene traducida por Carmen Criado que realiza un trabajo en el que se advierte la pulcritud. Por otra parte, se caracteriza la obra por una aguda elección del léxico. Estamos ante una historia en la que la dualidad queda servida sobre la mesa y por tanto existe un constante juego de contrastes que definen y determinan las dos versiones de un mismo ser humano, lo oscuro y lo luminoso.
Cierro la reseña añadiendo que, al igual que podemos encontrar un sinfín de ediciones, también existen adaptaciones de todo tipo y condición sobre esta novela de Stevenson. He contabilizado más de un veintena de películas, series de televisión o miniseries, más o menos fieles al texto original, otras bastante más libres -recordad algún largometraje de corte cómico-, incluso hay un corto de animación, pero también se han hecho cómics o bien la historia se ha retransmitido a través de la radio, gracias al programa Ficción sonora de RNE, un archivo de audio que sin duda os recomiendo.
En definitiva, la lectura de El Dr. Jekyll y Mr. Hyde ha sido un estupendo reencuentro con los clásicos, un ejercicio que me gusta practicar de vez en cuando para no perder el contacto con esa literatura que se va quedando atrás, casi sepultada por la cantidad ingente de novelas contemporáneas entre las que también se puede encontrar alguna joya maravillosa pero, ¡ay! los clásicos son otro mundo.
Pero con respecto al argumento, a simple vista, un lector que se quede en la superficie puede pensar que la historia de Jekyll y Hyde solo esconde la locura de un médico que se usa a sí mismo como conejillo de Indias para experimentar y convertirse en otra persona, sin embargo, la realidad es que el relato encierra un mensaje mucho más interesante y profundo. Stevenson escarba en la naturaleza humana y a través de unas cartas del propio doctor Jekyll veremos cómo el autor escocés pretendía teorizar sobre la dualidad del ser humano o, ya puestos, sobre la multiplicidad de personalidades dentro de un mismo individuo. Se pretende dejar constancia a través de esta obra que el bien y el mal habitan en el interior de un mismo individuo, que no existen hombres buenos por un lado y malos por otro, sino que el mismo hombre puede actuar amparado por la bondad, que sacar su lado más diabólico. Ahora bien, Jekyll intenta desligar esas dos personalidades, otorgarle una identidad distinta, desmembrar y separar el lado luminoso del lado oscuro del ser humano y de ahí que actúe como lo hace en la obra. Pero jugar a ser Dios conlleva funestas consecuencias.
Al margen del argumento, uno de los puntos más potentes de esta breve novela es la ambientación. Stevenson nos ofrece un relato en el que la descripción juega un papel preponderante, no ya solo en lo que se refiere al aspecto de Jekyll y Hyde, sino también a la hora de crear contexto. Los terribles hechos que se narran en el texto quedan sumidos en las frías noches de Londres, cuando la humedad y la niebla se cuela por todas las rendijas posibles, hechos encubiertos en las noches de luna pálida y que quedan ocultos a los ojos de los hombres buenos. El viento, gélido y cortante, contribuye a construir esos instantes en los que la maldad se antepone a la bondad, cuando los hombres, asustados y temerosos de Dios, palidecen, tiemblan de pies a cabeza y sienten cómo su frente se perla de sudor a pesar del frío imperante.
Narrado en tercera persona y con un total de diez capítulos encabezados por un título, ni que decir tiene que la prosa de Stevenson es de una calidad extraordinaria. En estas cuestiones no podemos eludir las labores de traducción que tanto contribuyen a que una obra llegue con mayor o menor potencia al lector. En este caso, la edición que nos ofrece Alianza, en la que hecho en falta algunos apuntes autobiográficos del autor, viene traducida por Carmen Criado que realiza un trabajo en el que se advierte la pulcritud. Por otra parte, se caracteriza la obra por una aguda elección del léxico. Estamos ante una historia en la que la dualidad queda servida sobre la mesa y por tanto existe un constante juego de contrastes que definen y determinan las dos versiones de un mismo ser humano, lo oscuro y lo luminoso.
Cierro la reseña añadiendo que, al igual que podemos encontrar un sinfín de ediciones, también existen adaptaciones de todo tipo y condición sobre esta novela de Stevenson. He contabilizado más de un veintena de películas, series de televisión o miniseries, más o menos fieles al texto original, otras bastante más libres -recordad algún largometraje de corte cómico-, incluso hay un corto de animación, pero también se han hecho cómics o bien la historia se ha retransmitido a través de la radio, gracias al programa Ficción sonora de RNE, un archivo de audio que sin duda os recomiendo.
En definitiva, la lectura de El Dr. Jekyll y Mr. Hyde ha sido un estupendo reencuentro con los clásicos, un ejercicio que me gusta practicar de vez en cuando para no perder el contacto con esa literatura que se va quedando atrás, casi sepultada por la cantidad ingente de novelas contemporáneas entre las que también se puede encontrar alguna joya maravillosa pero, ¡ay! los clásicos son otro mundo.
[Fuente: Imagen de la cubierta tomada de la web de la editorial]
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