Editorial: Páginas de Espuma.
Fecha publicación: enero, 2018.
Precio: 17,00 €
Género: Relatos.
Nº Páginas: 192
Encuadernación: Tapa blanda con solapa.
ISBN: 978-84-8393-231-5
[Disponible en eBook;
puedes empezar a leer aquí]
Fecha publicación: enero, 2018.
Precio: 17,00 €
Género: Relatos.
Nº Páginas: 192
Encuadernación: Tapa blanda con solapa.
ISBN: 978-84-8393-231-5
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Autor
José Ovejero ha publicado novela, poesía, teatro, cuento, ensayo y libros de viajes. Sus obras han recibido numerosos premios, entre ellos el Anagrama de ensayo (La ética de la crueldad, 2012) y el Alfaguara de novela (La invención del amor, 2013). Otras obras suyas son Escritores delincuentes (ensayo), Nunca pasa nada y Los ángeles feroces (novelas) y Qué raros son los hombres (cuentos). Ha colaborado frecuentemente con sus artículos y relatos en periódicos y revistas de España y de otros países. Su última novela es La seducción (Galaxia Gutenberg).
Desde el 2016 actúa en su espectáculo teatral Qué raros son los hombres, basado en sus propios relatos. Es autor también del documental Vida y ficción.
Sinopsis
¿Qué une más a dos personas, el amor o el dolor? ¿Es más liberadora la risa que la agresión? Esos son los términos entre los que oscilan los cuentos de Mundo extraño, tiernos o lacerantes, divertidos o feroces, que van con soltura de lo íntimo a lo desaforado, de lo cotidiano a lo absurdo, a menudo dentro de la misma historia.
Porque en la vida, y en la literatura, no se pueden establecer categorías para separar las emociones o las experiencias. Se disecciona un cadáver, pero lo que está vivo se nos presenta con toda su complejidad, con todo lo inasible y a la vez extraordinario que lo constituye, no es posible fijarlo, disecarlo. Lo que está vivo se agita y se defiende, se oculta, se transforma, juega. Y eso es lo que hace José Ovejero en estos cuentos, de los que si podemos decir algo con seguridad es precisamente eso: están vivos.
Amuchos lectores les cuesta. Les cuesta alejarse de los géneros más transitados y explorar caminos nuevos. A mí me pasa justo lo contrario. Me gusta cambiar y mirar hacia donde a otros les da miedo asomarse. Por eso jamás digo'no'a lo distinto. Y así llevo años, alternando novela con relato, relato con poesía (pocas veces) e incluso poesía con teatro. La verdad es que hasta yo misma me sorprendo. A veces ni siquiera me conformo con leer un volumen de cuentos una sola vez sino que, llegando al fin, comienzo por el principio, en una segunda vuelta donde pretendo exprimir aún más los textos. El resultado es siempre gratificante porque los espacios entre líneas suelen estar llenos de mensajes.
Y tras esa segunda lectura vengo a hablaros de Mundo extraño, el último compendio de cuentos del que ya os hablé cuando entrevisté a su autor, José Ovejero (puedes leer la entrevista aquí). Mundo extraño se compone de catorce cuentos más cinco piezas breves, todos ellos historias fuera de lo común, que pretenden mostrar una realidad deformada, una vuelta de tuerca a situaciones no exentas de cotidianidad en la que los personajes no se mueven de forma habitual, por eso, en Mamá eligió para suicidarse el 24 de diciembre por la mañana, los preparativos de la cena de Nochebuena siguen su curso a pesar de que la cocinera decidiera acabar con su vida metiendo la cabeza en el horno.
Tienen algunos cuentos de Ovejero un toque a sainete, donde el drama convive perfectamente con la comedia, despertando en el lector una sonrisa socarronaa través de unas situaciones que rozan lo absurdo, escenas propias del esperpento, desarrolladas por medio de diálogos con sorna, donde un suicidio es algo trivial y la familia del finado se permite frivolizar con la muerte. Oye, ¡sería una decepción comprobar que la muerta al final resulta que no está vivita y coleando!
Pero otros cuentos poseen una atmósfera densa y asfixiante, en los que la imaginación del lector tiene un protagonismo importante. A Ovejero le gusta jugar con el lector, dejar que sea él mismo el que complete las escenas, observando con inquietud el desarrollo de los hechos, temiendo que algo terrible pueda ocurrir al protagonista, quizá como justo castigo a su perversidad, por intentar aprovecharse de unos ancianos. Por eso nos sentimos incómodos cuando el protagonista cae en ese estado de somnolenciaal final de Venta segura, mientras los ancianos lo arropan con supuesta ternura...O en Me duele más a mí donde abundan los malos pensamientos, fugaces pero terribles y dañinos, que se cuelan en nuestra cabeza en algún momento, solo u microsegundo, solo una milésima de segundo -¿a quién no le ha ocurrido?-, y cuya ejecución puede acarrear terribles consecuencias. El ser humano, su cara y su cruz. ¿Hasta dónde somos capaces de llegar?
En Mundo extraño se ahonda en las relaciones familiares, en esas cenas navideñas en las que todo se cubre con el paño de la concordia, se analiza el deseo de éxito, se critica el borreguismo del individuo que ensalza y convierte en ídolos a aquellos con 'lenguaje de idiotas', se examinan las relaciones conyugales, la queja infundada, la desnaturalización de los hijos, la comunión del morbo con el sexo o el ansia de ser aquello que no eres.
Todo ello, a través de diversos narradores -masculinos o femeninos- que varían de un cuento a otro. De la objetividad y el pensamiento interior de un narrador en primera persona a la omnipresencia de uno en tercera, pasando por esa voz masculina de Mens Sana, cuyo discurso mental salta de tema en tema sin ton ni son, enhebrando una historia con otra sin pausa ni respiro - ¿a cuánta gente de mi entorno me ha recordado?-, y que a la larga no termina de relatar nada o ese otro narrador adolescente, cuya percepción del mundo te parecerá peculiar
Ovejero maneja el relato corto con la misma maestría que el microrrelato, donde las metáforas nos explican el paso de la infancia a la pubertad de una manera sencilla pero no exenta de un toque de crueldad. A medida que van pasando los años, ¿en qué nos convertimos realmente?En Mundo extraño hay tantas preguntas como te quieras plantear pero las respuestas solo las debe poner el lector. No estamos ante un libro acomodaticio en el que está todo hecho y dado. Mundo extraño requiere un lector que se deje llevar, que se alíe con el autor y los narradores para experimentar historias que descolocan, inquietan, asombran, sorprenden, divierten,... ¿Y no es ese, al fin y al cabo, el objetivo de la literatura?
[Fuente: Imagen de la cubierta tomada de la web de la editorial]
Puedes adquirirlo aquí:
Y tras esa segunda lectura vengo a hablaros de Mundo extraño, el último compendio de cuentos del que ya os hablé cuando entrevisté a su autor, José Ovejero (puedes leer la entrevista aquí). Mundo extraño se compone de catorce cuentos más cinco piezas breves, todos ellos historias fuera de lo común, que pretenden mostrar una realidad deformada, una vuelta de tuerca a situaciones no exentas de cotidianidad en la que los personajes no se mueven de forma habitual, por eso, en Mamá eligió para suicidarse el 24 de diciembre por la mañana, los preparativos de la cena de Nochebuena siguen su curso a pesar de que la cocinera decidiera acabar con su vida metiendo la cabeza en el horno.
Tienen algunos cuentos de Ovejero un toque a sainete, donde el drama convive perfectamente con la comedia, despertando en el lector una sonrisa socarronaa través de unas situaciones que rozan lo absurdo, escenas propias del esperpento, desarrolladas por medio de diálogos con sorna, donde un suicidio es algo trivial y la familia del finado se permite frivolizar con la muerte. Oye, ¡sería una decepción comprobar que la muerta al final resulta que no está vivita y coleando!
Pero otros cuentos poseen una atmósfera densa y asfixiante, en los que la imaginación del lector tiene un protagonismo importante. A Ovejero le gusta jugar con el lector, dejar que sea él mismo el que complete las escenas, observando con inquietud el desarrollo de los hechos, temiendo que algo terrible pueda ocurrir al protagonista, quizá como justo castigo a su perversidad, por intentar aprovecharse de unos ancianos. Por eso nos sentimos incómodos cuando el protagonista cae en ese estado de somnolenciaal final de Venta segura, mientras los ancianos lo arropan con supuesta ternura...O en Me duele más a mí donde abundan los malos pensamientos, fugaces pero terribles y dañinos, que se cuelan en nuestra cabeza en algún momento, solo u microsegundo, solo una milésima de segundo -¿a quién no le ha ocurrido?-, y cuya ejecución puede acarrear terribles consecuencias. El ser humano, su cara y su cruz. ¿Hasta dónde somos capaces de llegar?
En Mundo extraño se ahonda en las relaciones familiares, en esas cenas navideñas en las que todo se cubre con el paño de la concordia, se analiza el deseo de éxito, se critica el borreguismo del individuo que ensalza y convierte en ídolos a aquellos con 'lenguaje de idiotas', se examinan las relaciones conyugales, la queja infundada, la desnaturalización de los hijos, la comunión del morbo con el sexo o el ansia de ser aquello que no eres.
Todo ello, a través de diversos narradores -masculinos o femeninos- que varían de un cuento a otro. De la objetividad y el pensamiento interior de un narrador en primera persona a la omnipresencia de uno en tercera, pasando por esa voz masculina de Mens Sana, cuyo discurso mental salta de tema en tema sin ton ni son, enhebrando una historia con otra sin pausa ni respiro - ¿a cuánta gente de mi entorno me ha recordado?-, y que a la larga no termina de relatar nada o ese otro narrador adolescente, cuya percepción del mundo te parecerá peculiar
Ovejero maneja el relato corto con la misma maestría que el microrrelato, donde las metáforas nos explican el paso de la infancia a la pubertad de una manera sencilla pero no exenta de un toque de crueldad. A medida que van pasando los años, ¿en qué nos convertimos realmente?En Mundo extraño hay tantas preguntas como te quieras plantear pero las respuestas solo las debe poner el lector. No estamos ante un libro acomodaticio en el que está todo hecho y dado. Mundo extraño requiere un lector que se deje llevar, que se alíe con el autor y los narradores para experimentar historias que descolocan, inquietan, asombran, sorprenden, divierten,... ¿Y no es ese, al fin y al cabo, el objetivo de la literatura?
[Fuente: Imagen de la cubierta tomada de la web de la editorial]
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