Editorial: Espasa.
Fecha publicación: marzo, 2017.
Precio: 19,90 €
Género: Narrativa.
Nº Páginas: 320
Encuadernación: Tapa blanda con solapa.
ISBN: 978-84-670-5170-4
[Disponible en eBook;
puedes empezar a leer aquí]
Fecha publicación: marzo, 2017.
Precio: 19,90 €
Género: Narrativa.
Nº Páginas: 320
Encuadernación: Tapa blanda con solapa.
ISBN: 978-84-670-5170-4
[Disponible en eBook;
puedes empezar a leer aquí]
Autora
Nerea Riesco nació en Bilbao. Es escritora, licenciada en Periodismo. En el 2002 publica su primer libro, Ladrona de almas. En el 2004 ganó el IX Premio Ateneo Joven de Novela de Sevilla con la obra El país de las mariposas. Su segunda novela, Ars Magica (2007) fue finalista del Premio Espartaco. A continuación publicará El elefante de marfil (2010), Tempus (2014) y Las puertas del paraíso (2015). Ha publicado también relatos, poemarios y libros infantiles; su obra se ha traducido a más de doce idiomas. Asimismo colabora con diferentes medios de comunicación y es profesora de Creación Literaria.
Sinopsis
Hotel Ritz de Madrid, año 1929. La jovencísima pintora Martina Romero lleva tiempo anhelando asistir a la fiesta que será su presentación en sociedad. Allí tropieza con Bosco, aspirante a actor, con el que tiene un vergonzoso desencuentro. Martina es integrante de las Damas de la Caridad de San Vicente de Paúl, un grupo de mujeres que, junto al padre Eugenio, dedican el tiempo a la virtuosa misión de organizar actos benéficos en los salones del hotel. Esa entrega las empujará a saltarse la ley, poniéndose en peligro. Pero ese no es el único secreto que se esconde tras las paredes del Ritz. Cuando Bosco reaparece en la vida de Martina, convertido en una deslumbrante estrella de Hollywood, todo se desestabiliza para ella.
Los lunes en el Ritz es una cautivadora novela, ambientada en un país en ebullición, al borde de la República y protagonizada por mujeres apasionadas, fuertes y vanguardistas, empeñadas en construirse un presente a la medida de su talento, su ambición y sus sueños.
Una historia apasionante, en la que el amor, la amistad, el sacrificio, el engaño y la venganza tienen como telón de fondo uno de los grandes hoteles del mundo.
[Información tomada directamente del ejemplar]
Así empieza Los lunes en el Ritz:
[Lectura del prólogo de la novela;
música: 'Sun' de de Alan Spiljak]
Esta superficialidad mía que me incita a leer una novela por un bonito título y una bonita cubierta deja de ser frívola cuando, dejándome guiar por un impulso tan banal, me conduce a historias entrañables y maravillosas.Los lunes en el Ritz forma parte de ese grupo de lecturas que te dejan buen sabor de boca, que recrean ante los ojos del lector una época por la que transitan una serie de personajes plurales y dispares, una historia con los componentes necesarios para convertirla en completa y global, donde encontrar apuntes históricos, políticos y ecos de sociedad pero también amor, odio, rencor, venganza, chantajes y dudas. Entremos en materia.
21 de noviembre de 1975. A modo de introducción, una narradora anónima lee en una terraza parisina el periódico Le Monde. Ocupa la portada del rotativo la noticia de la muerte de Franco y junto al texto figura una fotografía del hotel Ritz en Madrid, a cuya entrada se arremolinan las diversas personalidades que asistirán al sepelio. No es la muerte del caudillo lo que turba a Martina, esa voz que nos habla en este prólogo, sino la fotografía. Estas primeras páginas colocan al lector en situación, resumirán cómo se construyó el hotel Ritz y qué llegó a significar para la sociedad madrileña, un establecimiento que fue regentado por el padre de Martina, un hombre de orígenes humildes procedente de Riotinto (Huelva). La joven recuerda los años que vivió en Ritz junto a su familia, un lugar en el que conoció el amor por primera vez. Envuelta en recuerdos y en nostalgia retrocederemos al año 1929 cuando realmente se inicia la historia de Los lunes en el Ritz.
A finales de los años 20, el hotel Ritz lo dirige Francisco Romero, el padre de Martina. De la Riotinto Company Ltd, donde aprendió contabilidad, a hablar, leer y escribir en inglés, llegó al hotel Ritz en calidad de recepcionista y de allí fue ascendiendo hasta encargarse de su dirección. Casado con Eveline, una francesa albina, el matrimonio tiene dos hijos: Fran y Martina. La vida parece sonreír a la familia. El lujo los rodea y los niños crecen en un entorno apacible y feliz mientras que más allá de las paredes del hotel, los barrios madrileños más humildes viven en la miseria y el hambre. El mundo dentro del Ritz recrea la sociedad existente en el exterior. En la cúspide, los huéspedes, hombres de éxito y mujeres engalanadas, de hermosos vestidos y estolas de piel. En los bajos, los trabajadores como Nati, la restauradora de alfombras, siempre al servicio de aquellos a los que no les preocupa el hambre ni el dinero.
Y así, para celebrar la centésima representación de 'La Lola se va a los puertos', obra de los Machado, se organiza un homenaje a los hermanos en el hotel. La fiesta servirá también para presentar en sociedad a Martina, una velada a la que asistirá lo más gallardo de la sociedad madrileña y a la que acudirá también un joven apuesto, elegante y seductor, Bosco, que intenta abrirse camino como actor, de incipiente carrera y origen humilde, con el que Martina tendrá un desencuentro. Este será el primero de otros muchos encuentros.
La joven, que ya ha pasado de ser una niña invisible a convertirse en una joven disponible, se unirá a las Damas de la Caridad de San Vicente de Paúl, un grupo de señoras que, junto al padre Eugenio, intentarán llevar a cabo actos de caridad y socorro para los más desfavorecidos, manteniendo reuniones cada lunes en el salón de invierno del Ritz. Al pensar en este grupo caritativo es inevitable rememorar otros tantos que hemos conocido a través de novelas y películas pero a diferencia de todos ellos, en cuya labor parece predominar un intento por acallar la conciencia, estas damas del padre Eugenio poseen una particularidad que las excluye de la generalidad. Eveline es albina, algo que se mira de soslayo, capaz de leer en las estrellas y elaborar cartas astrales, Tatita es espiritista y ve el futuro en las cartas del Tarot, Piluca es una actriz retirada por un importante empresario teatral, así que su posición no le viene de cuna y en cuanto a Martina, la joven padece sinestesia, una alteración de los sentidos. Juntas, y en colaboración con el padre Eugenio, se meterán en un auténtico lío. Con un propósito noble se saltarán todas las leyes y actuarán poniendo en peligro su posición e integridad. El fin es bueno pero el medio es complicado. Así que, Los lunes en el Ritz se centra en las actividades clandestinas de estas damas, pero también en los amores de Martina, en las preocupaciones de Francisco Romero, en el deteriorado matrimonio de Piluca, en la carrera de Bosco, en el dolor de Nati o en la implicación política de Fran, entre otras cuestiones.
Y abarcando una horquilla temporal que va desde 1929 a 1936, la novela hace un recorrido por los hechos históricos más significativos, desde el incendio del Novedades, pasando por la primera llamada transoceánica, la aparición de la insulina, la abdicación del rey Alfonso XIII o la llegada de la Segunda República. Con este giro en la historia llegarán también las manifestaciones anticlericales, el ataque a los curas y la quema de conventos e iglesias, algo que tendrá un peso determinante en la trama. Pero el recorrido político-social nos conducirá también a ver a las mujeres manifestándose ante el Congreso para exigir el derecho al voto, nacerá la ley del divorcio y la situación empezará a ponerse realmente fea con la masacre de Casas Viejas (Cádiz) y la insurrección de la CNT en 1933. Así, año tras año hasta llegar al 18 de julio de 1936, momento en el que la trama comienza a llegar a su desenlace. Como anécdota, os diré que la novela también se hace eco de la primera Feria del Libro de Madrid, un apunte en el que se advierte una crítica velada que casi se puede hacer extensible a nuestros días.
En cuanto a los personajes, y a pesar de que se trata de una novela coral, habría que destacar que Martina es la protagonista indiscutible. Pintora de profesión e ilustradora en la revista el Cronista Impaciente, estamos ante un personaje con múltiples aristas y en tres dimensiones. La joven no es la típica chica de su clase social cuyo único objetivo es dejarse ver por los diferentes actos sociales y cazar un buen marido en un baile de postín. Martina tiene sueños y principios. Se queja de sentirse un objeto decorativo al que su padre no presta demasiada atención. Es inteligente, estudiosa y aplicada. Posee una gran sensibilidad creativa que ella vuelca en su pasión por la pintura, probablemente como fruto de la sinestesia que padece, una alteración de los sentidos que le permite oler un color o saborear un sonido. Revolucionaria y crítica con su propia clase social, a la que tilda de hipócrita, Martina vivirá un gran amor entre las paredes del Ritz, uno de esos amores complejos y complicados que la hará sufrir.
Alrededor de la joven, otros tantos personajes. Su padre, Francisco Romero, un hombre que sabe lo que es no tener nada y tenerlo todo, que ha luchado por conseguir lo que posee y no está dispuesto a perder su posición ni a que sus hijos se equivoquen de camino, aunque probablemente el equivocado sea él. Su madre, Eveline, una mujer que parece vivir en la inopia hasta que descubre un secreto familiar que la sacará de su mutismo. El padre Eugenio, un cura social que lucha por los más desfavorecidos y se aleja tangencialmente del binomio iglesia-derecha. Nati, la restauradora de alfombras, la gran víctima de esta historia. O Bosco, el joven actor del que Martina queda prendada. No obstante, de todos estos personajes más secundarios, tengo predilección por dos que están, a mi juicio, muy definidos y en los que se profundiza muchísimo. Por un lado, tenemos a Fran Romero, el hermano de Martina. Sin duda será el personaje que más evolucione. En la primera mitad de la novela, Fran será un joven más, mal estudiante, mujeriego, dedicado a la vida contemplativa y sin mayores preocupaciones. Su padre tiene puestas grandes esperanzas en él y todos sus malos hábitos serán considerados como actos de masculinidad y gallardía. Sin embargo, tanto la actitud como el carácter de Fran variarán sustancialmente una vez que los hechos políticos se vayan produciendo. El joven se volverá muy radical, involucrándose en la lucha republicana y apartándose de todo lo que representa su familia. Creo que Fran es un personaje que crece con el pasar de las páginas, que madura, pero también será un personaje al que quizá se le ha obstaculizado el camino hacia la felicidad.
Por otra parte, entre las damas de la caridad figura Piluca. La que en sus tiempos fue una actriz deseada por muchos hombres, hoy es una mujer casada con un importante empresario teatral. Su matrimonio le hizo pensar en una vida llena de fastuosidad, esplendor y felicidad pero el paso del tiempo le enseña que no todo es miel sobre hojuelas. Piluca es una mujer que sufre inmensamente. Lo único que le da vida son esos lunes en el Ritz, cuando se rodea de sus amigas entre las que se siente apreciada, o las tardes que sale con Martina para comprar un bonito vestido o los momentos de confidencias entre ambas. El resto del tiempo Piluca es una mujer desdichada que echa de menos sus tardes de teatro, cuando todos los hombres la agasajaban, entre ellos, su propio marido, el que ahora ni la mira porque ya ha conseguido el que fuera un objeto de deseo, un capricho que arrebatar al adversario. Me gusta muchísimo este personaje, una mujer que solo reclama amor, necesita sentirse querida y la indiferencia y el desdén la asfixia. Me gusta también el dibujo de su relación conyugal que responde a todas luces a un estereotipo.
Pero si hay que hablar de personajes no nos podemos olvidar del propio Ritz. La novela hace un recorrido por su interior, mostrándonos la decoración de los salones y las habitaciones, las dimensiones de las alfombras o el brillo de las lámparas. Descubrirás entre estas páginas que el establecimiento se reservaba un severo derecho de admisión, normas muy estrictas que impedían que todo aquel con dinero pudiera ocupar una de las suites del hotel. Según nos contó Nerea Riesco en la entrevista que nos concedió (puedes leerla aquí), el hotel imponía las normas NTR, es decir, 'No tipo Ritz', que impedía que actores, actrices, toreros, cantantes o gente de la farándula en general pudieran codearse con los miembros de la alta sociedad dentro del hotel y alojarse en alguna de sus habitaciones. También había que seguir unas pautas muy concretas con respecto al vestir. Las mujeres no podían usar pantalones y era obligatorio que los hombres usaran corbata todo el día. Este tipo de información consiguen amenizar muchísimo la lectura pues son detalles reales, extraído de la extensa documentación que Nerea Riesco ha empleado para la construcción de la novela.
Y precisamente sobre su construcción y su estructura tendríamos que hacer un aparte en este punto.Los lunes en el Ritz se compone de ocho capítulos de larga extensión, en los que se abordan los acontecimientos de ocho años, desde 1929 a 1936, tanto dentro del seno de la familia Romero como a nivel nacional, hechos salpicados ocasionalmente por la mención a los muy disparatados anuncios que se podían leer en las revistas de la época y que inevitablemente arrancará alguna sonrisa al lector. Cada uno de los capítulos, divididos a su vez en secciones, se inicia del mismo modo, mencionando un hito histórico o una anécdota a modo de preámbulo. Así, el capítulo uno referido al año 1929, comienza con 'Aquel fue el año en el que se lanzó al mercado el desarrollador de senos Pilules Orientales', mientras que el capítulo quinto arranca con la frase 'Aquel fue el año en el que el célebre profesor alemán, Albert Einstein, anunció a bombo y platillo que se venía a vivir a Madrid'.
En cuanto a la voz narrativa, señalaba antes que será la propia Martina la encargada de abrir la historia en las páginas iniciales pero en realidad, el grueso de la novela está narrado en tercera persona. La voz de Martina solo aparece en el prólogo, para romper el hielo y adentrarnos en la narración, y en el epílogo para poner el broche final con sus impresiones. Todo ello, con una prosa envolvente que incide en la parte más emocional de los personajes, mediante una descripción detallada de sus pensamientos y sentimientos. Con una predominancia de la narrativa frente al diálogo, Los lunes en el Ritz requieren de una lectura tranquila y pausada. A pesar de que la historia cautiva y consigue captar la atención del lector, no es una novela para devorar en dos días sino que es preferible transitarla por sus largos capítulos, dejándose llevar por un coro de personajes a cual más interesante y por unos acontecimientos que precipitan el curso de la historia de nuestro país.
Dicho todo esto, creo que queda claro que he disfrutado mucho con la lectura de Los lunes en el Ritz, una novela en la que la autora desaparece por completo para dar espacio a cada uno de los personajes y al desarrollo de los hechos. Obvia decir que es una novela muy recomendable.
PD. Os recuerdo que aún estáis a tiempo de conseguir un ejemplar de esta novela dedicado por su autora. Basta con clicar aquí y seguir unos sencillos pasos.