Ni siquiera ahora que estamos en mayo parece que la primavera quiere arrancar. Abril fue un mes muy inestable aunque las dos grandes festividades de Sevilla - Semana Santa y Feria - se salvaron. Bueno, más o menos. Alguna cofradía se mojó y el Real también se vio sorprendido por una pertinaz lluvia pero nada que no se pueda arreglar. Y mientras el tiempo intenta asentarse, los libros siguen naciendo y llegando a casa. Os cuento cómo fue el mes de abril.
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Los comprados
No pude resistirme. He anunciado por activa y por pasiva que soy fan total de La Volátil, ese personaje creado por la argentina Agustina Guerrero, así que, en un momento en el que me apetecía algo ligero, me lancé a por su última publicación, A calzón quitado. Ya está 'leído' y reseñado.
Y luego llegó el Círculo de Lectores y como El cuento de la criadade Margaret Atwood ha tenido tanto éxito, me decanté por pedirlo para este mes. No lo he leído ni tampoco he visto la serie. Todo se andará.
Los recibidos
Este mes, la cosa ha estado bastante más tranquila. Desde Ediciones Carena, y por intermediación de su autor, llegó La naturaleza de las cosas de Víctor Vegas, un volumen de cuentos (con lo que me gustan) al que todavía no he podido hacerle hueco.
Del mismo modo, y desde Martínez Roca, apareció en casa esta publicación curiosa cuya portada seguro que os trae remembranzas de vuestra juventud. Sobre todo si ya habéis cumplido los cuarenta hace tiempo. Los cinco superdetectives. Aquí no bebíamos cerveza de jengibre de Noel Ceballos y El Hematocrítico fue una lectura amena y ligera, de las que nos gusta coger para compensar otras mucho más densas. Ya está leída y reseñada en el blog.
Y ahora viene lo grueso. Prácticamente la mayoría de los libros que llegaron en el mes de abril lo hicieron con el objeto de entrevistar a sus autores. Algunos encuentros se produjeron felizmente y otros, como es lógico, se malograron. Es complicado que todo cuadre. En primer lugar tenemos La tragedia del girasol de Benito Olmo (Suma de Letras), una nueva aventura del inspector (o sería mejor decir exinspector) Manuel Bianquetti por las calles de Cádiz. La novela ya está leída, reseña y su autor entrevistado.
Por otra parte, me hizo muchísima ilusión la llegada de La memoria de la lavanda de Reyes Monforte (Plaza & Janés). Su visita se esperaba en el marco de la Feria del Libro de Sevilla, así que disponía de tiempo para leerla y disfrutarla. La semana que viene os cuento detalles del encuentro con la autora y compartiré con vosotros mis impresiones sobre la novela.
Y ahora empezamos con las entrevistas malogradas o que todavía no se han producido. Agustín Fernández Mallo nos visitó para promocionar su novela Trilogía de la guerra, una historia de la que se dice que es 'magnética y cautivadora. La novela de la cara B de nuestro siglo'. Por problemas de agenda el encuentro no fue posible pero la novela tiene una pinta fabulosa, así que no creo que tarde en ponerme con ella.
Durante la Feria del Libro de Sevilla nos visitó Fidel Moreno para presentar un libro muy curioso, ¿Qué me estás cantando? (Debate). Una crónica social de España a través de las canciones de época. No pude sentarme a hablar con el autor pero al que sí espero como agua de mayo es a Fernando Fabiani. Me reí muchísimo con Vengo sin cita. Ahora regresa conVengo de urgencias (Aguilar) y por lo que he leído por encima, voy a volver a pasarlo súper bien.
Los ganados
Demasiado atareada como para apuntarme a sorteos. Sin embargo, en aquellos en los que conseguí llegar a tiempo, no fui afortunada.
El mes de abril se inició con La niña del saltode Edgar Borges, una lectura que no es apta para todos los lectores.
Luego le tocó el turno a La tragedia del girasol de Benito Olmo. Como he comentado más arriba se trata de una nueva aventura de Manuel Bianquetti. Me gustó mucho esta nueva entrega.
En el mes de abril he ido un poco a salto de mata, así que para mantener el ritmo me decanté por libros breves. De esta guisa cayeron algunas lecturas a las que le tenía ganas hace tiempo como El balneario de Carmen Martín Gaite, o incluso regresé al teatro, un género que no tocaba hace muchos años, con La dama duende de Calderón de la Barca. Pero las novedades seguían empujando con fuerza, y no me resistí a asomarme a Los cinco superdectectives. Aquí no bebíamos cerveza de jengibre de Noel Ceballos y El Hematocrítico. Me recordó mucho a Los cinco de Enid Blyton pero no tanto como para borrar el recuerdo de aquellos maravillosos libros.
Una lectura que me gustó mucho fue La villa de las telas de Anne Jacobs. Formaba parte de una lectura conjunta a la que llegué tarde, por cierto, pero confieso que disfruté mucho conociendo a Marie y paseando por Augsburgo.
Y por último, mi querida Volátil. A calzón quitado de Agustina Guerrero no es la entrega que más me ha gustado pero como adoro al personaje, cualquier cosa en la que ella aparezca me lanzo de cabeza.
En cuanto a las entrevistas, conocí a María Frisa. Me encantó charlar con ella de lo divino y de lo humano. Nos visitó para promocionar Cuídate de mí, una novela que ha cosechado muy buenas opiniones y a la que llevo queriendo hacer hueco desde entonces.
Juan Francisco Ferrándiz es una apasionado de la historia y de la literatura. Prueba de ello son sus dos últimas novelas, La llama de la sabiduría y la más reciente, La tierra maldita. Con esta última publicación visitó Sevilla y estuvimos charlando con él.
¿Y qué decir del cine? Terminé mi homenaje a Mary Shelley con Frankenstein de Mary Shelley, una adaptación de Kenneth Brannagh en la que también interpreta el papel de Víctor. Es la adaptación más fiel al texto y me gusta mucho.
Regresé al cine de terror con El secreto de Marrowbone, un largometraje que a mí, francamente, no me resultó tan estupendo.
Y otra película que me encantó fue Mi prima Rachel protagonizada por Rachel Weisz y basada en la novela homónima de Daphne du Maurier.
Pues a pesar que las editoriales están en ebullición y que se ha celebrado la Feria del Libro, yo estoy más relajada que otros años. Otras obligaciones familiares ocupan mi tiempo y mi mente con lo cual, y dado que no puedo estar en todo, tengo que relajarme y tomármelo con calma. Ya os contaré.