Año: 2017
Nacionalidad: Reino Unido.
Director: Martin McDonagh.
Reparto: Frances McDormand, Woody Harrelson, Sam Rockwell, John Hawkes, Peter Dinklange, Caleb Landry Jones, Lucas Hedges, Abbie Cornish, Brendan Sexton III, Samara Weaving, Kerry Condon, Nick Searcy, Lawrence Turner, Amanda Warren, Michael Aaron Milligan, William J. Harrison, Sandy Martin, Christopher Berry, Zeljko Ivanek, Alejandro Barrios, Jason Redford, Darrell Britt-Gibson, Selah Atwood, Clarke Peters, Jason Ledford, Malaya Rivera Drew.
Género: Drama.
Sinopsis: Mildred Hayes (Frances McDormand), una mujer de 50 años cuya hija adolescente ha sido violada y asesinada, decide iniciar por su cuenta una guerra contra la Policía de su pueblo, Ebbing, al considerar que no hacen lo suficiente para resolver el caso y que se haga justicia. Su primer paso será contratar unas vallas publicitarias denunciando la situación y señalando al jefe de policía, William Willoughby (Woody Harrelson), como responsable principal de la pasividad policial.
[Fuente: Filmaffinity]
Tenía dudas. Había escuchado noticias dispersas sobre esta película, opiniones enfrentadas que no me dejaban claro si Tres anuncios en las afueras podría ser de mi agrado o no. Con la incertidumbre dejé pasar su proyección en cines pero teniéndola al alcance de una plataforma, dejé mis reticencias a un lado. No puedo más que decir que me ha parecido una maravilla. Efectivamente, tal y como dice Rolling Stone en la cartelería, es oscura y cómica y una rebelde obra maestra. No dejes de verla.
Ebbing, la pequeña localidad de Missouri, despierta conmocionada un día. El cadáver calcinado de la joven Angela Hayes es localizado cerca de su casa, a orillas de Drinkwaters Road, bajo tres enormes vallas publicitarias en desuso. Ese suceso, que no se escenifica en la película, será el punto de partida. Mildred, la madre de la joven clama justicia. Harta de la ineptitud del departamento de policía que aún no ha encontrado al asesino, y con el deseo de hostigar al jefe William Willoughby y a su equipo, la madre de la víctima alquila por un año las tres vallas publicitarias bajo las que apareció el cadáver de su hija. En cada una de ellas figurará un mensaje y, aunque es una zona por la que no pasa prácticamente nadie, la noticia volará como la espuma y toda la población tomará cartas en el asunto. Por supuesto, es la policía y su ineficacia, la que queda en entredicho con estos anuncios. El jefe William intentará hacer entrar en razón a Mildred, explicarle que no hay ningún tipo de pistas y que han hecho todo lo posible para resolver el caso, pero ella no ceja en su empeño. Quiere ver al asesino de su hija entre rejas y para ello se enfrentará a cualquiera.
A todo esto se le une una serie de elementos que vienen a engrosar un buen argumento, como la circunstancia personal y complicada de Willoughby, el racismo del que hace ostentación el agente Dixon, un individuo con complejo de Edipo y problemas de alcohol, muy agresivo, el hecho de que la propia Mildred no sea una madre ejemplar, abandonada por su marido Charlie, quien prefiere pasar sus días con una cuasi-adolescente, la situación delicada en la que se ve envuelto Reb Welby, el dueño de la empresa de publicidad, y el deseo de James, un vecino del pueblo, por conquistar el corazón de Mildred.
Tres anuncios a las afueras respira de un aura particular. Quizás sea decir demasiado pero la atmósfera me ha recordado un poco a la magnífica Fargo. Ya sabéis, esos ambientes incómodos de los pequeños pueblos del interior de Estados Unidos, en los que vive poca gente, todos se conocen y sin embargo, no se libran de sucesos terribles. A veces es un vecino de la zona el que tiene engañado a los demás y otras, es un visitante de paso. Monstruos que cometen una atrocidad al amparo de la noche. Puedes estar conviviendo con un asesino y no saberlo.
La galería de personajes es fabulosa. Todos y cada uno de ellos aportan su granito a una película que nos habla de venganza y justicia pero también de arrepentimiento y redención. Hay papeles muy potentes, incluso algunos secundarios tienen una fuerza tremenda. Y a unos buenos personajes se añade unas interpretaciones fantásticas. Mildred Hayes está interpretado por Frances McDormand, con una frialdad y una dureza de rasgos tremenda, una mujer que vive atormentada y a la que le remuerde la conciencia la mala relación que tenía con Angela y las últimas palabras que le dijo antes de morir. Hay un diálogo, o más bien un monólogo, muy emotivo que remueve por dentro. Se llevó el Oscar.
El jefe Willoughby queda encarnado por Woody Harrelson. Es un actor que me ha ido gustando cada vez más con el tiempo. Cuando lo veo me resulta inevitable recordarlo haciendo de camarero bobalicón en Cheers, aquella serie de los ochenta, un papel que a mí me producía rechazo, pero, con el paso de los años lo hemos ido viendo en otras interpretaciones dispares, con bastante más solvencia. Por supuesto, no todas con igual fortuna. Su personaje tiene mucho protagonismo en la primera parte del largometraje pasándole posteriormente el testigo al agente Dixon, el poli problemático, cuya interpretación corre a cargo de Sam Rockwell. Será el típico personaje dual, con dos caras, y que generará sensaciones distintas en el espectador a medida que vaya avanzando el metraje. Otro Oscar.
Y digo que incluso las interpretaciones de los secundarios son muy buenas porque ellos constituyen el pilar sobre los que se sustentan los principales. Podría mencionar a Caled Landry Jones como dueño de la agencia de publicidad. Ayudar a Mildred le acarreará más de un problema. O la novia tonta de Charlie interpretada por Samara Weaving. Tiene tres frases y todas magníficas. O el vecino del pueblo, James al que le pone cuerpo y el alma el gran actor Peter Dicklange. Pero mi favorita es la madre de Dixon, en cuya piel se mete la actriz Sandy Martin, maquiavélica y perversa.
La dirección me ha gustado mucho. La cámara acompaña a los personajes hasta el punto justo para hacernos sentir parte de la escena. Hay primeros planos que evidencian la seguridad de los actores. Y luego está la banda sonora, a la que cada vez presto más atención. En esta ocasión me ha parecido muy miscelánea, con temas que van desde Joan Baez a ABBA, y un tema de apertura absolutamente precioso.
Tres anuncios en las afueras es un drama fabuloso y dicho así puede sonar raro pero es que realmente lo es. La película no apela en ningún caso a la sensiblería del espectador, no se pretende que pasemos un mal rato, de ahí que los momentos más tensos se contrarresten con escenas o diálogos salpicados de humor, macabro y negro en ocasiones, al margen de alguna paradoja llena de fina ironía. Es cierto que cuenta con algunas escenas poco creíbles -otro par- pero es un mal menor dado las magníficas interpretaciones, el brillante e ingenioso tratamiento de los temas y la resolución de la película, un desenlace abierto. Esta película podría haber tenido otros muchos finales, uno de esos en los que se devuelve la paz alterada pero no siempre hay necesidad de ser tan correctos. Lamentablemente la vida no siempre acaba bien y las películas tampoco tienen por qué hacerlo.
Con casi dos horas de metraje, la acción mantiene en todo modo la atención del espectador. No resulta pesada, no se baja el ritmo, todo está compensando y equilibrado y por ende, la película fluye y convence. En resumidas cuentas, me ha gustado muchísimo más de lo que esperaba. No queda otra más que recomendarla encarecidamente. Si te la pierdes, cometerás un gran error.
Tráiler: