Editorial: Gadir.
Colección: Bosque viejo.Fecha publicación: 2016.
Precio: 10,00 €
Género: Cuento.
Nº Páginas: 80
Encuadernación: Rústica.
ISBN: 978-84-940165-6-1
Colección: Bosque viejo.Fecha publicación: 2016.
Precio: 10,00 €
Género: Cuento.
Nº Páginas: 80
Encuadernación: Rústica.
ISBN: 978-84-940165-6-1
Autor
Nikolái Gógol (1809-1852), está considerado como uno de los padres de la novela rusa. Su obra más importante fue Almas muertas. En sus obras a menudo combinaba con gran maestría personajes y situaciones reales con lo fantástico y el humor.
Sinopsis
El protagonista de esta historia un buen día descubre con gran preocupación que ha perdido su nariz, hasta que la encuentra casualmente por la calle, dotada de vida propia...
La nariz es un relato que contiene muchos elementos frecuentes en la obra de Gógol: es humorístico, muy divertido, disparatado, un tanto surrealista, y al mismo tiempo está basado en personajes y ambientes muy reales, pertenecientes a la sociedad de su tiempo y situados en la ciudad en la que vivió: San Petersburgo. Utiliza esa combinación de realidad y fantasía, para hacer una caricatura de la sociedad rusa de su tiempo. En particular, critica la vanidad, la ambición de poder y el exceso de preocupación por las convenciones sociales. La nariz es una excelente forma de empezar a conocer a su autor. El compositor Shostakóvich creó una ópera basada en este relato. Las excelentes ilustraciones de Esther Saura Múzquiz iluminan esta edición.
Con Nikólai Gógol me pasa igual que con Stefan Zweig, una vez que lees una de sus historias resulta del todo imposible no continuar con su producción literaria. Del escritor de origen ucraniano, han pasado por este espacio dos cuentos más: Nochebuena y El capote, dos historias que no puedo dejar de recomendar y a las que se une esta tercera de la que quiero hablaros hoy, La nariz.
Ahondemos algo más en la sinopsis. Nikólai Gógol narra en este cuento el extraordinario episodio que le ocurre al asesor colegiado Kovaliov. Se trata de un burócrata que un día, de buenas a primeras, se levanta y descubre que le ha desaparecido la nariz. 'Para gran asombro suyo, en el lugar de su nariz descubrió una superficie totalmente lisa'. El pavor se apodera de él. No es capaz de entender qué es lo que ha podido ocurrir. Si la noche anterior la nariz estaba en su sitio, ¿cómo es posible que ahora desaparezca? Inmediatamente se lanzará a la calle en busca de ayuda. Pensará ir a la policía pero en su camino ve algo que lo deja totalmente atónito. Como dice la sinopsis, Kovaliov observa cómo su nariz tiene vida propia, camina, habla e incluso es un funcionario de mayor rango. Su intención será perseguirla y recuperarla, sin dar crédito a lo que ven sus ojos y sin entender este tremendo disparate.
En realidad la historia, que viene estructurada en tres capítulos, no se inicia con Kovaliov sino con el barbero Iván Yákovlevich, un hombre constantemente vapuleado por su esposa, y que, una buena mañana, descubre una nariz en el interior de un bollo recién horneado. Este descubrimiento insólito constituye el primer capítulo. Asustado y sin dar mucho crédito a lo que ven sus ojos, intenta deshacerse de la nariz pues teme haber cometido una felonía a juzgar por las palabras de su mujer.
Si consigue desembarazarse del apéndice o no, eso tendréis que descubrirlo vosotros pero sí os diré que me sorprendió el giro que dio la narración en el segundo capítulo, eje central de la historia, y donde aparece el verdadero protagonista de esta historia, el asesor colegiado Kovaliov. En el tercer capítulo, final de la historia, todo quedará debidamente resuelto de la misma forma absurda a como empezó pero también con alguna crítica a la creación literaria.
La nariz me ha parecido un cuento tremendamente divertido y lo es si te quedas únicamente en la superficie de la historia, en lo ridículo y absurdo que resulta que un burócrata ruso pierda la nariz un día. Pero si has leído antes a Gógol sabes que su intención va mucho más allá de contarnos una historia disparatada. Al igual que ocurría en El capote, la nariz es un símbolo. Intuyo que Gógol nos propone un juego en el que la nariz representa todo aquello externo y superficial a lo que le damos tanta importancia. Perder la nariz podría ser sinónimo de perder posición social, de perder fortuna, de dejar de ser el que se es para convertirse en un mindundi. ¡Y es que le damos tanta importancia a nuestro aspecto! De ahí que Kovaliov recalque su indignación pues él es un hombre con importantes contactos sociales que busca escalar a través de un matrimonio ventajoso. A Gógol le gusta hablar del ser humano, de su naturaleza, de sus absurdas preocupaciones, de sus miedos y sus ridículos principios y ahí radica la belleza de sus textos y por supuesto la enseñanza que suele camuflar en historias rocambolescas.
En La nariz, Gógol integra al lector en la narración. Se dirige a él en más de una ocasión y actúa como intermediario entre nosotros y los personajes, haciendo las oportunas presentaciones, así, iniciada la narración y presentados inicialmente los hechos, hace un aparte para contarnos con detalle quién es Iván Yákovlevich, su mujer o Kovaliov. Le encanta jugar con el lector, hasta el punto de dejar en suspense parte de la historia que retomará después.
La nariz, con mucho humor y una gran dosis de fantasía que en algún momento me ha recordado a un relato infantil, es uno de los cinco cuentos que se recogieron bajo el título «Historias de San Petersburgo», junto con «La avenida Nevski», «El retrato», «Diario de un loco» y «El capote». Historias que tienen esa ciudad rusa como escenario, parte de un país del que a veces se habla con suma ironía. 'Rusia es un país tan peregrino', llegará a decirse en el texto.
La edición que nos presenta Gadir está bella e inteligentemente ilustrada por Esther Saura, lo que contribuye a enriquecer un texto que, de por sí, es una joya.
Hay muchas referencias en Internet sobre este breve cuento. Hay vídeos en los que se leen fragmentos, lectores que hacen una crítica oral e incluso archivos de audio donde escuchar el cuento completo. Todo sirve para acercarse a la narrativa de Gógol, de prosa sencilla pero ingeniosa, y a su forma de contar verdades aunque sea a través de lo absurdo y lo ridículo.
Desde aquí, te animo a descubrir a Nikólai Gógol con cualquiera de sus cuentos que son breves y baratos, o ya puestos, y aquí me uno yo, a leer algunas de sus novelas, tarea que cumpliré más pronto que tarde.