Año: 2013
Nacionalidad:EE.UU.
Director: John Wells.
Reparto: Meryl Streep, Julia Roberts, Ewan McGregor, Chris Cooper, Abigail Bresln, Benedict Cumberbath, Juliette Lewis, Margo Martindale, Dermot Mulroney, Sam Shepard, Misty Upham, Julianne Nicholson.
Género: Drama.
Sinopsis: Los Weston viven en una gran mansión en las afueras de Pawhuska, en Oklahoma. La desaparación del padre en extrañas circunstancias hace que la familia se reúna y que todas sus miserias salgan a la luz. Adaptación al cine de la obra de teatro homónima ganadora de un Tony, que a su vez adapta una novela ganadora del Premio Pulitzer en 2008.
[Fuente: Filmaffinity]
Ayer escuché la siguiente reflexión: 'Cuando envejecemos y entramos en la espiral de la senilidad, dejamos de lado las convenciones sociales, la moral y lo políticamente correcto. Es entonces cuando nos desnudamos, cuando sacamos de nuestro interior lo que verdaderamente somos, lo bueno y lo malo y cuando se trata de lo malo, hay hijos que se asustan'. La persona que me lo dijo me hablaba de una experiencia personal, de una etapa dura de su vida en la que había tenido que lidiar (y creo que es un término bastante correcto para lo que me contó) con su padre y con su madre, cuando ambos se hicieron muy mayores y empezaron a sufrir lagunas mentales que fueron haciéndose cada vez más grandes. '¿Cómo es posible que mi padre se comportara así? ¿Quién era ese hombre que había sido extremadamente generoso con sus hijos toda la vida y ahora los acusaba de estar gastando su dinero?', me siguió contando.
Llevo mucho tiempo pensando en las relaciones entre padres e hijos, en ese momento en el que los papeles se invierten y de persona cuidada pasas a ser persona cuidadora. La vida es cíclica y llega un momento en el que te toca ejercer de padre y madre de tus propios padres. Es ley de vida. Uno desearía que el traspaso de poderes fuera sencillo, que cuando tus padres no pudieran valerse por sí mismos, asumieran tal circunstancia y se dejaran llevar pero no siempre es así. Entiendo que no debe ser fácil envejecer, ver cómo tus capacidades se van limitando cada vez más y de ser una persona autosuficiente pasar a ser una persona dependiente. Piensa por un momento en las actividades más básicas de tu vida, piensa en vestirte tú solo, en peinarte, en ducharte, en caminar..., y ahora cierra los ojos e imagínate que no puedes hacer nada de eso por ti mismo y que para todo, hasta para lo más pequeñito, necesitas ayuda. No, no debe ser fácil y sentirse incapaz debe producir mucha frustración pero eso solo acarrea más problemas. Claro, decirlo ahora, desde la perspectiva de mis cuarenta y ocho años es muy fácil. Ya hablaremos si el destino me concede una vida larga.
Pero a la dificultad de asumir que uno se hace viejo y que ya no puede hacer lo que antes hacía, hay que unirle el carácter y la personalidad de cada uno. No es lo mismo que tu padre o tu madre se entristezca porque ya no puede vestirse solo o tiene olvidos demasiado frecuentes e importantes, que un padre o una madre que entra en cólera, que se niega a reconocer sus incapacidades, que cuestiona todas tus decisiones y rechaza constantemente tu ayuda. Ante eso, el papel de los hijos es tremendamente complicado. Y así, pensando en todo esto, busqué en Internet alguna película que tuviera algo que ver con el tema, con esas relaciones tóxicas entre padres e hijos, y me encontré con Agosto, una cinta que había llegado a casa como una recomendación pero cuyo visionado fui aparcando hasta anoche.
Agosto trata sobre una familia, los Weston. Bervely (Sam Shepard) y Violet (Meryl Streep) Weston viven en una granja, ubicada en las llanuras de Oklahoma. Él es un hombre hecho a sí mismo, con una infancia llena de carencias pero que supo labrarse un futuro y convertirse en un poeta publicado, cuyo único refugio son sus libros y el alcohol que consume con demasiada frecuencia. Ella está enferma, es una mujer de difícil trato, cuya enfermedad cree que le otorga la licencia de poder atiborrarse de pastillas perdiendo los papeles cada día, aunque esto era algo que ya hacía antes de que le detectaran el cáncer de boca que padece (no deja de ser paradójico). Cuando Beverly cree que la situación se está complicando cada vez más, contrata a Johnna, una Cheyenne que se encargará de mantener la casa en orden y preparar la comida, una decisión que Violet no aprueba.
Y un día, de buenas a primeras, Beverly desaparece. Primero pensarán que es una escapada ocasional, como ya ha hecho otras veces, una manera de despejarse por un tiempo de la atmósfera opresiva que se respira en la granja, pero en realidad aparece muerto a los pocos días. ¿Accidente o suicidio?La muerte de Beverly congrega a toda la familia en la propiedad. Acudirán las hijas, Barbara, Ivy y Karen, así como Mattie Fade, hermana de Violet, y todas ellas con sus respectivas parejas e hijos. Los días que pasan juntos tras el funeral serán asfixiantes y se convertirán en una sucesión de situaciones desagradables, escenas llenas de gritos y peleas, un rosario de reproches que se lanzan unos a otros y algún que otra secreto que sale a la luz. Y en este caos de emociones y sentimientos negativos en el que se torna la granja, Agosto quiere analizar con profundidad las relaciones de las madres con sus hijos, especialmente de las madres con sus hijas, así que el foco de atención se pone sobre Violet, Barbara, Ivy y Karen, y más colateralmente sobre Mattie Fade y su hijo Charles.
Violet y Mattie Fade proceden de la misma rama. Ambas son mujeres de fuerte carácter, muy temperamentales aunque Violet se lleva la palma. Es una mujer sarcástica, que hace daño de manera gratuita, de perenne discurso irónico, hiriente, soberbia y desagradable. Se escuda en su enfermedad para comportarse como un monstruo pero en realidad, es su verdadera personalidad. Nunca tiene una palabra agradable para nadie, crea situaciones incómodas para los demás, insulta y grita, llama inútiles a sus hijas, nada de lo que ellas hacen o dicen le parece bien, cree tener siempre la razón, poseer la verdad absoluta y se comporta de manera histriónica. Violet se siente por encima de todos. La infancia que tuvo, su matrimonio en el que apenas tenían dinero, los sacrificios que hicieron para poder criar a sus tres hijas, para que ellas tuvieran una vida mejor y ahora la enfermedad que padece cree convertirla en alguien superior. Son madres sufridoras, que se recrean en su desdicha y que piensan que sus hijos lo tienen todo fácil pero, ¿qué hijo no sufre con una madre así?
Por eso la película no solo ahonda en la relaciones materno-filiales sino también en el tipo de persona adulta en el que se ha convertido Barbara, Ivy y Karen. La primera está en plena separación e intentando criar a su hija Jean sin cometer los mismos errores que su madre cometió con ella. Por su parte, Ivy se ha sentido sola toda la vida. Ella es la que se ha hecho cargo de sus padres, de cuidarlos y vigilarlos, la que ha renunciado a sueños, la que nunca ha tenido pareja hasta ahora, momento en el que decide plantarse y pasarle su testigo a otro. Mientras que la alocada Karen voló a un lugar mucho más agradable, lejos de la granja en la que se crió, buscando cubrir las carencias afectivas que siente porque, seguramente su madre nunca le ha dicho que la quiere. Son hijas que no pueden contarle a su madre los errores que cometieron, las cosas que se le han torcido en la vida porque ella, la que las parió, utilizará esa información en contra de Barbara, de Ivy y de Karen, en un constante machaqueo, como armas arrojadizas para hacer más daño. Hijas que se sienten intimidadas por su madre, a la que intentan acercarse y ayudar, sin éxito.
Y junto a todas estas mujeres, Charles, el hijo de Mattie Fade, al que ella trata como un inútil, un manazas y un tonto. Una influencia negativa, que sufrida día tras día, semana tras semana y año tras año, ha ido minando su autoestima, hoyando su dignidad hasta el punto de creerse su propia inutilidad, de no permitirse un despiste y de torturarse por sus errores. Así se siente Charles.
Y es que las madres de esta película juegan con los sentimientos de sus hijos, ejercen el poder que la naturaleza les ha otorgado para machacar a sus vástagos sin que se les pueda parar los pies, primero porque la fuerza arrolladora que emerge de su interior es demasiado titánica (o tiránica) como para hacerle frente y segundo porque los hijos tienen dilemas morales que les impide poner pie en pared. Son fruto de un círculo vicioso cuyo trazo se repite a lo largo de varias generaciones. Madres crueles y retorcidas que a su vez tuvieron madres crueles y retorcidas hasta el día en que unas hijas, de una generación más actual, con una forma de pensar y de encarar la vida distinta, cansadas de ver la nube negra en la que su madre siempre anda envuelta, deciden luchar contra los lazos de sangre y apartarse de aquello que han visto desde pequeñas. Las decisiones son difíciles pero hay que tomarlas. Por eso cuando Violet dice 'Nadie es más fuerte que yo' a Barbara no le queda otra más que reaccionar como lo hace. Y es cuando entendemos que Violet, y también Mattie Fade, a la que han puesto en su sitio minutos antes, no son más que unos seres desdichados, ni tan fuertes, ni tan valientes, ni tan autosuficientes como pensaban pero quizá, solo quizá, ya sea demasiado tarde.
Ser padres es difícil, no cabe duda, pero ser hijo no es un vergel. Creo haberme referido alguna vez a unas palabras que me dijo la escritora Laura Ferrero, cuando una psicóloga le comentó que unos padres tienen la obligación de querer a su hijo pues tomaron la decisión de tenerlo. Sin embargo, no existe obligación al revés. Y es que tiene razón, por duro que parezca. Lo único que ocurre es que un individuo normal, un hijo con una educación, con un sentido de la moral, suele tener grandes conflictos internos y muchos quebraderos de cabeza a la hora de enfrentarse a una madre como la Violet de esta película. Es ir contra natura no querer a unos padres pero también lo es burlarse de ellos, humillarlos y atormentarlos.
Pero volviendo a la película, Meryl Streep en el papel de Violet está majestuosa. Su interpretación es sublime. Hay muchos que opinan que está sobre actuada pero en mi opinión clava al personaje, a ese tipo de persona, sea madre o no, que se sienten el centro del mundo, que menosprecian a los demás y los ningunea. Sus gestos, sus miradas, sus palabras, sus reacciones, sus gritos,... llenan la pantalla y eclipsan a los demás personajes, interpretados por un elenco muy conocido como Julia Roberts, Ewan McGregor, Chris Cooper o Sam Shepard. Ella es el huracán de una película que asfixia por la complejidad de las relaciones, que encuentra en los ataques a su familia la fuerza necesaria para seguir viviendo, un largometraje cuyo entorno fatiga. La aridez de las llanuras, la casa absolutamente desordenada, el calor insoportable en su interior, la oscuridad en la que viven los personajes,... todo eso crea una sensación desagradable que incomoda y aturde. Y aunque es algo larga, no quieres que la película acabe porque estás a la espera de que a Violet le canten las cuarenta, que es lo que se merece, a pesar de ser una mujer enferma.
Por mencionar otro papel, Julia Roberts también está muy bien en la piel de Barbara. En sus ojos se percibe el temor de convertirse en su madre, de haber echado a perder su matrimonio, de haber tirado por tierra su vida y estar a punto de perder a Jean. Y es que los hijos de las Violet del mundo viven con ese temor y escudriñan sus reacciones buscando reflejos de sus madres, huyen despavoridas de unos patrones y se horrorizan si atisban en su carácter algún rasgo materno.
Agosto está basado en una obra de teatro, llevada a escena incluso en España con la maravillosa Amparo Baró en el papel de Violet y Carmen Machi como Barbara (puedes ver un vídeo aquí), pero a su vez es una adaptación del libro de Tracy Letts. Es una película que incomoda porque te entran ganas de coger a Violet, darle de chocazos contra la pared y gritarle al oído pero quién te crees que eres. ¿Acaso ser madre te da derecho a pisotear a tu marido o a tus hijos? En fin, es una película dura que te hace reflexionar.
A mí solo me queda lanzar algunas preguntas.¿Qué tipo de relación mantienes o mantenías con tu madre? ¿Qué tipo de madre eres? ¿Cómo es la relación con tus hijos? Sentíos libres de contestar vuestra experiencia o la de alguien que conozcáis si os apetece. Y por si a alguien le interesa, aquí os dejo un artículo muy interesante sobre las madres tóxicas.