Editorial: Literatura Random House.
Fecha publicación: marzo, 2017.
Precio: 5,90 €
Género: Ensayo.
Nº Páginas: 96
Encuadernación: Tapa blanda con solapa.
ISBN: 9788439732709
[Disponible en eBook;
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Autora
Chimamanda Ngozi Adichie nació en 1977 en Nigeria. A los diecinueve años consiguió una beca para estudiar comunicación y ciencias políticas en Filadelfia. Posteriormente cursó un máster en escritura creativa en la Universidad John Hopkins de Portland, y actualmente vive entre Nigeria y Estados Unidos. A día de hoy Literatura Random House ha publicado sus tres novelas: La flor púrpura, ganadora del Commonwealth Writers' Prize y el Hurston / Wright Legacy Award; Medio sol amarillo, galardonada con el Orange Prize por Fiction y finalista del National Book Critics Circle Award, y Americanah, que recibió el elogio de la crítica y fue galardonada con el Chicago Tribune Heartland Prize 2013 y el National Book Critics Circle Award en 2014. Ha publicado también en esta editorial la colección de relatos Algo alrededor del cuello, el ensayo Todos deberíamos ser feministas (el reconocido TEDx Talk que ha tenido tres millones y medio de visitas en Youtube) y su último manifiesto, Querida Ijeawele. Cómo educar en el feminismo.
Sinopsis
El feminismo empieza en la educación. Con su voz cálida y directa, Chimamanda Ngozi Adicie dirige esta emotiva carta a una joven madre que acaba de dar a luz. En sus quince consejos, reivindica la formación de nuestros hijos en la igualdad y el respeto, el amor por los orígenes y la cultura. Una invitación a rechazar estereotipos, a abrazar el fracaso y a luchar por una sociedad más justa. Una bella misiva con reflexiones tan honestas como necesarias que conquistará por igual a madres, padres, hijos e hijas.
[Información tomada directamente del ejemplar]
Dije que volvería y he cumplido mi promesa. Hace unas semanas asomó por aquí uno de los libros de Chimamanda, Todos deberíamos ser feministas (puedes ver la reseña aquí). Comenté entonces que se me había quedado corto pues sus enseñanzas, para los que ya hemos leído bastante sobre el feminismo, eran muy básicas. Aún así, y entendiendo que su lectura es fundamental y más entre los más jóvenes, quería seguir leyendo a la autora. Concretamente me propuse leer Querida Ijeawele. Cómo educar en el feminismo y no ha podido ser una decisión más acertada. Me ha resultado un libro maravilloso, muchísimo mejor que el anterior y del que he extraído importantísimas enseñanzas.
Cuenta este pequeño volumen con una introducción que nos permite conocer su origen. Este librito no es más que una carta que Chimamanda escribe a Ijeawele, una amiga de su infancia, tras solicitarle esta última algún consejo a la autora para educar a su hija en el feminismo. Ijeawele, preocupada por traer al mundo a una niña que siga sufriendo las desigualdades de género, quiere ofrecer a su pequeña Chizalum Adaora, la oportunidad de moverse en un mundo libre de ataduras, así que, tras la petición, Chimamanda escribe quince consejos.
Algunas de las reflexiones que se contienen en el libro parecen de perogrullo, y más en los tiempos que corren, pero en realidad no lo son. La mujer tiene interiorizado tantas pautas y un rol tan concreto que somos las primeras en no enterarnos de la película. Quisiera destacar alguno de los consejos que Chimamanda da a su amiga y el primero de ellos no puede ser más crucial. 'Sé una persona plena'. Parece un consejo fácil de asumir pero no lo es tanto y es que la mujer cuando se estrena en el papel de madre parece que deja de ser otras muchas cosas de un plumazo. Una madre es una madre y aquello de ser hija, esposa o compañera, amiga, estudiante, lectora, o domadora de leones parece que queda en un segundo plano. Y es verdad. Tengo más que comprobado que la mujer, al convertirse en madre, renuncia a demasiadas cosas.'Tomate tiempo para ti. Cultiva tus propias necesidades', dice Chimamanda y sé que es difícil pero ahí reside primordialmente la lucha de la mujer, en no dejar de renunciar a sí misma.
Leer este primer consejo hizo que saltara en mi asiento. Inmediatamente pensé en unas cuantas amigas a las que regalar este libro, ¡y solo había leído el primer consejo', pero es que hasta yo misma me siento agotada de verlas correr de aquí para allá, me apiado de ellas al escucharlas comentar que llevan varias noches sin dormir y me conmueve saber que solo desean un día de paz y tranquilidad, sin gritos, ruidos, ni peleas. Eso por no hablar de su habilidad al atender su trabajo mientras están resolviendo un problema en la guardería de su hijo vía whatsapp, o esas otras que se ven obligadas a renunciar a su vida laboral porque no encuentran la forma de conciliar trabajo y familia -me río yo de la conciliación- o las que son despedidas tras la baja maternal. Este atropello se sigue produciendo hoy en día en todos los ámbitos. Leed lo que le pasó a Blanca Manchón, lo de esta deportista se puede equiparar a un despido en una empresa privada.
Leer este primer consejo hizo que saltara en mi asiento. Inmediatamente pensé en unas cuantas amigas a las que regalar este libro, ¡y solo había leído el primer consejo', pero es que hasta yo misma me siento agotada de verlas correr de aquí para allá, me apiado de ellas al escucharlas comentar que llevan varias noches sin dormir y me conmueve saber que solo desean un día de paz y tranquilidad, sin gritos, ruidos, ni peleas. Eso por no hablar de su habilidad al atender su trabajo mientras están resolviendo un problema en la guardería de su hijo vía whatsapp, o esas otras que se ven obligadas a renunciar a su vida laboral porque no encuentran la forma de conciliar trabajo y familia -me río yo de la conciliación- o las que son despedidas tras la baja maternal. Este atropello se sigue produciendo hoy en día en todos los ámbitos. Leed lo que le pasó a Blanca Manchón, lo de esta deportista se puede equiparar a un despido en una empresa privada.
Y siguiendo con la crianza de los hijos y las responsabilidades de los padres, de los dos, Chimamanda aconseja a su amiga dejar obrar al marido porque es cierto que nosotras mismas nos echamos tierra sobre nuestro propio tejado. Y entonces me imaginé una escena típica, la del hombre que quiere cambiar el pañal manchado de su bebé. Por favor, hay hombres muy válidos y muy poco escrupulosos pero todos conocemos a esos otros que montan un circo a la hora del cambio de pañal (creo que circula por Youtube un vídeo que no tiene desperdicio). Pues bien, imaginé a ese hombre al que le da asco limpiar la caca del culo de su hijo y a esa mujer, impaciente, contemplando atónita los aspavientos de su marido, que más que cambiar un pañal parece que está desactivando una bomba de relojería a punto de explotar, y la vi de brazos cruzados, cada vez más nerviosa, pensando si el acto se consumará hoy o mañana y al final la imaginé gritando '¡¡¡Trae p'acá que ya lo hago yo!!!'. Y claro, me dije que no Chimamanda, que hay cosas y cosas pero la autora parece que me estaba leyendo el pensamiento y a continuación nos hace entender que tanto yo como esas mujeres que terminaban por eclosionar y arrebatarle el pañal limpio a la pareja, estamos equivocadas. Destierra el perfeccionamiento de tu vida. Dale la oportunidad a otros de equivocarse pero también de aprender, aunque a ti te lleven los demonios y tu hijo se pase media hora con el culito al aire.
En esos quince capítulos, Chimamanda abordará la fabulosa diatriba del rosa o el azul, la clasificación de los juguetes, nos explicará qué es el feminismo light, algo en lo que no había caído nunca pero que parece que es más común de lo que pensamos, y la misoginia femenina (¡toma ya!), así como otras muchas cuestiones sumamente interesantes.
Y entre todas esas reflexiones, dos que a mí me han noqueada totalmente. En uno de los capítulos se nos habla de la caballerosidad del hombre. Hace casi treinta años tenía una amiga que no consentía que su pareja le cediera el paso o le abriera la puerta del coche. Ella se enfadaba muchísimo mientras que su novio se lamentaba por lo desagradable que ella era cuando él solo quería tener un gesto de cariño. Y ahí va la bomba. Yo también pensaba que ella era muy estúpida. Y otra bomba más. Creo que lo sigo pensando. Y es que a mí esto de la caballerosidad como sinónimo de la debilidad femenina, ¡ay, que no lo veo! Chimamanda dice que efectivamente es así pero en las primeras páginas del libro se dice: 'Para mí, el feminismo siempre es contextual'. Es decir, todo hay que valorarlo según un contexto y por tanto, si tu pareja es un auténtico déspota, un machista, que te ningunea, piensa que los hijos es cosas de las madres,... pues lo mismo sí podríamos pensar que al abrirte una puerta te está tachando de inútil (menuda contradicción si luego resulta que cría a toda su prole). Sin embargo, si tu pareja no es nada de eso, ¿su caballerosidad la tengo que entender como una ofensa? Bajo mi punto de vista creo que existe una clara línea divisoria entre fomentar la desigualdad y considerar a la mujer como el sexo débil y tener un gesto cortés con una mujer. No sé cómo lo veis vosotros.
Por otra parte, la segunda reflexión a la que hago referencia vino en el capítulo sobre el 'No juzgar'. Y yo creo que soy muy así, de no juzgar o por lo menos de no prejuzgar. Pero viene Chimamanda y me dice que qué es eso de no juzgar, que eso es lo mismo que no tener una opinión sobre algo o tener que callar tus opiniones y que eso no, que eso está muy mal, que hay que decir lo que se piensa. Bueno, en algunos casos es que simplemente no tengo una opinión porque la cuestión no me interesa y en otras, puedo tenerla pero con 'no juzgar' me refiero a que mi opinión intento no ponerla por encima de la de los demás por muy mía que sea. Esto es para mí no juzgar, que lo mismo estoy equivocada, no lo sé. En cualquier caso, fue un capítulo que me hizo pensar bastante.
Y dejo para el final uno de los consejos que más me ha gustado, el que habla de libros. Este capítulo encierra una enseñanza universal, toda la sabiduría que se recoge en los libros. Y expone un ejemplo muy sorprendente. Nos cuenta la historia de una madre que, para luchar contra la desidia de sus hijos que no querían leer, les pagaba cinco centavos por cada página que leyeran. ¿Qué te parece? ¿Harías tú algo así? Me pareció una historia muy curiosa.
Y entre todas esas reflexiones, dos que a mí me han noqueada totalmente. En uno de los capítulos se nos habla de la caballerosidad del hombre. Hace casi treinta años tenía una amiga que no consentía que su pareja le cediera el paso o le abriera la puerta del coche. Ella se enfadaba muchísimo mientras que su novio se lamentaba por lo desagradable que ella era cuando él solo quería tener un gesto de cariño. Y ahí va la bomba. Yo también pensaba que ella era muy estúpida. Y otra bomba más. Creo que lo sigo pensando. Y es que a mí esto de la caballerosidad como sinónimo de la debilidad femenina, ¡ay, que no lo veo! Chimamanda dice que efectivamente es así pero en las primeras páginas del libro se dice: 'Para mí, el feminismo siempre es contextual'. Es decir, todo hay que valorarlo según un contexto y por tanto, si tu pareja es un auténtico déspota, un machista, que te ningunea, piensa que los hijos es cosas de las madres,... pues lo mismo sí podríamos pensar que al abrirte una puerta te está tachando de inútil (menuda contradicción si luego resulta que cría a toda su prole). Sin embargo, si tu pareja no es nada de eso, ¿su caballerosidad la tengo que entender como una ofensa? Bajo mi punto de vista creo que existe una clara línea divisoria entre fomentar la desigualdad y considerar a la mujer como el sexo débil y tener un gesto cortés con una mujer. No sé cómo lo veis vosotros.
Y dejo para el final uno de los consejos que más me ha gustado, el que habla de libros. Este capítulo encierra una enseñanza universal, toda la sabiduría que se recoge en los libros. Y expone un ejemplo muy sorprendente. Nos cuenta la historia de una madre que, para luchar contra la desidia de sus hijos que no querían leer, les pagaba cinco centavos por cada página que leyeran. ¿Qué te parece? ¿Harías tú algo así? Me pareció una historia muy curiosa.
Chimamanda es clara como el agua. Ella pone al alcance del lector (hombre o mujer) sus opiniones y sus ideas, lo hace con un lenguaje cercano y sencillo y lo mejor es que ejemplariza todo lo que dice, para asegurarse que la enseñanza nos llega correctamente. Tampoco tiene pelos en la lengua y si tiene que dar algún tirón de orejas lo hará, aunque el repaso le toque a algún familiar de Ijeawele. No se anda por las ramas y critica lo que ve, y en ocasiones lo hace con ironía y sarcasmo, por lo que el libro también cuenta con su parcela de humor. Hay una anécdota en la que narra que un hombre se autodenominaba Sr. Mamá con la que me he reído una barbaridad. ¡Qué buena es y qué zasca le pega al buen señor!
En fin, Querida Ijeawele me ha parecido un libro más profundo que el anterior, un libro que te enseña a amar tu fracaso, a entender que no eres una superwoman y que solo se debe ser madre soltera si se es de verdad. Es un libro que te hace pensar mucho en ti, en tu actitud, que te obliga a analizar tu comportamiento y tu visión de las cosas. Al igual que Todos deberíamos ser feministas, Querida Ijeawele debería ser una lectura universal por su contenido, tan valioso, y por su forma, tan accesible. Así que, siendo además de pequeño formato y con menos de cien páginas, leerlo te llegará un suspiro pero lo disfrutarás toda la vida.
Continuará con... El peligro de la historia única.
[Fuente: Imagen de la cubierta tomada de la web de la editorial]
Puedes adquirirlo aquí:
En fin, Querida Ijeawele me ha parecido un libro más profundo que el anterior, un libro que te enseña a amar tu fracaso, a entender que no eres una superwoman y que solo se debe ser madre soltera si se es de verdad. Es un libro que te hace pensar mucho en ti, en tu actitud, que te obliga a analizar tu comportamiento y tu visión de las cosas. Al igual que Todos deberíamos ser feministas, Querida Ijeawele debería ser una lectura universal por su contenido, tan valioso, y por su forma, tan accesible. Así que, siendo además de pequeño formato y con menos de cien páginas, leerlo te llegará un suspiro pero lo disfrutarás toda la vida.
Continuará con... El peligro de la historia única.
[Fuente: Imagen de la cubierta tomada de la web de la editorial]
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