Editorial: Lumen.
Fecha publicación: septiembre, 2017.
Precio: 16,25 €
Género: Ilustrado.
Nº Páginas: 320
Encuadernación: Tapa blanda con solapa.
ISBN: 9788415420729
[Disponible en eBook;
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Autora
Raquel Riba Rossy (Igualada, 1990) tuvo muy claro su objetivo desde pequeña: quería transmitir mensajes a través de sus personajes e historias. Hija del arquitecto Jaume Riba y de la artista multidisciplinar Clara Rossy, se alimentó del ambiente creativo que se respiraba en una familia de pintores, dibujantes, arquitectos y músicos. Estudió en la Universidad de Bellas Artes Sant Jordi de Barcelona y en la Escola de la Dona de Barcelona. En 2017 asalta las librerías con el cómic Lola Vendetta. Más vale Lola que mal acompañada (Lumen, 2017). Vive en Barcelona y trabaja en proyectos como ReEvolución femenina, sobre el empoderamiento de la mujer.
Sinopsis
Una divertida novela gráfica que cuenta las aventuras de Lola Vendetta, una joven sin pelos en la lengua, que usa una katana para acabar con las injusticias.
Si no te dan miedo las revoluciones y estás a favor de las evoluciones, este es tu libro.
[Información tomada directamente de la web de la editorial]
Tenía ganas de conocer a Lola Vendetta. Solamente su nombre ya me inspiraba cierta confianza. Lola siempre me ha parecido un nombre racial, de mujeres con garra, con las ideas claras y la cabeza fría. Si a eso le sumamos el apellido Vendetta, la cosa pinta potente.
Estamos ante una novela gráfica en cuya faja figura la palabra feminismo. En realidad, y para ser sincera, esperaba encontrarme con una guerrera que usa su katana para cortar cabezas pero desconocía que todas las testas que secciona eran masculinas. Es lo que pasa cuando una se lanza a una lectura sin ton ni son. En cualquier caso, he preferido dejar de lado ese componente feminista y centrarme más en la idea de mujer justiciera que no se deja títere con cabeza independientemente de que solo ponga en su sitio a los hombres.
Lola Vendetta es un personaje que procede de una familia desestructurada. Nada más arrancar el libro tuve que soltar una carcajada. A modo de ficha familiar, la protagonista nos presenta a su madre, una mujer francesa, y a su hermano, un chico que 'nació diferente'. Sobre el padre mejor no os digo nada porque fue justo ahí donde solté la carcajada.
El libro se estructura en cuatro partes, que corresponden a las cuatro estaciones del año. Comenzando con el otoño, que se 'caracteriza por una creciente sensación de decadencia, estancamiento y ganas incontrolables de decapitar a la pareja', conoceremos a una Lola adulta y emparejada. Esta primera parte se centra en las relaciones de pareja y en las distintas etapas por las que se pasa, desde el entusiasmo que te hace levitar al hastío más absoluto, un camino en el que la mujer, en este caso Lola, parece plegarse a los deseos de la pareja. Del aburrimiento más soporífero se pasará a la presión más abusiva que torna el amor en una relación tóxica que asfixia y corta las alas.
Será en esta parte donde también se toque el tema de la maternidad y os puedo asegurar que su representación echa absolutamente para atrás. Te ríes por lo excesiva pero, a grandes rasgos, no deja de ser una realidad.
En el invierno, que se 'caracteriza por enormes cantidades de nada, un incremento drástico de la gravedad y un desinterés absoluto por todo', Lola toma una decisión sobre su relación. Esta segunda parte trata sobre la ruptura sentimental, la depresión inicial, el vacío que te fagocita, hasta el momento en el que parece que vuelves a remontar el vuelo.
Y luego vendrá la primavera y el verano, momentos de resurgimiento de las cenizas y de auto-exploración, tanto física como emocional. Es hora de evitar que vuelvan a hacerle daño y para eso sacará su katana y emprenderá una cruzada.
Todo ello queda reflejado a través de los dibujos de Raquel, en los que predominan los tonos grises que contrastan con un rojo intenso en lugares estratégicos de la ilustración. La sangre es un elemento prácticamente constante porque la violencia asoma a estas viñetas. Existe un componente simbólico que viene representado precisamente por esos objetos tintados de color rojo.
Tanto Lola como el resto de personajes son sumamente expresivos por lo que no resulta necesario que se pronuncien a través de diálogos para conocer lo qué les ocurre. Hay muchas ilustraciones que carecen de texto pero eso no es ningún inconveniente para seguir el hilo de la historia. Eso sí, es interesante analizar con detalle cada ilustración porque hay pequeños detalles que soportan buena parte del significado. Me ha gustado mucho la parte emotiva del personaje, el carrusel de emociones que experimenta y que quedan tan bien reflejados en los dibujos. Os muestro uno de los que más me han gustado por lo que implica.
Sin duda hay que tener sentido del humor para leer este libro pero algunas ilustraciones me han parecido llevadas muy al extremo, ofreciendo una imagen del hombre un tanto cruel, como muy exagerada, rozando la caricatura. Y es Raquel Riba tiene un estilo muy mordaz, muy directo, muy desenfadado, muy abierto, muy sincero. No me extraña que en la contra del libro se diga que no tiene pelos en la lengua. Los tendrá en otro sitio pero desde luego en la lengua no. Y esa franqueza a veces choca, especialmente en las escenas en las que asoma la sangre (¡ojo', no la menstrual, que esa también sale), pero ahí radica la gracia de este libro.
En definitiva, Lola Vendetta ha sido un descubrimiento más. No puedo decir que me haya provocado grandes carcajadas, salvo en las primeras páginas, aunque tampoco estoy segura de que el humor sea la base del libro. Yo diría que no. Abarca temas serios como las relaciones de parejas, el acoso, la pérdida del amor y lo hace desde una perspectiva abrupta, sin tapujos. Eso sí, le lanzo una pregunta, ¿qué pasa con ese hermano un tanto diferente que se mencionaba al principio? Me hubiera gustado ver a Lola Vendetta cortando cabezas contra otro tipo de desigualdad, la que afecta a los discapacitados. Ahí le iba yo a echar un cable.
En 2018, Raquel Riba publicó otro volumen de esta justiciera titulado, Lola Vendetta, ¿qué pasha mamá?. Ya caerá en otra ocasión.
Tanto Lola como el resto de personajes son sumamente expresivos por lo que no resulta necesario que se pronuncien a través de diálogos para conocer lo qué les ocurre. Hay muchas ilustraciones que carecen de texto pero eso no es ningún inconveniente para seguir el hilo de la historia. Eso sí, es interesante analizar con detalle cada ilustración porque hay pequeños detalles que soportan buena parte del significado. Me ha gustado mucho la parte emotiva del personaje, el carrusel de emociones que experimenta y que quedan tan bien reflejados en los dibujos. Os muestro uno de los que más me han gustado por lo que implica.
Sin duda hay que tener sentido del humor para leer este libro pero algunas ilustraciones me han parecido llevadas muy al extremo, ofreciendo una imagen del hombre un tanto cruel, como muy exagerada, rozando la caricatura. Y es Raquel Riba tiene un estilo muy mordaz, muy directo, muy desenfadado, muy abierto, muy sincero. No me extraña que en la contra del libro se diga que no tiene pelos en la lengua. Los tendrá en otro sitio pero desde luego en la lengua no. Y esa franqueza a veces choca, especialmente en las escenas en las que asoma la sangre (¡ojo', no la menstrual, que esa también sale), pero ahí radica la gracia de este libro.
En definitiva, Lola Vendetta ha sido un descubrimiento más. No puedo decir que me haya provocado grandes carcajadas, salvo en las primeras páginas, aunque tampoco estoy segura de que el humor sea la base del libro. Yo diría que no. Abarca temas serios como las relaciones de parejas, el acoso, la pérdida del amor y lo hace desde una perspectiva abrupta, sin tapujos. Eso sí, le lanzo una pregunta, ¿qué pasa con ese hermano un tanto diferente que se mencionaba al principio? Me hubiera gustado ver a Lola Vendetta cortando cabezas contra otro tipo de desigualdad, la que afecta a los discapacitados. Ahí le iba yo a echar un cable.
En 2018, Raquel Riba publicó otro volumen de esta justiciera titulado, Lola Vendetta, ¿qué pasha mamá?. Ya caerá en otra ocasión.
[Fuente: Imagen de la cubierta tomada de la web de la editorial]
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