Nacionalidad: Española
Director: Asghar Farhadi.
Reparto: Penélope Cruz, Javier Bardem, Ricardo Darín, Eduard Fernández, Bárbara Lennie, Elvira Mínguez, Ramón Barea, Inma Cuesta.
Género: Thriller. Drama.
Sinopsis: Laura viaja con su familia desde Buenos Aires a su pueblo natal, en España, para asistir a la boda de su hermana. Lo que iba a ser una breve visita familiar se verá trastocada por unos acontecimientos imprevistos, que sacudirán las vidas de los implicados.
Los Goya se celebra este año el próximo 2 de febrero en Sevilla y entre las películas que optan a llegarse el galardón como Mejor Película figura la nueva apuesta del director iraní Asghar Farhadi, Todos lo saben. El largometraje entra en competición directa con la comedia Campeones, protagonizada por Javier Gutiérrez que me resultó muy divertida, con El reino interpretada por Antonio de la Torre, Carmen y Lola con un argumento original y Entre dos aguas. Estas dos últimas centradas en la etnia gitana.
El punto fuerte de Todos lo saben es su elenco, un reparto cuajado de nombres conocidos y grandes actores que, sin duda suponen un importante reclamo. Penélope Cruz, Javier Bardem y el resto dan vida a un drama familiar con tintes de thriller en el que se cuecen diversos elementos muy vinculados con las relaciones familiares, los secretos del pasado, los dilemas morales y la ambición.
Laura (Penélope Cruz) regresa a su pueblo natal para asistir a la boda de su hermana Ana. Le acompañan sus hijos, el pequeño Diego y la adolescente Irene, mientras que su marido Alejandro queda en Buenos Aires, lugar en el que residen desde hace más de una década, por motivos de trabajo. El reencuentro con los suyos es una fiesta de besos y abrazos en el que la dicha alcanza a un padre vencido por la vejez y el abatimiento, a una hermana que intenta subsistir regentado un pequeño hostal junto a su marido, a una sobrina que pasa por la separación de su marido, y a un antiguo amor, Paco (Javier Bardem) casado con Bea (Barbara Lennie). La felicidad y la dicha se prolongarán al día siguiente con la celebración de la boda hasta el momento en el que, tras un corte de luz, Laura descubre que su hija Irene ha desaparecido y sobre su cama descansan unos antiguos recortes de periódico en el que se recoge la noticia del secuestro de otra niña. A partir de ese momento, se inicia un proceso de búsqueda sin poder recurrir a la guardia civil y en el que Paco se verá intensamente involucrado.
Todos lo saben no es la típica película de un secuestro en el que todos los miembros familiares podrían tener un motivo para llevar a cabo semejante acto. En este largometraje, hay pocos sospechosos. De hecho el espectador ni siquiera intentará hacer sus cábalas sino que se deja llevar a la espera de un desenlace que ponga cada cosa en su sitio. Y así ocurre. Llegamos a un final en el que resulta casi imposible haber pensado. No es una sorpresa que deje al espectador con la boca abierta pero creo que tampoco está sacado de la manga como si de un mago se tratara. No se explican las motivaciones aunque se sobreentienden. No sorprende en exceso ni nos sentimos manipulados aunque tampoco supone un fiasco. Pero eso sí, la escena final deja en manos de la imaginación del espectador lo que ocurrirá después. Quizá la resolución del caso debería haberse gestado de otro modo, más explícita, más contundente, más dramática porque en realidad, todos los personajes vuelven a sus vidas después de unos días de incertidumbre salvo uno de ellos, al que le corroe la duda pero a partir de ahí, nada más sabremos.
El director se toma su tiempo para asentar las bases familiares, para situar a cada personaje en la trama y hacer las presentaciones. En esos primeros compases, el espectador ya intuye por donde pueden ir los tiros al comprobar cómo la cámara sigue el devenir de Irene, una joven con muchas ganas de vivir y de la que está enamorado Felipe, sobrino de Paco. En el momento de la desaparición, el espectador está entregado a una trama llena de suspense que se desinflará un poco a medida que vaya avanzando el metraje. Y es que hacia la mitad, podemos sentir que la película se vuelve algo lenta y termina por convertirse en una sucesión de escenas que muestran el dolor, la angustia, la duda, las confesiones y los dilemas morales, sin que avancemos en la historia.
En el plano interpretativo el foco de atención se sitúa principalmente sobre Penélope Cruz. Su interpretación de una mujer rota por el dolor tras la desaparición de su hija no deja fisuras. Para mi gusto, y eso que ella no es precisamente una actriz que me encandile, creo que lo hace bastante bien. Es creíble, actúa con lógica y se mueve con verosimilitud.
Casi al mismo nivel encontramos a un Javier Bardem que, a mi juicio, se mueve entre dos extremos. La conversación inicial que su personaje mantiene con Laura en un primer contacto suena artificial y hasta ridícula. También me resulta algo impostado en sus asombros y en sus alegrías aunque para ser justos, tengo que reconocer que no siempre es así. En el momento más tenso de la trama, cuando su personaje sufre una noticia impactante, la interpretación gana en solidez.
El resto del reparto baila un poco alrededor de la pareja principal pero no hay nada que objetar con respecto a Darín, Fernández, Lennie ni Mínguez, salvo que sus papeles se me quedan cortos en un drama en el que hubiera gustado verlos más participativos. Creo que Darín está un poco aprovechado.
Con un título que hace referencia a esas noticias que circulan por los pueblos -o los vecindarios-, a la rumorología popular que tanto gusta en este país, la película muestra el ambiente que se vive en los pequeños núcleos en cuyos mentideros siempre corren chismes y cotilleos. Lo que todos saben en este largometraje no es tan importante como lo que todos sabrán en su desenlace porque al final, por mucho que intentes ocultarlo, la verdad sale a la luz. Pero, más allá de eso, se retrata también las típicas rencillas entre los miembros de la comunidad derivadas del reparto de tierras, de las lindes, de la compra-venta de terrenos,... que siempre dejan un poso de rencor e incluso de muerte. No es extraño levantarse con la noticia de un vecino que mata a otro por cuestiones de tierra. Y por si esto fuera poco, el argumento también se desliza por el tema de la inmigración, esos temporeros sobre los que suele flotar la sospecha constante.
Asomarse a Todos lo saben y conocer que su director es un iraní no deja de ser sorprendente precisamente por todo lo que menciono en el párrafo anterior. Me ha parecido que la visión de este cineasta no puede ser más certera y realista. Casi se podría pensar que Farhadi ha pasado los veranos de su infancia correteando por las calles de esos pequeños municipios de la España más profunda. Me ha sorprendido tanto que pretendo acercarme a sus trabajo anteriores.
En definitiva, creo que Todos lo saben es un largometraje interesante cuya mejor baza es las interpretaciones de sus protagonistas más que el guión en sí, así como el retrato social que se hace de un entorno rural. La lentitud en el ecuador y el desenlace que deja el aire algunas cuestiones le han restado algún que otro punto pero, en cualquier caso, es una apuesta interesante. Ya veremos que tal sale parada en los Goya, con ocho nominaciones.