Editorial: Ediciones Alfar.
Fecha publicación: octubre, 2018.
Precio: 16,00 €
Género: Narrativa breve.
Nº Páginas: 136
Encuadernación: Tapa blanda con solapa.
ISBN: 978-84-7898-790-0
[Disponible en eBook]
Fernando García Calderón es natural de Sevilla. Ha publicado hasta la fecha tres libros de relatos, todos ellos en Ediciones Alfar, y nueve novelas.
Sinopsis
El vuelo de los halcones en la noche es la historia de una mujer que ha menguado su nombre hasta reducirlo a una interjección: Jo. La historia de una mujer que, al filo de una madurez insatisfecha, quema sus naves y se arroja en brazos de un amor extemporáneo. La historia de una mujer digna.
Inspirada libremente en cuadros del pintor Edward Hopper, esta novela rinde homenaje a su personal visión del ser humano y a una época que no regresará.
Fernando García Calderón obtuvo con esta ópera prima el premio de novela corta Félix Urabayen en su edición vigésima tercera.
[Información tomada directamente del ejemplar]
Fernando García Calderón es un clásico es este espacio. Lo conocí cuando publicó Yo también fui Jack el Destripador (Ediciones del Viento, 2015), una novela fascinante que teorizaba sobre la identidad del asesino de Whitechapel. Tremenda labor de documentación fue la que tuvo que hacer el escritor sevillano para construir una novela con una ambientación magnífica. De ahí pasamos a Diario de ausencias y acomodos (Ediciones Alfar, 2016), un volumen de quince relatos que daban a conocer la figura de un lingüista sevillano, Juan Ángel Santacruz Colle, vinculado en cierto modo con su familia, y en el que el gusto por la pintura está muy presente. Y posteriormente volvió a retomar el personaje en Nadie muere en Zanzíbar (Algaida, 2016), una novela aventurera donde conoceremos más en profundidad al lingüista.
Fernando García Calderón es un clásico es este espacio. Lo conocí cuando publicó Yo también fui Jack el Destripador (Ediciones del Viento, 2015), una novela fascinante que teorizaba sobre la identidad del asesino de Whitechapel. Tremenda labor de documentación fue la que tuvo que hacer el escritor sevillano para construir una novela con una ambientación magnífica. De ahí pasamos a Diario de ausencias y acomodos (Ediciones Alfar, 2016), un volumen de quince relatos que daban a conocer la figura de un lingüista sevillano, Juan Ángel Santacruz Colle, vinculado en cierto modo con su familia, y en el que el gusto por la pintura está muy presente. Y posteriormente volvió a retomar el personaje en Nadie muere en Zanzíbar (Algaida, 2016), una novela aventurera donde conoceremos más en profundidad al lingüista.
Pero Fernando García Calderón se inició en la publicación mucho antes de todo eso. Fue en 1997 cuando gana el premio de novela corta Félix Urabayen, organizado por el Ayuntamiento de Toledo, y se alzó con el premio precisamente cuando galardonaron esta novela, El vuelo de los halcones en la noche, un texto breve que hoy vuelve a ver la luz gracias a una reedición a cargo de la editorial sevillana Alfar, una segunda oportunidad para una novela que bien merece la pena, revisada por su autor para actualizarla después de más de veinte años y que incluye, además, un epílogo donde García Calderón nos habla las claves principales del texto.
El vuelo de los halcones en la noche contiene una historia dentro de otra. A modo de preámbulo conoceremos a un editor anónimo que encuentra en el café Phillies de Nueva York una carpeta negra 'de cartón, de esas que tienen lazos para evitar que los papeles se salgan', depositada sobre una mesa del establecimiento. En su interior un manojo de páginas narra la historia de una mujer, Josephine. Movido por la curiosidad y su formación profesional, se dispone a leer el texto analizándolo con ojo crítico. La narración le parece tan interesante que la editorial decide publicarla de manera anónima.
Lo que vendrá a continuación es la transcripción de esas páginas, la historia de Josephine, o de Jo, como la llegaremos a conocer más íntimamente, narrada en primera persona. De manera breve y concisa nos hablará de su infancia, su familia, su delicada salud y su forma de encarar la vida a medida que se va haciendo mayor. Ahondará un poco más en el primer amor, tras la aparición de Daniel, un hombre con el que cree tener un futuro, pero la relación no llegará a buen puerto por circunstancias que mejor nos os desvelo. No obstante, y tras una primera frustración, su vida cambiará radicalmente cuando aparezca ante su puerta un joven pintor, el Ícaro que supondrá la metamorfosis de Josephine. Este será el núcleo duro de la historia, un relato que se inicia en verano pero al que lamentablemente le llegará el invierno.
El vuelo de los halcones en la noche es una historia de lucha interior, de transformación, de alegría y de nuevas oportunidades, una moneda que también tiene su cruz, protagonizada por una mujer de provincias, diferente a todas las de su entorno y por supuesto muy distinta a sus hermanas. Es la mayor y el hecho de haber nacido mujer marcó la relación con su padre. Sobre su madre, sobre las relaciones familiares, se abordarán una serie de reflexiones que no me han dejado indiferente. Educada en el temor de Dios, disciplinada y obediente, su carácter, su reserva e incluso su aspecto le acarrearán el apelativo de 'rara', una etiqueta que ha ido arrastrando durante toda su vida, condenándola a una soltería pesada como una roca. No obstante, el destino no puede ser tan cruel (¿o sí?), puede que exista una esperanza para ella, todavía hay tiempo para conocer el amor, la pasión, el deseo,..., aunque para ello tenga que pagar un peaje. Al menos le quedará la dignidad.
Jo es una mujer con sus emociones y sentimientos, absolutamente de carne y hueso, y en su devenir tendrá que hacer frente a momentos de euforia y a caídas hacia el infierno. Como narradora de su propia historia, que le sirve como desahogo íntimo, evaluará lo ocurrido no sin faltarle una pizca de fina ironía. Y yo, como lectora, tengo que confesar que he sentido compasión por Jo. Acostumbrada a la soledad, al rechazo, a la ausencia de afecto, a una vida dedicada a poco más que el trabajo, no la podemos hacer culpable. Necesitaba sentirse viva y aprovechó la oportunidad que le brindaba la vida, a pesar de temer los más terribles presagios en el fondo de su corazón. Pero, ¿quién no hubiera hecho lo mismo? Toda mujer, en sus circunstancias, hubiera obrado igual, en ese sentido Jo es universal. Me ha parecido un personaje sumamente humano, labrado con delicadeza y con el que es fácil empatizar, algo que siempre admiro cuandodetrás de la construcción del personaje habita un hombre. Aún así es nítida, cercana, transparente. Entenderemos sus motivaciones, afirmaremos ante cada uno de sus pasos aunque el pellizco que sentiremos en el esternón nos ponga sobre aviso.
En relación al tiempo y al espacio, no existen grandes referencias, pero será fácil discernir entre qué décadas estamos. Algunas anotaciones en relación al papel de la mujer y lo que se espera de ella socialmente, unido al uso de algunos utensilios domésticos, nos permiten ubicar la historia en el tiempo.
Prácticamente ocurre lo mismo con los escenarios. La ciudad de Nueva York asomará ante nuestro ojos como una 'ciudad excesiva', 'ombligo del mundo' que termina por cansar al editor pero que encandilará a Jo en su huida hacia el futuro, hacia el amor, hacia la entrega. Pero nuestra protagonista procede originariamente de otro lugar, un ámbito mucho más recóndito, más reducido, al que tan solo llegan los rumores de 'los acontecimientos que modifican la faz de la Tierra'. Ese entorno más rural era suficiente para Jo, que jugaba con cierta resignación las cartas que la vida le repartió, hasta que descubra las maravillas que se alzan al otro lado de sus íntimos límites, engrandecido todo aún más por ese torrente de emociones sobre el que ella cabalga.
El vuelo de los halcones en la noche contiene una historia dentro de otra. A modo de preámbulo conoceremos a un editor anónimo que encuentra en el café Phillies de Nueva York una carpeta negra 'de cartón, de esas que tienen lazos para evitar que los papeles se salgan', depositada sobre una mesa del establecimiento. En su interior un manojo de páginas narra la historia de una mujer, Josephine. Movido por la curiosidad y su formación profesional, se dispone a leer el texto analizándolo con ojo crítico. La narración le parece tan interesante que la editorial decide publicarla de manera anónima.
Lo que vendrá a continuación es la transcripción de esas páginas, la historia de Josephine, o de Jo, como la llegaremos a conocer más íntimamente, narrada en primera persona. De manera breve y concisa nos hablará de su infancia, su familia, su delicada salud y su forma de encarar la vida a medida que se va haciendo mayor. Ahondará un poco más en el primer amor, tras la aparición de Daniel, un hombre con el que cree tener un futuro, pero la relación no llegará a buen puerto por circunstancias que mejor nos os desvelo. No obstante, y tras una primera frustración, su vida cambiará radicalmente cuando aparezca ante su puerta un joven pintor, el Ícaro que supondrá la metamorfosis de Josephine. Este será el núcleo duro de la historia, un relato que se inicia en verano pero al que lamentablemente le llegará el invierno.
El vuelo de los halcones en la noche es una historia de lucha interior, de transformación, de alegría y de nuevas oportunidades, una moneda que también tiene su cruz, protagonizada por una mujer de provincias, diferente a todas las de su entorno y por supuesto muy distinta a sus hermanas. Es la mayor y el hecho de haber nacido mujer marcó la relación con su padre. Sobre su madre, sobre las relaciones familiares, se abordarán una serie de reflexiones que no me han dejado indiferente. Educada en el temor de Dios, disciplinada y obediente, su carácter, su reserva e incluso su aspecto le acarrearán el apelativo de 'rara', una etiqueta que ha ido arrastrando durante toda su vida, condenándola a una soltería pesada como una roca. No obstante, el destino no puede ser tan cruel (¿o sí?), puede que exista una esperanza para ella, todavía hay tiempo para conocer el amor, la pasión, el deseo,..., aunque para ello tenga que pagar un peaje. Al menos le quedará la dignidad.
Jo es una mujer con sus emociones y sentimientos, absolutamente de carne y hueso, y en su devenir tendrá que hacer frente a momentos de euforia y a caídas hacia el infierno. Como narradora de su propia historia, que le sirve como desahogo íntimo, evaluará lo ocurrido no sin faltarle una pizca de fina ironía. Y yo, como lectora, tengo que confesar que he sentido compasión por Jo. Acostumbrada a la soledad, al rechazo, a la ausencia de afecto, a una vida dedicada a poco más que el trabajo, no la podemos hacer culpable. Necesitaba sentirse viva y aprovechó la oportunidad que le brindaba la vida, a pesar de temer los más terribles presagios en el fondo de su corazón. Pero, ¿quién no hubiera hecho lo mismo? Toda mujer, en sus circunstancias, hubiera obrado igual, en ese sentido Jo es universal. Me ha parecido un personaje sumamente humano, labrado con delicadeza y con el que es fácil empatizar, algo que siempre admiro cuandodetrás de la construcción del personaje habita un hombre. Aún así es nítida, cercana, transparente. Entenderemos sus motivaciones, afirmaremos ante cada uno de sus pasos aunque el pellizco que sentiremos en el esternón nos ponga sobre aviso.
En relación al tiempo y al espacio, no existen grandes referencias, pero será fácil discernir entre qué décadas estamos. Algunas anotaciones en relación al papel de la mujer y lo que se espera de ella socialmente, unido al uso de algunos utensilios domésticos, nos permiten ubicar la historia en el tiempo.
Prácticamente ocurre lo mismo con los escenarios. La ciudad de Nueva York asomará ante nuestro ojos como una 'ciudad excesiva', 'ombligo del mundo' que termina por cansar al editor pero que encandilará a Jo en su huida hacia el futuro, hacia el amor, hacia la entrega. Pero nuestra protagonista procede originariamente de otro lugar, un ámbito mucho más recóndito, más reducido, al que tan solo llegan los rumores de 'los acontecimientos que modifican la faz de la Tierra'. Ese entorno más rural era suficiente para Jo, que jugaba con cierta resignación las cartas que la vida le repartió, hasta que descubra las maravillas que se alzan al otro lado de sus íntimos límites, engrandecido todo aún más por ese torrente de emociones sobre el que ella cabalga.
Pero me queda todavía algo importante que destacar de la novela. Decía al inicio de esta entrada, al hacer un repaso a la bibliografía del autor, que la pintura estaba muy vinculada a parte de su obra. Aquí ocurre exactamente igual. Cada capítulo se inicia con una entradilla encorsetada entre dos líneas rectas. Aparentemente no tienen nada que ver con la historia pero en realidad, si te fijas, cada uno de esos pequeños textos tiene cierta conexión con el momento personal que vive la protagonista. En realidad, estas entradillas son la descripción libre que el autor realiza de diversos cuadros de Edward Hopper, algunos tan conocidos como Compartimento C, coche 293 o Sol matutino, títulos que a su vez, encabezarán cada uno de los capítulos que serán el particular homenaje del autor al pintor norteamericano.
Recuerdo que cuando entrevisté a García Calderón por Diario de ausencias y acomodos y le pregunté por su interés por la pintura y respondió:
'A mí me gusta mucho la pintura. Durante bastante tiempo asocié el concepto de relato al concepto de una instantánea, pero más que fotográfica, a una instantánea pictórica. Es verdad que hay fotógrafos que he admirado muchísimo pero la pintura me ofrecía una cosa, y es que a través de un desarrollo técnico muy determinado, se generan sentimientos distintos y eso me gusta mucho como concepto de trabajo.'
Pero hablando de pintura, el lector de esta historia se sentirá como un lienzo en blanco en el que el autor dibuja las emociones de Jo, porque su prosa provoca un aluvión de conmociones. Suenan las palabras impresas en el papel como un suave y cálido susurro al oído. La sensualidad inunda cada página, especialmente al describir los primeros encuentros de Jo con el amor. Hay exuberancia e intensidad en la descripción de los 'demonios' que se apoderan de Jo al conocer al pintor. Impetuosidad, turbación, un alud de sentimientos que nos inundan y los hacemos nuestros. Es una de las características del autor, la calidad de su prosa que no está hecha para una lectura voraz y veloz sino todo lo contrario, para deleitarse por un sendero mullido y luminoso.
Con un total de veintidós capítulos, más el preámbulo del editor y la despedida por parte del autor, en forma de epílogo, todos ellos de escasa longitud,El vuelo de los halcones en la noche ha supuesto mi reencuentro con un autor al que no pierdo de vista. Nos regala en este texto la historia de una mujer vencida por la pasión, el deseo, el amor,... en un intento de erradicar la insatisfacción que siente.
Nos pasamos los días y las semanas recomendando libros. Hoy me toca echar el freno con la intención de acercaros esta novela, de acercaros a Jo, una mujer que deja atrás la cobardía y acepta el reto que le proponen hasta las últimas consecuencias. Sinceramente creo que El vuelo de los halcones en la noche solo puede recibir elogios y buenas opiniones, por la historia en sí, llena de emotividad y ternura, por la forma en la que accedemos a ella -a través de un personaje anónimo que nos sirve de introductor-, pero especialmente por su personaje principal femenino. Nada os he comentado sobre el pintor de manera intencionada.
En definitiva, me ha encantado esta lectura, la he disfrutado página tras página y me ha servido, al mismo tiempo, para asomarme a la pintura de Edward Hopper, y descubrir nuevos óleos con ese estilo tan peculiar que caracteriza al pintor. Lo dicho, una novela extremadamente recomendable.
[Fuente: Imagen de la cubierta tomada de la web de la editorial]
Con un total de veintidós capítulos, más el preámbulo del editor y la despedida por parte del autor, en forma de epílogo, todos ellos de escasa longitud,El vuelo de los halcones en la noche ha supuesto mi reencuentro con un autor al que no pierdo de vista. Nos regala en este texto la historia de una mujer vencida por la pasión, el deseo, el amor,... en un intento de erradicar la insatisfacción que siente.
Nos pasamos los días y las semanas recomendando libros. Hoy me toca echar el freno con la intención de acercaros esta novela, de acercaros a Jo, una mujer que deja atrás la cobardía y acepta el reto que le proponen hasta las últimas consecuencias. Sinceramente creo que El vuelo de los halcones en la noche solo puede recibir elogios y buenas opiniones, por la historia en sí, llena de emotividad y ternura, por la forma en la que accedemos a ella -a través de un personaje anónimo que nos sirve de introductor-, pero especialmente por su personaje principal femenino. Nada os he comentado sobre el pintor de manera intencionada.
En definitiva, me ha encantado esta lectura, la he disfrutado página tras página y me ha servido, al mismo tiempo, para asomarme a la pintura de Edward Hopper, y descubrir nuevos óleos con ese estilo tan peculiar que caracteriza al pintor. Lo dicho, una novela extremadamente recomendable.
[Fuente: Imagen de la cubierta tomada de la web de la editorial]
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