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EL FOTÓGRAFO DE MAUTHAUSEN (DRAMA - 2018)

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Año: 2018

Nacionalidad: Española.

Director: Mar Targarona.

Reparto: Mario Casas, Richard van Weyden, Alain Hernández, Adrià Salazar, Stefan Weinert, Macarena Gómez, Frank Feys, Rubén Yuste, Eduard Buch, Efrain Anglès, Luka Peros, Igor Szpakowski, Marc Rodríguez, Joan Negrié, Roger Vilá.

Género: Drama

Sinopsis: Con la ayuda de un grupo de prisioneros españoles que lideran la organización clandestina del campo de concentración de Mauthausen, Francesc Boix, un preso que trabaja en el laboratorio fotográfico, arriesga su vida al planear la evasión de unos negativos que demostrarán al mundo las atrocidades cometidas por los nazis. Miles de imágenes que muestran desde dentro toda la crueldad de un sistema perverso. Las fotografías que lograron salvar Boix y sus compañeros fueron determinantes para condenar a altos cargos nazis en los juicios de Núremberg en 1946. Boix fue el único español que asistió como testigo. 


[Fuente: Filmaffinity]



Tenía que verla. Nada más toparme con el tráiler de El fotógrafo de Mauthausen se me encendieron las alarmas. No podía ser de otro modo tratando sobre la Segunda Guerra Mundial, el nazismo y los campos de concentración. Otro testimonio más, otro acercamiento más a aquel horrible acontecimiento histórico, tan necesario bajo mi punto de vista, porque este largometraje está basado en hechos reales. Aunque en la película no se recoge ningún dato al respecto, más allá de una escena final que muestra al verdadero protagonista testificando en los juicios de Núremberg, basta con introducir el nombre del protagonista en Google- Francesc Boix - para tener acceso a un montón de información sobre parte de su vida. 

El fotógrafo de Mauthausen narra el periodo en el que este comunista catalán pasó entre los muros de aquel campo de concentración desde que fuera apresado por los nazis en 1940. En el campo trabajó para el Servicio de Identificación, el Erkennungsdienst, encargado de retratar a todos los prisioneros a los que se les abría una ficha. Bajo el mando de Paul Riken, un oficial nazi enamorado de la fotografía al que se le apodaba'Los ojos de Mauthausen', compañero infatigable de una Leica con la que inmortalizaba todo lo que ocurría entre aquellos muros, Boix no ocupaba un mal puesto. Frente a los trabajos forzados, las palizas, las duchas heladas, él se limitaba a auxiliar a Riken, hacer fotografías, revelarlas y clasificarlas. Era un privilegiado. 


Por los muros de Mauthausen pasaron más de 7.000 españoles. 
Venían de luchar contra Hitler con los soldados franceses,
venían de la miseria y del hambre de los campos de refugiados,
venían de perder una guerra civil...


La película se centra en el trabajo que Boix desempeñaba y en su importante papel una vez que los alemanes retrocedían en el campo de batalla. Con la proximidad de los aliados, la película muestra cómo los nazis intentaron deshacerse de todas las pruebas incriminatorias lo que incluía las fotografías y los negativos pero Boix pensó que aquello era un material demasiado valioso como para perderlo, así que, junto a sus compañeros, orquestaron un plan para, una vez finalizada la guerra, mostrar al mundo las atrocidades cometidas por los nazis. Cómo lo hicieron y por lo que tuvieron que pasar, lo dejo en el aire.

Pero antes de que el desenlace se precipite, El fotógrafo de Mauthausen indaga también en otros puntos importantes, como en la red que trazaron los prisioneros comunistas para salvar a miembros del partido, los 'Nacht und Nebel' (Noche y Niebla), o la jerarquía propia de los campos donde los Kapos eran aún más crueles que los propios nazis, o los trapicheos, intercambios y favores que los presos se hacían unos a otros con el objeto de sobrellevar una vida llena de carencias. Todo esto es lo que nos narra este largometraje dirigido por Mar Taragona (Secuestro, 2016), un guion al que le he advertido algún hilo poco trenzado. Se suceden hechos que considero no están muy bien explicados, lo que genera algún hueco e incomodidad, o se mencionan a personajes cuya identidad me costaba descifrar. Por otra parte, me ha parecido una película algo larga, con alguna secuencia demasiada extensa que tampoco aporta mucho, a la que, en casi la mayor parte del metraje le falta tensión y ritmo. Sin embargo, no puedo decir que no me haya gustado pues, a grandes rasgos la película cuenta con un argumento interesante que pueden disfrutar los que les guste la época.


Tras ser capturados por las tropas alemanas, Serrano Suñer, 
ministro franquista, les arrebató incluso su patria.
Para los franquistas no eran ni españoles .
Los nazis podían hacer con ellos lo que quisieran.


En cuanto a las interpretaciones, Mario Casas es el protagonista indiscutible al encarnar a Francesc Boix. Siendo un actor con el que generalmente no conecto ni de refilón, debo reconocer que en esta película no me ha disgustado del todo, por lo menos lo he entendido cuando hablaba. Quizá un plano final, cuando el dolor y el sufrimiento se hacen insoportable, me ha resultado menos creíble. Por otra parte, no estoy muy segura de que su físico sea el más adecuado para interpretar a un prisionero de un campo de concentración, por mucho que digan que adelgazó lo suyo para meterse en el personaje. Y hablando de Boix, cabe destacar también que la película muestra su lado más humano y bondadoso. En un entorno en el que el hombre se puede volver egoísta, pensar solo en sí mismo y salvaguardar su espalda, Boix se alza como paladín y protector de un niño pequeño, Anselmo Galván quien, separado de su padre nada más llegar al campo de concentración, se siente desvalido. Solo, indefenso y muerto de miedo, Boix intentará protegerlo en todo momento, procurando encontrarle trabajos livianos, comida y una cama caliente. Si esto es verdad o ficción, no sabría deciros.

Junto a Mario Casas vamos a ver a Alain Hernández en el papel de Valbuena, compañero de Boix en el Servicio de Identificación. Creo que tanto él, como el resto de secundarios, españoles y alemanes, están bastante correcto aunque a mí me ha faltado emoción. Por explicarme un poco, diría que todos interpretan bien su papel, creíble en la mayor parte pero, para tratarse de prisioneros de guerra no he sentido compasión alguna. Podía ver a un personaje muerto a palos, con la sangre seca en su cuerpo, hecho un jirón, o desnudo en plena nieve, tiritando de frío, y no sentir gran cosa. 

En cualquier caso, El fotógrafo de Mauthausen no es una mala película pero le falta sustancia. Tiene un argumento interesante y unas interpretaciones correctas pero no emociona. Le falta algo más que no sabría muy bien cómo definir, no sé si algún giro argumental más o más crudeza - y eso que ya lleva bastante-. No sé, la verdad. Eso sí, los créditos finales vienen acompañados por las fotografías reales que ponen los vellos de punta porque esas fotos, y no las que toma Boix en la película, sí son reales. 

En definitiva, aunque esperaba algo más de El fotógrafo de Mauthausen, no puedo decir que no me haya gustado. Creo que lo que más me ha interesado es conocer en parte los años de Boix en aquel campo de concentración y saber que, a pesar del peligro, tuvo la brillante idea de rescatar de las llamas esos negativos que luego serían pruebas más que suficiente contra los nazis por sus crímenes contra la humanidad.




Tráiler:

Puedes adquirirla aquí:

                                    




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