Tenía ganas de conocer a Eloy Tizón. Había oído infinidad de halagos no solo sobre sus libros sino también sobre su persona. Realmente me encontré con un hombre afable, de melódica conversación y comedido discurso. Su última publicación, Herido leve (Páginas de Espuma) es un ensayo que recoge treinta años de lecturas, un recopilatorio de reseñas publicadas en medios de comunicación sobre autores conocidos por todos y otros que han supuesto un gran descubrimiento, así como opiniones inéditas que ven ahora la luz por primera vez. Al echar un vistazo al índice de este libro, los ojos se te van irremediablemente hacia esas opiniones sobre novelas que ya hemos leído, por aquello de comprobar si tus impresiones coinciden con las de Tizón. Nombre tras nombre, título tras título, Herido leve se convierte en un libro de cabecera, de consulta, de búsqueda en los caminos laberínticos de la literatura, entre los que tanto nos gusta perdernos.
Marisa G.- Eloy, no deja de ser curioso que tengamos este libro en nuestras manos por una cuestión de azar.
Eloy T.- Un poco sí que ha dependido del azar porque no estaba previsto en la agenda. Debido a un parón en la ficción, como siempre necesito hacer algo, revisé un disco duro antiguo y me encontré con un montón de textos sobre literatura que tenía almacenados. Mi primera reacción fue releer todo aquello por pura curiosidad. Ese fue el germen de este libro. Me pregunté si partiendo de todo aquello podía armar algo que mereciera la pena publicar.
M.G.- Esa curiosidad te lleva no solamente a quedarte en esos textos que tenías almacenados sino también a hacer una búsqueda tipo Indiana Jones, entre las cosas que había en tu trastero, a la caza de todas aquellas reseñas literarias que solo tenías en formato papel.
E.T.- (Risas) Sí, sí,... Empecé a colaborar en medios cuando tenía 25 años y no era muy frecuente tener un ordenador en casa. Usaba la típica máquina de escribir eléctrica, escribía, remitía el texto a la redacción y claro, no me quedaba con ninguna copia. Lo único que hacía era conservar en papel aquellos textos una vez publicados. Así que, sí me puse a buscar entre todos mis trastos todos esos recortes de prensa que contenían mis reseñas. Pero claro, he tenido que buscar a una persona que se encargara de digitalizar todo eso. Me ha ayudado mucho Cris Montes porque yo no me veía capaz de hacer ese trabajo. Así que reuní todos esos archivos digitalizados con los textos que tenía en el PC. Revisé todo ese material y seleccioné lo que realmente interesaba. Pensé en la estructura, en cómo plantear el libro. Ha sido un trabajo intenso y laborioso pero también muy bonito.
M.G.- Me gusta mucho el subtítulo '30 años de memoria lectora' pero Eloy, no estoy muy segura de que los lectores salgamos siempre indemnes de nuestras lecturas, si acabamos realmente como heridos leves.
E.T.- Estoy bastante seguro de que no salimos indemnes de la mayoría de las lecturas. Obviamente hay libros que leemos por puro entretenimiento sin que nos dejen ninguna huella pero los libros que de verdad tienen un significado para nosotros dejan un rastro que en la mayoría de los casos es indeleble.
M.G.- Estamos ante un ensayo, ¿es un género agradecido? ¿Cuenta con mucho público? Los lectores siempre relacionan los ensayos con lecturas muy densas y sesudas.
E.T.- Me gusta mucho el ensayo cuando es creativo y literario. George Steiner o Roland Barthes tienen textos filosóficos muy bellos en sentido literario. He intentado hacer un ensayo que no sea arduo ni denso para lector sino que se produzca una mirada de complicidad con él, a quien acompaño y le hago compartir lecturas que para mí han sido importantes. Y sobre todo me encantaría transmitir entusiasmo hacia la literatura, que es lo que yo siento. 'Herido leve' es un libro que pretende ser contagioso en el mejor sentido.
M.G.- Hace muchos años un autor me comentaba que recordada perfectamente el libro que le había despertado el deseo de ser escritor. ¿Tú has vivido algo similar?
E.T.- Bueno, el primer texto que se incluye en el libro se titula 'Cien años de compañía' y recoge un poco la crónica de mi enamoramiento de la literatura. En mi caso fue 'Cien años de soledad', los cuentos de Cortázar,... toda la literatura latinoamericana la que despertó en mí algo que seguramente estaba latente pero que no había aflorado aún. Sentí el deslumbramiento ante la imaginación, ante el trabajo con el lenguaje, desde la sensualidad, y entendí que la literatura, fuera de los planes de estudio, podía ser algo verdaderamente festivo.
M.G.- A los que nos gusta leer hemos disfrutado de esa fiesta precisamente fuera de los planes de estudio.
E.T.- Sí, es un poco triste decirlo así pero muchas veces hay que salir del aula para encontrarte con ese placer de la lectura.
M.G.- El libro recoge tus opiniones sobre autores clásicos y contemporáneos, de tiempos pasados y de nuestra época. Incluso, nos hablas de autores que te son muy cercanos, a ti y a tu editorial, Páginas de Espuma, como Javier Sainz de Ibarra o el propio Andrés Neuman. Algo que preocupa mucho ¿cómo reseñar la obra de un autor-amigo? Creo que si no hay conexión con el texto, puede resultar un trabajo complicado.
E.T.- Es muy complicado. En este caso, son escritores que yo había leído y admirado antes de conocerlos personalmente y de que se estableciera una relación amistosa. La pregunta es, ¿por qué no puedo hablar bien de un libro del que hubiera hablado igualmente bien aunque no fueran amigos míos? Creo que ahí está el punto. Éticamente me parece mal el amiguismo pero también me parece mal el anti-amiguismo, el hecho de que tengas una relación amistosa con un autor no impide que tengas una visión lectora más amplia. Esa relación no debe condicionar que admires un libro cuando es admirable o que lo critiques, si es necesario, en aquellas partes que a lo mejor considero menos logradas. De hecho, hay un autor-amigo al que admiro mucho, a Ricardo Menéndez Salmón, cuyo libro 'El sistema' es una novela que yo considero muy ambiciosa y que me gusta mucho pero a la que le pongo algún reparo. ¿Por qué no?
M.G.- No, si yo estoy totalmente de acuerdo. Pero es una situación difícil porque claro, ¿cómo le dices tú a tu amigo que algo no te gusta?
E.T.- Sí. Es mucho más incómodo reseñar a estos autores que a Tolstoi.
M.G.- (Risas) Mucho más fácil con Tolstoi, que no se va a quejar.
De todas maneras, de esta recopilación de escritores que recoges en el libro, ¿cuáles son los que te han marcado como escritor?
E.T.- Hay bastantes. En la primera parte que se llama'Inclusiones tempranas' se recogen esos autores que normalmente se leen en la adolescencia o en la primera juventud, que son los que más te marcan como escritor. Y ahí está Nabokov, Clarice Lispector, Chirbes y otros más, que para mí han sido esenciales a la hora de formarme como escritor más que como lector.
M.G.- Y sé que has retocado algunos textos, ¿esto no es traicionar un poco tu mirada crítica del pasado?
E.T.- Es posible pero creo que es una traición lícita si la hay, porque yo quería escribir un libro que me complaciese a mí ahora, en 2019. Cuando escribes para un medio hay limitaciones de espacio, de tiempo, que a veces te hacen ser más drástico en tus afirmaciones. Ahora que no tengo ese límite, digamos que podía matizar más. No he cambiado el signo de una opinión, no he transformado el sentido negativo de una reseña a un sentido positivo pero sí he intentado matizar más lo que digo y dar precisión porque en estos veinticinco años tengo más información de la que tenía en el momento de escribir aquellos textos. Si esto servía para hacer un libro mejor, ¿por qué no aprovecharlo? Me parecía empobrecedor negarme a eso.
M.G.- Pero por ejemplo, ¿te has encontrado con alguna opinión que escribiste con treinta años con la que hoy en día no estás de acuerdo? Es que a veces pasa que al releer algo después de mucho tiempo, nuestra visión cambia radicalmente.
E.T.- Sí, es verdad que eso ocurre pero, como te digo, no he cambiado radicalmente de opinión pero sí me apetecía matizar más algunas afirmaciones que hacía o bien he modificado algún adjetivo porque he encontrado otro más preciso. Ha sido un trabajo de afinar y pulir.
M.G.- Y la estructura, ¿a qué criterio corresponde? Sé que te ha ayudado Andrés Neuman porque no dabas con la tecla.
E.T.- (Risas) Sí, me dio alguna pista. De repente me encuentro con ciento cincuenta textos sin ninguna jerarquía, sobre autores en español, autores traducidos, con mezcla de épocas, y no sabía cómo estructurar todo ese caos. Fui haciendo ensayos de estructura como seguir el criterio cronológico, aunque este me parecía muy escolar, o el criterio por áreas geográficas pero entonces algunos autores se me quedaban sueltos,... Al final, terminé por comentarlo con Neuman. Él leyó los títulos del índice y me hizo una propuesta, agruparlos por familias. Algunos textos tienen que ver con el arte, otros con otras temáticas,... Digamos que me dio la pequeña sugerencia que necesitaba para entender que no tenía que ser tan rígido a la hora de organizar el libro. Así que, poco a poco, con mucho ensayo-error, los textos se fueron acomodando pero todo de manera muy orgánica. Lo que más me gusta de este libro es que no ha sido nada forzado. Desde que empezó hasta el final se ha ido organizando de manera natural y eso me ha permitido disfrutarlo mucho.
M.G.- 'Herido leve' se trata de un libro que se puede leer, como yo lo he hecho, sin orden riguroso. Uno puede empezar a leer por donde le apetezca.
E.T.- Exacto. Creo que el libro se presta a eso. Tiene una vertiente lúdica. Si a uno le interesa la literatura rusa pues que vaya a esa parte, que picotee, que juegue.
M.G.- Un libro que permite total libertad, sí. Pero me ha gustado leer aquellas reseñas de los 90 y compararlas con las de después del milenio por ver si hay alguna diferencia entre el Eloy de antes y el de ahora.
E.T.- Tiene que haber diferencias, seguro. Quizá creo que aquel Eloy, aquel lector inicial era más entusiasta y a lo mejor más desordenado. En aquellos artículos veo picos y valles. El Eloy lector de ahora es capaz de darle un tono más constante a lo que escribe. Desde la primera palabra a la última parece que todo está al mismo nivel, sea el que sea. Esa es la impresión que me da a mí, aunque ya sabes que todo esto es muy subjetivo.
M.G.- Eloy, para mí tu libro es una guía de lectura. Me has descubierto autores que ni los había escuchado. Por mencionarte alguno, Djuna Barnes. He buscado información sobre ella y advierto que, además de ser guapísima, tuvo una vida apasionante. En ese sentido, tu libro sobrepasa la función mera de recopilación de reseñas. Es una guía para el lector.
E.T.- Me gustaría que este libro fuera un transmisor de entusiasmo. Esto que te ha pasado a ti con Djuna Barnes me parece maravilloso, lo mejor que puedes decirme. Si consigo eso con todos los lectores, me doy por satisfecho.
M.G.- Te pongo este ejemplo pero te podría poner otros tantos. Es cierto que el libro recoge nombres por todos conocidos pero en mi caso concreto, hay muchos que me han picado la curiosidad y de los que he ido a buscar información.
E.T.- Es que esto es lo maravilloso de la literatura. Es interminable y lo que te pasa a ti, me pasa a mí también. De repente oyes o lees el nombre de un autor, sientes curiosidad y comienzas a excavar.
M.G.- Y recopilar todos estos escritos también te habrá supuesto un camino nostálgico sobre tu propia vida, ¿no? No sé si en algún momento la memoria te habrá hecho viajar al punto cronológico en el que escribiste tal o cual texto.
E.T.- Claro. Aunque no soy excesivamente nostálgico, sí he tenido que mirar con retrospectiva y recordar por ejemplo dónde vivía cuando escribí una reseña determinada, con quién vivía... Pero no me ha supuesto una mirada dolorosa sobre el pasado. Ha sido más sorpresa, curiosidad,... A veces me he reído de mí mismo por las cosas que decía y mis ocurrencias. Ha sido gozoso.
M.G.- ¿Y qué autores se han ido quedando en un segundo plano, olvidados por el lector?
E.T.- Christoph Ransmayr es uno de ellos. Publicó 'El último mundo' y 'Los espantos de los hielos y las tinieblas'. Recuerdo que fueron dos novelas que en su momento fueron muy celebradas en toda Europa, a nivel de 'El nombre de la rosa' o de 'El perfume' y de repente, desaparece. De esos he encontrado bastante y que me han hecho pensar en la importancia que a veces se le da a las cosas. Todo hay que tomarlo con cierto relativismo porque, a lo mejor pasado mañana ha desaparecido. Puede haber escritores que hoy estén en un lugar más marginal pero mañana ocupen un puesto mucho más céntrico. Es una lección de humildad para nosotros mismos.
M.G.- Hay textos que son inéditos. También me he parado a buscar esa comparación entre esos que no han visto la luz hasta ahora y los que se publicaron en medios de comunicación. He sentido que los inéditos están como más escritos para ti, frente al resto que sí se advierte que están dirigidos a un público lector.
E.T.- Si has notado eso demuestra que eres buena lectora. Cuando un medio de comunicación te encarga un texto ya viene de serie la figura del lector. Vas a hablar para alguien. Los inéditos son textos que un día se me apetecieron escribir en un grado de intimidad mayor. Me gustaba la idea de incluir las dos vertientes en el libro.
M.G.- Y de toda la recopilación, ¿por qué desechaste los que has desechados?
E.T.- Algunos por un criterio de calidad porque no me convencían cómo habían quedado y otros porque eran comentarios que en su momento tenían sentido pero que ahora no. Había críticas negativas sobre autores desconocidos y cuyos libros ya no puedes encontrar. No le vi mucho sentido a hablar mal de un autor que ahora no existe y que al lector tampoco le va a aportar mucho.
M.G.- Dicen que leemos más, yo no lo tengo muy claro, pero lo que es evidente es que se publica muchísimo. Esta cantidad ingente de títulos que vemos florecer casi por semana, ¿beneficia a la literatura?
E.T.- Me parece un despropósito que se publique tanto. No lo entiendo. Creo que es un anomalía del sistema editorial español. Que en un país con un nivel de lectura tirando a bajo, se edite esa cantidad supone un contrasentido. Se publica tanto que no podemos abarcarlo todo. En medio de toda esa riada nos perdemos cosas valiosas.
M.G.- Estoy de acuerdo. Bueno Eloy, no te robo más tiempo. A partir de ahora, cuando quiera leer una novela, miraré primero en Herido leve para ver lo que tú opinas y entonces decidiré si lo leo o no (Risas). Muchas gracias.
E.T.- (Risas) Gracias a ti.
Este volumen va directo a mis libros de cabecera.
Este volumen va directo a mis libros de cabecera.